jueves, 24 de octubre de 2013

Patrice Lumumba fue Asesinado por el Servicio Secreto Británico El 17 de enero de 1961- El Asesinato de una Nación - El Rostro Olvidado del Genocidio Negro

Patrice Lumumba, un revolucionario africano

Patrice Émery Lumumba
Este gran dirigente revolucionario africano nació el 2 de julio de 1925 en Onalua, provincia de Kasai, antiguo Congo belga, actual República Democrática del Congo.
En la etapa colonial, Bélgica había creado en el Congo una red de puestos militares y campos de trabajos forzados. En ellos la brutalidad contra los africanos fue horripilante: en un lapso de 20 Años, la Población Disminuyó de 25 a 15 millones de Habitantes. Gracias a ello los imperialistas belgas se forraron los bolsillos con las enormes ganancias del caucho, madera y aceite de palma.
Durante la II Guerra Mundial, el Congo fue la principal fuente mundial de caucho y de minerales esenciales, como titanio y cobalto, para la máquinaria bélica imperialista. El uranio para las bombas atómicas que Estados Unidos soltó sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki provino de la mina Shinkolobwe del Congo.
Con el colonialismo emergió también un proletariado moderno, al lado de los millones de campesinos que formaban la mayoría de la población. En 1941, como consecuencia de la producción militar, había 500.000 trabajadores, la segunda concentración de proletarios del continente africano.
Los congoleños no podían estudiar en las escuelas y universidades. Antes de los años 50, solo 100 congoleños tenían educación universitaria. Los colonos aplicaban una estrategia de dividir para conquistar, fomentando enemistades entre los varios pueblos y regiones.
Siendo trabajador de Correos, Lumumba comienza a organizar un sindicato de trabajadores y es detenido y encarcelado por los colonialistas belgas en 1955. Tras su salida de la cárcel dos años más tarde, entra en relación con el movimiento independentista.
Este movimiento no había logrado forjar un partido comunista para dirigir la lucha anticolonial. Lumumba comenzó siendo un demócrata burgués que a causa del expolio colonial se fue convenciendo del comunismo como único modo de liberar a su país de la esclavitud imperialista.
En 1958 consigue agrupar a la mayoría de las fuerzas progresistas en un partido panafricanista semilegal: el Movimiento Nacional Congoleño, primer partido político de ámbito nacional, convirtiéndose rápidamente en el principal dirigente independentista del país.
El MNC se dedicó a superar las diferencias tribales y regionales y crear una organización independiente y unificada, frente a las ambiciones imperialistas de repartírselo en áreas de influencia y crear varios estados independientes.
En diciembre de aquel año, el dirigente panafricanista de Ghana, Kwame Nkrumah, celebró en Accra la Conferencia de los Pueblos de África y el movimiento de liberación congoleño estuvo representado por Lumumba. Al regresar a su país, habló ante una ingente multitud en Leopoldville (hoy Kinshasa) y, en un discurso explosivo, exigió la independencia del Congo. Acto seguido se produjeron disturbios en la ciudad. Lumumba escapó, pero fue detenido más tarde por la policía colonial y considerado responsable de los desórdenes. El gobierno colonial belga condenó a Lumumba y muchos de sus partidarios por sedición y los encerró a la cárcel. Pero Lumumba, gracias a la movilización popular, fue liberado en 1960.
Entonces viajó a Bélgica para negociar la declaración de independencia. La metrópoli convoca elecciones, que erróneamente el MNC quiso aprovechar para apoderarse del aparato colonial, las fuerzas armadas y la policía desde dentro y, una vez en el poder, acabar con la dominación belga paso a paso. El MNC esperaba que los recursos naturales enriquecieran al pueblo y que el Congo alcanzara igualdad con los demás países. Confiaba llevar a cabo una transición pacífica desde el poder colonial y no organizó unas fuerzas armadas propias para combatir a los ejércitos imperialistas. A comienzos de 1960 Lumumba dijo: En el pasado, se cometieron errores, pero ahora estamos listos a cooperar con las potencias que han estado aquí para crear un poderoso nuevo bloque. Si fracasamos, Occidente tendrá la culpa.
En la campaña electoral Lumumba se declara comunista y esta postura le vale el apoyó de las clases trabajadoras para obtener la victoria en las urnas en mayo de 1960. El 23 de junio se forma un gobierno de coalición con el traidor Joseph Kasavubu como Presidente y Lumumba como Primer Ministro, que proclamaría la independencia días después, el 1 de julio.
Era un equilibrio inestable entre los verdaderos independentistas, encabezados por Lumumba, partidarios de la unidad, y los neocolonialistas de Kasabuvu, dirigente de la ABAKO (Asociación del Bajo Congo). El plan de Kasabuvu no era mantener la unidad del país, por lo que junto con Moisés Tshombé (a quien Bélgica apoyaba), en la provincia de Katanga (hoy Shaba), pretendió convertir el nuevo Estado en una federación descentralizada en la que prevaleciesen los intereses locales. Pero Lumumba estaba resuelto a forjar un gobierno central fuerte.
El rey belga, Balduino I, fue a Leopoldville (hoy Kinshasa) a proclamar la independencia personalmente. Esperaba que sus colonos y sus secuaces locales le garantizaran un gobierno dócil a sus voraces intereses imperialistas. Pero Lumumba, el nuevo primer ministro, agarró el micrófono y le habló al pueblo congoleño sobre la terrible vida colonial y las nuevas esperanzas para el futuro y le dijo al monarca pelele: Ya no somos sus monos. El discurso escandalizó al nuevo gobierno de coalición y dejó horrorizado al rey. 
Lumumba dijo:
Durante los 80 años de gobierno colonial sufrimos tanto que todavía no podemos alejar las heridas de la memoria. Nos han obligado a trabajar como esclavos por salarios que ni siquiera nos permiten comer lo suficiente para ahuyentar el hambre, o vestirnos, o encontrar vivienda, o criar a nuestros hijos como los seres queridos que son. Hemos sufrido ironías, insultos y golpes día tras día sólo porque somos negros [...] Las leyes de un sistema judicial que solo reconoce la ley del más fuerte nos han arrebatado las tierras. No hay igualdad; las leyes son blandas con los blancos pero crueles con los negros. Los condenados por opiniones políticas o creencias religiosas han sufrido horriblemente; exiliados en su propio país, la vida ha sido peor que la muerte. En las ciudades los blancos han tenido magníficas casas y los negros destartaladas casuchas; a los negros no nos han permitido entrar al cine, los restaurantes o las tiendas para europeos; hemos tenido que viajar en las bodegas de carga o a los pies de los blancos sentados en cabinas de lujo. ¿Quién podrá olvidar las masacres de tantos de nuestros hermanos, o las celdas en que han metido a los que no se someten a la opresión y explotación? Hermanos, así ha sido nuestra vida.
