Corea del Norte se mantiene, desde hace muchos años, como el lugar más impenetrable del mundo. Sputnik traspasó el muro invisible pero grueso que sella sus fronteras para relatarte lo más destacado sobre el llamado Reino Ermitaño.
Actualmente, Corea del Norte ocupa las portadas de los periódicos por sus lanzamientos de misiles balísticos, cada uno de los cuales constituye una violación flagrante de las resoluciones de la ONU.
En marzo de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó de forma unánime la resolución número 2.270, que endurece las sanciones al país asiático para que renuncie a su programa nuclear y a los lanzamientos de misiles.
Pero los misiles son solo la punta del iceberg de lo que es Corea del Norte.
Pyongyang adoptó hace décadas una política de aislamiento e incluso confrontación con la mayoría de la comunidad internacional y vive como si no le importara la opinión del resto del mundo. Pero, ¿qué se esconde detrás de este extraño comportamiento?
Los antecedentes
La historia del Estado coreano se remonta a principios del primer milenio de nuestra era. Su territorio cambiaba de forma, donde existían diferentes reinos que vivieron numerosas invasiones. En el siglo VII se forma el primer Estado coreano unificado.
A finales del siglo XIV llega la época de la dinastía Joseon, que de nuevo vivió varias invasiones —incluida la invasión japonesa— en el siglo XVI. Después de eso, Corea aprueba la política de aislamiento —de ahí surge el nombre de Reino Ermitaño—. Los dos siglos siguientes en Corea son conocidos como la época de la paz.
La dinastía Joseon existió hasta el siglo XX, y se extendió desde 1392 a 1910. A finales del siglo XIX, Corea estableció estrechas relaciones bilaterales con Rusia, sobre todo debido al peligro que suponía para su existencia como nación la política expansionista de Japón. Con el apoyo de Rusia, en 1897 se proclama el Imperio coreano.
Pero el imperio no duró mucho: tras la derrota rusa en la guerra con Japón (1905), Tokio obligó a Seúl —la capital de Corea en aquel momento— a firmar una serie de acuerdos humillantes. Todo esto culminó en 1910 con el Tratado de Anexión Japón-Corea, y desembocó en la ocupación nipona de la península por 35 años.
Durante la ocupación, los coreanos sufrieron lo peor del nacionalismo japonés y padecieron la llamada política de asimilación que implicaba la prohibición de la enseñanza, la prensa y el uso del idioma coreano. Muchos coreanos recibieron nombres japoneses y, además, Tokio estimuló la migración japonesa a la península tratando de borrar todo lo coreano de estas tierras.
Surgimiento del Estado comunista
Cuando los países del eje fueron derrotados en la Segunda Guerra Mundial, Japón fue obligado a retirarse de todos los territorios ocupados, incluida Corea. Los aliados —en particular la URSS y EEUU— liberaron la península y la dividieron en dos. La Unión Soviética ocupó la parte norte, sobre el paralelo 38, mientras que Estados Unidos se desplegó en los territorios al sur del paralelo 38.
Ambos países querían unir toda la península bajo su mando y pronto se celebraron elecciones en sus respectivas áreas de influencia, mutuamente no reconocidas. En Corea del Norte, el protegido de Moscú y antiguo líder de la guerrilla comunista, Kim Il-sung, ganó las elecciones. Para 1948 se convirtió en el primer ministro de la recién proclamada República Democrática Popular de Corea —con su capital fijada 'temporalmente' en Pyongyang—.
El 25 de junio de 1950, Corea del Norte lanzó un ataque con el fin de unificar toda la península de Corea bajo un solo Gobierno socialista. En aquel momento, los Gobiernos occidentales pensaron que la ofensiva había sido orquestada por Moscú, a pesar de que la decisión había sido tomada unilateralmente por el Gobierno norcoreano.
Las tropas norcoreanas lograron capturar rápidamente Seúl y la mayoría de la península, aislando a las tropas surcoreanas en un pequeño perímetro cerca de la ciudad de Busan —en el sur—. Sin embargo, con el apoyo de las tropas estadounidenses, lograron recuperar Seúl y tomar Pyongyang. El contragolpe hizo que el Sur pudiera establecer el control sobre todo el país y dejó a las tropas comunistas atrapadas cerca de la frontera con China.
Cuando los comunistas coreanos estaban a punto de perder la guerra, Pekín envió a sus 'voluntarios' y pronto lograron retomar la iniciativa. A pesar del avance del nuevo contragolpe, las tropas norcoreanas no consiguieron conquistar el sur. Hasta la firma del cese al fuego, las tropas de ambos bandos lucharon cerca del paralelo 38, así que nadie pudo salir victorioso de este conflicto, que se cobró la vida de más de 2,5 millones de personas.
