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miércoles, 6 de junio de 2012

Una adivinanza, a ver si son capaces de averiguarla (la solución al final, ¡no hagan trampa!)



Érase una vez un comerciante de armas cuya empresa fabricaba bombas de
racimo que vendía, entre otros, al gobierno de su país. Y resultó que
su país firmó un convenio internacional contra esas bombas, que dejó
de comprar. Entonces el comerciante denunció al gobierno por dejar de
comprar esas armas (supongo que habría un contrato con la empresa
fabricante que le comprometía a unas compras con sus correspondientes
pagos).
Y resultó que hubo un cambio de gobierno, y el nuevo presidente tuvo
la ocurrencia de nombrar como ministro de Defensa a dicho comerciante
de armas: ¿alguien lo puede mejorar? Ahora el comerciante,
transmutado en ministro, pagará a su antigua empresa la indemnización
correspondiente, un pellizquito de 40 millones de euros.
PREGUNTA: ¿de qué país y de qué época son estos hechos? ¿del quinto
mundo? ¿de un pasado oscuro?
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SOLUCIÓN:

El Ministro de Defensa pagará 40 millones a su antigua empresa por prohibir las bombas de racimo

Pedro Morenés, Ministro de Defensa, fue consejero de la empresa de fabricación de armamento Instalaza entre 2005 y 2007. Después ocupó el puesto de representante hasta el 4 de octubre de 2011, según recoge el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Instalaza fabricaba bombas de racimo.
El 31 de octubre de 2011, el diario Cinco Días reveló que Instalaza había decidido recurrir a los tribunales para pedir que el Gobierno le indemnizara con 40 millones de euros en concepto de desagravio por la prohibición del uso, almacenamiento y fabricación de las bombas de racimo en España como consecuencia de la firma del Tratado de Dublín. Sin embargo, esta empresa ya había anunciado en mayo de 2011, cuando Morenés era su representante, que pediría una compensación económica al Ejecutivo en concepto de “daño emergente y lucro cesante”.
Pedro Morenés: la cara es el espejo del alma
Pedro Morenés: la cara es el espejo del alma
Hoy sabemos que Instalaza venderá la deuda a una tercera empresa que a su vez la revenderá y finalmente el Ministro pagará diciendo que no es su empresa la que cobra. El dinero saldrá de los impuestos de todos, naturalmente. Nuestro dinero pagando bombas que mutilan a niños. Porque las submuniciones esparcidas por las bombas fabricadas por Morenés tienen un rango de fallo de entre el 5% y 30%, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar siendo peligrosas tiempo después de terminada la guerra. Especialmente para los niños por sus formas llamativas, como pelotitas de tenis o latas de refrescos. Porque es así como las camufla la empresa del Ministro.
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