Israel está sin gobierno y los movimientos de protesta agitan Sudán, Argelia, Líbano, Irak, Kuwait e Irán.
En cada uno de esos países, parecen estar actuando organismos estadounidenses o vinculados a Estados Unidos, como sucedió durante las «primaveras árabes», en 2010-2011.
En aquel momento, numerosos estudios sociológicos explicaban el fenómeno recurriendo a las características de los países afectados. Pero lo cierto es que se trataba de países con características muy diferentes, lo cual implica que la verdadera causa de las «primaveras árabes» no era el «terreno propicio».
En realidad, los documentos internos del ministerio británico de Exteriores dados a conocer por un alto funcionario del Reino Unido, Derek Pasquill, demuestran que las «primaveras árabes» fueron una operación concebida por el MI6 británico en 2005, según el esquema de la «Revuelta Árabe» de Lawrence de Arabia. La diferencia era que ya no se trataba de poner en el poder a los wahabitas y a la familia Saud sino a la Hermandad Musulmana. El primer ministro británico Tony Blair vendió el proyecto a Estados Unidos, que más tarde lo puso en práctica utilizando a los discípulos del profesor estadounidense Gene Sharp [1].
Aún se ignora si los británicos están implicados también en estas nuevas «primaveras árabes», pero en Líbano la Corriente Patriótica Libre –la formación política del presidente Michel Aoun– está preparando un plegable sobre los contactos encubiertos de Estados Unidos en Líbano, como hizo en su momento el gobierno de Hosni Mubarak en Egipto.
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