Pero nosotros, los que vamos a dirigir nuestro querido país como representantes elegidos, que hemos sufrido en cuerpo y alma la opresión colonial, declaramos en voz alta que todo esto ha terminado ya. Se ha proclamado la República del Congo y nuestro país está en manos de sus propios hijos.
Las palabras sobre el pasado dieron en el blanco, pero las palabras sobre el futuro se equivocaron: el país no estaba en manos de sus hijos, sino en las de sus amos colonia-listas.
El Congo es un territorio enorme estratégicamente enclavado en el corazón de África y rico en recursos naturales que los imperialistas no querían dejar escapar de sus manos. A pesar de la declaración formal de independencia, los militares belgas todavía controlaban el ejército y la policía; los grandes monopolios todavía controlaban los recursos naturales y la burocracia del Estado. Manejaban los hilos de la política interna del Congo, a través de peones como el presidente Kasavubu y el general Mobutu, hombre de los servicios secretos belgas desde su época de estudiante, y luego agente de la CIA Norteamericana.
Inmediatamente después de proclamar la independencia, los imperialistas iniciaron una campaña de desestabilización. La CIA, el servicio de inteligencia Belga y otras potencias trabajaban día y noche para mantener en el poder a los Congoleños leales al Imperialismo. Bélgica retiró a sus especialistas, tratando de provocar la parálisis del país. Promovieron la sublevación de los policías katangueños, dirigidos por Moisés Tshombé, un agente de la compañía minera belga de Katanga (Shaba) que proclamó la secesión de aquella región donde se encuentran las principales reservas mineras. Además provocaron otros movimientos secesionistas, como el del reyezuelo Alberto Kalonji Ditunga, auto proclamado Alberto I de Kassai y promovido por las sociedades mineras belgas que explotaban la extracción de diamantes. Su objetivo era dividir al país y repetírselo. Lumumba y los suyos eran el obstáculo y había que acabar con ellos a toda costa.
Con la excusa de proteger a la población Belga, Bélgica envía tropas a Katanga (Shaba), intentando sostener al gobierno secesionista de Tshombé por la fuerza de sus armas.
Ante esta situación, el gobierno de Kinshasa recurrió primero a las Naciones Unidas para expulsar a los Belgas y ayudar a restaurar el orden. Las tropas Belgas se negaron a evacuar el país, y continuaron apoyando la secesión de Katanga. La ONU envió tropas pero éstas no sólo se negaron a intervenir en apoyo del gobierno central sino que intensificaron la desestabilización del nuevo gobierno y, finalmente, propiciaron el acoso y derribo de Lumumba.
Entonces Lumumba solicitó ayuda a la Unión Soviética y en septiembre de 1960 empezaron a llegar al Congo asesores y agentes militares soviéticos. En agosto, reunió a los principales dirigentes africanos en Kinshasa, y les pidió que unieran sus fuerzas al gobierno del Congo.
Las potencias imperialistas reaccionaron presionando al Presidente Joseph Kasavubu para que acabara con Lumumba, cosa que hizo el 5 de septiembre de 1960, destituyéndonle del gobierno ilegalmente y reemplazándolo por Joseph Ileo. Pero Lumumba se negó a abandonar el cargo de primer ministro y destituyó a su vez a Kasavubu.
Los amos no estaban satisfechos; Lumumba seguía vivo y era el dirigente reconocido por las masas trabajadoras y campesinas.
En agosto el presidente de Estados Unidos, Eisenhower, dio la orden de matar a Lumumba. Uno de los asesinos enviados para la tarea fue Frank Carlucci, que sería luego secretario de Defensa de Ronald Reagan.
Allen Dulles, que estaba al frente de la CIA, envió un telegrama a su delegado en el Congo sugiriéndole que reemplazara al gobierno congoleño tan pronto como le fuera posible. El jefe de la delegación en el Congo, Lawrence Davlin, recibió órdenes de mantener en secreto el asesinato.
Patricio Lumumba, en una carta a su esposa escrita en enero de 1961, una semana antes de su asesinato, le decía: Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres.
El 14 de septiembre, nueve días después de la destitución de Lumumba, el coronel Joseph Mobutu Sese Seko, jefe del ejército, se hace con el control político en la capital, desata una ola de represión contra las organizaciones políticas y expulsa a los técnicos soviéticos. Auténtico hombre fuerte del gobierno congoleño, antes de dos meses Mobutu había devuelto el poder a Kasavubu y se auto designó comandante en jefe de las fuerzas armadas. Pero Lumumba seguía vivo y, con él, la esperanza para el pueblo congoleño.
El 6 de octubre Bélgica se une a los planes asesinos de los estadounidenses y el ministro de Asuntos Africanos del gobierno, Aspremont Lynden, siguiendo órdenes del primer ministro, el democristiano Gaston Eyskens, ordena en un cablegrama a Katanga eliminar definitivamente a Lumumba.
El 10 de octubre, el ejército y las tropas de la ONU le detienen, pero Lumumba logra escapar el 17 de noviembre y huir en avión hacia su principal base de apoyo en Kisangani (entonces llamada Stanleyville) en donde contaba con mayores apoyos.
Comenzó el tributo de sangre que reclamaban los imperialistas. El secretario general de la ONU, Dag Hammarskjold, concertó una reunión con Tshombé que tendría lugar en la ciudad de Ndola, en Zambia. Cuando el avión de Hammarskjold se aproximaba al aeropuerto de Ndola perdió el control y se estrelló. El secretario general pereció en el accidente.
Lumumba fue detenido de nuevo el 2 de diciembre por el ejército. Siempre con las órdenes de no intervenir, las tropas de la ONU hicieron la vista gorda cuando lo torturaron brutalmente. Más tarde se supo que se mantuvo firme durante las largas sesiones de torturas y con la moral muy elevada. Lo llevaron primero a Kinshasa, a una prisión del ejército donde lo exhibieron ante los periodistas y diplomáticos. Durante el mes siguiente lo fueron pasando de un grupo títere a otro para que lo golpearan y torturaran.
Al final lo llevaron a Katanga. Allí, en un descampado en medio de la oscura sabana, iluminado por las luces de los coches de la policía, el oficial belga Julien Gat cogió del brazo a Lumumba y lo llevó hacia un enorme árbol. El dirigente africano apenas podía caminar a causa de las torturas. Un escuadrón de ejecución formado por cuatro hombres y provisto de fusiles FAL belgas y revólveres Vigneron esperan, mientras que 20 soldados, policías, oficiales belgas y ministros katangueses observaban en silencio. El capitán belga dio la orden de disparar y una lluvia de balas acribillaron a Lumumba y a dos de sus antiguos ministros, Maurice Mpolo y Joseph Okito.
Para encubrir la verdad, un equipo de policías belgas desenterró el cadáver y lo disolvió en el ácido sulfúrico que proporcionó una compañía minera. El comisario belga Gerard Soete, que trabajaba para el régimen pelele de Katanga, confesó que le ordenaron hacer desaparecer a los fusilados. Su trabajo no fue fácil, tuvimos que despedazarlos, reconoció el verdugo. Su cuerpo fue espantosamente descuartizado para evitar su reconocimiento. Los imperialistas no querían dejar ninguna huella del crimen.
