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sábado, 1 de febrero de 2020

Quemados vivos por la dictadura: a 40 años de la matanza en la Embajada de España en Guatemala


En 1980 Guatemala se encontraba azotada por un grave conflicto armado interno, una guerra civil que acabaría solo en 1994. En aquellos tiempos de represión un grupo de campesinos y estudiantes decidió tomar la Embajada de España con el fin de expresar su indignación por las persecuciones. Los eventos de aquel 31 de enero el país nunca los olvidará.

En aquella época la situación en el país era muy tensa. Los campesinos del Departamento de El Quiché —en su mayoría indígenas— se sentían constantemente reprimidos por el Gobierno y no estaban contentos con sus políticas por lo cual tomaron la decisión de recurrir a su último recurso, entrar en la Embajada de España. La acción tuvo como objetivo lanzar un mensaje al mundo para que se supiera la pésima situación con la que tenían que lidiar los campesinos indígenas de El Quiché.

Sin embargo, no pudieron ni imaginar cómo sería la respuesta de la dictadura del general Fernando Romeo Lucas-García, el entonces presidente de la república. Los eventos de aquel día pasarían a ser conocidos como la matanza de la Embajada de España en Guatemala.


Los campesinos no tenían salida porque estaban amenazados de muerte, por eso buscaron refugio en la Embajada de España en Guatemala. Por órdenes del general Lucas García se produjo la matanza y no quedó casi nadie vivo, explicó en una entrevista a Sputnik Rigoberta Menchú, embajadora de buena voluntad de la Unesco y ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1992, cuyo padre murió durante los acontecimientos en la Embajada de España aquel 31 de enero de 1980.

"Acusaron a los campesinos de ser comunistas, que en aquellos años era la única justificación que tenía el régimen de la dictadura para asesinar gente. Como consecuencia del asalto murieron 37 personas en la Embajada", señaló.

Los precedentes del trágico desenlace
A la hora que los campesinos entraron a la misión diplomática española en la ciudad de Guatemala, el entonces embajador del país europeo Máximo Cajal participaba en un encuentro con el exministro de Exteriores guatemalteco Adolfo Molina Orantes, el exvicepresidente Eduardo Cáceres Lenhoff y el jurista Mario Aguirre Godoy.

© CC BY 2.0 / TOMAS C C / BANDERA DE CEMENTO
Corte IDH analiza demanda contra Estado de Guatemala por masacre indígena de 1995

Desde el punto de vista de la entonces dictadura, la embajada fue ocupada por una célula terrorista, mientras que en realidad el grupo estaba compuesto de campesinos indígenas, estudiantes y miembros del Comité de Unidad Campesina (CUC) que buscaban llegar sus denuncias al pueblo guatemalteco y al mundo.

Los campesinos lograron entrar en la Embajada de España porque esta era la única misión diplomática que no tenía vigilancia. A las demás embajadas no se podía entrar sin control, es decir, era necesaria la previa presentación de algún documento de identificación para acceder a ellas. Ese no era el caso de la Embajada de España en Guatemala en aquella época, indicó en su comentario a Sputnik el historiador de la Universidad del Valle de Guatemala y autor de un libro sobre aquel evento, Jorge Luján Muñoz.

"El embajador de España, que estaba recién llegado, decidió que la misión diplomática sería de puertas abiertas. Era la única embajada importante a la que se podría entrar directamente y estaba a nivel de la calle", relató el entrevistado.

Entre los guatemaltecos que entraron en la Embajada estaba Vicente Menchú, padre de Rigoberta Menchú, quien en aquella época era dirigente del CUC. Menchú fue una de las personas que encabezaba los trabajos de esclarecimiento de las desapariciones. Los miembros del grupo eran civiles y no tenían armas, subrayó la entrevistada.

© SPUTNIK / ELIANA GILET
En México, la casa que asiló a Rigoberta Menchú continúa su misión (fotos)

"Vicente Menchú era partidario y promotor del desarrollo sostenible que luchó contra la pobreza y el hambre, por lo cual, era una persona muy reconocida en la región", agregó.

