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domingo, 15 de enero de 2012

“Todos somos víctimas de Reino Unido y de Estados Unidos. Han asesinado a nuestro país.”


Felicity Arbuthnot
Uruknet, 6 de enero de 2012

Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
    “En Estados Unidos hoy, la Declaración de Independencia está colgada en las paredes de los colegios, pero la política exterior sigue las reglas de Macchiavello”
Howard Zinn (1922-2010)
El 5 de diciembre, el primer día de la Ashura el martirio de Husein, nieto del profeta, en el año 680 a. de C (día de especial celebración para los musulmanes shiíes), Saad al-Muttalibi, irónicamente ministro del Diálogo Nacional y la Reconciliación, anunció en una declaración —que pocos medios de comunicación consideraron que merecía la pena reproducir— otro asesinato inminente. Tareq Aziz, ex ministro de Asuntos Exteriores y Vicepresidente con Sadam Husein, sería ejecutado en cuanto los estadounidenses abandonaran el país.
Las tropas estadounidenses debían haberse marchado el 31 de diciembre, pero se quedarán tropas de forma secreta, como hicieron los británicos cuatro años antes, un 18 de diciembre. Otro acto de barbarie, representativo del ‘nuevo Iraq’, podría producirse de forma inmediata.
El pasado 15 de diciembre en el aeropuerto de Bagdad, se celebró la ceremonia de la salida del ejército estadounidense. En ella, Leon Panetta, secretario de Defensa de Estados Unidos, reconoció que: “[…] Hemos derramado mucha sangre aquí […] para lograr […] hacer un país soberano e independiente y capaz de garantizar su propia seguridad”.
La independencia de este Estado, ahora cliente de Estados Unidos, es un mito tan grande como lo es su seguridad, ya que la ceremonia se produjo con los héroes estadounidenses temblando detrás de los gigantescos muros blindados [de la Zona Verde]. Las sillas reservadas para el primer ministro, para el presidente y para otros mandatarios del gobierno traidor, se quedaron vacías; quizás estaban demasiado ocupados planificando más celebraciones de derramamiento de sangre para después de la salida de Estados Unidos.
Tareq Aziz debería ser el primero de la lista de esta celebración de sangre. El orgulloso patriota, el recuerdo nacionalista del derrocamiento ilegal del anterior gobierno, que, nada más ni nada menos, colocó a Iraq en primer lugar [de la región], invirtió los ingresos provenientes del petróleo en sanidad y educación, en llevar el agua potable a todo el país, en crear infraestructuras modernas y convertir un bello país del tercer mundo en un país casi del primero, por utilizar la terminología paternalista occidental.
El año pasado, Tareq Aziz dio su primera entrevista [1], cuando entonces llevaba siete años encarcelado por los estadounidenses. Su mirada era tan inteligente como siempre al igual que su amor y su pena por su país.
“[…] Aquí ya no hay nada. Nada. Durante treinta años Sadam construyó Iraq y ahora está destruido. Hay más enfermedades que antes, más hambre. La gente no carece de servicios públicos, se cometen asesinatos a diario por decenas, si no por cientos. Todos somos víctimas de Estados Unidos y Reino Unidos. Ellos han asesinado a nuestro país”.
Habló del Iraq anterior a la invasión, un país que se sentía vulnerable frente a Irán, a Estados Unidos y a Reino Unido. Ese sentido de la vulnerabilidad fue lo que llevó durante mucho tiempo a Iraq a no afirmar categóricamente que no tenía armas de destrucción masiva. Contrariamente a quienes amenazaban a Iraq sin estar seguros de si Iraq podría contraatacar, el país era la presa fácil que ha demostrado ser. “[…] Nosotros, los árabes, somos nacionalistas y tenemos que estar orgullosos”, afirma. Aziz sabe hasta dónde puede llegar la hipocresía tanto de Occidente como de Irán.
Antes de la invasión, este perspicaz político y diplomático opinaba que “[…] Lo que Estados Unidos querría no es un cambio de régimen en Iraq, sino en la región”. Los acontecimientos de los últimos años parecen demostrarlo. Aziz resumió magistralmente la razón del gobierno de Bush para la guerra contra Iraq: “Petróleo e Israel”.