Luego vino la campaña de intoxicación en la prensa. Inicialmente, los imperialistas estadounidenses y belgas anunciaron que lo habían asesinado campesinos airados; más tarde dijeron que lo ejecutaron sus enemigos congoleños. También contaron que, estando encarcelado en Katanga, a mediados de febrero, intentó huir siendo mortalmente herido.
Pero el parlamento belga, 40 años después, admitió su responsabilidad en el asesinato en una sesión celebrado en noviembre de 2001.
Cuando lo asesinaron, Lumumba tenía 35 años y apenas había permanecido tres meses como primer ministro. Su asesinato indignó a millones de personas de todo el mundo.
Moisés Tshombé tomó las riendas de un nuevo gobierno títere y se abrió un periodo de guerra civil de cinco años en la que los imperialistas y sus sucursales locales trataron de despedazar al Congo. En 1965 lo reemplazó Mobutu, quien gobernó y saqueó el país sin piedad durante décadas en beneficio de sus amos de la metrópoli. Los imperialistas han chupado las riquezas del Congo, y sus tramoyas y rivalidades dejaron al país, una vez más, arruinado y dividido por la guerra.
Hoy, cuando el reto de la revolución y la liberación nacional se le plantea a tantos pueblos y movimientos, la historia de Patricio Lumumba nos proporciona una clara lección sobre la crueldad del imperialismo y el neo-colonialismo. Los soviéticos abrieron en Moscú una universidad en su memoria para que allí pudieran estudiar los pueblos del Tercer Mundo. Y es que Lumumba sigue siendo la antorcha ardiente de todos pueblos africanos.
La continuación de la lucha revolucionaria en el Congo
Las tropas de la ONU, los mercenarios imperialistas y el ejército local trabajaron en vano para tratar de liquidar la guerrilla para siempre. Tras el asesinato de Lumumba varias fuerzas revolucionarias se agruparon en Kinshasa bajo la dirección del Viceprimer Ministro Antonio Gizenga. Pierre Mulele (antiguo ministro de Educación de Lumumba) es enviado a El Cairo como embajador de la República Popular del Congo.
Pero los neo-colonialistas consiguen entrar en la capital, detener a Gizenga y dispersar a las fuerzas de liberación. No quedaba más remedio que pasar a la clandestinidad, reagruparse e iniciar una guerra prolongada revolucionaria.
Pierre Mulele se trasladó a China en marzo de 1962 para estudiar la estrategia de la guerra popular prolongada, y en julio de 1963, volvió a su Kwilu natal para organizar la guerrilla en compañía de Teodoro Bengila y Félix Mukulubundu. Casi al mismo tiempo, Gaston Sumialot y Laurent Kabila se encargan de impulsar la guerrilla en el este del país.
El 3 de octubre de 1963 Christophe Gbenye, Etienne Mbaya y Benoît Lucouyard Lukunku crean en Kinshasa el Consejo Nacional de Liberación que impulsa una insurrección contra el imperialismo y sus agentes locales, con el objetivo de instaurar en el Congo un gobierno revolucionario, nacional y popular.
Mulele hace un llamamiento para crear un partido revolucionario que encabece la lucha y consigue reclutar un fuerte ejército guerrillero, los maï-maï. Entre abril de 1964 y junio de 1965, logró controlar todo el territorio de Kwilu-Kwango, en Bandundu.
Mientras, Laurent Kabila, que también acababa de recibir formación guerrillera en China, controlaba el territorio que se extiende desde Kalemie hasta Moba en el norte de Katanga, y la zona situada entre Uvira y Fizi, en Kivu.
Ambos lograron implantar un gobierno revolucionario el 4 de agosto de 1964 en Kisangani que controlaba las tres cuartas partes del país.
Instauraron la República Popular del Congo, pero el 24 de noviembre de 1964, con el apoyo de tropas paracaidistas belgas, el gobierno pelele de Mobutu, aplasta en la operación Dragon Rouge al recién nacido gobierno revolucionario de Kisangani y las aldeas que prestaban apoyo a la guerrilla son arrasadas y miles de personas son brutalmente torturadas y asesinadas por la soldadesca de Mobutu.
A partir de entonces, Mulele comienza una guerra de guerrillas, y en la conferencia celebrada por el CNL, el 7 de abril de 1965 en El Cairo con la participación de los representantes de los países africanos progresistas, se creó el Consejo Supremo de la Revolución (integrado por 15 miembros y 3 zonas militares) cuya presidencia fue confiada a Gaston Sumialot y las dos vicepresidencias a Pierre Mulele y Laurent Kabila, mientras que Abdoulaye Yerodia Ndombasi fue elegido como presidente ejecutivo, encargado de la orientación revolucionaria del movimiento.
Mulele se traslada a Brazzaville (capital del Congo francés) para buscar apoyos exteriores a la guerrilla pero es traicionado y entregado a Kinshasa, junto con Teodoro Bengila, el 2 de octubre de 1968.
En un campamento militar Mubutista le van descuartizando en vida: le extirpan los genitales, le amputan las extremidades, le arrancan la nariz, le sacan los ojos y, finalmente, arrojan sus restos, metidos en un saco, a las aguas del rió Congo. Diez años más tarde, en 1978, la madre de Mulele fue también ahorcada por soldados de Mobutu.
Por su parte, desde Tanzania, Kabila intentó organizar la contraofensiva, creando un embrión de guerrilla en el triángulo Uvira-Fizi-Baraka, donde recibió la visita del Che Guevara el 24 de abril de 1965, acompañado de 120 cubanos y 200 tutsis ruandeses que atacaron, a la demanda de Kabila, la central de Bendera. Este ataque fracasó y el 21 de noviembre del mismo año, el Che tuvo que marcharse a Kigoma, en Tanzania.
El 24 de diciembre de 1967, Kabila creó el Partido de la Revolución del Pueblo, relanzando la lucha a través del Lago Tanganika. En 1974 su frente de guerra ganó notoriedad internacional con la captura de varios estadounidenses, a los cuales canjeó por 30 militantes del Partido Revolucionario Popular que Mobutu retenía en las cárceles. Pero la persecución de Mobutu obligó a Kabila a salir del país en 1977, exilio que duró casi 20 años por varias naciones vecinas, principalmente Tanzania, desde el cual desató ofensivas importantes que culminaron con los ataques de Moba, en 1984 y 1985.
La guerrilla estuvo prácticamente paralizada durante diez años, hasta que en octubre de 1996, consiguió reunir a las fuerzas anticolonialistas en una Alianza Democrática para la Liberación del Congo, y logró el apoyo de Ruanda, Uganda y de los Tutsis Ruandeses asentados en el entonces Zaire y conocidos como banyamulengues.
Tras una rápida ofensiva que puso a sus tropas en solo ocho meses a las puertas de Kinshasa, Kabila logró un éxito efímero el 29 de mayo de 1997. Apenas 15 meses después, en agosto de 1998, los banyamulengues aliados con Ruanda, Uganda y los imperialistas, se volvieron contra Kabila en el este del país, lo que acabó convirtiéndose en una guerra regional al intervenir Angola, Zimbabwe y Namibia en favor del gobierno de Kabila, al que asesinaron a traición el 16 de enero de 2001.


