Por Pablo Jofré Leal
Para Bertolt Brecht, existen seres humanos buenos, mejores e imprescindibles. En esta última categoría hay que situar al general Qasem Soleimani. Un hombre “imprescindible”, que luchó toda su vida contra la maldad y para establecer la paz”.
El vate y dramaturgo alemán Bertolt Brecht sostenía “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”
Uno de esos seres humanos esenciales, que dedicó su vida a la defensa de su país y al internacionalismo solidario contra la agresión del imperialismo y el sionismo, es el Teniente General y Comandante de las Fuerzas Quds, Qassem Soleimani, cuyo asesinato vil, a manos de Washington, representa un punto de inflexión en la situación política militar de Oriente Medio, que traerá consigo, inevitablemente, el retiro de las tropas estadounidenses de la región y el comienzo del fin, tanto del régimen sionista como del wahabita. Una decisión de Trump catalizada por el sionismo, que constituye la peor jugada estratégica que hayan podido ejecuta.
En el ataque estadounidense, en concomitancia con Israel, llevado a cabo el viernes 3 de enero, en las inmediaciones del Aeropuerto Muhamad Alaa de Bagdad, se utilizaron misiles Helfire de ojivas explosivas, de alto impacto lanzadas por drones del tipo MQ 9 Reaper, que se saldó con el asesinato del Teniente General Soleimani, el segundo comandante de Las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al Hashad al Shabi) Al Mahdi al Muhandis y otros 9 colaboradores. Una acción terrorista que ha dado inicio a la marcha de un reloj, que sólo se detendrán en el momento que cada uno de los soldados y mercenarios disfrazados de contratistas de Estados Unidos, como también de Francia y Gran Bretaña, abandonen territorio sirio e iraquí, sólo como inicio, para luego exigir su total retirada de la cincuentena de bases militares, aéreas y navales que existen en Oriente Medio, con una cifra superior a 50 mil soldados distribuidos en 12 países de esa región.
El ataque aéreo, que significó la muerte del General Soleimani y sus acompañantes, ordenada por el gobierno estadounidense y con pleno conocimiento del régimen israelí, ha sido calificado, unánimemente, como un acto de terrorismo internacional, que debe ser castigado. Más aún cuando las razones esgrimidas, para efectuar el lanzamiento de misiles estadounidenses en suelo iraquí, rayan lo miserable y patético. Se acusó a Qasem Soleimani de estar preparando “posibles acciones futuras” destinadas a atacar a diplomáticos y funcionarios estadounidense. La falsedad de tales acusaciones generó la indignación del gobierno iraní, frente a argumentos pueriles, indignos y claramente destinados a justificar un crimen, que debe ser juzgado por constituir un asesinato contra un alto cargo estatal de un Estado soberano de visita en un país, con el cual se mantienen plenas relaciones bilaterales.
Donald Trump, sus asesores vinculados estrechamente al lobby sionista (que constituyen al AIPAC, el llamado Comité de asuntos públicos estadounidense-israelí), son un peligro para el mundo. Sus crímenes y amenazas posteriores al asesinato del teniente general Qassem Soleimani, obligan a censurar estos regímenes. Trump es un “criminal que viola los derechos internacionales” que debe ser conducido a la Corte Penal Internacional (CPI), si en verdad los organismos internacionales tuvieran la voluntad, pero sobre todo la valentía de juzgarlo.
Me pregunto, ante el silencio cómplice de la Unión Europea, la ONU entre otros “¿Actuaría de la misma forma esta hipócrita “comunidad internacional” en el caso hipotético que el Sr. Mark Esper, Jefe del Pentágono, aterrizara en el Aeropuerto de Ben Gurion, en Tel Aviv, ubicado en los territorios ocupados de la Palestina histórica y recibiera una andanada de misiles lanzados por un par de drones de las fuerzas del Eje de la Resistencia, argumentando que se ejecuta tal acción para prevenir “posibles futuros atentados, contra ciudadanos de los países de Oriente Medio sometidos a la acción criminal del imperialismo y el sionismo? Y además, tras el hecho se informa, vía Twitter, que si Estados Unidos se atreve a responder se destruirán medio centenar de objetivos importantes de ese país.
