miércoles, 28 de mayo de 2014

El callejón sin salida de la geopolítica estadounidense


© REUTERS Lucas Jackson

Después del fin de la guerra fría Occidente cometió varios errores geopolíticos. La responsabilidad de estos errores la tiene Washington como mayor país occidental y (todavía) la potencia más importante del mundo.
El autor del periódico 'Diario Militar Independiente', Aleksander Kramchijin, analiza en un artículo la posición geopolítica de EE.UU hoy, los errores del pasado y los desafíos contemporáneos.

Un error fundamentalEl experto cuenta que la estrategia estadounidense a partir del fin de la guerra fría era de "contener el imperialismo ruso", es decir, limitar por cualquier medio la influencia de Rusia en los estados de la ex-Unión Soviética. Este objetivo entraba dentro de la estrategia global de prevenir la aparición de un poder capaz de competir militarmente con EE.UU.

El miedo de la resucitación de Rusia se explica históricamente. EE.UU. siempre consideró su modelo histórico perfecto y cuando la Unión Soviética ofreció otro diferente, EE.UU. lo consideró una amenaza para la civilización occidental entera, indica Kramchijin.

Desde un punto de vista más práctico, contener a los competidores es un comportamiento racional y pragmático, y es difícil reprocharle a un país capitalista acostumbrado a competir de antemano.

Pero hoy en día el resultado es triste: Washington es rival de Rusia, perdiendo la oportunidad de convertir al viejo enemigo en un aliado clave, proclama el analista.

Extensión de las fuerzasHace poco tiempo se creía que EE.UU. podría participar en cuatro guerras simultáneas. Ahora proclaman oficialmente la renuncia de llevar ni una sola guerra del tamaño iraquí o afgano, según Kramchijin.

Afirma que en los últimos 15 años la política de la OTAN ha intentado defender más territorios con menos fuerzas. La carga de EE.UU. es la más grande: los aliados europeos a menudo no están dispuestos a gastar más para soportar las intenciones geopolíticas de su líder militar.

© REUTERS Ahmad Nadeem
El intento incipiente de disminuir el presupuesto militar de los miembros de la OTAN coincide ahora con el conflicto político entre Europa y Rusia y el fortalecimiento de las posiciones de China en la región asiática. Los aliados exigen garantías de protección por parte de EE.UU., garantías que los Estados Unidos no quieren conceder, indica el experto.

Además añade que los ejemplos de Georgia y Ucrania muestran que esas garantías no garantizan mucho si se trata de un conflicto con un rival fuerte.

EE.UU. tratará de evitar toda nueva intervenciónKramchijin expresa su seguridad de que EE.UU. no empezará ninguna operación militar en un país fuera de la OTAN. Los estadounidenses no arriesgarán más sus vidas por el pretexto de la democracia en otro lado de la Tierra.

Pero abandonar a los miembros europeos, a Japón y a Corea del Sur no es posible a causa del prestigio político: EE.UU. tiene que mantener una imagen de participación en los procesos de seguridad en estas regiones.

El analista señala que realmente esta participación es poco práctica. Aunque Rusia decida invadir Estonia o Lituania (lo que es absolutamente imposible desde un punto de vista político), las divisiones estadounidenses no podrían resistir a un ejército moderno apoyado por la aviación y vehículos blindados. Este escenario hipotético acabaría solo con el sacrificio de las fuerzas basadas en aquellos países.

Los problemas internos del sector militar de EE.UU.En opinión del experto, la fuerza más potente del Ejército estadounidense es su Marina: todos los proyectos siguen según los planes, y la aviación marítima goza de aviones contemporáneos producidos en el siglo XXI.

© AFP JUAN DAVID GUERRA
En otras ramas militares la situación es peor, continúa el experto. Solo un 11% de todos los aviones militares fueron producidos a partir del año 2000. El proyecto del caza polivalente de quinta generación F-35A se ha retrasado y costará más de lo planificado.

Las fuerzas nucleares estratégicas, además de su envejecimiento general y la falta de nuevos cohetes, sufren un problema inesperado: la baja moral de las tropas. Esto es comprensible: en el pasado las fuerzas nucleares eran un escudo de la nación, y ahora la amenaza de un conflicto nuclear es mínima. A este servicio le falta prestigio y un contenido práctico para EE.UU., afirma Kramchijin en su artículo.

Futuro incierto para el PentágonoTeóricamente, EE.UU. es capaz de aplastar toda fuerza armada en el planeta a excepción de Rusia y China.

© RIA Novosti Vitaliy Belousov
En realidad, todo conflicto a una escala de un país será un logro difícil para EE.UU. El conflicto en Siria lo ha confirmado, explica el experto.

Kramchijin dice que "aunque se consideraba que la intervención de la OTAN era inevitable, EE.UU. hizo todo lo posible para evitarla hasta darle a Moscú el pretexto de aliviar la situación" con el proyecto de la destrucción de las armas químicas sirias.

Según el artículo, la Casa Blanca hace frente a una elección. Si logran crear nuevos sistemas militares automatizados a bajo precio o desarrollan armas basadas en nuevos principios físicos como la nanotecnología, podrían tener de nuevo la hegemonía absoluta.

Si no es el caso, EE.UU. seguirá siendo una de las fuerzas más potentes del mundo, pero sus propios aliados serían la mayoría de sus potenciales rivales. Los pocos adversarios geopolíticos de EE.UU. serán capaces de oponerse al Ejército estadounidense y perseguir sus intereses en el hemisferio oriental sin hacer caso de la opinión de la Casa Blanca.

Fuente: R T.

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