A inicios de esta semana los medios asiáticos dieron a conocer una de las noticias financieras más destacas de los últimos meses. Sin embargo, la prensa occidental apenas se hizo eco de ello. ¿De qué se trata?
El Gobierno chino anunció que el yuan inicia su convertibilidad directa con el dólar de Singapur, uno de los mayores centros financieros no solo de Asia, sino del mundo entero.
Esto supone un paso importante hacia la internacionalización del yuan y podría afectar al dólar, la moneda de reserva dominante, apunta el inversor y empresario Simon Black en un artículo publicado en el portal Global Research.
"El mundo entero está pidiendo a gritos una alternativa al dólar y al Gobierno de EE.UU.", resalta Black, que recuerda que desde el final de la Segunda Guerra Mundial EE.UU. ha sido responsable de llevar las riendas de la economía mundial.
Es un país "espía que a sus aliados, utiliza su sistema bancario como un arma para amenazar a las empresas extranjeras y multa a bancos extranjeros con miles de millones de dólares por llevar a cabo negocios con países que no le gustan", señala.
China a la cabezaChina ofrece al mundo otra alternativa y, como apunta Black, no lo está haciendo precisamente a escondidas. Sin embargo, Occidente parece hacer caso omiso al papel que está adquiriendo el gigante asiático.
Además, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), fundado en China, podría convertirse en una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.
Salida gradual del dólarSegún Black, el Gobierno de EE.UU. ha acumulado más deuda que "cualquier otra nación en la historia" y se ve obligado "a pedir dinero prestado para pagar intereses del dinero que ya han recibido prestado".
"No ocurrirá de la noche a la mañana, pero ya estamos presenciando una salida lenta y ordenada [del dólar]. Hacer caso omiso de esto podría resultar muy peligroso para su bienestar financiero", concluye el experto.
"China extiende una red de organismos en la sombra para cambiar el orden mundial"
China practica una política exterior clandestina y está desarrollando una red de estructuras alternativas a las organizaciones internacionales existentes para eludir las pretensiones de liderazgo occidentales, dicen los expertos alemanes.
El objetivo principal de la política clandestina de China es crear una alternativa a la manera como el país participa en los asuntos internacionales. De este modo, Pekín podría difundir y expandir su influencia en el mundo y sortear, al mismo tiempo, los obstáculos que le impone el sistema internacional dominado por EE.UU., declara un informe de los expertos del Instituto de Estudios Chinos Mercator (MERICS, por sus siglas en inglés), con sede en Berlín.
Con esta estrategia Pekín trata de protegerse de las restricciones impuestas por parte de entes como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, señala el estudio.
La red china de organizaciones clandestinas cubre muchas áreas, desde estructuras de cooperación financiera y económica (la zona económica de la Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura) hasta grupos políticos importantes, como la Organización de Cooperación de Shanghái, la Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia y los BRICS, opinan los autores del informe. Estas estructuras están ganando cada vez una mayor popularidad en los países de Asia, África y América Latina.
Además, China quiere cambiar el formato del sistema de seguridad de la región y financia generosamente varios grandes proyectos de infraestructura, indican los investigadores alemanes. Sin embargo, Pekín no tiene intención de retirar su presencia de las instituciones internacionales existentes.
"La política exterior de China no busca destruir ni abandonar las organizaciones internacionales existentes ni las relaciones internacionales. En lugar de ello, China crea otros canales (adicionales y en cierto modo competidores) para la formación de otro orden mundial que le permiten eludir las pretensiones de liderazgo por parte de Occidente", asevera el documento.
Lo mejor que puede hacer Occidente actualmente es tomar en serio los procesos en los que participa China, concluyen los expertos.
Fuente: R.T.
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