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domingo, 19 de mayo de 2013

AL MORIR EL EX DICTADOR ESTABA EN PRESIDIO Y ERA JUZGADO POR EL PLAN CÓNDOR: "No fue sólo Videla. Fue una Dictadura Cívico-Militar-Religiosa"


Argentina Asimila  muerte del "Ideólogo del SÍMBOLO más oscuro" de la  Dictadura:
Desde que en 2006, impulsado por el fallecido ex presidente argentino Néstor Kirchner, el Congreso derogó las leyes de impunidad que impedían el juzgamiento de represores, 250 personas acusadas de crímenes de lesa humanidad fueron condenadas a prisión. Al momento existen nueve procesos judiciales abiertos por esta causa
El general argentino Jorge Rafael Videla, líder de la dictadura militar que gobernó Argentina (1976-1983). Foto: Afp
El general argentino Jorge Rafael Videla, líder de la dictadura militar que gobernó Argentina (1976-1983). Foto: Afp
La muerte en prisión del ex dictador Jorge Rafael Videla enterró para siempre la idea de impunidad en   Argentina.  Diez años de “kirchnerismo”, que se cumplirán el 25 de mayo, abrieron la puerta al juzgamiento de cientos de represores amparados por leyes paridas en los albores de la democracia bajo amenazas de golpe.  Hoy, mientras miles de represores se pasean libres por otros países del Cono Sur, en Argentina   caen  uno a uno.  
Desde que en  2006, impulsado por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, el Congreso derogó las leyes de impunidad  que impedían el juzgamiento de represores, 250 personas acusadas de crímenes de lesa humanidad fueron condenadas a distintas penas de prisión.
Más de 1.800 acusados han sido involucrados en diferentes causas. Hay nueve procesos en marcha (entre ellos la megacausa que investiga los crímenes en la Escuela de Mecánica de la Armada/ESMA y el Plan Cóndor que unió a las dictaduras de la región). Otras 63 tienen orden de elevación a juicio y 212 están en proceso de instrucción, según el Centro de Estudios Legales y Sociales.
Videla fue uno de los condenados. Su prontuario era tan extenso como la estela de 30.000 desaparecidos que dejó el régimen entre 1976 y 1983. La lista incluía asesinatos, secuestros, torturas, detenciones arbitrarias, campos de exterminio, apropiación de bebés de detenidos-desaparecidos y crímenes aberrantes como los “vuelos de la muerte”, desde los que se arrojaban, atados de pies y manos, a cientos de opositores al Río de la Plata. Como definió la justicia argentina, fue un verdadero “genocidio”.
Pero ¿quién fue realmente Videla?    Lita Boitano, Madre de Plaza de Mayo y presidenta de Familiares Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, responde a El Telégrafo: “era el ideólogo, el símbolo más oscuro del régimen”.
Como jefe del Ejército, lideró  el golpe contra la presidenta María Estela Martínez de Perón,  Isabelita, el 24 de marzo de 1976. Videla solía presentarse a sí mismo como el ala moderada de la dictadura y enfrentaba una lucha interna con el jefe de la Marina, el fallecido almirante Emilio Massera. La interna no era solo por el poder, también por el botín de guerra.