Patrice Lumumba fue asesinado por el servicio secreto británico
El primer ministro elegido democráticamente en República Democrática del Congo (RDC), Patrice Lumumba (junio-septiembre 1960) fue secuestrado y asesinado en un operativo del MI6 británico llevado a cabo en el marco de la Guerra Fría, según ha revelado este martes el diario ‘The Guardian’.


Patrice Émery Lumumba
En una carta dirigida a London Review of Books Lord Lea, un compañero del Partido Laborista, ha revelado que la entonces jefa del MI6 en RDC, Daphne Park, le confesó unos meses antes de morir, en marzo de 2010, que planeó la muerte de Lumumba por las sospechas de que acabaría dando su apoyo a la Unión Soviética.
“Yo mencioné el revuelo en torno al secuestro y el asesinato de Lumumba y recordé la teoría de que el MI6 podría haber tenido algo que ver”, ha escrito. “‘Lo hicimos. Yo lo organicé todo’”, ha indicado, citando a Park.
“Seguimos discutiendo sobre su opinión de que Lumumba habría entregado todo el lote a los Rusos: los valiosísimos yacimientos de uranio, así como los de diamantes y otros importantes minerales ubicados en el estado secesionista de Katanga”, ha añadido.
Park, conocida popularmente como ‘la reina de los espías’, fue enviada por el MI6 al Congo Belga en 1959 bajo el paraguas de una misión diplomática, cuando Bruselas estaba a punto de perder el país africano.
Park fue nombrada cónsul y primera secretaria en Leopoldville, capital del Congo Belga, rebautizada como Kinshasa tras la independencia, entre 1959 y 1961, cargo del que se valió para acceder a Lumumba.
Lumumba fue nombrado primer ministro tras la victoria del Movimiento Nacional Congolés (MNC) en las primeras elecciones celebradas en RDC como país independiente, en mayo de 1960.
Tras la independencia de RDC, la provincia de Katanga (este) se secesionó con el apoyo de Bélgica, interesado en sus yacimientos minerales, lo que hizo que Lumumba recurriera a la ayuda de la Unión Soviética.
Sus acciones anticolonialistas le llevaron a ser destituido por el presidente Joseph Kasa Vubu en un acto de dudosa legalidad. Por iniciativa de Lumumba, el parlamento trató de destituir al presidente KasaVubu, por lo que Lumumba fue puesto bajo arresto domiciliario.
Tras un golpe de Estado apoyado por el presidente KasaVubu, el coronel Joseph Désiré Mobutu toma el poder. En diciembre de 1960, Lumumba se escapó de la capital para intentar tomar Stanleyville, región donde contaba con numerosos seguidores. Sin embargo, los esbirros de Mobutu le siguieron la pista.
El 17 de enero de 1961, Lumumba fue secuestrado mientras cruzaba el río Sankuru para ser trasladado al campamento militar de Thysville y fue asesinado ese mismo día, junto a otros dirigentes, tras recibir varios disparos. En 1966, fue declarado héroe nacional.

