martes, 30 de abril de 2019

Venezuela advierte a EEUU de acciones recíprocas si toca sus sedes diplomáticas

Venezuela advierte a EEUU de acciones recíprocas si toca sus sedes diplomáticas

© AP Photo / Pablo Martinez Monsivais


CARACAS (Sputnik) — El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, advirtió a EEUU que si no respeta sus sedes diplomáticas, Caracas emprenderá acciones recíprocas.
¿Nosotros hemos propuesto acaso eso (de ingresar) en la sede de la embajada de los Estados Unidos en Caracas? Jamás; ahora, si lo hicieran ellos, tendríamos que pensar cómo reciprocar en ese caso, ojalá no ocurra”, dijo Arreaza en una rueda de prensa en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).


El ministro sostuvo que “hace una semana el Gobierno de Estados Unidos tomó ilegalmente el edificio de nuestro consulado en Nueva York y dos edificios de la agregaduría militar de Venezuela en Washington y ese edificio donde sesionará hasta el sábado la misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y donde funcionaba la embajada, es propiedad de Venezuela”.
Mientras, grupos de activistas favorables al Gobierno de Nicolás Maduro permanecen en algunas sedes diplomáticas venezolanas en EEUU.
"Estos grupos (de activistas) se han propuesto no solo para acciones como las que se han visto (de protestas), sino incluso legales para proteger las sedes venezolanas y nos están ayudando, es bienvenida su ayuda", dijo Arreaza.
Un puñado de activistas estadounidenses se encuentra en la sede de la embajada venezolana en Washington y en el edificio consular en Nueva York para impedir el ingreso del personal que designó el diputado opositor venezolano Juan Guaidó, autoproclamado "presidente encargado".
Arreaza dijo que se trata de propiedades de Venezuela y que cualquier ingreso a esas instalaciones de partidarios de Guaidó será considerado una violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
El ministro negó que en su reunión del miércoles con el secretario general de la ONU, António Guterres, hubiera conversado sobre el posible nombramiento de enviados de Guaidó al foro mundial.
"Con el secretario general solo hablamos de cosas factibles, viables, no se habla de cosas que son imposibles que ocurran", dijo Arreaza en respuesta a una pregunta de un periodista sobre ese encuentro.

El ministro dijo que con Guterres habló de un posible diálogo entre el Gobierno y la oposici´n para destrabar la crisis.
El Gobierno de Maduro sigue dispuesto a un proceso de conversaciones, pero está "esperando que la Casa Blanca le dé permiso a la oposición", dijo Arreaza.
El 5 de enero, el diputado Juan Guaidó fue elegido presidente de la Asamblea Nacional, parlamento unicameral en desacato desde 2016.
El 23 de enero, dos días después de que el Tribunal Supremo anulara su designación, el diputado se autoproclamó "presidente encargado" de Venezuela, apelando a un artículo de la Constitución que prevé la figura en caso de que exista un vacío de poder, pero no bajo el argumento de "usurpación del cargo", como alegó Guaidó.
Maduro, quien asumió su segundo mandato el 10 de enero tras unas elecciones que la oposición boicoteó, calificó la declaración de Guaidó de intento de golpe de Estado y responsabilizó a EEUU de haberla orquestado.
Guaidó fue reconocido de inmediato por EEUU, al que se sumaron unos 50 países.
Desde entonces, Guaidó ha designado representantes en los diferentes países que lo reconocieron, así como ante la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Rusia, China, Cuba, Bolivia, Irán y Turquía, entre otros países, siguen apoyando al Gobierno de Maduro.



domingo, 28 de abril de 2019

Defensa rusa: EEUU resucita la doctrina Monroe en América Latina

Defensa rusa: EEUU resucita la doctrina Monroe en América Latina

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MOSCÚ (Sputnik) — El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, sostuvo que Estados Unidos restablece su doctrina Monroe en Latinoamérica para limitar la soberanía de los países de la región.
"Estados Unidos reanima su doctrina Monroe con el fin de restringir la soberanía de los países latinoamericanos", dijo Shoigú en la Conferencia de Seguridad de Moscú que se celebra del 23 al 25 de abril.
Agregó que Washington busca "presionar a los que no comulgan con su política".
Indicó que un ejemplo característico de esa política es la situación en Venezuela, donde el Gobierno legítimo es blanco de una presión "sin precedentes" desde el exterior.
Estados Unidos ve a América Latina como una zona exclusiva de sus intereses siguiendo una doctrina de 1823 que el presidente de entonces James Monroe proclamó y quedó sintetizada en la frase "América para los americanos".
A finales del siglo XX la doctrina Monroe fue completada con una tesis que otorga a Estados Unidos potestad para solucionar los conflictos en América Latina, incluso con el uso de la fuerza militar.
En los años de la guerra fría, Washington usó esa ideología para luchar contra la influencia soviética y la propagación del socialismo en Cuba y otros países de la región.
La cooperación de Rusia con América Latina
Rusia está dispuesta a fortalecer la cooperación militar con los países de América Latina, declaró el ministro de Defensa ruso.
Shoigú destacó entre "los amigos y aliados tradicionales" de Rusia en América Latina a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Brasil, Bolivia, México, Uruguay, Paraguay y Chile.
"Apreciamos el nivel de confianza alcanzado y trabajaremos para aumentarlo", dijo.
El ministro ruso subrayó que "esa cooperación da sus frutos".
A modo de ejemplo, recordó "los resultados de la participación de los equipos de Asia, África y América Latina en los Juegos Militares Internacionales Army Games".
"Mientras en un principio muchos países se sumaron a nuestras competiciones en calidad de observadores, al cabo de un año todos se convirtieron en participantes para incrementar su capacidad de combate (…) Nos encantará ver a sus equipos en los Juegos de este año que se celebrarán en diez países del 3 al 17 de agosto", apuntó.
Shoigú resaltó que Moscú está dispuesto a "incrementar la cooperación militar y técnico-militar con los países que ven a Rusia como socio".




