Nicaragüenses celebran el 42 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, 18 de julio de 2021. (Foto: AFP)
Por Romina Guadalupe Pérez RamosEn esta fecha debemos brindar un homenaje al general Augusto César Sandino y a Carlos Fonseca, quien siguiendo el pensamiento y práctica revolucionaria de Sandino organizó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), instrumento político y militar que hizo posible el triunfo de la revolución liderada por nueve comandantes, que derrocaron junto al pueblo a la dictadura de Anastasio Somoza.
Romina Pérez. Embajadora de Bolivia en Irán
En esta fecha debemos brindar un homenaje al General Augusto Cesar Sandino, y a Carlos Fonseca, quien siguiendo el pensamiento y práctica revolucionaria de Sandino organizo, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), instrumento político y militar, que hizo posible el triunfo de la revolución liderada por nueve comandantes, que derrocaron junto al pueblo a la dictadura de Anastasio Somoza, para reconstruir el Estado y sociedad nicaragüense, que desde 1984 estuvo a cargo del Comandante Daniel Ortega. Sandino, Fonseca y Ortega jugaron roles importantes para materializar el proceso y materialización lo que hoy conocemos como la revolución sandinista porque fue gestada gracias al pensamiento y practica revolucionaria de Augusto Cesar Sandino.
El pensamiento revolucionario de Sandino, articulaba los elementos ideológicos de los emergentes paradigmas que a través de discursos contestatarios y revolucionarios circulaban en Latinoamérica desde finales del S.XIX[1] y también rearticulaba las ideas y practicas evolucionarios de las luchas de los caciques indígenas, entre estos, Diriangén conocido como el padre de la patria nicaragüense[2], Colocolo de Chile, Túpac Amaru II que lidera lo que se conoce en la historia como la primera independencia del Aby Ayala contra el Virreinato del Perú, que abarcaba los actuales territorios de Perú y Bolivia, Lempira de Honduras, de Tomás Ruiz Prócer de la independencia de Centro América, de libertadores como Simón Bolívar, de poetas y de poesías de la liberación de José Martí de Cuba, y de Rubén Darío de Nicaragua, así como de otros revolucionarios como Emiliano Zapata de México.
Sandino, con estos elementos y desde la realidad de Nicaragua construye una episteme emancipadora para los pueblos oprimidos del mundo, especialmente para el pueblo de Nicaragua que era una de las naciones oprimidas desde la invasión colonial del Capitán Andrés Niño quien anexa el primer espacio geográfico de Nicaragua a la Corona española[3] hasta la invasión de Marines estadounidenses que se instalan en Nicaragua desde 1916. La opresión de la nación no cambio con la independencia de 1821 porque los criollos no velaron por los derechos de los pueblos originarios, quienes seguían viviendo en condiciones inhumanas, sumergidos en la mayor pobreza, analfabetos de la lengua impuesta, discriminados por hablar el idioma de sus ancestros y expulsados de sus tierras. Sandino, pertenecía a este sector social, y él vivió la injusticia social, porque fue hijo ilegitimo de un hacendado productor de café, y de una mujer indígena descendiente de los pueblos originarios, que estaba despojada de sus derechos[4].
Sandino que fue peón en la finca de su padre, afirmaba intrépidamente que “por mis venas, circula más que todo, la sangre india, que por atavismo encierra, el misterio de ser patriota, leal y sincero”[5]. Por eso su práctica revolucionaria expresaba su anticolonialismo, inspirado en las luchas libertarias indígenas como la de Túpac Amaru II. La afinidad ideológica de Sandino con las luchas de los pueblos indígenas y originarios, nos identifica con este líder, porque nuestro proceso de cambio en el Estado Plurinacional de Bolivia, se ha nutrido de esta ideología materializada en esas luchas.