Fuente: http://www.librered.net/?p=25768

Patricio Lumumba: el rostro olvidado del genocidio negro

Por Carlos Ml. Vega Bolaños * 

Patrice Lumumba 
“Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres”. (Carta escrita a su esposa e hijos por Patricio Lumumba pocos días antes de su muerte). 
El mes de enero de cada año, aunque el poder mediático mundial hace lo posible por borrar de la memoria histórica la existencia del genocidio negro en el continente africano, provocado por las potencias occidentales en su afán de hacerse por las grandes riquezas de su pueblos, es meritorio recordar al gran líder negro Patrice E Lumumba. 
Hace ya 49 años, Patrice Lumumba, jefe del gobierno de la República del Congo, fue asesinado por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas. Su cadáver condenó al Congo a la rapaz dictadura de Mobutu y una sucesión de sangrientas guerras civiles. Durante más de cuarenta años se ha mantenido el silencio sobre este crimen, en donde se rumora que su cadáver y el de otros colaboradores, fueron disueltos en ácido sulfúrico para no dejar rastros. 
El pensamiento de Lumumba, constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras de los pueblos africanos, fue Ministro, líder, enemigo del colonialismo y pionero por la unidad de los pueblos africanos y por su liberación. Buscaba la des-colonización del Congo y destruir totalmente el poder colonia-lista Europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente, una persona así, no merecía continuar viviendo y por eso, se fraguó su asesinato a pocos meses de haber asumido el poder en la República del Congo. 
A 49 años del asesinato del líder africano Patrice Lumumba, en su patria, la República Democrática del Congo, la guerra es un genocidio oculto que ha producido más de 5 millones de muertos en los últimos años; este genocidio puede ser detenido, pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren detenerlo, convirtiendo al Congo en un pueblo activamente crucificado. 
La ironía: poseer grandes riquezas naturales como las que tiene la República Democrática del Congo, se ha convertido en una tragedia. 
En las montañas orientales del Congo hay valiosos minerales como el coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo. 
Por el control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazona. 
Cuando se trata de actuar en África, hay una discriminación inherente”. Lo afirmó el antiguo coordinador de operaciones humanitarias de Naciones Unidas Jan Egeland, quien, junto con otros 15 dirigentes mundiales de conocido prestigio, ha firmado una carta enviada a los jefes de Estado de los países de la Unión Europea llamando la atención sobre la falta de acción internacional en el Este de la República Democrática del Congo. 
Jan Egeland, que durante su periodo en Naciones Unidas siempre tuvo una reputación de decir las cosas directamente sin andarse por las ramas, dijo: “Nunca hubo esta indecisión cuando se trató de intervenir en los Balcanes, en Irak o en Oriente Medio”. Ciertamente no la hubo, pero cuando se trata de intervenir en crisis africanas parece como si la vida humana no tuviera el mismo valor en todas partes”. Esta es la doble la moral que practican los abanderados de los derechos humanos en el mundo. 
Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco que “la crisis humanitaria más olvidada en nuestro planeta es la del Congo”. De vez en cuando en los medios asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante en comparación con la magnitud de la barbarie y el genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni propósito de enmienda. 
En el fondo, no se trata sólo de que a África se la discrimine cuando ocurren guerras que se ceban en los más inocentes, sino de algo más que merece la pena escarbar y descubrir que detrás de esta guerra se esconden los intereses de potencias como Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y Bélgica, quienes apoyan al régimen de Kagame en Ruanda, de cuyos aeropuertos salen para estos países el preciado coltán (indispensable en la fabricación de armamento, teléfonos móviles y ordenadores portátiles de última generación, etc) que los soldados extraen con el trabajo forzado de niños y jóvenes en el Este del Kivu y envían en camiones y helicópteros a Kigali. Es triste constatar que en muchas ocasiones, esas “indecisiones” ante los problemas africanos podrían ser una forma camuflada de dejar que los acontecimientos se desarrollen de forma provechosa para los más poderosos, aunque sea a costa de que mueran millones de inocentes. 
Hoy entiendo más que antes las razones por las cuales, un enero de 1961 fue atroz mente asesinado el patriota africano Patrice E. Lumumba, un ser humano así era imposible que continuara con vida, cometió el pecado capital de soñar que Otra Africa era Posible, una África unida en el desarrollo, en combatir la injusticia social y en la cooperación entre países para la educación. Devolver las riquezas del continente al pueblo africano, era su más profundo Sueño. El pensamiento de Lumumba se apoyaba sobre los siguientes tres pilares: la justicia, la independencia y la libertad. 
Hoy hace 49 años, murió como un mártir de la lucha de los pueblos contra la injusticia, la expoliación, la humillación impuesta por las potencias europeas que a los cuatro vientos se proclaman democráticas. Es un mártir de la causa popular por un mundo más justo y más humano, por la fraternidad humana. Lumumba fue asesinado pero vivirá siempre en nuestros corazones. Él forma parte del genocidio olvidado de millones de hermanos africanos que han caído en el camino para que en el mundo blanco, unos pocos disfruten de grandes comodidades y amasen fortunas impregnadas de sangre inocente. 
Me enorgullezco, al igual que decenas de miles de egresados que habitamos los cinco continentes, de haber estudiado en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, centro de estudios universitarios de clase mundial fundado en su memoria y que en febrero próximo cumple 50 años de vida en la preparación de cuadros profesionales para los países en vías de desarrollo. 

50 años sin Lumumba: 

Medio siglo del asesinato de Patrice Lumumba, un símbolo de la resistencia al neocolonialismo
Lumumba, 50 años después

