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lunes, 25 de septiembre de 2017

¿Correrá Maduro la misma suerte que Sadam y Gadafi por abandonar el dólar?


Vicky Peláez

La decisión del Gobierno venezolano de iniciar su comercio exterior con monedas internacionales diferentes al dólar, surgida como respuesta a las sanciones económicas y financieras dictadas por Washington, ha tomado por sorpresa a la Casa Blanca.
"Las ideas audaces son como piezas de ajedrez avanzado, que pueden ser abatidas, pero también pueden empezar un juego ganador"
(Johann Wolfgang von Goethe, 1749-1832)
Los globalizadores 'iluminados' no están acostumbrados a la desobediencia y rebelión de los países que consideran que pertenecen a su esfera de influencia.
Cada vez que un líder de algún país trató de desafiar la hegemonía del dólar estadounidense para ejercer la soberanía de su nación, el imperio arremetía con toda su fuerza para derrocar al presidente atrevido. La historia moderna está llena de estos casos que reflejan el poder de venganza de Washington.
No es ningún secreto que el valor del dólar es esencial para la economía estadounidense, que requiere para su funcionamiento que el dólar se mantenga como la divisa más usada en las transacciones internacionales y permanezca como una de las monedas dominantes en el mundo. Cualquier desafío al dólar, desde esta perspectiva, se considera por parte de Washington como un atentado contra su seguridad nacional que requiere una respuesta tajante al país desafiante.
Bastó que el presidente de Francia, Charles de Gaulle (1958-1969), se atreviera a sacar su país de la zona del dólar para retornar al patrón oro para que los propios franceses decidieran, con la 'ayuda' sutil de los medios de comunicación y los servicios secretos de EEUU, que De Gaulle era ya viejo para seguir siendo presidente y demasiado antinorteamericano.
No le quedó otra alternativa a Charles de Gaulle que dimitir, a pesar de que era considerado por sus propios compatriotas como el personaje más grande en la historia gala por encima incluso de Napoleón.
El político y excongresista estadounidense por el Partido Republicano Ronald 'Ron' Paul hizo pública una de las razones principales, ignorada por los medios de comunicación, de por qué fue invadido Irak. Según Paul, "Sadam Husein demandó el pago en euros por su petróleo, y no en dólares".
Paralelamente, el presidente iraquí intentó convencer a los miembros de la OPEP de vender el oro negro en euros para salirse del petrodólar. Si esto hubiera sucedido, el dólar habría perdido entre un 20 y un 40% de su valor. Para Ron Paul, como para muchos especialistas, "la arrogancia de Sadam Husein había sido considerada como un peligro para el dólar en calidad de la reserva principal mundial". Por lo tanto, esta fue una de las razones para la invasión de Irak.
El estudioso Noam Chomsky escribió también en 2003 que "se consideró que la invasión fue una respuesta lógica para proteger el dólar y a la economía de EEUU.
El intento del presidente de Libia, Muamar Gadafi, de promover una revolución del dinar respaldado por oro en toda la Unión Africana le costó la vida. El plan de Gadafi de dejar de vender el petróleo en dólares y empezar a usar el dinar de oro habría devastado la economía estadounidense.
Para este propósito, Gadafi impulsó la creación en semanas del Banco Central de Bengasi para lanzar el dinar de oro y trasladó a esta ciudad 150 toneladas del metal precioso.
El asalto 'programado' por Al Qaeda al consulado de EEUU en Bengasi y la muerte del embajador norteamericano Christopher Stevens y de tres de sus colaboradores, además de los ocho heridos entre el personal de seguridad y los agentes de la CIA, están relacionados con el oro de Bengasi.
Libia fue invadida por EEUU y la OTAN, mientras que Gadafi fue asesinado horriblemente por los mercenarios de la Alianza Atlántica.
Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, el mundo entero está tratando de adivinar qué destino le esperará al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y a su país después de empezar a comercializar su petróleo en moneda distinta al dólar desde el 15 de septiembre pasado.
Actualmente, Venezuela está usando una canasta de monedas internacionales con el yuan chino, el yen japonés, la rupia india, el euro y el rublo ruso con el propósito de acabar con la dependencia del dólar, usado por los opositores, quienes están guiados desde Washington y Miami para terminar con el chavismo en el país bolivariano.
La retórica belicista de Trump confunde y alarma a la gente al anunciar: "Barajamos muchas posibilidades para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesaria. Tenemos a nuestras tropas en todo el mundo, en lugares muy pero muy lejanos". El mandatario de EEUU también ha declarado que Venezuela "no está lejos".
"Estamos preparados para tomar acciones si el Gobierno de Venezuela persiste en el camino de imponer su autoridad sobre la gente de ese país", afirmó.