Con un primer ministro y otros responsables con estrechos lazos con Israel, Irán y con la mayor embajada estadounidense de la tierra —que representa a los muchos que pretenden seguir ocultando las pruebas de las ilegalidades, las mentiras y la hipocresía contra Iraq— no importa que mientras Occidente celebra la navidad, este hombre indomable, enfermo y débil, encarcelado durante siete años, esté solo contando cuántos días le quedan sobre la tierra.
La terrible sombra de la espantosa muerte de Saddam Hussein en Navidades, justo antes de la llegada del año nuevo occidental, y también la víspera de la gran fiesta musulmana del Eid al Awda, se convierte en terror a medida que pasan las horas.
Aziz es un cristiano que recuerda la naturaleza laica del régimen anterior en un país dividido por las tensiones sectarias. En Iraq, el ‘divide y vencerás’ juega el papel asesino a la perfección. En 2006, la mitad de los cristianos iraquíes habían abandonado el país temiendo por sus vidas [2]. Desde entonces, miles de personas han tenido que abandonar el país.
El año pasado, Aziz estuvo hasta tal punto decaído que sencillamente expresó a su abogado el deseo de que terminara la pesadilla del encarcelamiento, la desolación, la injusticia y la falta de tratamiento médico. Incluso su esperanza, en realidad su valentía al igual que la de los miembros del régimen anterior, juró que nunca abandonaría Iraq y no lo hizo flaqueó [3]. Ahora quiere dedicar los días que le queden a su esposa y a su familia de la que ha sido apartado hace ahora casi nueve años. Este año por primera vez, se le denegó la llamada de navidad a su familia, lo que no presagia nada bueno.
En abril de 2003, Aziz negoció con los invasores estadounidenses la salida de su familia. “[…] Dije a los estadounidenses que si llevaban a mi familia a Amán (en la vecina Jordania), me entregaría para ir a prisión. Mi familia salió en un avión estadounidense y yo fui a la cárcel un jueves. El peso del dolor y de la culpa hacia mi familia no se puede ni imaginar”. Zainab Aziz, la hija de Tareq Aziz afirma: “[…] Mi padre trabajó para su país durante más de veintidós años. Él mismo se entregó al ejército estadounidense (tras la caída de Husein) porque no tenía miedo. No quería equivocarse en nada. Solo trabajó por su país”, y añade: “[…] Han sido muy injustos con él”.
Que sea olvidado o convenientemente olvidado es lo que, ante todo, pretenden los estadounidenses respecto a los juicios de Tareq Aziz. El juez que juzgó a Saddam Hussein fue ‘formado’ por un equipo de asesores legales de la Universidad Notre Dame en South Bend (Indiana), irónicamente una universidad católica.
Como era de esperar, sólo hubo matices políticos. Jimmy Gurule, el catedrático de Derecho que dirigió la formación del juez, trabajó (entre otros puestos relativos al Derecho Público) como asesor en la caza de inversores para la guerra contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2011 en Estados Unidos [4], que Estados Unidos tuvo la gentileza de relacionar con Iraq.
El 11 de septiembre de 2008, la Universidad Vanderbilt de Nashville, Tennessee, anunció que Raid Juhi, el juez iraquí que juzgó a Saddam Hussein, se uniera al equipo de abogados que crearon el Tribunal especial iraquí, una farsa de tribunal que fue responsable de su linchamiento [5]. “[…] Mike Newton, catedrático de Derecho de Vanderbilt también jugó un papel esencial en la creación del Tribunal que juzgó a Saddam y dirigió la formación de los jueces. A día de hoy sigue siendo asesor del Tribunal.”
La Universidad DePaul de Chicago “[…] Ha diseñado y gestionado la legalidad respecto a los Derechos Humanos y los proyectos de ley en Iraq desde 2003 [6]. El trato terrorífico dado a Saddam o la presuntamente forzada presentación de Tareq Aziz, en pijama, ambos hechos interrumpidos por el juez, son, por otra parte, el máximo al que DePaul puede llegar en asuntos legales”.