La era de los Kim
Tras el fin de la Guerra de Corea, Kim Il-sung estableció lentamente un enorme culto a su personalidad. Cuando se produjo el conflicto entre China y la URSS, el Gobierno de Kim Il-sung se mostró neutral y siguió con su política de 'aprovechar los vientos', tratando de mantener buenas relaciones con los dos países.
Este comportamiento no gustó ni en Moscú, ni en Pekín, así que Pyongyang 'no se salió con la suya' y sufrió pérdidas en su industria cuando ambos países pusieron punto final a su cooperación con Corea del Norte.
Este espíritu independiente determinó el surgimiento de las ideas Juche —'autosuficiencia' es una de las traducciones posibles de este complejo término coreano— en los años 70 del siglo pasado, una variante nacionalista del comunismo.
9Con la muerte de Kim Il-sung en 1994 —proclamado más tarde 'presidente eterno'—, su hijo, Kim Jong-il, heredó el título de jefe de Estado. Y continuó con su política, construyendo el culto a su propia personalidad. Su 'reinado' coincidió con la disolución de la URSS y el bloque socialista y las inundaciones que causaron una hambruna masiva entre la población norcoreana.
En 2009, Corea del Norte realizó con éxito una prueba nuclear subterránea, sumándose a la lista de países que poseen armas nucleares. La ONU y varios Estados impusieron entonces sanciones contra el país asiático, pero Pyongyang hizo caso omiso y continuó y continúa desarrollando dichas armas.
En 2011 falleció Kim Jong-il y su hijo menor, Kim Jong-un —el líder actual del país— asumió el poder. Su mandato ha estado marcado por tres pruebas nucleares —de 2013, 2015 y 2016, la última, con una potente bomba de hidrógeno— y la escalada de tensiones con Corea del Sur.
El panorama político actual
Muchos piensan que Corea del Norte tiene un solo partido —como la mayoría de las repúblicas socialistas—, pero en realidad, además del Partido del Trabajo de Corea (PTC), hay otros dos: el Partido Social Demócrata de Corea y el Partido Chondoísta Chong-u, que reconocen el papel dirigente del PTC. Estos tres partidos forman parte del Frente Democrático para la Reunificación de la Patria, que promueve las ideas Juche.
Estas dos agrupaciones no tienen poder real, sino que buscan dar la imagen de que existe en el país una democracia real.
Kim Jong-un lleva el título de Líder Supremo de este país asiático y tiene enormes poderes. Pyongyang también celebra elecciones parlamentarias, pero, en este caso, también son una simulación.
En la actualidad, Corea del Norte mantiene buenas relaciones con un número limitado de países, entre los que destacan Rusia y China, que son sus socios más importantes.
Últimamente, las pruebas de misiles y el avance en el programa nuclear han causado molestia en Pekín y Moscú, que rechazaron las acciones unilaterales de Pyongyang. A la hora de la verdad, el Reino Ermitaño no tiene ningún aliado debido a su política de 'verso suelto'.
Su gente
Corea del Norte es uno de los pocos Estados cuya población está formada por un solo grupo étnico. Los coreanos representan casi el 100% de la población. Hablan el idioma coreano, que difiere del idioma estándar de Corea del Sur, pero sigue siendo mutuamente comprensible. La variante del norte es más 'pura' en términos de vocabulario, aunque tiene préstamos del ruso y otros idiomas, mientras que la de Seúl tiene muchos préstamos del inglés.
10Originalmente, Corea era un de las regiones con una mayor parte de la población budista o confucionista, pero actualmente muchos coreanos son ateos. A pesar de todo, las antiguas religiones siguen teniendo sus seguidores. Cabe subrayar que en Corea existe una religión propia llamada chondoísmo —Cheondogyo, 'la religión de la Vía Celestial', en coreano— que cuenta con hasta 4 millones de seguidores en toda la península.
El nivel de alfabetización alcanza el 100% y la totalidad de los norcoreanos ha cursado educación primaria y secundaria. Sin embargo, solo el 14% de los hombres y el 7% de las mujeres tienen educación superior. El sistema de sanidad en el país garantiza el acceso gratuito a todos los niveles de la asistencia médica.
La población del país es de unos 25 millones de personas, con más de 3 millones de norcoreanos que viven en la capital del país, Pyongyang. Corea del Norte tiene un sistema de castas —el 'songbun', en coreano— que se divide en tres categorías: los leales, los vacilantes y los hostiles. Solo los leales —es decir, descendientes de los luchadores por la independencia y familiares de los soldados fallecidos en la guerra de Corea— pueden vivir en la capital.
La comunidad internacional considera que en Corea del Norte se producen graves violaciones de los derechos humanos. Los opositores al régimen, según varios informes, son encarcelados en campos de concentración donde sufren torturas y son privados de los derechos más básicos.