Pero Videla era un lobo empeñado en vestirse con piel de cordero. El dictador no estaba solo. Detrás se encolumnaban parte del empresariado nacional y medios de comunicación que se enriquecieron ocultando la verdad o negociando con la dictadura. La complicidad civil fue su sustento vital.
La represión dejó heridas que no terminan de cicatrizar. El terrorismo de Estado no solo exterminó a la guerrilla, sino que también aniquiló todo atisbo de oposición, desmantelando sindicatos, partidos políticos y cualquier intento de resistencia civil.
Mientras instalaba el terror, el plan puesto en marcha por el ministro de Economía, José Martínez de Hoz, exponente de una familia “patricia” de la oligarquía local, llevaba al país a la ruina. La industria  desapareció ante una apertura indiscriminada a las importaciones y floreció la especulación financiera que enriqueció a los grandes grupos económicos. La deuda externa pasó de 7.000 a 45.000 millones de dólares. Videla, víctima de las internas palaciegas, entregó el poder en 1981 a otro dictador, Roberto Viola. Un año después,  asumiría Leopoldo Fortunato Galtieri  dando paso a la guerra de Malvinas.
“Que haya muerto en prisión significa que en   Argentina hubo justicia”, dijo el  legislador opositor Ricardo Alfonsín, hijo del ex presidente Raúl Alfonsín (1983-89), quien impulsó el histórico juicio a las juntas militares en 1985 en el cual se condenó a los dictadores. Luego, ante la presión militar,  Alfonsín debió dictar leyes de impunidad conocidas como de Punto Final y de Obediencia Debida que paralizaron los juicios a represores. Los ex dictadores finalmente salieron en libertad en 1990 al ser amnistiados por el ex mandatario Carlos Menem (1989-99).
Videla estuvo libre ocho largos años.  Volvió a prisión en 1998 por la causa de apropiación de niños, la única que no cayó en las redes del olvido.  Estuvo 28 días preso, pero la justicia le otorgó arresto domiciliario por su edad avanzada. Hasta que  Kirchner impulsó la abolición de las leyes de impunidad.
Videla volvió a prisión en 2008. Fue condenado por varias causas, entre ellas a cadena perpetua por el asesinato de 31 presos políticos y a 50 años por   robo de bebés. En julio de  2012 la justicia unificó distintas sentencias en una sola de reclusión perpetua. Al morir  era  juzgado por el Plan Cóndor.
Lita Boitano se lamenta: “lástima que murió sin decir   dónde está cada chico que se robaron. Pero hay un hecho positivo: murió en prisión. Kirchner tiene el máximo mérito. Nos dio la posibilidad de que los juicios sigan. Con bastón, dolores y achaques, ojalá podamos vivir   más para disfrutar de estos tiempos que son riquísimos en todo sentido, para testimoniar en los juicios” en marcha.