La pugna por Venezuela sería "el detonante de una guerra mundial"

La pugna por Venezuela sería "el detonante de una guerra mundial"

© REUTERS / Carlos Garcia Rawlins

La cooperación de China y Rusia con Venezuela para hacer frente a las pretensiones unilaterales estadounidenses socava la hegemonía de EEUU y acelera la transición hacia un nuevo orden geopolítico. Pero las transiciones geopolíticas no se resuelven nunca de forma pacífica, advierte Arantxa Tirado Sánchez, politóloga consultada por Sputnik.
Desde hace tiempo, EEUU viene observando con preocupación la expansión china en América Latina y el Caribe (ALC), un área geográfica que EEUU considera que es su "área natural de expansión", además de su "reserva estratégica", en definitiva, "su territorio", señala la especialista en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La competencia china supone cuestionar estas premisas estadounidenses y disputar la hegemonía de EEUU allí, algo que tiene un impacto en el orden geopolítico. Esta presencia es un desafío que EEUU no puede permitir ni en términos económicos ni en términos políticos", explica.
En el caso concreto de Venezuela, se trata de una presencia que es fundamental para el país caribeño.
En lo económico, según la analista, "la inversión china en las empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco garantiza la diversificación económica en el área petrolera, central para la economía venezolana, en un contexto de bloqueo estadounidense".
Además, a través del Fondo Conjunto Chino-Venezolano, creado en 2008, "China ha prestado decenas de miles de dólares a Venezuela, dándole oxígeno frente al cerco de los mercados financieros y bancarios, agudizado en estos últimos meses", añade Arantxa Tirado.
"En lo político, la alianza con China, igual que la alianza con Rusia, supone la construcción de un bloque contrahegemónico de poder que coopera para hacer frente a las pretensiones unilaterales estadounidenses, sentando las bases de un sistema internacional multilateral a medio y largo plazo que socava la hegemonía estadounidense y acelera la transición hacia un nuevo orden geopolítico", explica.
Pero a corto plazo, esta alianza ayuda a Venezuela a poner freno a las amenazas estadounidenses de invasión porque coloca el conflicto entre EEUU y Venezuela en un marco geopolítico más amplio, al afectar los intereses y la presencia china en ese país, señala la interlocutora de la agencia.
"Una invasión militar para hacerse con el petróleo y minerales estratégicos venezolanos afectaría no solo a PDVSA, sino también a la la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC)", destaca.
Según la politóloga, si China toma una postura cada vez más activa en defensa de Venezuela, como ya está sucediendo más allá de los vetos a las propuestas de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU, "se podría desatar un conflicto abierto global que se sumaría a la incipiente guerra comercial entre EEUU y China en los mercados mundiales".
"La pugna por Venezuela puede ser el detonante que lleve a una guerra mundial que tendrá un impacto claro en la reconfiguración geopolítica y geoeconómica del sistema internacional pos Guerra Fría", advierte Tirado Sánchez.
Mientras tanto, China desafía la hegemonía de EEUU no solo en Venezuela. Se observa un creciente porcentaje de importaciones y exportaciones de las empresas chinas con toda la región de América Latina y El Caribe, así como un aumento de la Inversión Extranjera Directa (IED).
"La IED china en ALC está enfocada en un 90% aproximadamente a los recursos naturales (petróleo, gas y minería), lo que habla de áreas clave para el desarrollo económico del capitalismo fósil actual y el despliegue de industrias tecnológicas de punta que dependen de minerales estratégicos. China entra, entonces, en competencia con EEUU por esos recursos que ALC tiene en abundancia", señala la analista.
De acuerdo con la especialista, otro desafío es la Ruta de la Seda china que podría involucrar también a ALC. El proyecto chino de construir un canal interoceánico en Centroamérica disputa el monopolio del canal de Panamá, al igual que la entrada de IED china en puertos como el de La Unión en El Salvador, zonas que habían sido de expansión exclusiva estadounidense.
"Este desplazamiento de EEUU en las rutas comerciales, marítimas o terrestres, hacia el Pacífico o el reforzamiento de la presencia china en Eurasia es denunciado por EEUU como una amenaza también militar", subraya Arantxa Tirado.
Según la experta, EEUU "se juega su dominio mundial ante el desafío chino, pero no va a dejar arrebatárselo sin pelear antes".
"Se demuestra, una vez más, que la economía y la guerra no pueden disociarse y que las transiciones geopolíticas en el sistema internacional, como nos decían [Giovanni] Arrighi [economista y sociólogo italiano] y [Beverly Judith] Silver [socióloga y economista estadounidense] hace años, no se resuelven nunca de forma pacífica", concluye la politóloga.

viernes, 26 de abril de 2019

EEUU se juega su supervivencia como imperio con el caso Venezuela


Este 27 de abril, Venezuela se retirará definitivamente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Mientras los movimientos sociales que apoyan al Gobierno bolivariano celebrarán este hecho con una marcha de apoyo, la oposición política apoyada por Washington intentará usar el vacío en el mecanismo multilateral para avanzar en su plan de derrocar a Nicolás Maduro.
El análisis de la decisión tomada por el Gobierno bolivariano, requiere una mirada que logre conectar la historia política del continente, con los tecnicismos propios de las relaciones internacionales. Es por ello que Martín Pulgar, politólogo venezolano con una vasta experiencia en el área internacional, en entrevista exclusiva para Sputnik, es directo al afirmar que "nunca la OEA ha servido para los intereses de América Latina", sino que siempre ha sido "una instancia de dominación por parte de EEUU para el hemisferio occidental".