Sandino se auto identificaba como indígena y campesino, porque trabajo la tierra en varios lugares. Después formo parte del proletariado, trabajo como obrero en Honduras y México donde se relaciono con grupos revolucionarios marxistas y otros, y vivió el proceso de la revolución Zapatista. Cuando retorna a Nicaragua en 1925 trabajo en las minas de San Albino. Estas experiencias junto a su autoformación teórica, forjaron su espíritu crítico contestatario que lo llevaron a tener una formación literaria, política e ideológica, así como militar. De esta manera construyo su pensamiento descolonizado, nacionalista y antiimperialista para reivindicar la defensa y soberanía de la Patria que para el no era reductible a su amada Nicaragua, sino abarcaba a la Patria Grande Latinoamericana.
En 1926, Sandino se integra a las tropas liberales en la guerra constitucionalista; que fue traicionada en 1927 por los “vende patria” que aceptaron la intervención norteamericana a través de la firma del “Pacto del Espino Negro” en Tipitapa donde se aceptaba la “Paz”, y se ordenaba el desarme del ejército de Nicaragua[6]. Todos los Generales aceptaron la rendición a los norteamericanos menos Sandino que le dijo a Moncada:
Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan, porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos[7].
Este pasaje de la historia, y las palabras de Sandino, muestra cuán cercanos somos en nuestra ideología e ideales, porque el himno patrio de Bolivia es “Morir antes que esclavos vivir”. Para Sandino era un deber morir por la Libertad, y este deber lo enarbolaba con el símbolo de la bandera Rojo y Negro que significa “Libertad o Muerte” y/o “Patria o Muerte”. De este modo, y en este contexto del 1927-1934, nació́ el movimiento armado de Sandino, que el mismo lo autofinanció comprando sus armas con el dinero que ganó en sus trabajos en México, e inicio la guerra de guerrilla junto a un grupo de 29 guerrilleros nicaragüenses. Se trataba al inicio de una pequeña columna de obreros y campesinos que entre 1931- 1932 llegó a tener cerca de 6.000 combatientes organizados en ocho columnas que controlaron casi dos tercios del territorio nacional, a través del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) que portaba la firme convicción de Sandino que la vida se ofrenda para libertad de la patria”[8] . El afirmaba “si morimos, nuestra causa seguirá́ viviendo. Otros nos seguirán. Nuestro ejército (…) tiene conciencia de su alto papel histórico (…) la soberanía de la Patria no se discute, se defiende con las armas en la mano”[9].
En 1933 Sandino infringió́ una derrota al ejército norteamericano, y expulso a los marines de su Patria nicaragüense. Después en 1934, en aras de su ideal de buscar la Paz para su pueblo, y sabiendo que la expulsión de los marines no era suficiente para acabar con las intervenciones norteamericanas, acepto una invitación para acudir a una cena en el palacio presidencial, y fue emboscado y asesinado el 21 de febrero de 1934, por Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional y sobrino del ex presidente José́ María Moncada, en complicidad con Estados Unidos[10].
Después del asesinato de Sandino, en el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) se destacaron dos hombres que continuaron su lucha: el coronel Santos López de origen campesino y el General Ramón Raudales. Ellos vincularon a los patriotas del EDSN con las nuevas generaciones donde se destaca el poeta Rigoberto López Pérez que ajusticia a Anastasio Somoza el 21 de septiembre de 1956[11]. El hecho provoca que la dictadura contra ataque con una violenta represión, y le hacen frente en 1958 el General Raudales junto a las diferentes agrupaciones político militares. A su vez el Coronel Santos López había reclutado a las nuevas generaciones, donde se destaca el joven Carlos Fonseca Amador que entre 1961-1962 funda el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) junto a Tomás Borge y otros revolucionarios[12]. Dos años después se integra a los 16 años, Daniel Ortega Saavedra. Todos continuaron con el legado de Sandino y su proyecto político que desembocara en la Revolución Popular Sandinista. Con esta Revolución finaliza el ciclo de las revoluciones armadas en América Latina, y de ella queda también la imagen inclaudicable e imperecedera de la entrada de los guerrilleros a Managua aquel 19 de julio de 1979, y el derrumbe de la estatua de Anastasio Somoza que simbólicamente derrumbaba un régimen opresor de mas más de cuatro décadas.