José Naranjo
Guin Guin Bali

El 17 de enero de 1961, hace hoy cincuenta años, Patrice Lumumba era asesinado en el Congo. Su vida y su muerte, orquestada por Estados Unidos y ejecutada por Bélgica, se han convertido en un símbolo de la resistencia al neo-colonialismo. Sin embargo, medio siglo después, su familia sigue luchando para que se haga justicia. Patrice Émery Lumumba nació el 2 de julio de 1925 en Sankuru, una región del centro de la República Democrática del Congo (RDC) cuando este país estaba aún bajo la dominación Belga. Tras formarse en distintas escuelas y trabajar para una sociedad minera, su vocación política le llevó, a los veinte años, a ejercer como periodista, desarrollando esta tarea en Leopoldville (la actual Kinshasa) y Stanleyville (la actual Kisangani). 
En 1958, con motivo de la Exposición Universal, es invitado junto a otros congoleños a visitar Bruselas. Allí, se siente horrorizado por la mirada occidental sobre África y, más en concreto, por la imagen denigrante que se muestra de los congoleños. A su regreso, funda el Movimiento Nacional Congolés (MNC), con el que participa en la Conferencia Panafricana de Accra organizada por el gran líder africano Kwame Nkrumah. 
Tras algunos enfrentamientos con las autoridades Belgas, el 30 de junio de 1960 Bruselas concede la independencia al Congo y Patrice Lumumba es designado primer ministro Congolés a las órdenes del presidente Joseph Kasavubu. Sin embargo, como ocurriera en otros países, la potencia colonial no parece dispuesta a irse sin dejarlo todo bien atado y las maniobras de desestabilización al nuevo gobierno de coalición en el que participa el MNC, claramente nacionalista y anti-colonial, se suceden. 
Patrice Émery Lumumba
El Ejército, rebautizado como Ejército Colonial del Congo, sigue manteniendo a personas afines al poder colonial entre sus altos mandos, lo que genera una revuelta entre los soldados; cuando se van, los funcionarios Belgas se llevan hasta los aparatos de teléfono y las compañías mineras Belgas maniobran para mantener a sus próximos en el poder en las regiones donde estaban operando. Y Bélgica contaba con el apoyo de EEUU para llevar a cabo sus planes en el Congo. 
La provincia minera de Katanga, dirigida por Moïse Kapenda Tschombe, se declara independiente con el apoyo Belga, interesada en los yacimientos. Entonces y ante las maniobras de Bruselas y Estadounidenses, Lumumba pide ayuda a la URSS, que envía asesores y agentes militares al Congo. Y Lumumba, sin saberlo, firma su sentencia de muerte. 
En septiembre, el presidente Kasavubu destituye a Lumumba, pero éste decide mantenerse en el cargo, lo que genera una grave crisis entre ambos. El día 14 de septiembre de 1960, el oficial Joseph Desiré Mobutu, que había sido designado comandante en jefe del Ejército por el propio Lumumba, da un golpe de estado orquestado por la CIA y ordena el arresto domiciliario del primer ministro, manteniendo en el cargo al presidente Kasavubu. 
Sin embargo, Lumumba se escapa e intenta huir hacia Stanleyville, donde cuenta con más apoyos, para intentar reorganizar sus fuerzas. Pero es arrestado de nuevo por los hombres de Mobutu, que le golpean y torturan salvaje-mente ante los ojos de las fuerzas de la ONU, que deciden no intervenir. Finalmente, el 17 de enero de 1961 es trasladado a Katanga, la provincia separatista, donde es ejecutado esa misma tarde junto a algunos de sus colaboradores. 
DETALLES DEL CRIMEN
En los últimos años se han ido conociendo algunos detalles de este crimen. Por ejemplo, que en agosto de 1960, dos meses después de la independencia del Congo, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower ordenó el asesinato de Lumumba y que uno de los agentes encargados de esta tarea fue Frank Carlucci, quien había sido designado subsecretario de la Embajada norteamericana en Leopoldville y quien, con el tiempo, llegó a ser secretario de Estado durante la Presidencia de Ronald Reagan. 
También se ha sabido que, días antes de su arresto por los hombres de Mobutu, el ministro Belga de Asuntos Africanos ordenó a los líderes separatistas de Katanga la eliminación de Lumumba. De hecho, las torturas a las que fue sometido se hicieron bajo la presencia de soldados Belgas. Y su ejecución se llevó a cabo por un pelotón dirigido por un oficial belga. 
La muerte de Patrice Lumumba supuso una gran conmoción en el Congo, hasta el punto de que pocos años después, en 1966, uno de los responsables de su asesinato, el general Mobutu, ya como presidente del país, tuvo que rehabilitar su figura y nombrarlo héroe nacional. 
En 2002, el gobierno Belga reconoció su responsabilidad en este asesinato de una manera un tanto vaga, porque sigue negándose a investigar en profundidad lo sucedido y a reparar a los familiares de Lumumba. De hecho, sus hijos han emprendido una cruzada judicial y presentaron en 2010 una denuncia contra doce ciudadanos Belgas, policías, militares y funcionarios, a quienes les acusan haber participado en el crimen de manera directa. 

Patrice Émery Lumumba
El asesinato de Lumumba está directamente relacionado con el imperialismo y el neo-colonialismo de las potencias occidentales que siempre han pretendido hacer y deshacer en África a su antojo. Su muerte se convirtió en un símbolo de la resistencia frente a estos poderes extranjeros, pero sus discursos y sus palabras aún son recordados y han servido de inspiración a muchos africanos.
Poco antes de morir, en enero de 1961, Patrice Lumumba escribió una carta a su mujer en la que incluyó una frase que se ha repetido desde entonces una y otra vez y que se ha convertido en parte de su legado y que hoy, 50 años después, sigue vigente: "Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres". 
Para saber más, el sociólogo e historiador flamenco Ludo de Witte publicó en 2002 un desgarrador libro titulado El asesinato de Lumumba, editado en español por Editorial Crítica. Y en 2001, el director haitiano Raoul Peck rodó una película titulada Lumumba en la que arroja nueva luz sobre este crimen. 