Una historia de dominio

Para Pulgar, la OEA nace fuertemente apalancada por la cultura política de la nación norteamericana y es por ello que con algunos matices y particularidades históricas, se va adaptando a las distintas coyunturas sin variar su objetivo central, que es controlar la región.
"Estados Unidos tiene tres grandes visiones que están presentes a lo largo de toda su historia y se ven claramente en la OEA: denegar el acceso a potencias extranjeras (primero los ingleses, luego los nazis, después los soviéticos y ahora con los rusos y los chinos). Lo segundo, es el control de los recursos naturales y del mercado. Garantizar que Estados Unidos tenga un supermercado de materias primas y un mercado para su industria. Y la tercera, evitar por cualquier medio, que surja en América Latina una alternativa que amenace su hegemonía", apunta Pulgar.
Esta cosmovisión queda al descubierto, a juicio del analista, cuando nos paseamos por la historia de la región americana y tropezamos con "5 hitos que desenmascaran la verdadera naturaleza de la OEA":
Primer hito: 1962. Reunión VIII en Punta del Este, donde se decide la expulsión de Cuba de la organización, aduciendo que sus vínculos con la Unión Soviética afectaban la estabilidad hemisférica.
Segundo hito: 1965. Reunión X en Washington, por solicitud del presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, se decide la invasión a República Dominicana para evitar que el movimiento rebelde anti EEUU tomara el poder. Se estima que entre 6 y 10 mil civiles dominicanos murieron durante dicha intervención militar.
Tercer hito: 1982. La OEA, viola sus propios fundamentos, especialmente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), al no apoyar a Argentina en el conflictocontra Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Estados Unidos y Chile, prestaron además apoyo logístico y de inteligencia, a un enemigo extraterritorial, para atacar a un Estado miembro.
Cuarto hito: 1989. Estados Unidos aprueba de manera unilateral la invasión a Panamá. La OEA se divide entre quienes condenan la agresión de Estados Unidos, quienes la apoyan sin condiciones y aquellos que culpan a Manuel Noriega de provocar la agresión. La intervención militar, nuevamente ocurre con un resultado trágico para Panamá: Según datos de organizaciones de derechos humanos, murieron más de 600 panameños. Estados Unidos, no recibe ninguna sanción.
Quinto hito: 2015 a la actualidad. Desde la llegada de Luis Almagro a la secretaria general de la OEA, esta ha servido como bastión institucional para el ataque a Venezuela. En un hecho sin precedente y violando su propia carta fundacional, Estados Unidos y una decena de países que lo apoyan, han reconocido como interlocutor válido del país suramericano a un ciudadano que se autoproclamó presidente de Venezuela en una plaza pública.



Embajador Moncada: EEUU viola la OEA y la ONU al atacar a Venezuela
CARACAS (Sputnik) — El representante de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Samuel Moncada, acusó al vicepresidente de EEUU, Mike Pence, de violar las leyes internacionales al promover sanciones contra su país.

Después del 27 de abril…

—El Gobierno venezolano ha anunciado una marcha para celebrar la salida de este país de la OEA. ¿Qué va a pasar luego?

Estados Unidos tiene la intención de convertir el espacio de la OEA, con el representante de Guaidó allí, en la plataforma jurídica e institucional que de paso a un gobierno paralelo. Van a querer consolidar un Estado paralelo desde afuera que sea el que ordene la intervención militar o el aislamiento absoluto para que Venezuela implosione. Este último escenario es el más factible. Ellos parecen estar buscando el colapso, claro que siempre teniendo la carta de la intervención si algo no les funciona o no avanza a la velocidad que requieren.

—¿Va a funcionar esta legitimación del gobierno paralelo?

Lo hicieron en Siria, en Libia, lo impulsaron en Ucrania, que son los ejemplos más significativos. Ellos han querido usar la figura de ese gobierno paralelo para sustituir a Nicolás Maduro. Por supuesto, el tiempo va en su contra. Ya dieron hasta diciembre, porque en diciembre se vence el periodo de Guaidó en la Asamblea Nacional, y ciertamente Voluntad Popular son los más firmes representantes de los intereses de Estados Unidos en la oposición venezolana. No es descabellado que no se haya hecho con Ramos Allup, toda estas acciones de desestabilización, ellos saben que Voluntad Popular es el ala más pro norteamericana de Venezuela. La visión de este partido es muy propia de esta oleada de empresarios presidentes que consideran América Latina como sucursales de la compañía matriz, que es Estados Unidos. Trump lo dijo al hablar de Venezuela, donde la considera una compañía. Pero aún más, creo que la misión de Voluntad Popular es destrozar a los otros sectores de la oposición.

Trump ve a Venezuela como una ‘compañía más rica’ https://bit.ly/2UfrINj 



—¿El resto de los países que aún quedan en la OEA, permitirán la conformación de este gobierno paralelo?
Será muy interesante ver cuál será la posición no solo de países como Bolivia o Nicaragua, sino de países más pequeños como los del Caribe, ante una persona que no pertenece al Estado, ni al Gobierno ejecutivo tal como lo establece la Constitución venezolana que es la que otorga la capacidad de representación. Incluso hay que estar atentos al resto de los países de América Latina, que son soberanías débiles. Esta acción es un precedente que en cualquier momento se va a volver en contra de ellos mismos, porque nadie sabe en qué momento se convierte en enemigo de los Estados Unidos.

—¿Qué margen de maniobra tiene Estados Unidos en la OEA?

A pesar de que ese representante de Guaidó ocupa una silla a través de una resolución aprobada por mayoría simple que viola todas las normas de dicha organización, las decisiones que pueda tomar no tienen ningún carácter vinculante. Sí hará ruido y les permitirá dar ese paso más en la constitución del gobierno paralelo. Lo que busca Trump con todo esto, además de conformar el cuadro general de la agresión, es garantizarse el voto latino en un estado tan importante para su reelección como Florida. Por ello, es capaz de violar todas las normas internacionales.

—¿Qué recomendación le darías al Gobierno de Maduro en materia internacional?

