Los observadores estadounidenses se preguntan si el presidente Joe Biden podría apartarse de sus objetivos maximalistas en Ucrania, que amenazan con convertirse en una trampa para Washington.
Antes de la tan esperada contraofensiva ucraniana de 2023, los políticos estadounidenses y la prensa generalista habían dibujado un panorama de cómo debería ser el final del juego en Ucrania, con las fuerzas de Kiev apoderándose de todo el territorio que pudieran para ganar ventaja en las negociaciones.
Citando a funcionarios de la Casa Blanca, los medios estadounidenses sugirieron que a finales de verano local, Ucrania inclinaría la balanza a su favor. Sin embargo, la realidad sobre el terreno no se corresponde con las expectativas.
El Instituto Quincy para un Gobierno Responsable (Quincy Institute for Responsible Statecraft), un think tank con sede en Washington, ha planteado la cuestión de si el Equipo Biden tiene un Plan B para una salida que le salve la cara, después de haber persuadido a todo Occidente de que todo lo que no fuera la victoria de Kiev sería una catástrofe mundial.
De hecho, la administración Biden se tendió una trampa a sí misma al emplear una "retórica hiperbólica" para vender al público estadounidense y a la comunidad mundial la idea de la guerra de Ucrania llevada por Washington. El presidente Biden elevó al máximo lo que estaba en juego al afirmar en febrero de 2023, durante su discurso en Polonia, que "lo que literalmente está en juego no es solo Ucrania, es la libertad".
Otro tema de conversación de la clase dirigente de la política exterior estadounidense, los legisladores y el mundo académico fue que la victoria de Rusia no solo "envalentonaría" a Moscú para nuevas "invasiones", sino que también animaría a Pekín a "emprender acciones militares" contra Taiwán, algo que China ha negado repetidamente como un disparate, ya que siempre ha considerado la isla como su territorio inalienable.
El aspirante republicano a la presidencia Chris Christie ha llegado incluso a afirmar que la posible "invasión" de Taiwán por parte de China requeriría inevitablemente la presencia de tropas estadounidenses sobre el terreno.
Como resultado, la exagerada narrativa privó al Equipo Biden de margen de maniobra: si el presidente estadounidense decidiera retirarse, tendría que explicar a la comunidad internacional por qué está "renunciando" a la democracia y a los valores humanos, doblegándose ante "dictadores" y dejando al mundo en "peligro".
"Incluso si los funcionarios no creen realmente que la seguridad de EEUU y Europa está en juego, está claro que algo más podría estarlo: el prestigio y la credibilidad de Estados Unidos y la OTAN", señaló el informe del grupo de expertos. "Peor aún, cualquier éxito ruso — ya sea real o percibido — podría considerarse políticamente inaceptable o incluso humillante para los dirigentes de la OTAN, además de exponer divisiones que hasta ahora han sido en gran medida suprimidas".
Según el centro de estudios, el miedo a perder prestigio y credibilidad fue uno de los factores que explican la prolongada implicación de Estados Unidos en Vietnam, Irak, Afganistán y otras guerras.
Para complicar aún más las cosas, Biden se presentará a la reelección en 2024 y la esperada victoria de Kiev en la contraofensiva se ha considerado un argumento de venta para la campaña del actual presidente. Ahora que las Fuerzas Armadas ucranianas han perdido más de 43.000 soldados y el 20% del armamento de la OTAN y se han quedado empantanadas, el gobierno de Biden se encuentra entre la espada y la pared, afirmó el centro de estudios.
Por un lado, las peticiones de Biden de otros 20.000 millones de dólares para Ucrania se produjeron en un momento en que la mayoría de los estadounidenses, incluido el 71% de los republicanos y el 55% de los independientes, se oponen a más ayuda militar a Ucrania, según encuestas recientes. En estas condiciones, mantener el conflicto entraña el riesgo de que aumente el sentimiento negativo y, en consecuencia, empeoren las posibilidades electorales.
Por otra parte, la retirada de Biden de Ucrania, cuando ésta va perdiendo, evocaría fuertes recuerdos de la humillante y chapucera retirada estadounidense de Afganistán en agosto de 2021. Además, en caso de que el conflicto ucraniano acabe en términos menos favorables para Kiev de lo prometido anteriormente, cabría esperar una tormenta de críticas contra el equipo de Biden, indicó el laboratorio de ideas.
Además, cuanto más espere la administración estadounidense a sentar las bases para poner fin al conflicto diplomáticamente, "más difícil será hacerlo, y los costos más elevados correrán a cargo del pueblo ucraniano", advirtió el laboratorio de ideas.
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