Eduardo Rózsa Flores llevó una vida de película que no tenía otra desembocadura que la muerte o la clandestinidad. Nació en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 31 de marzo de 1960. Hijo de un inmigrante húngaro judío y una boliviana de origen español. Estudió en el país y llegó a ser periodista, muy vinculado al Opus Dei durante su etapa boliviana, todo cambió cuando vino a Europa.
Se desarrolló como actor, productor de cine, escritor, poeta, publicista y soldado pero, sobre todo su faceta como miembro de los servicios secretos húngaros y croatas en la guerra de los balcanes así como su papel como miliciano y, posteriormente, mercenario, fue lo que marcó la vida de este hombre
En Europa tomó contacto con la prensa europea, siendo corresponsal de La Vanguardia (un periódico español) en los balcanes donde, debido a su conocimiento del húngaro (idioma que hablaba con su padre) comenzó a trabajar para los servicios secretos de este país que estaba muy interesado en todo lo que ocurría en la región.
Su época de corresponsal de guerra fue mutando debido a su implicación en el conflicto, desembocando en la creación de una milicia internacional que se estableció en las regiones de Osijek, Croacia, y que participó de forma activa en la guerra serbo-croata en el bando croata. Esta época le permite establecer lazos internacionales de movimiento de soldados, mercenarios, información así como contacto con cúpulas militares atlantistas que le asisten, ayudan y refuerzan con financiación y entrenamiento.
De hecho Eduardo Rózsa Flores se convierte en uno de los hombres más importantes de los balcanes que, tras el fin de la guerra de Croacia marcha a Bosnia a seguir luchando contra los serbios, su gran enemigo, tanto contra lo que queda del ejército yugoslavo como de las milicias serbias o los chetniks. Rózsa acudió a la guerra y participó en el sitio de Sarajevo.
Durante su época en Bosnia entre las milicias bosniacas musulmanas Eduardo Rózsa Flores se convierte al Islam, abandonando su pasado judío paterno y el Cristianismo, que le había ayudado a tener buenos contactos en Croacia debido a su relación con el Opus Dei que dinamizó los movimientos croatas (que son católicos) apoyados por Alemania.
Su conversión al Islam le acerca a grupos nacionalistas bosnios y a grupos islamistas pero se mantiene al margen del radicalismo yihadista. Su bagaje político de izquierdas, nacionalista y su admiración por el Che Guevara le mantiene independiente a esta corriente, aunque la tolera y se apoya en ella.
La guerra termina con la intervención de Estados Unidos y la OTAN en 1999, la ocupación de Kosovo y las sucesivas detenciones de líderes croatas y serbios así como la construcción de diversos estados como Eslovenia, Croacia, República ex Yugoslava de Macedonia, Bosnia-Herzegovina y Serbia-Montenegro, que acabará dividida en tres estados independientes, Serbia, Montenegro (ambos separadas) y Kosovo (desgajada por la presión de la Unión Europa y Estados Unidos en su ayuda a los albaneses asentados allí.
Durante esta época Eduardo Rózsa, que posee nacionalidad boliviana, húngara y croata (adquirida por sus servicios a Croacia y que le fue otorgada mientras estaba en coma tras explotar una mina bajo su vehículo). Durante la década del 2000 hasta su muerte en 2009, escribirá cuatro libros y vivirá en Budapest.
En 2008 fue contactado, supuestamente, por miembros de la región de Santa Cruz, en Bolivia, para organizar una defensa miliciana o, en el peor de los casos independizar, en el contexto de una guerra civil, esta región y, de paso, asesinar al Presidente electo Evo Morales. Supuestamente el encargo provendría de sus antiguos patrones en la guerra de Yugoslavia y, supuestamente, la CIA a través de contactos comunes húngaros, contactaron con él para iniciar las revueltas en el país.
Antes de partir grabó una entrevista con un periodista húngaro en la ciudad de Budapest en la que explica las razones de su viaje al país que debía hacerse público solo en caso de que, durante el conflicto, falleciese.
Eduardo Rózsa Flores en el muro de las lamentaciones durante el rodaje de su película “Chico”
Evo Morales era un personaje muy incómodo para Estados Unidos en América Latina y la mejor manera de acabar con él era realizar un golpe de esta clase. Estamos en el año 2008-2009 y el método es muy parecido al que apenas un año después (2010) se usaría durante la “primavera árabe” para ir derrocando los gobiernos de Benalí en Túnez, Mubarak en Egipto, Bashar al Asad en Siria, Alí Abdullah Saleh en Yemen o Muamar el Gadafi en Libia.
La operación consistía en preparar una red Stay Behind en Bolivia, iniciar protestas que desembocaran en un conflicto y, a partir de ahí, montar milicias e infiltrar elementos mercenarios y voluntarios para romper Bolivia o, en su defecto, segregar el departamento de Santa Cruz tras los conflictos entre el gobierno y campesinos e indígenas de la zona.
El primer grupo que acudió a Bolivia estaba compuesto por Eduardo Rózsa Flores, el húngaro Árpád Magyarosi y el irlandés Michael Martin Dwyer, cuya función era dinamizar el movimiento que desataría el conflicto. De hecho eran conscientes de que para desatar la guerra civil debían de matar en los dos bandos, por eso en la lista estaba Evo Morales pero, también el Gobernador opositor a Morales Rubén Costas, Branko Marinkovic (presidente del comité cívico de Santa Cruz) y al cardenal Julio Terrazas.
El gobierno boliviano accedió a esta información y decidieron detenerles o, en su defecto, abatirles ya que eran conscientes de que por la formación militar de Rózsa y sus acompañantes podría haber una respuesta armada. El 16 de abril de 2009 fue localizado en el Hotel las América de Santa Cruz, junto a sus colaboradores, momento en el que un equipo de élite de la policía boliviana accedía a las instalaciones y se iniciaba un tiroteo.
Ese mismo día fue abatido, junto con sus compinches húngaro e irlandés, en el hotel poniendo fin al intento de Eduardo Rósza Flores de iniciar un conflicto en el país. (Fotos: screenshot).
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