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jueves, 17 de agosto de 2023

Trump se opuso al derroche de las guerras de EEUU y "asustó al complejo militar industrial"


Las posturas del expresidente Donald Trump (2017-2021) sobre la relación Washington-Moscú, al financiamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el dispendio presupuestario en guerras espantaron al complejo militar industrial de Estados Unidos, asegura el analista político John Feehery en un artículo para 'The Hill'.

Una buena parte del sector de la inteligencia estadounidense terminó por minar la continuidad presidencial del republicano, quien perdió su reelección en 2020 y ahora busca de nuevo presentarse como candidato del Partido Republicano con un discurso que aboga más por solucionar los conflictos internos que los externos, como el de Ucrania.

John Feehery —quien fue portavoz del expresidente de la Cámara de Representantes Dennis Hastert— dice que uno de los ejes que rigió la política exterior del exmandatario fue poner fin al discurso y a las políticas de Guerra Fría de Estados Unidos contra Rusia, lo cual generó incomodidad entre amplios sectores políticos que acabaron por difundir una narrativa —nunca probada— que aludía a una supuesta relación cercana entre Donald Trump y Vladímir Putin. Asimismo, recuerda, el republicano siempre propuso reexaminar la relación de Washington con la OTAN, cuestionando por qué su país debía asumir el gasto mayoritario del bloque militar.

Estos pilares de política exterior fueron "lo que realmente lo metió en problemas con la comunidad de inteligencia y con elementos del establishment de la política exterior", destaca Feehery.

"Cuando Donald Trump arremetió contra la guerra de Irak en Carolina del Sur durante las elecciones de 2016, no solo se ganó los corazones y las mentes de la base republicana, sino que también escandalizó y asustó a los partidarios del complejo militar industrial. Más tarde, simultáneamente se ganó a sí mismo las elecciones al tiempo que se granjeaba poderosos enemigos que trataron de socavar su presidencia desde el principio", señala el especialista.


Sobre las intenciones de Trump de llevar los vínculos entre Estados Unidos y Rusia a un nivel de no confrontación y mayor cooperación, Feehery sostiene que eso le generó muchos problemas, incluso dentro de su propio círculo. "¿Cómo se atreve un líder político racional a pensar que quizá tenga sentido establecer relaciones más cordiales con el rival nuclear más poderoso del mundo? Trump debe estar comprometido de algún modo, gritaban".

Para este analista, Trump no tenía el suficiente respeto por las Fuerzas Armadas de su país, especialmente por los generales que despachaban en el Pentágono.

"La comunidad de inteligencia detestaba a Trump y trató de socavarlo desde el inicio de su Presidencia. No solo no apreciaba lo importantes que eran [esos militares] para la seguridad nacional de Estados Unidos, sino que también tendía a pensar que sus guerras eternas eran un derroche de sangre y tesoro", afirma Feehery.

El exmandatario republicano, sin embargo, conocía las preocupaciones del votante republicano medio, que se oponía a la guerra de Irak, cuestionaba el globalismo y se preguntaba por qué Washington tenía que rescatar a aliados que se negaban a pagar su propia defensa, asegura.


Trump, dice, hizo preguntas difíciles. Una de ellas: "¿Por qué nuestros aliados de la OTAN no pagan su parte justa?".
Además, cuando el republicano "empezó a husmear en Ucrania, preguntando por qué Hunter Biden había ganado tanto dinero con una empresa energética ucraniana y por qué Joe Biden había hecho aparentemente tanto por ayudar a su hijo con su nuevo cliente, le valió un voto de destitución en el Congreso".

"Por lo visto, algunas cuestiones eran demasiado delicadas para que las reflexionara, incluso un presidente estadounidense", dice.

Ahora que Donald Trump se presenta de nuevo como aspirante a la Casa Blanca y promete poner fin al conflicto en Ucrania, el establishment de la política exterior y la comunidad de inteligencia "siguen aterrorizados", afirma.

"[Los votantes] parecen querer un gobierno que se ocupe más de los ciudadanos estadounidenses y menos del resto del mundo", concluye el analista.


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