Tomado de: http://www.taringa.net/posts/info/8825556/50-anos-sin-Lumumba.html

Patricio Lumumba, el asesinato de una nación 
Josep Fontana*

Patrice Lumumba
Hoy se cumplen 50 años de uno de los peores crímenes de la Guerra Fría: el asesinato de Patrice Lumumba, que no significó tan sólo la muerte del jefe de un Gobierno democráticamente elegido, sino también el fin de la posibilidad de que el Congo se desarrollase como una nación independiente. La iniciativa del asesinato del único de los dirigentes Congoleños que pudo haber llevado a la práctica un proyecto de construcción nacional surgió de Eisenhower y de Foster Dulles, que compartían el temor que les producía la imprevisible evolución de “la gran masa de la humanidad, que no es blanca ni europea”.
Lumumba viajó a Washington y se entrevistó con el secretario de Estado, Christian Herter, para pedir ayuda, en especial los medios de transporte que necesitaba para asegurar el control del país.
Eisenhower, que se mantuvo lejos de la capital durante su visita, se limitó a preguntar al National Security Council “si podemos librarnos de este tipo”, con lo cual puso en marcha el proceso que llevó a su asesinato. Ello sucedía tres días antes de que Lumumba, forzado por la negativa de Estados Unidos, pidiese medios de transporte a los soviéticos, que le proporcionaron 100 camiones y 15 aviones de transporte, lo que Eisenhower calificó como una “invasión soviética”.
El 26 de agosto de 1960 el director de la CIA, Allen Dulles, enviaba un telegrama al jefe de la delegación de la “compañía” en el Congo, Lawrence Devlin, para decirle que la caída de Lumumba era un objetivo prioritario e inmediato. Pocos días más tarde el presidente Kasa-Vubu, tras haber consultado el plan con el embajador norteamericano y con el representante de las Naciones Unidas, destituyó a Lumumba, pese a que su partido tenía la mayoría en el Parlamento. Mientras los diplomáticos africanos trataban de mediar en la crisis, el jefe del ejército, Mobutu, dio un golpe de fuerza, con el apoyo de Devlin, y confinó a Lumumba. Pero su encarcelamiento no les bastaba ni a la CIA ni al Gobierno belga, cuyo ministro para África envió el 6 de octubre un telegrama pidiendo su “eliminación definitiva”.
Para liquidar el asunto se le envió con dos de sus colaboradores a Katanga, donde fueron torturados hasta convertirlos en despojos humanos. El 17 de enero de 1961 los sacaron de noche al bosque, los ataron a los árboles y los fusilaron, tras lo cual se cuidó de destruir los cadáveres para que no quedase ni rastro de ellos.
El país fue entregado poco después al Gobierno de Joseph-Desiré Mobutu, que lo presidió de 1965 a 1997, durante 32 años de un régimen cleptocrático que sobrepasó todos los ejemplos de corrupción conocidos en la historia, protegido militarmente por Estados Unidos y por Francia y con el apoyo económico del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Que en 1989, cuando no podía caber duda alguna del desastre a que había llevado a su país, fuese todavía recibido en la Casa Blanca como un campeón de la libertad es una muestra de la desvergüenza que inspiró la política de la Guerra Fría.
Cuando se vio forzado a exiliarse, Mobutu dejó tras de sí un país desarticulado, que se vio casi de inmediato envuelto en lo que Gérard Prunier ha calificado como “la guerra mundial de África”, un conflicto que ha causado hasta hoy más de cinco millones de muertos, la mayoría de ellos entre la población civil: una guerra que se mantiene latente y de la que no se suele hablar demasiado para no estorbar las actividades que se benefician de ella, en especial las que se refieren a la extracción de las riquezas naturales del país, como el coltan, indispensable para la fabricación de teléfonos móviles y consolas de vídeo juegos.
El Congo, dice un informe de Global Witness publicado en diciembre de 2009, “ha sido considerado desde fuera como un depósito de una gran riqueza de recursos naturales, con el pueblo congoleño como la fuerza de trabajo destinada a extraerla”. Está claro que la inexistencia de un Estado organizado es una condición que favorece este expolio, lo cual ayuda a explicar que siga siendo en la actualidad un país des-estructurado, sin una administración centralizada (las compañías mineras pagan sobornos a los funcionarios, en lugar de abonar impuestos a la Hacienda pública), sometido a los desmanes de un ejército que el Gobierno no paga, y que está por ello condenado a vivir del saqueo.
En marzo de 2009, Jeffrey Herbst y Greg Mills publicaron en Foreign Policy un artículo en el que sostenían que “la comunidad internacional debe reconocer un hecho tan simple como brutal: la República Democrática del Congo no existe”. Una afirmación que sirve, por una parte, para ratificar cuáles han sido los resultados de un proceso que se inició hace 50 años con el asesinato de Lumumba, pero que tiene, por otra, la virtud de descubrirnos que los objetivos que condujeron a aquel crimen siguen vigentes, porque está claro que la balcanización del Congo facilita la continuidad del saqueo de sus recursos naturales, extraídos frecuentemente con trabajo esclavo.
Quienes siguen creyendo que la Guerra Fría fue un enfrentamiento entre las fuerzas del totalitarismo y las de la democracia tienen en el asesinato del Congo un motivo para reflexionar. Y para desconfiar, de paso, de los móviles que justifican hoy otros planteamientos políticos y otros conflictos de naturaleza semejante.

*Josep Fontana es historiador. Artículo de la página de Opinión del diario “Público” de Madrid

Se cumplen 50 años del asesinato del líder revolucionario congoleño Patricio Lumumba

