Hace semanas que nadie escucha nada sobre el secretario de defensa, Chuck Hagel. Le llaman el “hombre invisible de Washington”. La misión en la que está involucrado es extremadamente secreta y vital para la supervivencia de Estados Unidos.
Hagel lidera un grupo a cargo de desmembrar el fallido aparato de Inteligencia de la era de Bush, un equipo manejado por agentes foráneos, incompetentes y fraudulentos a todos los niveles.
En respuesta a una valoración secreta de la Inteligencia Nacional enviada a la Casa Blanca y a 10 líderes congresistas claves, se ha llevado a cabo una amplia purga no solo contra las agencias de Inteligencia, sino también contra docenas de grandes y pequeños subcontratistas.
El informe secreto declara categóricamente que los Estados Unidos no solo ha estado actuando a ciegas desde el 11S, sino que ha existido un “país de hadas” de mitos, fábulas y teorías de conspiración urdido como parte de un esquema elaborado para propiciar una agenda geopolítica perjudicial para EE.UU. y sus aliados. De acuerdo con el informe, prácticamente todas las afirmaciones de Bush, Cheney, Rumsfeld, Blair y los generales que eligieron continuar sirviendo a sus intereses privados fueron fabricadas. Las amenazas, no solo las de “Al-Qaeda”, sino también las de Irán, China, Corea del Norte y Rusia, todas ellas, fueron simplemente inventadas para crear una retórica que pretendía engañar de forma sistemática a la población estadounidense y a aquellos miembros del Congreso que no estaban directamente involucrados.
El problema, según el informe, es que más de “varios” miembros del Congreso estaban muy involucrados, no solo involucrados activamente en el engaño a los ciudadanos, sino en obtener beneficiosos negocios que van desde la defensa, la manipulación de los precios del petróleo hasta el procesamiento y distribución de narcóticos.
Limpieza general
La culpa recae, quizás de manera conveniente en primer lugar, en los contratistas de Inteligencia citados por fabricar la mayoría de sus informes, no solo “programas impulsados”, sino simples inventos de amenazas, al punto de falsificar sucesos como ataques terrorista, grupos imaginarios, líderes no existentes, dirigir ataques periódicos de drones a objetivos ficticios.
Estos ataques con los aviones teledirigidos, responsables de la muerte de cientos y quizás miles de civiles, estaban basados a menudo en Inteligencia inventada que enviaba la cadena de comando de forma incuestionable. Cuando morían civiles, se decía que eran líderes imaginarios taliban o de Al-Qaeda. En algunos casos, los ataques eran preparados para apoyar a los señores de la droga o a líderes tribales quienes compraron la Inteligencia fabricada para hacer que los Estados Unidos “eliminara a la competencia.”
El gran tablero de ajedrez
Cuando el general Wesley Clark denunció haber visto una lista de siete países elegidos para ser conquistados por la cábala neoconservadora en Washington, fue tildado de “teórico de la conspiración”, a pesar de haber sido una vez comandante de las fuerzas de la OTAN.
Lo que el general Clark vio era solo una parte del plan, el “gran tablero de ajedrez” sobre el que escribió Zbigniew Brzezinski. Brzezinski fue el primero en sugerir que no todo era como parecía. Más de una vez, hizo alusión a que las agencias de Inteligencia nacional se habían desviado de su papel como simples desestabilizadores de gobiernos, como hicieron en Irán en 1953, y habían pasado a dirigir actos de terrorismo.
En diciembre de 2010, Brzezinski mencionó a WikiLeaks como una operación de Inteligencia, que sirvió al trabajo de una agencia de Inteligencia desconocida.
Lo que ninguno de los dos, ni Clark ni Brzezinski, adivinó es la extensión de esta penetración y el grado en que se ha creado una agenda global basada en “dejar ciegos” a los EE.UU.
“Limpieza doméstica” hoy
El Ejército norteamericano es el primero en promulgar ampliamente reformas con docenas de oficiales “degradados” por presuntas malas conductas sexuales o por temas personales moralistas. No es que esos cargos no sean válidos, lo son. Durante la Administración de Bush, el Ejército de EE.UU. se hundió en una especie de desenfreno institucionalizado a niveles no vistos desde el siglo XVII.
Miles de violaciones al año y cientos de miles de millones de dólares robados no son nada. A todo esto hay que añadirle los miles de muertos, decenas de miles de discapacitados, todas las “guerras desatadas en base a Inteligencia falsificada, falsas banderas de terrorismo, enemigos inventados, líderes terroristas “de cartón recortado” y amenazas militares inventadas.
Ver a oficiales dando la espalda a la seguridad de las tropas es fácil cuando, abiertamente, dirigir operaciones de combate de forma intencionada y sistemática contra grupos tribales catalogados como terroristas se convierte en parte del trabajo. Todos lo sabían.
El Pentágono “tierra de hadas”
Hoy, en debate con un alto militar de Inteligencia jubilado, me comunicó la extensión del problema. Mi primera pregunta:
Q: ¿Es cierto que el informe admite abiertamente que la retórica aceptada por todos sobre Al-Qaeda y el 11S, sobre el grupo Taliban y nuestra guerra en Irak se ve ahora no como “errores”, sino como engaño sistemático?
A: En realidad va más allá. Todo el sistema está en caída libre, un colapso total. No es solo la mentira y el fraude, es algo más académico que eso. La mayoría de nuestros oficiales de Inteligencia parecen creérselo todo. Es como si hubieran estado sujetos a una lobotomía en masa. Sobrevivir siendo oficial de bandera dentro de un medio típico de comando requiere cierta cantidad de responsabilidad mitigada. Esto va más allá. Cuando un oficial de la Inteligencia empieza a creerse sus propias mentiras eso no es más que locura.”
La actual cultura dentro del Pentágono, la CIA, la NSA y el Departamento de Justicia/FBI se ha desarrollado con la aceptación de la dialéctica del bien contra el mal, desarrollada para audiencias de radio y aquellos que creen que la lucha profesional es real.
Lo que ha cambiado es que, por primera vez, una Administración estadounidense ha tenido que llamar a sus fuentes de Inteligencia para obtener información real, algo que nunca ocurrió durante el Gobierno de Bush ni en el primer mandato de Obama, una muestra de que nunca existió tal capacidad.
La CIA o la NSA y otras agencias son simplemente incapaces de producir ningún tipo de Inteligencia. Cuando se les pregunta, ellos solo responden: “¿Qué quiere usted que le digamos?” ¿Por qué es esto ahora un problema?
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