por Alfredo Jalife-Rahme
La condena judicial pronunciada en Washington contra el candidato republicano Donald Trump contradice abiertamente el precedente que había dejado, en 2012, el caso del candidato demócrata John Edwards. Pero este proceso judicial arreglado no parece montado desde la Casa Blanca. Sería más bien una iniciativa de la familia Soros, donante del presidente Joe Biden.
Alexander Soros y Benyamin Netanyahu
Suena inverosímil que dos jázaros [1] muy influyentes, el magnate George Soros y el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu, participen en primera fila de la contienda presidencial entre Trump y Biden.
The Forward, que se presente como un portal «judío, independiente y no lucrativo», en su sectario judeocentrismo alega las «7 cosas judías [2] del tribunal donde el jurado deliberó la suerte de Trump», entre ellas, la invocación de George Soros por parte de Trump, quien arremetió contra el mega especulador Soros, de origen húngaro, por haber financiado al polémico fiscal afroestadunidense de Manhattan Alvin Bragg.
La aplastante mayoría de los multimedia que controla George Soros se le fueron a la yugular a Trump por haber atacado sin evidencias al mega especulador.
La tónica multitudinaria de los multimedia fue marcada por Glenn Kessler, miembro del muy influyente Council on Foreign Relations, quien se autodesigna desde hace 11 años «verificador de hechos» (“The Fact Checker”) y contrataca en The Washington Post –del multimillonario Jeff Bezos y presunto portavoz de la CIA– con el «reclamo incendiario de que George Soros “financió” al fiscal Alvin Bragg».
El muy polémico malabarista de hechos y deshechos Glenn Kessler asevera que George Soros como tal nunca participó en el financiamiento de la campaña electoral de Alvin Bragg, aunque, en un triple salto mortal sin red de protección, acepta que «el hijo de George Soros y su nuera» sí financiaron al polémico fiscal Alvin Bragg. El prestidigitador de hechos se contradice al admitir que George Soros contribuyó con un millón de dólares a Color of Change (Cambio de Color), organización supuestamente progresista que apoyó la campaña del fiscal Alvin Bragg [3].
Glenn Kessler, que verifica a su antojo lo que le conviene –pero siempre en beneficio del establishment y del Deep State–, omite el feroz aserto para demoler a Trump del “heredero de Soros”, Alexander Soros, de 38 años, hoy patrón de la fétida Open Society Foundations –nombrado hace 6 años entre los «líderes jóvenes globales del Foro Económico Mundial de Davos», manejado por el alemán globalista Klaus Schwab: invento del ya fallecido jázaro Henry Kissinger, ex empleado del banquero David Rockefeller: creador de la Comisión Trilateral [4].
Alexander Soros, quien se entromete en todas partes, desde Ucrania, pasando por Armenia, hasta México, «urgió a los demócratas a martillar a Trump como un “felón convicto” a cada oportunidad» [5].
Hoy, la sociedad israelí se encuentra fracturada a todos los niveles, pero resalta la añeja confrontación de los dos jázaros George Soros y Benyamin Netanyahu, a grado tal que el controvertido hijo del premier israelí, Yair, de 32 años –y a quien no pocas veces el premier israelí usa como su matraquero oficioso–, se ha burlado en sus virulentos memes de George Soros [6].
La fractura y sus facturas han alcanzado los donativos de los multimillonarios jázaros, como Bill Ackman y Miriam Adelson, viuda del casinero Sheldon [7], quienes el mismo día de la aparente sovietización judicial del caso Trump [8], de aplicación moderna del lawfare –judicialización de la política sectaria–, aportaron generosos donativos al supuesto «felón convicto».
Según Bloomberg, una pléyade de multimillonarios jázaros de Wall Street, muy cercanos a Netanyahu y a los republicanos, se apresuró a respaldar a Trump haciendo mofa del veredicto [9], entre ellos el muy poderoso jázaro Steve Schwarzman, mandamás de BlackStone, antecesor de BlackRock.
No es ningún secreto exponer los lazos de Trump con Netanyahu mediante las tratativas de su yerno jázaro Jared Kushner, cuando cada vez más se nota la alta tensión –sin llegar a la impensable ruptura, debido a la influencia del premier israelí en el Congreso estadounidense, donde acaba de ser invitado insólitamente para exponer su postura–, entre el premier israelí y Biden, quien fulminó que «la gente tiene “toda la razón del mundo” [10] en pensar que Netanyahu extiende la guerra para permanecer en el poder».
Alfredo Jalife-Rahme
Fuente
La Jornada (México) voltairenet.org
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