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domingo, 13 de diciembre de 2020

¿Con asesinato del científico iraní Israel crea una nueva alianza?



Al presidente de EE.UU., Donald Trump, no le queda mucho tiempo y pronto tendrá que salir de la Casa Blanca, pero todavía tiene muchos planes por ejecutar.

Quizás el plan más importante de Trump fue obligar a Irán a sentarse a la mesa de negociaciones, pero no logró este objetivo, y ahora debe abandonar el poder, entregando el Báculo al nuevo presidente electo Joe Biden, por ello a Israel y algunos países árabes del Golfo Pérsico les preocupa la salida del actual mandatario estadounidense del poder.

Por lo tanto, a Israel y algunos países árabes del Golfo Pérsico les preocupa la salida del actual mandatario estadounidense del poder, puesto que así perderán su principal aliado y patrocinador en la Casa Blanca.

Por supuesto, al contrario que Israel, la preocupación de los países árabes es injustificada y ellos lo saben mejor que nadie, puesto que les han inculcado la “iranofobia” durante más de cuatro décadas y les es imposible cambiar de actitud.

Para disipar las preocupaciones de sus aliados en Asia Occidental, Trump sondeó lanzar un ataque masivo contra las instalaciones nucleares de Irán. El presidente saliente preguntó a varios de sus principales asistentes, incluido el vicepresidente, Mike Pence; el secretario de Estado, Mike Pompeo; y el presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, “si tenía opciones de tomar medidas contra el principal sitio nuclear de Irán en las próximas semanas”.

Los altos funcionarios le advirtieron a Trump que un ataque de esa magnitud podría convertirse en un conflicto más grande en las últimas semanas de su presidencia.

La posibilidad de un ataque contra centros nucleares de Irán también ha preocupado a los países árabes aliados de Trump. Por eso, los medios israelíes, para apaciguar los ánimos, hicieron público que su premier, Benjamín Netanyahu, se había reunido con el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, en Arabia Saudí.

El fin de este encuentro fue presentar a Israel como un nuevo aliado que podría proteger a los países árabes de la amenaza iraní. No obstante, los países árabes necesitaban más promesas que esa alianza, por eso Israel volvió a enviar un nuevo mensaje a la monarquía saudí. En esta ocasión, sus agentes de inteligencia asesinaron al científico iraní Mohsen Fajrizade cerca de Teherán, la capital del país persa.

Con este crimen, Israel pretendía decir a los árabes que, con su apoyo logístico, ¡no deben temer a un Irán nuclear!

Paralelamente, con los movimientos de Israel en la región, el Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono) envió el portaviones USS Nimitz, junto a otros buques de guerra, al Golfo Pérsico.

Washington alega que este despliegue es una medida para brindar apoyo de combate y cobertura aérea a la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán, prevista para el 15 de enero.

El anuncio significa que la nueva presencia militar de EE.UU. en Asia Occidental no tiene nada que ver con el asesinato del científico iraní, y esto significa que, en ausencia de Trump, los saudíes y sus aliados pueden confiar en Israel. Por supuesto, este mensaje se envía no solo a los saudíes, sino a todos aquellos que tradicionalmente han temido a la influencia de Irán.

Lo más llamativo de todo esto es la gran confianza que tiene Netanyahu en sí mismo al reflexionar sobre sus recientes logros. Netanyahu está recurriendo a todos los medios a su alcance para aprovechar los últimos dos meses que le quedan a Trump en el poder para crear tensión en la región. Es por ello que Netanyahu, en respuesta a una pregunta sobre su encuentro con Bin Salman, así como el asesinato del científico iraní, adopta una postura ambigua.

Netanyahu cree que, con Trump en el poder, Irán no responderá a sus actos criminales, o si responde, provocará una tensión, algo que ansía el primer ministro israelí.

Empero, el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Hosein Salami, alertó que los enemigos deben esperar una venganza. Por su parte, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, insistió en perseguir este crimen y castigar definitivamente a sus autores materiales e intelectuales.

Además, el comandante de la Fuerza Quds del CGRI de Irán, el general de brigada Ismail Qaani, alertó que el país persa vengará la sangre derramada de Fajrizade y otros queridos mártires.

Teniendo en cuenta lo mencionado, parece que Netanyahu ha olvidado que las autoridades iraníes, cuando lanzan amenazas, las cumplen. ¿Acaso Trump y Netanyahu olvidaron cómo la República Islámica de Irán tomó represalias por el asesinato, en enero, a manos de EE.UU. en Bagdad (capital iraquí), del teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del CGRI?

Si la respuesta es NO, entonces parece que Netanyahu tendrá que afrontar tiempos difíciles y, por supuesto, sus aliados árabes tendrán que sopesar de nuevo su confianza en el premier israelí.

Por Mohsen Khalif Zade


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