La búsqueda de nuevos candidatos para culpar en el sabotaje de los Nord Stream, en particular de Ucrania, fue iniciada para desviar la atención hacia EEUU, apuntan a Sputnik varios expertos. Estas filtraciones "parecen jurídicamente impecables, pero completamente inverosímiles", señala el analista político periodista alemán Gregor Spitzen.
A pesar de los esfuerzos de los medios de comunicación occidentales por implicar a Ucrania, Estados Unidos sigue pareciendo "el principal beneficiario y cliente del sabotaje de los gasoductos Nord Stream", afirma a Sputnik el analista político alemán y periodista independiente Gregor Spitzen, comentando el reciente artículo de The Wall Street Journal, que alega un papel significativo del excomandante en jefe de las FFAA ucranianas, Valeri Zaluzhni, en el atentado.
"Esto ha estado claro desde el principio, tanto en términos del principio básico del derecho romano de Cui bono? [¿a quién beneficia?] como de las declaraciones del presidente [de EEUU], Joe Biden, y de la [entonces] subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, de que EEUU no permitiría que el gasoducto entrara en funcionamiento", explica.
Los esfuerzos de los políticos y los medios de comunicación alemanes por desviar la atención de EEUU "lanzando nuevas e inverosímiles versiones al campo de la información", aunque comprensibles —"si EEUU es declarado culpable de un acto de terrorismo de Estado contra la propiedad alemana, toda la arquitectura de la seguridad europea se derrumbará"—, no dejan de ser indignantes, señala Spitzen.
"Los intentos de Alemania de culpar a los saboteadores ucranianos que actuaron sin un mandato claro de su Gobierno, y al mismo tiempo sacar de peligro a [Volodímir] Zelenski, parecen jurídicamente impecables, pero completamente inverosímiles", explica el analista.
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Lo más probable es que nunca se encuentre a los individuos ucranianos concretos a los que se les atribuyen los atentados de los Nord Stream y, si no, ya estarían muertos "por causas naturales en circunstancias sospechosas, o bien se habrían suicidado", agrega.
"Esta sería la mejor solución para el caso de sabotaje de los Nord Stream. El gasoducto está destruido, la culpabilidad de EEUU no está comprobada, la reputación de los políticos alemanes está a salvo, los líderes políticos ucranianos están exonerados y los autores concretos, que actuaron por iniciativa propia, están muertos o desaparecidos", enfatiza Spitzen.
El exoficial de operaciones de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) Philip Giraldi también tacha de "tapadera" los esfuerzos de los medios de comunicación por culpar a Ucrania, argumentando que Kiev simplemente carecía de recursos para llevar a cabo el atentado contra los Nord Stream.
"Estados Unidos lo hizo e incluso había manifestado de antemano su intención de destruir el gasoducto si Rusia invadía Ucrania. Y también está la implicación de Noruega, que no es plausible si se tratara de una operación ucraniana", comenta.
Tanto Spitzen como Giraldi sugieren que el hecho de que la historia sobre el supuesto papel de Ucrania en el caso de los Nord Stream apareciera simultáneamente en los medios de comunicación estadounidenses y alemanes apunta a la probabilidad de un esfuerzo coordinado para elaborar "una narrativa aceptable sobre lo que ocurrió", en palabras de Giraldi.
"Me sugiere que están coordinando algún nuevo enfoque para tratar con Ucrania y Zelenski, aunque no estoy seguro de cuál podría ser", concluye Giraldi.
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El 14 de agosto, The Wall Street Journal publicó una investigación con acusaciones contra el excomandante en jefe ucraniano del ataque contra los Nord Stream. De acuerdo con el medio estadounidense, Zaluzhni ordenó socavar los gasoductos rusos, violando una orden directa de Volodímir Zelenski de detener la operación.
De acuerdo con el periódico, Zelenski aprobó inicialmente el plan de volar los gasoductos. La operación se realizó bajo el mando de Zaluzhni, entonces comandante en jefe de las FFAA de Ucrania, y todas las órdenes se transmitieron verbalmente para no dejar pruebas. Posteriormente, Estados Unidos intentó intervenir en la situación, reporta.
"La CIA exigió a la oficina de Zelenski que detuviera la operación", escribe The Wall Street Journal.
Zelenski transmitió esta orden a Zaluzhni, pero el general la ignoró, "y su equipo hizo ajustes en el plan original", indica el medio. En correspondencia con el periódico, el excomandante ucraniano, que ahora sirve como embajador de Ucrania en Londres, negó su implicación en el sabotaje contra los gasoductos.
El medio estadounidense pidió comentarios a cuatro representantes de alto rango de los organismos de seguridad ucranianos que, como señala el artículo, "participaron en los ataques contra los Nord Stream o tuvieron acceso directo a información sobre la operación". Todos los entrevistados confirmaron que Kiev consideraba los gasoductos "objetivos legítimos".
El medio señala que los esfuerzos de los investigadores alemanes se centran en reunir pruebas contra Zaluzhni y sus colaboradores. Los hallazgos podrían dar un vuelco a las relaciones entre Kiev y Berlín, que ha proporcionado a Ucrania una parte significativa de financiación y equipamiento militar, agrega.
"Algunos líderes políticos alemanes pueden haber estado dispuestos a pasar por alto las pruebas que apuntaban a Ucrania por temor a socavar el apoyo interno al esfuerzo bélico. Pero la Policía alemana es políticamente independiente, y su investigación tomó su propio curso a medida que resolvían una pista tras otra", subraya la publicación.
"Un ataque de esta magnitud es motivo suficiente para activar la disposición de defensa colectiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte [OTAN]", pero las infraestructuras críticas han sido destruidas por un país al que Berlín apoya con suministros de armas, declaró al periódico un funcionario alemán anónimo familiarizado con la investigación.
El 26 de septiembre de 2022, tres de las cuatro líneas de los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2 fueron blanco de un sabotaje con cargas explosivas en el fondo del mar Báltico, cerca de una isla danesa y frente a las costas suecas, zonas bajo control de la OTAN.
El 8 de febrero de 2023, Seymour Hersh, periodista investigador estadounidense y ganador de un premio Pulitzer, causó un efecto bomba al detallar el aparente complot del equipo del presidente de EEUU, Joe Biden, y de la comunidad de inteligencia estadounidense para volar los gasoductos Nord Stream con la ayuda de saboteadores noruegos.
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