Los combatientes del movimiento popular yemení Ansarolá. (Foto: AP)
Ansarolá ganó la guerra saudí respaldada por EE.UU., por eso ahora estos perdedores no pueden imponer condiciones al movimiento yemení, dice un artículo.El jueves, la revista estadounidense Foreign Policy publicó un análisis de la situación en Yemen, donde el Ejército y los comités populares derrotaron a los invasores saudíes y dejaron empantanados a Riad y sus aliados.
El príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, lanzó la ofensiva asumiendo que “traería una victoria fácil”, pero “en cambio, se convirtió en una debacle de relaciones públicas, ya que Arabia Saudí no solo brutalizó públicamente a una población desesperada y empobrecida, sino que también demostró ser incapaz de derrotar a un grupo ‘heterogéneo’ de rebeldes a pesar de los miles de millones de dólares en equipo militar estadounidense. La reciente disposición de los saudíes a negociar un alto el fuego refleja su debilitada posición”, indicó.
Según la revista estadunidense, la tregua propuesta por los saudíes y los términos ofrecidos por el enviado especial de EE.UU. para Yemen, Tim Lenderking, imponen “términos duros” al movimiento popular yemení Ansarolá.
El artículo recalca que es poco honesto que “Estados Unidos y Arabia Saudí afirmen que están buscando la paz”, porque los planes ofrecidos a los combatientes populares de Ansarolá podrían alentarlos a seguir luchando en lugar de aceptar una tregua. “Para poner fin a una guerra, los vencedores suelen imponer condiciones a los perdedores. Imponer exigencias maximalistas a los vencedores es inútil: simplemente seguirán luchando”, agregó.
El artículo cuestiona la eficacia de la Resolución 2216 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) aprobada en abril de 2015 como marco para todas las negociaciones internacionales sobre Yemen, asegurando que esta resolución simplemente prolonga el conflicto e impide una negociación efectiva.
En este sentido, insta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a impulsar una nueva resolución del Consejo de Seguridad sobre Yemen “guiada por tres principios: restaurar la soberanía, prevenir la intromisión y fomentar la inclusión”.
“La resolución debería exigir la retirada de todos los ejércitos extranjeros de Yemen, incluida la presencia militar ilegítima de Arabia Saudí en la provincia de Al-Mahrah, así como la de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) en las islas de Mayun y de Socotra, un sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO”, manifiesta.
La revista estadounidense dice que seguir utilizando la Resolución 2216 como base para la negociación internacional “refleja una voluntad tácita de prolongar el conflicto, con la vana esperanza de que los hutíes eventualmente cedan a las negociaciones. Mientras tanto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que es probable que 400 000 niños yemeníes menores de 5 años mueran de hambre en 2021, aproximadamente un niño cad 80 segundos”, agregó.
Arabia Saudí lanzó la devastadora agresión militar contra Yemen en marzo de 2015 en colaboración con varios Estados aliados y el apoyo logístico de Estados Unidos y otros países occidentales, con el objetivo de devolver al poder al antiguo régimen presidido por el fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi y aplastar al movimiento popular Ansarolá.
La ofensiva no logró sus objetivos, pero llevó a Yemen al borde de la peor hambruna en el mundo, mató a decenas de miles de personas inocentes y destruyó la empobrecida infraestructura del Estado.
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