"No fue sólo Videla. Fue una dictadura cívico-militar-religiosa"

La presidenta de las Madres de Plaza de Mayo reclama que el Gobierno argentino y la Iglesia abran sus archivos para conocer a quién entregaron en falsa adopción los bebés que nacieron cuando sus madres estaban presasEmaiMeneameTwitter



Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, conversó con Público sobre el fallecimiento del ex dictador Jorge Videla cuando cumplía cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).
¿Cómo ha tomado la muerte del ex dictador Videla?No me genera ninguna alegría. Yo no festejo la muerte de nadie. Se murió en una cárcel, y ésta es la parte de satisfacción dado que no se murió en la cama de su casa, sino condenado. Todavía hay muchos impunes, pero en este caso, Videla es el responsable de infinidad de muertes, torturas, apropiación de bebés y es el que además intentó destruir los lazos de solidaridad de nuestro pueblo. Ésta es una muerte más de uno de los represores que tuvo la Argentina. Tenemos que seguir con nuestra lucha por la verdad y la justicia día por día.
¿Qué se lleva Videla consigo?
Se lleva el peso de su proceder genocida y de asesino, pero queda para la memoria nuestra lo que fue el terrorismo de Estado aquellos años de la dictadura cívico-militar-religiosa que tuvimos. Hay que incluir a la Iglesia católica. Queda la imagen de un país que han querido destrozar, pero gracias a la generosidad y valentía de los testigos siguen los juicios. Hay muy pocos procesos en otros países de América Latina, y nosotros, empujando, hemos conseguido juicios en todas las provincias. Cuesta mucho todavía, pero con nuestra movilización esperamos que la Argentina llegue a ser un país sin impunidad.
¿Cree que la muerte del ex dictador va a ser un obstáculo para acceder a más información sobre los desaparecidos?
No, de ninguna manera. Los represores tienen archivos en todas partes, sólo hay que buscarlos. El Gobierno [de Cristina Fernández] tiene que tener la fuerza de voluntad para abrir esos archivos y saber qué pasó con cada uno de los detenidos-desaparecidos, hombres y mujeres. También para que los jueces abran sus gavetas y digan prontamente a quién entregaron en falsa adopción esos bebés que nacieron cuando sus madres estaban en cautiverio y que fueron apropiados. Hay material para mostrar al mundo y para que nosotros logremos la verdad y la justicia.
¿Por qué cree que falta voluntad política?
Porque hay archivos. Ni Videla ni los que murieron se los llevaron en el cajón. No es que no quieran, es que falta decisión.
¿De quién depende que se muestren?
Del Gobierno, y del actual Papa Francisco, que tiene las llaves de los archivos. La Iglesia Católica argentina fue cómplice de este horror. Entraban a los campos de concentración, palmeaban a las víctimas para que siguieran hablando. Nunca salieron de un centro clandestino de detención para denunciar públicamente lo que presenciaban. Algunos intentaron liberar a alguno con el que tenían mucha amistad, pero ¿por qué no a todos?
De los miembros de la Junta Militar que dieron el golpe de Estado en 1976 (Videla-Eduardo Massera-Orlando Agosti), qué papel le atribuye al ex dictador en los casos de asesinatos y secuestros?
Creo que la responsabilidad es de los tres. La figura de Videla fue la más prominente, fue mostrado como el mayor asesino, pero no fue sólo él. Esto se hizo alrededor de una mesa, planificando día por día, buscando y pidiendo nombres a todos los que fueron cómplices. Empezó en 1974 con la Triple A y la presidenta constitucional Isabel Martínez de Perón, y la Triple A comenzó a practicar esa metodología infame que es la desaparición forzada de personas, que es el crimen de los crímenes. Es cuando a una persona se le priva todos los derechos de manera absoluta. Y ellos son responsables de este delito de lesa humanidad que ofende a la humanidad misma. La de Videla es una historia más, de horror, pero una historia más.
¿Se hizo justicia contra los crímenes del ex dictador?
Fue tardía, pero va habiendo Justicia. En cada juicio el testimonio de las víctimas muestra que lo que vivimos no tiene perdón, ni olvido, ni reconciliación con ellos. No están arrepentidos, volverían a hacerlo. Así que no hay ningún atenuante, salvo la Justicia. Videla se murió condenado por muchos crímenes. Nosotros tenemos el compromiso con todos los hijos que quedaron en el camino de seguir la lucha para saber qué pasó con cada uno de ellos. Y nadie podrá pararnos, sólo nuestra propia muerte. No admitiremos que alguien quiera por decreto o por decisión poner fin a los juicios. Seguiremos peleando hasta que no quede nadie impune. No queremos venganza, sino justicia: la que ellos le negaron a nuestros hijos.
¿Está bien considerar a Videla el símbolo de la dictadura argentina?
No, no es el símbolo él sólo. Es uno de los máximos responsables, pero no el único. Acá hubo una planificación, todo fue fríamente calculado. Hay muchos todavía libres, pero no vamos a parar. Ese compromiso lo llevamos en las vísceras.
¿Qué va a pasar con las causas que seguían en curso y en las que estaba imputado?
Vamos a tener que hablar con los jueces. No creo que causas mueran. En los procesos judiciales en los que él estaba involucrado hay otros que acompañaron.
¿Qué cree que va a significar para Argentina la muerte de Videla?
Nada más que una muerte más. Las madres ya tenemos muchos años, y muchos padres ya no están, pero ahora están el grupo de hermanos y de hijos. En la historia siempre habrá algún descendiente, así que seguiremos buscando la justicia y la verdad total.

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