Estas declaraciones irresponsables de Donald Trump están contribuyendo al incremento de la preocupación tanto en América Latina como en el mundo entero sobre la posibilidad de invasión contra un país como Venezuela, sin mencionar los problemas más graves respecto a las amenazas del actual líder de EEUU contra Corea del Norte.
Sin embargo, para comenzar una guerra se requieren ciertas condiciones para que un país como Estados Unidos decida invadir Venezuela. Chomsky definió tres requisitos que ha estado buscando siempre Washington para iniciar una aventura bélica. Primero, el país elegido como posible víctima tiene que estar prácticamente indefenso en términos militares. Así pasó con Panamá en 1989, con Afganistán en 2001, con Irak en 2003 y con Libia en 2011.
Segundo, la guerra debe valer la pena y producir un consenso de la opinión mundial favorable. Tercero, poder presentar al país elegido para la invasión como un mal supremo que habría que parar o exterminar.
Desde la perspectiva de estas tres condiciones, Venezuela no cuadra en tener requisitos para ser un blanco de una aventura, incluso para una superpotencia como EEUU. El país está fuertemente armado y su Ejército está bien entrenado e identificado con la ideología bolivariana y con la política de su Gobierno. Tampoco hay que olvidar la existencia de los comités populares, que recibieron de Hugo Chávez unos 100.000 Kalashnikov, además del entrenamiento adecuado que se viene perfeccionando año tras año para defender su país en calidad de guerrilla en el caso de una invasión.
Los editores de la revista norteamericana Military Times elogiaron varias veces la capacidad de los buzos militares venezolanos para acercarse a un buque de guerra enemigo sin ser detectados y hacerlo hundir.
Tampoco existe, según The New York Times, la segunda condición que pudiera facilitar a Washington una invasión. El periodista Nicholas Casey escribió que una aventura militar de EEUU en Venezuela significaría una pérdida de ganancias para las petroleras estadounidenses y para las transnacionales. Reemplazar 785.000 barriles diarios de petróleo que llegan de Venezuela a Illinois, Texas y Luisiana representaría para la economía norteamericana un alto costo que el Estado no podría asumir actualmente, debido a los últimos desastres nacionales, que costarán al país más de 290.000 millones de dólares.
A todos estos problemas se agrega el huracán María, que se dirige a las Islas Vírgenes y a Puerto Rico y es considerado como "potencialmente catastrófico" por los especialistas.
Una invasión en estas condiciones elevaría el precio de la gasolina drásticamente para lo que no están preparados la opinión pública de EEUU y los bolsillos de sus ciudadanos.
Hay que tener en cuenta también que Estados Unidos perdió la guerra mediática en Venezuela y sus intentos de promover un 'Maidán a la ucraniana' o una 'primavera árabe' en el país bolivariano fracasaron rotundamente, pero causaron 164 muertos.
No se ha logrado a dar a Venezuela la imagen de un 'mal supremo'. El periodista estadounidense Nicholas Casey explicó claramente que si las amenazas de Washington contra Nicolás Maduro unieron a Latinoamérica contra EEUU, una invasión suscitaría un mayor apoyo a Venezuela y significaría un nuevo aislamiento del país norteamericano en el continente.
Las recientes reacciones, incluidas las de los países incondicionales de EEUU, considerados en América Latina como miembros del grupo 'perritos en la alfombra' (en referencia al aserto del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski: "América Latina es como un perro simpático que está durmiendo en una alfombra y no quiere ningún problema"), provocaron el rechazo de los presidentes de México, Brasil, Argentina, de la misma OEA, que no deja respiro a Maduro y también del promotor de sanciones contra Venezuela Kuczynski.
Frente a todos estos rechazos lo único que le queda a Washington es seguir tratando asfixiar la economía de Venezuela, impedir las transacciones con los bonos de la deuda venezolana, aumentar la lista de los funcionarios bolivarianos sancionados, cancelar las operaciones de crédito en dólares, perjudicar las operaciones financieras de Venezuela en el mercado bursátil, afectar la repatriación de los dividendos de CITGO en EEUU, lo que podría implicar la pérdida para Venezuela de unos 450 millones de dólares, promover la subversión y tratar de eliminar a Nicolás Maduro.
Lo que no están tomando en cuenta Donald Trump y sus asesores es que Maduro es simplemente un representante de la voluntad de la mayoría del pueblo y no un dictador de cuyo humor depende el camino que elige su país. El 'establishment' de Washington tampoco se percató de que Venezuela ya tiene a Rusia, China y la India como nuevos poderosos aliados que están dando apoyo a Maduro.
Mientras tanto, la retórica belicista repetitiva de Donald Trump, basada en las 'amenazas de invasión', según el profesor Riordan Roett, de la John Hopkins University, "es como un regalo de Dios a los chavistas".

"EEUU nunca pregunta cuando decide invadir en otros países"

mundo.sputniknews.com

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