Creo que debemos dar la ofensiva internacional. Sé que es difícil por la situación económica, pero se pueden dar pasos sencillos, por ejemplo dejar de pensar en términos de que Venezuela es parte del Hemisferio Occidental. Esa categoría debe ser rota, en función de una relación Sur-Sur, o lo que investigadores han llamado el Sur Global. Por eso es necesario que China, Rusia, India estén en nuestras decisiones políticas. La hegemonía norteamericana siempre nos ha obligado a ver el mundo en sus términos, me refiero al mundo dividido en bloque occidental y los otros. Debemos ir a una alianza profunda con toda África, Rusia y China. Es un ejercicio doloroso porque el mundo sigue montado sobre las venas del mundo financiero norteamericano, pero ya comienzan a darse claras señales de que hay un cambio de época.
La oposición interna también lo hace difícil porque la burguesía y la elite venezolana tienen un pensamiento muy integrado con el pensamiento norteamericano, debido a que todos han sido formados en esas universidades. Esa es una gran batalla cultural, mediática y de acciones concretas, en virtud de construir relaciones comerciales a través de otras monedas. Por eso hay que construir una institucionalidad que faciliten dichos intercambios. Rescatar incluso la idea del Banco del Sur, pero no solo como banco de desarrollo, sino además para la estabilización macroeconómica de los países, más allá de la región latinoamericana. Permitir que se libren del yugo y la esclavitud que impone el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo.

—¿Va a permitir Washington, un resurgir de alternativas al modelo hegemónico?
Estados Unidos está actuando de manera acelerada, no solo por la reelección de Trump, sino porque además necesita a Venezuela para entrar en un conflicto de mayores dimensiones con Rusia, China e Irán. Hay que salirnos de todos los mecanismos que ellos controlen, como el que gobierna las transacciones de tarjetas de crédito y débito. Hay que fortalecer el bolívar.
Esto es una batalla a largo plazo. Hay que recordar que Estados Unidos se hizo imperio a través del control del Caribe. Ellos se consideran imperio a través de lo que llaman el mediterráneo americano. Si tú no controlas tu extranjero cercano y lo dominas, no eres potencia, pierdes peso en la geopolítica mundial…

—Es decir que una derrota en Venezuela, puede significar…

…El fin del imperio, así como ellos lo ven. Venezuela es una pieza importante para Estados Unidos, porque tiene unas potencialidades económicas, y eso no puede juntarse con un proyecto político soberano, porque se generaría un fuerte liderazgo en la región. Es lo que se vivió con el Presidente Chávez. Donde se construyó a partir de Venezuela un tejido de integración. Los primeros pasos de UNASUR y CELAC fueron exitosos; por vez primera en décadas, la región latinoamericana unida le habló a Washington en condiciones de igualdad. Ellos no desean que esto vuelva a ocurrir.



Venezuela: ¿el bloque "ruso"?


"Donald Trump tuvo la intención de derrocar a los estados en Venezuela y luego a Cuba en el período previo a las próximas elecciones presidenciales para convertirla en una tarjeta ganadora, pero el apoyo que Rusia y China han brindado a Caracas y La Habana ha neutralizado todos sus esfuerzos". Planes ", dijo un analista estadounidense.
En un artículo del Wall Street Journal publicado el 22 de abril, Walter Russell Mead, profesor universitario y analista jefe del Instituto Hudson, dijo que la caída del gobierno de Maduro en Venezuela podría haber sido una tarjeta ganadora. para Donald Trump en el período previo a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos antes de que el apoyo ruso a Caracas interrumpa los planes de Trump.
Mientras que todos los países "indeseables", según el analista estadounidense, del Hemisferio Occidental apoyan a Caracas, Estados Unidos intenta presionar a Cuba para que éste los ayude a derrocar al gobierno venezolano.
"El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha tardado años en normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero todos sus esfuerzos se han roto cuando Venezuela reemplaza a Cuba en la política exterior de Rusia", dice Walter Russell Mead. .
Luego recordó que el debilitamiento de la economía venezolana podría tener consecuencias desastrosas para Cuba y que todo esto podría constituir una oportunidad histórica para Donald Trump.
"El problema es que Rusia y China no dejarán que eso suceda. No permitirán que Estados Unidos implemente el escenario sirio en Venezuela y Cuba. Trump tendrá dificultades para implementar su plan dado el apoyo chino-ruso en Caracas y La Habana. Al mismo tiempo, los aliados europeos de Canadá y Washington están bombardeando las duras sanciones de Estados Unidos a Irán y están tratando de no involucrarse en los planes geopolíticos de Washington ", dijo el analista estadounidense.
Según Mead, "La Habana se ha convertido una vez más en el centro de un importante cambio global, 60 años después del ascenso de Fidel Castro. "Las consecuencias de un nuevo conflicto en esta región probablemente sean impredecibles y podrían tener impactos indeseables para los Estados Unidos".


jueves, 25 de abril de 2019

Vuelven a procesar a Cristina Fernández por cinco cargos de cohecho

Vuelven a procesar a Cristina Fernández por cinco cargos de cohecho

© AP Photo / Natacha Pisarenko

BUENOS AIRES (Sputnik) — El juez argentino federal Claudio Bonadío amplió el procesamiento de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) en la causa "de los cuadernos" que investiga una supuesta red de sobornos durante su Gobierno y le imputó cinco nuevos delitos de cohecho.
"Bonadío procesó de nuevo a Fernández de Kirchner", confirmaron fuentes judiciales a las que accedió Sputnik.
Al ampliar el procesamiento de la exmandataria y senadora, el magistrado ratificó su pedido de prisión preventiva para Fernández, que "se hará efectiva cuando el Senado de la Nación apruebe su desafuero, o bien cuando cesen sus fueros".


Bonadío, que dictó contra la exjefa de Estado hasta cinco procesamientos el mes pasado, volvió a recurrir a esta figura este 24 de abril al considerar "inverosímil" el descargo que presentó en su defensa.
En la "causa de los cuadernos" está procesada la expresidenta como supuesta jefa de una asociación ilícita que mantenía una red de sobornos entre el Estado y empresarios que después recibían concesiones de obra pública.
El expediente judicial se originó en las declaraciones de la esposa de un chófer, Oscar Centeno, quien trabajaba para un estrecho colaborador del exministro de Planificación, Julio De Vido, Roberto Baratta, ambos detenidos en el marco de otros casos.
Centeno asentó en cuadernos escolares la bitácora de los viajes que hacía para Baratta, en la que incluyó detalles sobre el intercambio de maletas y bolsos con dinero entre destacados empresarios argentinos y funcionarios de las administraciones del difunto Néstor Kirchner (2003-2007) y Fernández.