El grupo que entró en la sede diplomática española a las 11 horas permaneció dentro todo el tiempo. Hubo intentos de negociar con Cajal durante varias horas. El embajador quería evitar que los cuerpos de seguridad recurriesen a cualquier uso de fuerza, pero finalmente las autoridades guatemaltecas dejaron de responder a las llamadas telefónicas y lanzaron un asalto contra el edificio.
Acción policial y consecuencias
La Policía decidió irrumpir en la Embajada —es decir, en el territorio de España— de manera brutal y sin permiso alguno, si bien hubo aseveraciones de que el embajador se lo pidió —lo que es dudoso—.
"Primero, el régimen de la dictadura no habría permitido que una embajada, como la misión diplomática de España, diera protección a la gente. Y, segundo, ellos —las autoridades— creían que el trabajo que hacían los sacerdotes católicos españoles en Guatemala era el apoyo a la oposición y acusaban al embajador de apoyar a esos sacerdotes que hablaban de la pobreza, del hambre y de la represión", dijo Menchú.

Aproximadamente a las tres de la tarde comenzó un incendio en la Embajada que acabó con las vidas de casi todas las personas que estaban dentro. Sobrevivieron solo tres: el propio embajador, el abogado Godoy y el campesino Gregorio Yujá Xoná, quien sería secuestrado, torturado y asesinado más tarde aquel día.

​Hay una discusión sobre quiénes provocaron el incendio. El Gobierno manejó las cosas con secretismo, declaró en su comentario Jorge Luján Muñoz.

Hubo aseveraciones de que los manifestantes indígenas se autoincendiaron, pero estas son cuestionables. Otra versión dice que la culpa fue de las fuerzas de seguridad. Además, se les acusa a los asaltantes de haber usado fósforo blanco contra los que estaban dentro del edificio, sin embargo Luján no cree que eso fuera así.

Rigoberta Menchú, a su vez, cita a muchos testigos que aseveran que también se utilizaron ciertos químicos. El cuanto al incendio, este quemó el 95% de los cuerpos de los 37 fallecidos, añadió. La entrevistada declaró que usaron a quemarropa un arma israelí precisamente contra las víctimas.

Toda la investigación demuestra que "fue una orden" del entonces presidente Lucas García y la orden fue precisamente "dar una lección" para que no se olvidara que hubo una dictadura en Guatemala, destacó.
"Me llevó 26 años el juicio penal. Actualmente hay una sentencia en cuanto a la masacre de la Embajada de España y probamos todo esto. La matanza no solo fue para dar una lección a los campesinos, sino constituir esa masacre como emblemática. También fue un mensaje a la comunidad internacional. Fue muy clara la orientación", dijo la entrevistada.

La noticia sobre lo sucedido impactó mucho a la población dentro de ese ambiente tenso que había, declaró por su parte Luján. Como consecuencia, España rompió relaciones con Guatemala muy rápidamente. Las reestablecerían solo en 1984, después del fin de la dictadura.

© AFP 2019 / RODRIGO ARANGUA
Movimientos sociales protestan en Guatemala por plan de amnistía para delitos contra DDHH

Después de lo sucedido la gente en Guatemala sintió miedo, recalcó Rigoberta Menchú.

"Nos abandonaron casi totalmente en el silencio. Muchos de nosotros tuvimos que escapar: fuimos al exilio, como en mi caso, a partir de la muerte de mi papá. Ocultaron la verdad. Fue brutal lo que sufrimos varias décadas. Pero también vimos el inicio de una justicia merecida. Nunca nos callamos y nunca descansamos", puso de relieve.

Menchú y otros sobrevivientes de aquella época hasta el día de hoy exigen que el Estado asuma esta responsabilidad porque consideran que eran funcionarios públicos los implicados en la matanza de la Embajada de España.


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