Poca gente intenta escapar del país a través de la frontera con China, a pesar de que es el 'mejor' punto para huir. La frontera con Corea del Sur es totalmente hermética debido a que los dos Estados coreanos están separados por 'la zona desmilitarizada', que en realidad e irónicamente, es una de las zonas más militarizadas en el mundo. Los que escapan de Corea del Norte, una vez encontrados por las autoridades chinas, son devueltos a las autoridades norcoreanas, que los internan a menudo en campos de concentración. Los familiares de estos 'criminales', supuestamente, también pueden sufrir un castigo por sus 'delitos'.
Pyongyang, en varias ocasiones, tachó de "propaganda capitalista" estas acusaciones, y afirmó que son mentiras que buscan dañar la imagen del país.
La economía
Dada la influencia de la Unión Soviética, la economía de Corea del Norte desde sus inicios se basaba en las ideas comunistas, es decir, era una economía socialista clásica controlada por el Estado.
En la mayoría del siglo XX, el nivel de vida durante varias décadas fue bastante bueno gracias a la ayuda de los países del bloque socialista —especialmente de la URSS—. Corea del Sur, a su vez, tenía un nivel inferior o semejante de desarrollo económico en comparación con Pyongyang.
Pero las cosas cambiaron con la disolución de la URSS y el bloque socialista. Moscú rompió entonces casi todos los lazos económicos y esto acabó siendo un desastre para el país.
La grave situación económica, en combinación con las inundaciones que se produjeron en la región, causó una gran hambruna que, según varias estimaciones, se podría haber cobrado la vida de hasta dos millones de personas. Este desastre humanitario es conocido en Corea del Norte como 'la ardua marcha'.
Actualmente, la economía de Pyongyang, según diferentes estimaciones, es unas 30 o 40 veces menor que la de Seúl. Sus principales industrias siguen siendo la agricultura y la industria pesada. El país tiene tres importadores principales: China, Corea del Sur y Rusia.
Con la llegada de Kim Jong-un al poder, su Gobierno empezó a realizar reformas que buscan liberalizar la economía norcoreana favoreciendo la creación de una economía de mercado.
El mercado negro ha existido en el país desde hace unas décadas, pero la forma en que la jefatura norcoreana se relaciona con él ha cambiado con el paso del tiempo.
Hace unos años, el Gobierno norcoreano se dio cuenta de la necesidad de disponer de cierta economía de mercado para el país, cuya economía se encuentra en estado grave.
Así comenzaron las reformas económicas actuales, que constan de tres elementos clave. El primero es la legalización 'de facto' de la venta privada —actualmente, los comerciantes pueden vender sus productos sin temer la persecución del Estado—.
El segundo es el de la autonomía aumentada de las empresas norcoreanas, que tras las reformas obtuvieron el derecho de autogestionarse, elaborar sus propios presupuestos y manejar sus recursos humanos.
Y el tercero, y tal vez el más importante, es el paso hacia el sistema agrario basado en las unidades familiares y no en las granjas colectivas. Además, anteriormente el Estado recogía la mayoría de la cosecha y la menor parte se quedaba en manos de los granjeros, ahora, las familias pueden retener la mayoría de su cosecha y solo deben entregar un tanto por ciento menor al Estado.
Estas medidas de liberalización ya han supuesto un alza económica y han mejorado el nivel de vida de los norcoreanos. No obstante, las últimas actividades militares de Pyongyang causaron la indignación de la comunidad internacional y la imposición de nuevas sanciones, que ya han dañado la economía de este país asiático.
El futuro
El Juche sigue determinando la vida de Corea del Norte hasta el día de hoy. De hecho, esta autosuficiencia refleja la historia contemporánea de Corea del Norte y la mentalidad de los coreanos. Algunos expertos vinculan el Juche con el nacionalismo japonés, ya que la ideología coreana podría ser una 'reacción' a la japonesa.
El programa nuclear norcoreano, los lanzamientos de misiles balísticos, la mayor militarización de la población en el mundo —47,8 soldados por cada 1.000 habitantes—, el aislamiento y muchas otras características propias del país estarían relacionadas con las ideas de 'autosuficiencia', el Juche. Por tanto, no es sorprendente que muchos sigan llamando a este país el Reino Ermitaño.
La mayoría de los norcoreanos comparte esta ideología, apoya al Gobierno de los Kim y cree que van a acabar con Estados Unidos —el enemigo principal del país— de ser necesario.
Aunque cada año un experto vaticina que el Gobierno de los Kim caerá, en realidad, no parece que a corto plazo su propia gente vaya a derrocar a su líder y el sistema actual acabe reunificándose con Seúl.
Al contrario, debido a su hermetismo y a la falta de información del pueblo, este está dispuesto a entregar su vida por los Kim y es poco probable que se produzca un vuelco en la situación.
Sin embargo, con la liberalización de la economía también puede producirse una liberalización de la sociedad y es imposible saber con certeza qué consecuencias tendrá este cambio en el futuro.