Además, DePaul diseñó un ‘Plan estratégico completo para el sistema judicial de Iraq’, unido a la redacción de la nueva Constitución iraquí y los procesos judiciales de los antiguos miembros y afiliados del Partido del Baaz. Mucho para la soberanía de Iraq y para el “que reine la libertad” de George W. Bush [7].
Sabah al-Mujtar, presidente de la Asociación de Abogados Árabes, con sede en Reino Unido, arroja algo de luz con este análisis colonial: “[…] Según las Convenciones de Ginebra y de Viena, las fuerzas ocupantes tienen tanto responsabilidades como limitaciones, ya que existe una obligación de protección a los ciudadanos, a los niños y al medio ambiente. La ley de los territorios ocupados no debe cambiar.” Al considerar a Reino y a Estados Unidos igualmente responsables, argumenta que los ocupantes eran parte de un liderazgo con: “[…] Enorme responsabilidad, que estableció un procedimiento de juicios que no cumplía con los mínimos criterios internacionales”, según las convenciones de Viena y de Ginebra. Además, “[…] Las ejecuciones son la máxima violación de los Derechos Humanos.”
En referencia a la farsa de tribunal creado, al-Mujtar enfatiza que tanto el Vaticano como las Iglesias deben exigir clemencia para ese hombre de 74 años. Aziz, desde luego, visitó al Papa en 2003 para rogarle que interviniera para evitar la invasión y salvar a su país y a su pueblo que llevaba sufriendo terriblemente desde 1991. Al-Mujtar añadió que “[…] Estados Unidos y Reino Unido aún tienen la obligación, y en realidad el poder, de proteger a Tareq Aziz. La propuesta de ejecutar a Tareq Aziz no es más que una venganza en su forma más baja”.
Tareq Aziz es el hombre que, por encima de todo, conoce las mentiras, la hipocresía, que conoce la debilidad de los argumentos, las ilegalidades, los subterfugios, la traición, el saqueo, el robo, los traidores y los grandes negocios preparados para asesinar hasta al último iraquí mientras se oponga a que se apropien del petróleo y a que se establezcan es este país estratégico. De momento, la mayor embajada estadounidense del mundo se parece bastante a una ‘misión cumplida’.
Badi Arif, uno de los abogado que representaba a Tareq Aziz, dijo que hay un motivo político tras la sentencia de muerte de Aziz: “[…] El Sr. Aziz siempre me decía ‘encontrarán la forma de asesinarme y no hay manera de de escapar de eso’.”
Nuri al-Maliki hizo público su humillante servicio a Washington cuando el 12 de diciembre solicitó poder acudir al cementerio de la ciudad militar de Arlington y depositar una corona de flores con el presidente Obama ante el monumento al Soldado Desconocido, para presentar sus respetos al personal de servicio de Estados Unidos que perdió la vida mientras diezmaban el país del que ahora, de momento, él es el primer ministro.
Agradecer los asesinatos, la delincuencia, los asesinatos de niños, los secuestros y el pillaje del invasor es una primicia en la historia. Tras una búsqueda más extensiva no he hallado ningún dato de que Maliki haya visitado a las víctimas o a sus familias desde Faluya a Basora, desde Mosul a Mahmudiya lugar éste último en el que Abir al-Yanabi, de 14 años, fue violada múltiples veces por las tropas estadounidenses, asesinada después y su cuerpo quemado junto con el de toda su familia. Presumiblemente, éstas eran las “líneas no destruidas de los héroes de Obama”, a las que se referiría [Maliki] en otra ceremonia de derrota en Fuerte Bragg.
Si la legalidad no prevalece en el caso no solo de Tareq Aziz y sus compañeros, sino en el de todos aquellos detenidos sin causa, solo por tener diferentes creencias políticas o religiosas, que se enfrentan a un terrible abismo en nombre de la ‘liberación’ occidental esa legalidad unida a los tratados y las convenciones que todos, de forma colectiva, nos hemos comprometido a mantener, Aziz y el resto están condenados.
La legalidad incluye el clamoroso silencio de Naciones Unidas, arropada en sus magníficas torres de marfil de Nueva York y Ginebra; el discurso del secretario general, aparentemente deprimido; los grandes bastiones religiosos; el Vaticano; el Palacio del Arzobispado Rowan Williams Lambeth; Vicent Nicholls, arzobispo católico de Westminster y el personal de su magnífico palacio; Amnistía Internacional; Human Rights Watch; el Departamento de Estado; el Foreing Office británico; la Unión Europea, con sus órganos, que amenazan la vida, y los grandes bastiones del Derecho Internacional. Todos ellos han sabido y reiteradamente se han mantenido en silencio hasta el punto de la complicidad.