En la nueva resolución se describieron cinco supuestas entregas de dinero en los viajes relatados por Centeno que no habían sido incluidos en un primer procesamiento.
Las pruebas dan cuenta de "varios sistemas de recaudación que funcionaban en el ámbito del citado Ministerio (de Planificación), en lo concerniente a la obra pública, las concesiones viales y el transporte, cada uno con una forma establecida y personas encargadas de coordinar y retirar los pagos realizados por directivos de empresas con contratos de obra pública o concesionarias de servicios públicos", sostuvo Bonadío en su resolución.
"Estas maniobras no fueron sucesos aislados, sino que se trató de un claro mecanismo ilegal de recaudación que se desarrolló durante los gobiernos de Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández, y que fue debidamente analizado", añadió el magistrado.
De los cuadernos del chófer solo se han encontrado fotocopias y Centeno asegura que quemó los originales.

Una veintena de empresarios declararon como arrepentidos y reconocieron que pagaron sobornos para conseguir contratos de obra pública durante las tres administraciones de los Kirchner.
Bonadío los procesó por los delitos de asociación ilícita, dádivas y cohecho en base a las anotaciones que hizo Centeno.
La exmandataria, que tiene fueros como senadora hasta 2021, no ha confirmado si se presentará a las elecciones presidenciales del próximo 27 de octubre.



Canciller cubano: Defenderemos nuestra Revolución socialista al precio que sea necesario



Bruno Rodríguez Parilla, canciller cubano, afirma que el pueblo cubano defiende su Revolución socialista con la certeza de que el imperialismo será derrotado.
El ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, ha declarado que La Habana no renunciará al socialismo, pese a las nuevas sanciones impuestas por Washington, según lo publicó este viernes a través de su cuenta de Twitter.
“Ante las nuevas agresiones de EE.UU., el pueblo de Cuba —firme, heroico, digno— defiende su Revolución con la certeza de que el imperialismo será derrotado y la victoria será nuestra”, reza el mensaje de Rodríguez Parrilla, recalcando que desde Cuba “defenderán las conquistas de la Revolución al precio que sea necesario”. En la misma línea, el canciller cubano subrayó en un mensaje posterior que el pueblo cubano “persistirá en la necesaria batalla por un orden internacional justo y equitativo” que —asegura— “es indispensable e inevitable”, informó RT.
Este miércoles EE.UU. añadió a su lista de sanciones cinco nombres vinculados a los servicios militares y de inteligencia de Cuba, incluida la aerolínea Aerogaviota. Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, afirmó que la Casa Blanca restringiría el turismo no familiar a Cuba para reducir el “turismo velado” que provee fondos al sector de seguridad de la isla.
Esa misma jornada el Gobierno estadounidense anunció que partir del próximo 2 de mayo revocará la suspensión del título III de la Ley Helms-Burton, que permite reclamar ante las cortes de EE.UU. propiedades que fueron confiscadas tras el ascenso de Fidel Castro al poder en 1959.