Los comandantes entrando a Managua, 19 de julio 1979.
La mística revolucionaria que se vivía en las calles con el triunfo de la revolución, convocaba a los 9 comandantes a reconstruir es Estado y la Sociedad, y una de las primeras medidas que puso en práctica la Junta de Reconstrucción Nacional fue la expropiación de los bienes de Somoza, y de sus colaboradores más cercanos.
Asimismo gran parte de los sectores revolucionarios de la sociedad estaba convulsionada por el espíritu revolucionario, que les convocaba participar de los sábados del trabajo voluntario, denominado “sábado rojo y negro” que se inició con las cosechas de algodón, continuo con las brigadas populares de salud y se fortaleció con las cruzadas nacionales de alfabetización. Los voluntarios, se organizaban en frentes, brigadas y escuadrones, y se redujo la tasa nacional de analfabetismo del 51%, a un 12%. La UNESCO declaró que la campaña era un triunfo cultural -claro está- de la revolución.
Poco después entre 1980-1981, el FSLN se enfrentó́ a la Contra, un ejercito de mercenarios organizado por el imperialismo norteamericano para derrocar la revolución sandinista. Como se trataba de una guerra, los sandinistas para salir victoriosos instituyeron el Servicio Militar Patriótico, que era una obligación revolucionaria, al igual que la búsqueda de la Paz. En este contexto, encontré a una joven sin un brazo, era una combatiente del FSLN, y cuando un periodista le preguntó que si valía la pena esa pérdida, ella contesto: por la revolución Nicaragüense estoy dispuesta a perder el otro y hasta la vida. Patria o Muerte!!!.
Daniel Ortega es electo como Presidente en 1984 y en 1988 se logra al terminar la guerra de la Contra. Sin embargo la burguesía local reaccionaria se resistió a las transformaciones sociales[13], y pone en práctica estrategias de dominación violenta, seleccionando medios de lucha para desestabilizar la revolución con conspiraciones, instaurando conflictos y preparar golpe de estado; actualmente conocidos como los golpes suaves y mediáticos como elementos constitutivos de la guerra hibrida. En 1990 producto de la aplicación de estos métodos el FSLN pierde las elecciones. Los partidos neoliberales asumen el poder durante 16 años y desarticulan el sistema de carácter revolucionario y sus transformaciones. El país se sumió en la peor crisis socioeconómica de la historia nacional.
Entre el 2007 al 2019 el FSLN retoma el poder a través de elecciones libres. El Comandante Daniel Ortega asume nuevamente la presidencia y restaura el modelo socioeconómico revolucionario que el neoliberalismo destruyo. Actualmente, Nicaragua es reconocida a nivel mundial como el país Centroamericano con mayor crecimiento económico y de mejor seguridad ciudadana.
En su discurso del 19 de julio del 2018, el Comandante Daniel Ortega denuncia nuevamente que entre abril y julio, el imperialismo norteamericano junto a la oposición reaccionaria operaba para dar un golpe de estado. Denuncio que los representantes de la iglesia católica colaboraban con los conspiradores ya que so pretexto de dialogo pedían cambiar a las autoridades del Consejo Supremo Electoral, a los jefes de la Policía Nacional, y que la institución se replegara a los cuarteles, y también solicitaban que se fuera como presidente, y se adelantaran las elecciones. Según el Comandante, “No querían dialogo, sino un ¡Un Golpe de Estado!”.
Actualmente la conspiración continua, y en esta fecha manifiesto al Presidente Daniel Ortega, a la Vicepresidenta Rosario Murillo, y al pueblo nicaragüense que el Estado Plurinacional de Bolivia, y el pueblo boliviano se identifican con la revolución Nicaragüense, el legado de Sandino, y repudia las practicas conspirativas de EE.UU. y sus lacayos nacionales, que a través de la guerra hibrida pretender nuevamente ensangrentar a la nación Nicaragüense.
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