Si hablamos de la celebración de los 400 años de la publicación de la Biblia del Rey James, que tuvo lugar el 16 de diciembre de 2001, el primer ministro Cameron afirmó respecto a Reino Unido que: “[…] Somos un país cristiano y no debemos temer el hecho de afirmarlo. La Biblia ha ayudado a los británicos a establecer un sistema de valores y de reglas morales que hacen de Reino Unido lo que es hoy. Valores y reglas morales que mantenemos y defendemos de manera activa. La alternativa de una neutralidad moral no puede ser una opción.”
Para empezar se podrían aplicar ‘los valores y la moral británica’ para apoyar y alejar de la barbarie impuesta por una invasión ilegal —una ‘cruzada’ a favor de la cual votó Cameron— a un hombre cristiano, valiente y débil, y exigir a Estados Unidos que habla de Reino Unido como el ‘aliado indispensable’— que asegure el regreso de Aziz con su familia y que 2012 se inicie con un detenido amnistiado en Iraq. Y esto no debería ser un problema con las 8.000 tropas, los 14 aviones de guerra, los 125 helicópteros y los 28 aviones de combate no tripulados estadounidenses que aún permanecen estacionados en Iraq, especialmente en las bases del Kurdistán iraquí. (La ‘retirada total’ está tan cerca como la foto falsa de George Bush cuando presentándose ante las tropas el Día de Acción de Gracias con un pavo que resultó ser de plástico.)
’La neutralidad moral’ no es, ciertamente, una opción para quien se empeña en asesinar a este ex ministro de Asuntos Exteriores de Iraq.
Notas:
1.- Martin Chulov, “Tariz Aziz: ‘Britain and the US killed Iraq. I wish I was martyred’.” The Guardian, 5 de agosto de 2010. Disponible en ingles en: http://www.guardian.co.uk/world/2010/aug/05/iraq-us-tariq-aziz-iran
2.- Simon Caldwell, “Half of all Christians have fled Iraq since 2003, says Baghdad bishop”, 4 de agosto de 2006. Disponible en inglés en: http://www.christiansofiraq.com/havefled.html
3.- Felicity Arbuthnot, “Victors Justice in Iraq. Tariq Aziz: ‘Ill, Isolated and Abandoned’.” 15 de Julio de 2011. Disponible en inglés en: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=25639
4.- Dennis K. Brown, Notre Dame ReSource: Law professor helped train Saddam’s judge, 30 de junio de 2004. Disponible en inglés en: http://newsinfo.nd.edu/news/7110-notre-dame-resource-law-pro
fessor-helped-train-saddamrsquos-judge/
5.- Vanderbilt News, Banderbilt  University. “Media advisory: Iraqi judge who convicted Sadam Hussein joins U.S. Lawyers who created the Iraqi Special Tribunal”, 11 de septiembre de 2008. Disponible en ingles en: http://news.vanderbilt.edu/2008/09/media-advisory-iraqi-judg
e-who-convicted-saddam-hussein-joins-us-lawyers-who-created- …
6.- International Human Rights Law Institute, DePaul University College of Law. Sección ‘Projects’. Disponible en ingles en: http://www.law.depaul.edu/centers_institutes/ihrli/projects/iraq.asp
7.- The White House, foto de una nota manuscrita que Condoleezza Rice envía a George.W Bush y que reza como sigue: “Sr. presidente: Iraq es soberano. La carta de Bremer ha llegado a las 10:26 de la mañana (hora iraquí). Condi”. La respuesta, que Bush escribe de puño y letra en la misma nota dice: “¡Que reine la libertad!”. Condoleezza Rize asistía a la sesión de apertura de la cumbre de la OTAN, que se celebró el 28 de junio de 2004 en Estambul, Turquía. Disponible en ingles en: http://georgewbush-whitehouse.archives.gov/infocus/elections
/freedomessay/index.html


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