miércoles, 24 de abril de 2019

La matemática maniatada: Números contra Venezuela


193 países son miembros de la ONU. 54 países reconocieron al golpista Juan Guaidó como presidente interino de la República Bolivariana de Venezuela.
Es decir, a 139 estados no les pasó por las cabezas gubernamentales que Nicolás Maduro no fuera el auténtico presidentede Venezuela. O, lo que es lo mismo, 139 países no reconocieron como presidente al invento estadounidense.
ONU + ONU = 0
Por estos días convulsos Guaidó vuelve a hablar de los muchos que lo reconocen. Que superan los 60, dice; pero nadie los nombra ni se halla el repertorio en parte alguna. Ni siquiera en la Wikipedia (2019), que actualiza cada tanto sus gazapos al respecto. Nuevos estados han de haberse agregado, pero de incógnitos. Otros son vergonzantes, porque reconocen en el fuero interno que no debieron reconocerlo.
Un reconocimiento por convicción ajena, con excepción de los Estados Unidos, que son el fértil criadero de las falacias por indudable conveniencia, y de Colombia, cuyos gobiernos siempre hallan la forma y la normativa para creérselas.
O por ladinos de la minería y los hidrocarburos, mayúsculos y aprovechados, como Canadá, u oportunistas de doble vía, como España, que de instar al presidente Maduro para convocar a elecciones, con grosería y a término fijo, y de poner a Pedro Sánchez a leer las definiciones de diccionario de la democracia (EL PAIS, 2019) que no tienen desde hace exactamente ochenta años (1 de abril de 1939), pasó a trabajar con los países de la Unión Europea“para garantizar que los representantes de Guaidó en la UE no recibieran estatus diplomático o privilegios” (Neue OZ, 2019).
Lo cierto es que Guaidó está rodeado de embajadores sin credenciales y sin sede, y de emisarios, los más listos, no hay duda, que nunca aparecieron por sus misiones ni se movieron de sus aposentos particulares.
En la fogosidad febrerista (a la venezolana, que no a la paraguaya, pero casi) y con un sentido colombo lefebvrista de la renovación diplomática, Guaidó nombró a Gustavo Tarre Briceño como su representante ante la OEA, otro más en la larga nómina de los embajadores, más extraordinarios que plenipotenciarios, nombrados a dedo.
Eso sí, designado a la medida de Alejandro Ordóñez Maldonado, el exprocurador colombiano que en la misma organización estadounidense representa al país vecino como el cura de las misas a las que asiste: de espaldas a la feligresía.
Viejos figurines de Acción Democrática (AD) resurgen en familiares interpuestas, hijas y sobrinas, y seniles caudillos de Copei que aún actúan de cuerpo presente. Para que no lo despellejen vivo, Guaidó echa mano de vetustos acorazados, vuelve la vieja data de nuevo cuño y remozada la IV República. Ansían que de la V el país vaya (regrese) a la IV, que sí fue de quinta.
La prepotente UE, que le dio ocho días a Maduro para convocar a elecciones bajo la amenaza de reconocer a Guaidó como presidente, mira para otro lado cuando asoman sus nombrados y apenas les da carácter de representantes personales de quien a la hora de hablar en serio no descifran qué representa, sabiendo eso sí de sobra que no es al país (Neue OZ, 2019).
El inaudito presidente de transición ahora es de nuevo el agitador y lenguaraz en trance que espera derrocar a Maduro esparciendo caos y planillas traducidas del inglés, y teniendo por escuderos a caudillos venidos de la nada a menos: Manuel Rosales, Henrique Capriles, Henry Ramos Allup, Edgar Zambrano, Luis Florido, para citar por citar unos cuantos dummies presentes en el lanzamiento exhibicionista de la Operación Libertad (NTN24, 2019).
Para despejar dudas, los Estados Unidos conminaron a los medios a que en sus coberturas no se les ocurriera llamar líder opositor ni presidente autoproclamado al autodenominado Juan Guaidó, porque, según ellos, ninguno de los dos calificativossería (¿Es? ¿Era?) correcto, en esa acendrada manía de justipreciar al lacayo y menospreciar al contradictor.
¿Por qué? No existe una razón democrática. No hay ningún fundamento en la jurisprudencia. Los artículos constitucionales citados para avalar la intentona de golpe en Venezuela (233, 333 y 350, y la amenaza eterna del 187, numeral 11) no tienen nada que ver con las motivaciones por las que eran y son traídos por los pelos. No son factibles las excusas de liberación o las salvaciones. No cupo altruismo ni el carácter excepcional de nada ni de nadie.
Los Estados Unidos se han autoproclamado adalides del planeta. Se adjudican las riquezas existentesen las regiones que someten. Su autoridad amenaza a los países que eligen el destino de no ser sus peones o secuaces. Se asignaron a ellos mismos el papel de héroes de tira cómica y buenos de película mala. Eso es lo que sucede.
“Referirse a Juan Guaidó de cualquier otra forma que no sea presidente interino es falso, cae en la narrativa de una dictadura”, afirmó Robert Palladino, portavoz del Departamento de Estado (2019). Lo único tan grotesco como lo que anunció es la manera ridícula en que lo hizo: sin convicción, sin la menor cortesía hacia el tonto que tomaba nota de lo que decía.
En la vida cotidiana, las centenas de horas perdidas aprendiendo cálculos y aritméticas, álgebras y matemáticas, apenas son una hilera de agraciadas esdrújulas y saber descifrar “>” y “<“ (mayor que y menor que), dos signos solitarios e inútiles.
De tal suerte, podemos afirmar sin miedo a error que 54 > 193, o, lo que es lo mismo, 193 < 54. Es de lo que trataron de convencernos en asuntos de números, sumas y restas, los mismos que nos han persuadido de que tienen y tenemos democracia, tienen y tenemos justicia, tienen y tenemos al alcance esa ave arisca que se llama felicidad. La verdad es que cualquier otra lectura de la realidad es amañada y le sigue el juego a “una dictadura”. Las matemática maniatadas no mienten.
Las sumas armadas
En las intenciones de los golpistas venezolanos, los militares siempre fueron la joya de la corona, el objetivo principal a cautivar y sobornar. En América Latina, particularmente, un golpe de estado sin militares sería igual a una revolución de colores sin la CIA, la NED, Soros o la USAID.
Hasta el 24 de febrero, a la mañana siguiente de la fecha establecida para el definitivo derrocamiento de Maduro, luego de la gran parafernalia montada, Guaidó, los altos funcionarios gringos, el tunante secretario general de la OEA, el aún más tunante presidente de Colombia, alguno que otro solícito advenedizo y los medios hegemónicos daban partes alegres cuando un militar incauto mordía el anzuelo de los veinte mil dólares ofrecidos por cabeza desertora (HSB Noticias, 2019).
Cada soldado era esperado con una expectación cómica y a los que arribaron primero les tenían lista la gestión de la nueva ciudadanía colombiana (gestión que semanas después sigue en papeleo, es decir, en veremos y empapelada) y un micrófono para decir alguna chorrada antipatriótica de Venezuela y patriotera del vecino.
