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domingo, 3 de mayo de 2015

Detrás de la Razón - Baltimore en llamas


Lo que hemos visto en los últimos días es impresentable: los derechos de los latinos y los negros, asesinados por el odio racial.

El presidente Barack Obama lo sabe, hace unas horas dijo que hoy más que nunca la gente necesita saber la verdad. Pero no, señor presidente, la gente no sólo necesita saber la verdad, su pueblo lo que necesita es justicia.

Porque, sus autoridades han sumido en la sombra, la confianza y la vida misma de los negros y los latinos en su país.

Basta revisar el estudio "Operation Ghetto Storm" de 2013, de la organización antirracista "Malcom Grassroots Movement, ", que establece que cada 28 horas un negro es muerto a manos de vigilantes en territorio estadounidense, territorio cuidado por la Constitución Política que se presume proteger como nadie en el mundo, la vida de las personas.

Así, EE.UU. hoy llegó a Baltimore, donde el odio contra la policía está en sus niveles más altos. La explosión de sentimientos se debe a la muerte de Freddie Gray, un jovencito negro que no hizo nada y le quebraron la espina al tenerlo en custodia policial.

La gente atacó a la policía, desbarató establecimientos e incendió patrullas. Al estilo dictadura, les impusieron toque de queda, estado de alerta. Más ciudades entonces se unieron al rencor.

La presión fue tan grande que las autoridades de Baltimore aceptaron que era homicidio, y ordenaron atrapar a los policías implicados. Para hacer más complejo el problema, entre los policías acusados de asesinar al negro, hay negros.

Lo que nos lleva a una dimensión mayor, el racismo no sólo se basa en ver a alguien de diferente color, sino es más bien, la vileza de discriminar a alguien por creer que apesta.

Eso está peor, y más aún peor está, que eso, lo enseña alguien, se aprende en las escuelas, en los círculos sociales y en las maquinarias políticas. El problema de la manzana cuando el gusano está dentro.

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