Resulta evidente, que las naciones que se autodenominan democráticas y pontifican sobre los derechos humanos, la civilización, el derecho internacional y otras ideas, se han rendido frente a las amenazas y chantajes de Washington. Así sucedió con el grupo de países europeos (Francia, Alemania y Gran Bretaña) miembros del llamado G5+1, con relación al Plan integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) obligando a la nación persa, en el contexto de ese incumplimiento del acuerdo nuclear y el asesinato del líder de la Fuerza Quds, a sostener, que se encuentra en libertad de acción para abandonar las limitaciones operacionales “en su programa de energía nuclear, entre ellas, la capacidad de enriquecimiento, la cantidad de material enriquecido y la investigación para el desarrollo nuclear”
El asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el teniente general Qassem Soleimani, en Bagdad, no detendrá en absoluto, la lucha por los ideales que Soleimani representaba: dignidad, lucha por la autodeterminación de los pueblos, entrega, estrategia militar del más alto nivel y sobre todo un sentido de amor por la humanidad expresada en el apoyo a los pueblos de Siria, El Líbano, Afganistán, Irak y el pueblo palestino, cuyas sociedades rindieron un sentido homenaje a su memoria y el compromiso de continuar su lucha. Qassem Soleimani representa al tipo de ser humano cuya muerte física lo eleva a la categoría de héroe, de un shahid (un mártir) un hombre que pasa a integrar la galería de los imprescindibles, como Simón Bolívar, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Artigas. Un internacionalista de aquellos que quedan en la memoria de cientos de millones de personas.
Qassem Soleimani fue un estratega militar brillante pero también un diplomático, que entendía la importancia de las negociaciones, si ello genera estabilidad. Esto porque declaraciones efectuadas por el premier iraquí interino, Adel Abdul-Mahdi, signaron que el comandante de la Fuerza Quds se reuniría con el premier iraquí, el mismo día del atentado terrorista estadounidense, que significó la muerte del líder militar. Dicha confesión fue dada por Adel Abdul Mahdi durante la sesión parlamentaria, que definió la expulsión de las fuerzas extranjeras en suelo iraquí. Según explicó el político iraquí “nuestro país estaba jugando un papel mediador entre Arabia Saudí e Irán para zanjar las tensiones bilaterales y el viernes 3 de enero tenía previsto mantener una reunión con el comandante persa para recibir una respuesta de Teherán a Riad”.
Es evidente que Washington y Tel Aviv no quieren paz, no están dispuestos a cesar sus intervenciones y crímenes y si para ello es necesario masacrar, violar el derecho internacional y cometer atentados en cualquier parte del mundo porque para estos genocidas no existen límites morales. Las leyes internacionales califican el asesinato contra representantes oficiales de los gobiernos como terrorismo de Estado. “Él vino a entregarme un mensaje de Irán, respondiendo al mensaje que enviamos de Arabia Saudí a Irán”, dijo el premier iraquí enfatizando, que con esa acción, se ha destruido la confianza de Bagdad en Washington. Conducta que hace mucho tiempo los pueblos del mundo la saben, respecto a desconfiar del lobo cuidando ovejas, un supuesto garante de democracia que ha instalado dictaduras por doquier. Estados unidos no es confiable y eso lo han advertido las autoridades religiosas de irán, que por boca de Sayyed Ali Jamenei nos lo recuerda permanentemente.
En una conducta de contumacia criminal, amenazante, desatado en su verborrea belicista y ese afán por complacer los afanes bélicos del sionismo, Trump no cesa en amenazar a Irán. El pasado domingo 5 de enero señaló, a través de un Twitter, que tiene en la mira 52 objetivos de alto nivel de la nación persa si el gobierno de este país decide atacar bienes y personal militar estadounidense. Entre esos objetivos se encontrarían bienes culturales y patrimonio de la humanidad. El gobierno de Irán respondió de inmediato señalando, a través del canciller, Mohamad Yavad Zarif que “Después de haber violado gravemente el derecho internacional con el cobarde asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, el presidente de EE.UU., Donald Trump, amenaza aun con cometer nuevas violaciones. Alertamos que atacar sitios culturales es un crimen de guerra”
Los crímenes cometidos por Estados Unidos no quedarán sin castigo y bien sabe el régimen estadounidense, que una nación con la capacidad de Irán, lo hará en forma estratégica, “con firmeza definido por el propio Irán como una venganza contra objetivos militares, tanto del propio Estados Unidos como de sus aliados sionistas y wahabitas. Así, la ciudad israelí de Haifa (ubicada en la Palestina histórica ocupada desde el año 1948) ha sido definida como un blanco a atacar, por el secretario del Consejo de Discernimiento del Sistema de la República Islámica de Irán, Mohsen Rezai, quien señalo dos formas de represalia contra Estados Unidos “La primera es la dura venganza que los pueblos de Irán e Irak se tomarán contra Trump y sus soldados. Otra es en respuesta a Trump, que ha advertido que nos atacará si nos vengamos. En este caso digo que destruiremos por completo (la ciudad israelí de Haifa y los centros claves de Israel”. Advertencia que activo de inmediato todas las alertas del ejército sionista.