Como si saltar unas cuantas vallas fuera tan heroico como incendiar un camión sin cruzarlas siquiera. El caballo de Troya ardiendo antes de cruzar el país fortificado con contenedores vacíos.
De uno en uno fueron agregándolos y exhibiéndolos ante las cámaras, hora tras hora, días tras días, hasta que se escabulleron las lentes y se terminaron los tiempos pregonados. La suma total de los evadidos, con la ayuda de la arismética y de otros malabares en desuso, más abstractos que el álgebra, a duras penas sobrepasó el medio millar.
Aunque, después de abandonado el asunto, el arrinconado Guaidó sostuviera en un pretérito resignado que los tránsfugas llegaron a ser más de mil. Algo es algo, por no decir que fue nada de nada. Pues la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está integrada por 235 000 militares.
Guaidó, en la última oportunidad en que se refirió al tema con menos distracción, ratificó que más de seiscientos militares le habían “dado la espalda a Maduro” (RCN, 2019). Lo soltó como si la cifra fuera un éxito. Y se permitió agregar que “un 80% de las Fuerzas Armadas está (yo le quité la “n”) a favor del cambio”, y que se mantenía en “el proceso para buscar más apoyo”.
Por estos días de consternación, el autoproclamado manifiesta que las simpatías giran en torno al 90%, pero que aún le falta un tanto, lo cual permite suponer que esas avenencias castrenses son inversamente proporcionales a la perturbación de sus opciones. ¿Qué ocurrirá cuando franquee el 100% del apoyo militar y el 100% del de la población? ¿Cuánto por ciento falta, en su criterio variable, para que suceda algo, y cuánto sobra para que no pase nada?
¿De qué niveles de apoyo requiere Guaidó? ¿Y eso por qué será? Hasta en los sistemas de las mal llamadas democracias y en la mayoría de las entidades y empresas si alguien cuenta con la mitad (el 50%) más uno de los votos ya ganó. Apenas y si acaso reformas constitucionales o decisiones súper trascendentales se toman con mayorías cualificadas, digamos, el 55%, el 65%, las dos terceras partes de un parlamento o de una junta.
Este es entonces un caso particular donde el que cuenta con el 80 o 90% a favor dispone de las dificultades del que tiene el 10 o el 20%, o menos, y está en la obligación de remontar. Algo que no cuadraría si se tratara de las matemáticas normales, de pénsum y currículos, pero sabemos que no es así.
Si no, tampoco sería posible que seiscientos fueran el 80% de 235 000 y, por consiguiente, querría decir que el golpista apenas llegó al 0,25% de las fuerzas militares para dar el golpe. Con razón le fue como le fue.
Además, hay que considerarlo, Maduro obtuvo 6.248.864 votos en las elecciones presidenciales de mayo de 2018. Un guarismo nada despreciable, que representó el 67.84% del total de los votos escrutados (9.387.449). (CNE, 2018).
El único cargo de Guaidó cosechado por elección popular ha sido el de diputado de la Asamblea Nacional por el estado Vargas, en 2015, donde se ubicó de segundo para los dos puestos con que contó el pequeño estado. Allí contabilizó 97.492 del total de los 410.342 votos escrutados (el 26,01%). (CNE, 2015).
Según las matemáticas de la escuela, la simplona cuestión de saber qué porcentaje de votos tiene Guaidó con respecto a Maduro se resuelve con una regla de tres simple. Si tenemos que los votos de Maduro son el 100%, ¿cuál es el porcentaje de los votos de Guaidó? Pues bien, basta con multiplicar la cifra de Guaidó por cien y el resultado dividirlo por la de Maduro, y tendremos que el autoproclamado cuenta con poco menos del 1,56% de los votos de Maduro.
En términos electorales eso de por sí podría tolerarse, al fin y al cabo, alguien puede alegar que es como comparar peras con manzanas, pues una cosa son las elecciones presidenciales y otra las legislativas, en mecanismos, en identificación, en participación. Cierto, aunque en términos estrictamente cuantitativos votos son votos y números son números. Deberían serlo, digo.
El colmo del descaro es basar la legitimidad de Guaidó en el respeto a las reglas de juego de la democracia, a ganar elecciones, y además ir pregonando a los cuatro vientos que él merece la presidencia precisamente por la razón que le da la democracia, que le dan los votos, que le debería dar la gente que no lo conoce como individuo ni lo reconoce como presidente.
Claro, cuenta con grupos de extremistaspagos, e inadaptados y matones de allende la llanura. Y para esos pagos y viáticos el autoproclamado presidente puede hacer autogiros de los recursos que los Estados Unidos le roban a Venezuela, que van a dar a sus arcas y que a la larga fueran un autorrobo si creyéramos que él hace parte del pueblo por el que invoca la lucha.
Habrá que ver cuánta hambre van a aguantar en Cúcuta los soldados y cabos y sargentos renegados esperando los ofrecimientos incumplidos, que iban desde unos cuantos dólares hasta el redimido país de Nuncajamás al que les prometieron que regresarían de la mano de Guaidó varios días después, hace ya semanas que pronto serán hartos meses.
Al fin y al cabo, debieron darse por bien servidos que luego del show no los acusaran de espías en Colombia (Fernández, 2019) y los deportan como amenazas a la seguridad nacional de uno de los países a los que menos les importa la inseguridad rampante.
Ojalá que a aquel coronel de Maracaibo, sin nombre como el de García Márquez, a pesar de que fue lo primero y lo único que leyó más o menos bien ante la cámara del texto que le redactó de afán algún enemigo (Shoer Roth, 2019), cuando menos haya tenido quien le escriba y le haya informado que se jodió.
Totalitarismo democrático
De los 49 gobiernos catalogados como dictaduras en el mundo, los Estados Unidos abrazan y suministran ayuda militar a 36 de ellos. Lo que sería igual a decir que el gobierno federal apoya más del 73% de las dictaduras del mundo (Truthout, 2017).
Los datos corresponden a Freedom House, la tendenciosa “organización de vigilancia independiente dedicada a la expansión de la libertad y la democracia alrededor del mundo” (Freedom House, 2019), que elabora anualmente el reporte Freedom in the World. 
La cosa es tan grave que, a pesar del carácter ultraderechista y pro estadounidense de la institución, hay que tener en cuenta sus estadísticas porque no hay más. Según Rich Whitney, los informes de Freedom House “parecen ser el mejor indicador (si no el único) de derechos políticos y libertades que abarca a todas las naciones del mundo”.
Whitney desarrolla la investigación para responder una inquietud elemental: “¿El gobierno de los Estados Unidos realmente se opone a las dictaduras y es el campeón de la democracia alrededordel mundo, como se nos dice repetidamente?”. La conclusión a la que llega es elemental: No.
El hecho es que, más allá de las feroces dictaduras conocidas, que el gobierno estadounidense exculpa y protege, como la monarquía de Arabia Saudita o la represiva junta militar de Egipto, las relaciones son muy cordiales con un buen cúmulo de gobiernos del mismo corte brutal.
