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domingo, 17 de mayo de 2015

¿Qué significan las maniobras militares chino-rusas en el Mediterráneo?

Yusuf Fernandez


Los medios de prensa oficiales de China y Rusia han alabado las cada vez más estrechas relaciones entre Pekín y Moscú en un momento en el que ambos países se disponen a llevar a cabo sus primeras maniobras conjuntas en el Mediterráneo.

Nueve barcos de guerra rusos y chinos participarán en estos ejercicios, que durarán unos 11 días, según el periódico chino Global Times.

“Esto muestra claramente que los dos países van a actuar juntos en el mantenimiento de la paz y del orden internacional creado después de la Segunda Guerra Mundial”, señaló la agencia china Xinhua que ve en tal aproximación una garantía acerca de “la construcción de un mundo mejor”.

Miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China y Rusia se han aproximado en estos últimos años a medida que crecía el foso entre los países occidentales y Moscú, por un lado, y entre EEUU y China, por otro.

“A pesar de las diferencias culturales, los dos países tienen una relación de igualdad contrariamente a la relación de amo y vasallo que une a EEUU y Japón”, señaló Global Times.


Hace una semana, los presidente de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping respectivamente, sellaron esta amistad y alianza con ocasión del 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania de Hitler., que fue boicoteada por los líderes occidentales, que utilizaron como excusa la crisis de Ucrania. En este sentido, los ejercicios navales en el Mediterráneo serán una ocasión de manifiesto estos nuevos vínculos de la alianza estratégica entre los dos países.

El martes, poco después de la cumbre, seis barcos rusos, incluyendo el buque insignia de la Flota del Mar Negro, el crucero lanzamisiles Moskva (Moscú), partieron hacia el Mediterráneo acompañados de tres barcos chinos -dos fragatas lanzamisiles chinas clase Jiangkai II, la Linyi y la Weifang, y un barco de transporte, el Weishanhu-. Cabe señalar que los dos países nunca habían realizado juntos maniobras en esta parte del mundo. Los barcos chinos visitaron Novorossiisk como parte de las celebraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Estas maniobras fueron recibidas con un no disimulado disgusto por parte de EEUU. El periódico Los Angeles Times publicó un artículo en el que se quejaba de que “ni Rusia ni China poseen una pulgada de costa en el Mar Mediterráneo, lo que convierte a sus primeros ejercicios navales en este mar en una provocación”. Se trata en todo caso de una cínica afirmación, ya que EEUU ha desplegado flotas y buques en todas las partes del mundo donde tampoco posee ninguna “pulgada de costa”.

Para China estos ejercicios constituyen un mensaje a EEUU, que ha desplegado medios navales y aéreos en las proximidades de los territorios en disputa entre China y otros países en los Mares de la China Oriental y Meridional. En este sentido, China busca recordar a EEUU que su creciente poder naval le permite ir más allá de sus aguas costeras y que puede actuar en la actualidad en cualquier parte del mundo, incluyendo en aquellas en las que EEUU posee estrechos intereses.


Estos ejercicios constituyen también una clara advertencia a EEUU en contra de sus políticas de cambio de régimen puestas en práctica en varios países de la región con mejor o peor resultado. China y Rusia desean dejar claro de que no están dispuestos a permitir actos de provocación contra su aliado Siria, lo cual significaría un serio golpe a los intereses estratégicos rusos y chinos en la región.

La guerra llevada a cabo contra Libia en 2011 provocó a China la pérdida de varios miles de millones de dólares en inversiones y obligó a ese país a evacuar a decenas de miles de sus ciudadanos que trabajaban en el país árabe. China y Rusia han visto en la acción de la OTAN contra Libia un modelo de cambio de régimen por medio de la fuerza que no están dispuestas a consentir de nuevo.

Rusia y China no sólo tienen grandes inversiones en Siria, sino que Moscú posee en ese país la base de Tartús, el único punto del Mediterráneo donde puede llevar a cabo el avituallamiento y reparación de sus barcos.


Moscú y Pekín ven también a Siria como un gran aliado en la lucha contra el terrorismo y consideran que una caída de ese país en manos de los terroristas supondría una clara amenaza directa a sus propios territorios. Es por ello que están dispuestos a mostrar un apoyo militar y económico a Siria con el fin de impedir la llegada al poder de estos grupos, respaldados por los países occidentales y sus aliados regionales: Turquía, Qatar y Arabia Saudí.

En septiembre de 2013 barcos rusos se desplegaron ante las costas de Siria para frenar lo que entonces parecía un ataque inminente de la OTAN contra su aliado sirio y, según diversas fuentes, los sistemas antimisiles rusos derribaron dos misiles dirigidos contra Siria que habían sido lanzados desde buques estadounidenses.

Por otro lado, China ve a Siria como el punto más occidental de su proyecto de reconstrucción la Ruta de la Seda económica y energética en el territorio de Asia. En este sentido, Pekín busca enlazar varios países de Oriente Medio y Asia Central con China por medio de vías de transporte ferroviarias y por carretera y vincular luego esta red a la Unión Económica Euroasiática promovida por Rusia. El objetivo final es crear una enorme red de transporte euroasiática que facilite las relaciones comerciales y el transporte de energía por vía terrestre, un medio más fiable que la vía marítima, más sujeta al control de EEUU. La presencia naval china en el Mediterráneo busca así dejar claro que Pekín hará todo lo que esté en su mano para proteger este gran proyecto.

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