El asesinato del comandante Qassem Soleimani también generó reacciones del líder del movimiento de Resistencia islámica de El Líbano, Sayyed Hasan Nasralá quien señaló “el ignorante Trump y los idiotas que le rodean no se dan cuenta de lo que han hecho. El tiempo se lo dirá. Cuando los ataúdes de los militares estadounidenses comiencen a regresar a Estados Unidos, la Administración Trump se dará cuenta de que ha perdido verdaderamente la región, y que perderán también las elecciones (2020)”. Para Nasralá la expulsión de Estados unidos de la región se ha convertido en una exigencia “es una prioridad”, por lo que la responsabilidad de vengar la sangre derramada del célebre comandante iraní cae no solo sobre Irán, sino sobre todos sus aliados” decisión que moviliza al Eje de la Resistencia desde la frontera occidental de Irán hasta las costas del mar mediterráneo. Millones de hombres y mujeres decididos a vengar al Shahid Soleimani. La respuesta a una acción militar es una acción militar y la República Islámica de Irán honrará esta máxima.
El asesinato del general iraní Soleimani es un punto de inflexión, un ejemplo al mundo, en la lucha de los pueblos contra la hegemonía, dice un analista. “Sin duda, esta tragedia reviste una importancia fundamental no sólo para Oriente Medio, sino también para el resto de continentes, en particular para América Latina, porque se conjugan en este asesinato una serie de elementos de la lucha de los pueblos contra la hegemonía, el imperialismo, el sionismo, contra aquellos que quieren hacer del mundo su campo de operaciones políticas financieras, militares, de sometimiento, de colonización”.
He sostenido, en estos días, donde el dolor por la partida de un hombre sacude nuestros corazones que “no es es casual que los iraníes y otros pueblos del mundo rindan homenajes multitudinarios al general persa y que incluso aquellos países occidentales invasores y patrocinadores de terroristas, que el propio Soleimani había combatido, condene el mortal ataque del régimen estadounidense “Esto remarca que Soleimani es ya un personaje histórico que va a tener una importancia fundamental en el devenir de los acontecimientos de la región y del mundo”, pronostica.
Soleimani representaba la figura de la República Islámica de Irán y su asesinato es un punto de inflexión en la defensa de la soberanía e independencia de todos los pueblos del mundo sometidos al dominio de la triada criminal conformada por el imperialismo, el sionismo y el wahabismo cuyo imperativo implica erradicarlos. Tengamos siempre presente, que los enemigos de la nación persa, aquellos que han asesinado al Shahid Qasem Soleimani, a este ser humano imprescindible, son los mismos enemigos de otros pueblos del Oriente Medio, Asia Central, América Latina y África. Qasem Soleimani es ya el recuerdo de la sangre prodigada millones de seres humanos que luchan por un mundo más justo, que entregan su vida por una causa que no importa tener como norte la muerte si ese martirio conduce a un futuro mejor.
“La sangre derramada de Qasem Soleimani ha propiciado el terreno para la lucha valiente de los combatientes de la Resistencia. Los enemigos del islam tienen que saber que cuando grandes hombres, como el general Qasem Soleimani, caen mártires, otros Soleimanies se levantarán y se pondrán en la primera línea de la lucha contra la injusticia”. El comandante Soleimani ha triunfado aún en el momento de su muerte y pronto será: Parques infantiles, escuelas, hospitales, será nuevos poemas, nuevos mártires. Un Oriente Medio que multiplicará en su vientre a millones de nuevos Qasem Soleimani por venir.
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