Lumumba lideró el movimiento político independentista que buscaba la emancipación del imperio belga.
Patricio Lumumba
Los testimonios de ex funcionarios estadounidenses recogidos en el documental “La Odisea Africana”, de la realizadora franco-egipcia Jihan el-Tahri, revelan los planes para derrocar y asesinar al entonces primer Ministro del Congo (K), Patricio Lumumba, quien lideró el movimiento político independentista en esa colonia de Bélgica.
Lumumba fue derrocado y semanas después asesinado, el 15 de enero de 1961, mediante un complot en que participó EEUU, Bélgica, los Cascos Azules de la ONU y los separatistas de Katanga.
En la película estrenada en 2007 se muestran entrevistas al ex Consejero Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Herman Cohen, y al ex Jefe de la Oficina de la CIA en El Congo, Larry Devlin.
Éste último aseveró que el coronel Joseph Mobutu (luego Mobutu Seseko) “quería organizar un golpe de Estado” con la condición de que la Casa Blanca lo respaldara.
Mobutu había sido el secretario privado de Lumumba quien lo promovió a Jefe del Estado Mayor del Ejército cuando él fue investido como primer Ministro y Joseph Kasavubu como primer presidente del llamado entonces Congo Leopoldville a fines de junio de 1960.
Devlin señaló que hasta ese momento en que habla con Mobutu, los agentes de la CIA en la nación africana había intentado “en vano lograr por vías legales lo que quería el gobierno Estadounidense”.
El ex jefe de la inteligencia norteamericana recordó que en una reunión con Mobutu le garantizó el respaldo de Estados Unidos para derrocar a Lumumba.
El coronel Congolés “dijo que el golpe sería una semana después. Y así fue”, afirmó Devlin.
Lumumba había sido elegido primer Ministro de la República Democrática del Congo, luego de lograr la independencia del país en junio de 1960, pero Mobutu lo derrocó y luego se lo entregó a los separatistas de Katanga quienes sometieron a torturas al líder independentista antes de ser asesinado.
Por su parte, Cohen explicó a la documentalista que la preocupación de Estados Unidos apuntaban a la explotación de cobalto en El Congo, ya que junto a la entonces Unión Soviética, eran las dos únicas naciones que poseían este recurso.
“El cobalto es fundamental para los reactores y para la alta tecnología. No podíamos comprárselo a la URSS porque era un producto estratégico. El Congo era nuestra única fuente posible. Además, por su tamaño era importante simbólicamente. Era un verdadero trofeo. Si los Soviéticos implementaban un gobierno en el Congo, Estados Unidos se arrepentiría siempre de haber dejado que pasase”, reconoció el ex funcionario.
El cobalto del Congo, explotado desde inicios del siglo XX por empresas Europeas y Estadounidenses, fue factor clave en la producción de las bombas atómicas que EEUU lanzó en Hiroshima y Nagasaki.
Los planes de la Casa Blanca contra el proceso de liberación nacional en el territorio congoleño mostraban diferentes posibilidades para derrocar a Lumumba.
Devlin reveló que desde Estados Unidos le enviaron un telegrama “anunciando la llegada de un tal Joe”, del que recibiría ordenes para concretar los objetivos en el Congo.
“Yo debía seguir sus instrucciones, que consistía en que yo debía quitarlo físicamente… Es decir, asesinar a Lumumba”, reconoció.
Al preguntarle al enviado de la Casa Blanca de dónde procedían esas ordenes, el Jefe de la CIA en El Congo mostró cierto asombro cuando el viajero le contestó que las instrucciones las había dado el presidente Eisenwhower.
Seguido a esto, relató cómo le fue entregado veneno para asesinar a Lumumba: “Uno de los venenos había sido introducido en un tubo dentífrico, para que muriese en el acto al lavarse los dientes. Lo puse todo en mi caja fuerte, para que no diera tumbos por ahí”, aclaró Devlin.
Un proceso inconcluso
Estos testimonios se suman a las noticias aparecidas durante la jornada de este 15 de enero sobre la decisión de los familiares del dirigente congoleño asesinado retomar las investigaciones de la complicidad de 12 militares de Bélgica y del gobierno Estadounidense en este hecho.
La demanda incluye una petición de hacer pública las pesquisas de una comisión parlamentaria en 2001, así como la apertura de los archivos coloniales.
En el periódico The Guardian, el escritor e historiador belga Ludo De Witte aseveró que el crimen de Lumumba sobresale como el de mayor impacto en el siglo XX por el contexto histórico y su legado global.
El diario agregó que el asesinato fue la culminación de dos planes relacionados entre sí por los gobiernos de Estados Unidos y de Bélgica, cómplices del comando de militares que ejecutó a Lumumba.
The Guardian además apuntó que tanto la Casa Blanca como el gobierno Belga apoyaron a los rivales del líder y a los regímenes secesionistas katangueses del interior del Congo.
Hoy, la República Democrática del Congo (RDC) con Kinshasa como su capital, es gobernada por Joseph Kabila, hijo de Laurent-Desiré Kabila, uno de los principales jefes Lumumbistas que siguió combatiendo luego de la muerte de su líder y que en septiembre de 1997 logró derrotar militarmente a Mobutu, quien huyó del país con una gran fortuna depositada en los bancos de Suiza.

Leandro Albani



PATRICE LUMUMBA ES EXHIBIDO EN LEOPOLDVILLE EN UN CAMIÓN MILITAR Fotografía: GGB

Medio siglo del asesinato de Patrice Lumumba, un símbolo de la resistencia al neocolonialismo


Lumumba, 50 años después
PATRICE LUMUMBA
 Tomado de: http://www.semanario-alternativas.info/archivos/2011/Enero/151/PORTADA/paginas%20portada/Patricio%20Lumumba.html


Especial Patrice Lumumba, a 52 años de su asesinato por las fuerzas del capitalismo

Patrice Lumumba.

Líder africano. Primer jefe de gobierno de la República Democrática del Congo. Figura destacada en la lucha de liberación de los pueblos africanos, propugnó que los gobiernos independientes del continente, prestasen ayuda y apoyo a los países que no habían alcanzado su libertad. Buscó la des-colonización del Congo y destruir totalmente el poder colonia-lista Europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente. Asesinado por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas.
Cuba, Una Odisea Africana.

Patrice Lumumba: medio siglo del asesinato de un héroe africano


El asesinato de Patrice Lumumba se repite hoy repite hoy en África la historia del intervencionismo Europeo  

El Departamento de Estado publicó un nuevo volumen de su historia de la diplomacia estadounidense, Foreign Relations of the United States (FRUS), Volume XXII, Congo, 1960-1968(Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Volumen XXII, Congo, 1960-1968), que incluye numerosos documentos sobre sus operaciones secretas.

Washington reconoce así, 50 años después de los hechos, la implicación de Estados Unidos en el derrocamiento y asesinato del líder congolés Patrice Lumunba. El nuevo volumen modifica profundamente la imagen de la crisis que ofrecía, en 1994, el Foreign Relations of the United States, 1961–1963, Volume XX, Congo Crisis, que evitaba cuidadosamente toda mención de la acción secreta estadounidense en la crisis del antiguo Congo Belga.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la historia de un luchador libertador independentista de su pueblo sigue latente en nuestras memorias genocidio que jamas sera olvidado y que repercute a todas las naciones del mundo como ejemplo de lucha contra el imperialismo en potencia que aun esta presente como el egoismo destruyo a una nacion que aun esta marcado en la memoria del pueblo congoleño.Patrice Lumumba en su honor su legado estara por siempre.

elnegroveroes dijo...

LA DEUDA DE EUROPA CON LA ÁFRICA NEGRA ES IMPAGABLE. LOS CRÍMENES COMETIDOS CONTRA LA HUMANIDAD EN ESE CONTINENTE SON INIMAGINABLES. HITLER ERA UN NIÑO JESUS ANTE LOS BELGAS QUE SOJUZGARON AL PUEBLO CONGOLEÑO.
POR ESO LOS NEGROS DEL MUNDO SOMOS LO MAS PARECIDO A DIOS. SOBREVIVIMOS A TODOS LOS DIABLOS BLANCOS DEMOSTRANDO QUE EL BIEN SIEMPRE TRIUNFARA. ESTAMOS PREDESTINADO POR LA PROVIDENCIA A SOBREVIVIR A TODOS LOS HOLOCAUSTOS.