Las matemáticas, otra vez, como las conocemos, no operan en la realidad, porque no son un asunto numérico ni se trata de las operaciones básicas de sumar y restar, sino de cuestiones morales, que son aun más relativas e imprecisas que una ciencia exacta.
Por lo tanto, en la enrevesada escala de valores estadounidense, en la que el contrario es denigrado, el competidor es execrable y el adversario merece la erradicación, deberíamos también aceptar que unos pocos importan más que muchos y que, desde luego, 1 > 39.
Eso aclara por qué la terquedad de los Estados Unidos contra el gobierno de un país como Venezuela y contra unos presidentes que, de Chávez a Maduro, no hicieron otra cosa que tratar de llevársela bien con ellos.
Porque la verdad es que nunca expropiaron una sola empresa gringa, si acaso nacionalizaron algunas y procedieron a indemnizarlas con creces. Nunca dejaron de suministrarle su petróleo a las poderosas refinerías estadounidenses del Golfo de México ni de la costa Oeste. Jamás les cerraron sus locales de tapadera ni les tocaron un pelo a sus funcionarios atrevidos ni a sus espías de medio pelo.
A lo mejor por eso ahora están haciendo lo que desde un principio se sabía que iban a terminar haciendo, pues es lo que siempre han hecho: dándole una patada a las buenas intenciones de la contraparte y tratando de quedarse con todas las apuestas sobre la mesa.
No contaron con que las patas de palo de la silla del oponente estaban puestas sobre un pueblo y unas fuerzas militares sólidas, ambos coherentes con el designio de una patria respetable y con la disposición para soportar el juego sucio de los adversarios.
Así que lo que en un comienzo calificamos como una obsesión de los Estados Unidos es apenas la consecuencia dialéctica de una escala de valores puesta de revés, antes que por los insanos señores de la guerra, por los desnivelados amantes de la intimidatoria paz que pregonan.
34 billones = 20 millones
Los economistas contra Venezuela airean las dificultades del país con regodeo. A la contracción de la economía, la hiperinflación y el desabastecimiento de productos básicos le adicionan el colapso del sistema eléctrico, cuyas pérdidas, estimadas desde antes de ocasionarlas, rondarían los cuatrocientos millones de dólares por día de apagón, es decir, entre dos mil quinientos y tres mil millones de dólares en total. ¿De dónde salen los datos? De ellos mismos buscándose y hallándose en cualesquiera de los buscadores más charlatanes, pero populares.
Y adentro continúan causando apagones y afuera la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro estadounidense no deja de agrandar la lista negra de los sancionados por comerciar con Venezuela. Cifras y más cifras, que son dolor y penurias de una población, para compartir y disfrutar.
¿Son ciertas esas cifras o quizás aproximadas? Nadie lo sabe, y menos aún lo saben quienes las sueltan con absoluta irresponsabilidad, en el mismo estilo desabrochado con el que dan datos inventados y fechas perversamente precisas para la caída del gobierno, o juegan con las fechas precisas y estipuladas en los propios artículos de la Constitución que aluden. 
Las causas de la debacle eléctrica, sostienen estos entendidos, corresponden a la falta de inversión y mantenimiento de la red eléctrica durante dos décadas. La teoría de la conspiración es reemplazada por la casualidad, y se niega cualquier acceso a las manos sigilosas de la causalidad.
Azar de los azares, el sistema sufre un síncope del ciento por ciento a unos días del fiasco humanitario, a dos días del regreso sin pena ni gloria de Guaidó y a unas horas del enojo sin contención en las declaraciones de los altos funcionarios estadounidenses.
Como para recordar, en todo caso, la aseveración de Robert Coveyou, el célebre matemático británico: “La generación de números aleatorios es demasiado importante para ser dejada al azar” (Quotes, 2019).
Como el periodista “mayamero” sin escrúpulos Jaime Baily sabía, y así lo confiesa, del magnicidio dispuesto hace unos meses contra el jefe de estado venezolano (Noticias en Red, 2019), igual estaban avisados del ataque contra la infraestructura eléctrica (ocurrido 16:55 hora local de Caracas [GMT-4]), el senador estadounidense Marco Rubio (trino a las 17:18, hora local de Washington D. C. [GMT-4]) y el autoproclamado en tarima Juan Guaidó (trino a las 18:24, hora local [GMT-4]), y así lo constatan los trinos.
A 89 minutos del atentado eléctrico, Guaidó dejaba claro que el atentado era de grandes proporciones y en su trino, mitad triunfalismo, mitad amenaza, advirtió que la luz demoraría. Y Rubio, el mandamás latino de las maquinaciones, está aún más al tanto de los pormenores y a sólo 23 minutos del ataque confirma que los generadores de respaldo también habían fallado. Y sí, por supuesto, “fallaron”.
O el congresista Rubio tiene un talento en tiempo real para la deducción lógica y las inferencias fatídicas. O es un irresponsable que trina por trinar y alarma a una población angustiada, lo que comportaría un sadismo vistoso. O es alguien presto a servirle a los saboteadores furibundos de caja de resonancia en directo. O Rubio sabía de antemano el delito en el que iban a incurrir sus incondicionales.
De pronto, del mismo modo que invitaron a Bayly los amigos que lo creen periodista y que él trata de hacernos creer que son fuentes para comunicarle entre sorbo y sorbo de café que “el sábado vamos a matar a Maduro con drones”, así le notificaron a Rubio que “el jueves vamos a acabar con el sistema eléctrico venezolano”, y él, qué más iba a decir, al igual que Bayly, respondió: “¡Hágale!”. ¡Háganle pa’ esa! Y lo hicieron.
Como lo hicieron los Estados Unidos en Irak y en Libia: destruyeron las plantas y las torres de energía, cortaron el suministro de agua y envenenaron las fuentes naturales que no pudieron romper ni frenar con bombas.
Los Estados Unidos, a través de la USAID, hablaron de una donación de veinte millones de dólares en una ayuda humanitaria que el gobierno venezolano se negó a recibir, no por capricho, sino con fundamentos.
Porque las ayudas de esta entidad socia de la CIA no sirven, lo cual experimentó Bolivia en carne propia con la ayuda alimentaria suministrada a comienzos de los años dos mil, un maíz transgénico no apto para el consumo humano (Sputnik, 2019).
Porque son forzadas. Ningún país con un asomo de dignidad pensaría siquiera en aceptarlas. Tampoco es soberbia, sino la rabia que producen montajes mediocres y dañinos contra una población a la que tratan con desprecio, junto al pueril desafío de que las ayudad entran porque entran. Como dice el refrán mexicano, "ni amor obligado, ni zapato ajustado”.
Lo más grave, porque se utilizan como punta de lanza para la invasión de países; son el complemento de la infiltración y el generador de desestabilización que justifica las intervenciones humanitarias, operaciones tan generosas como criminales, acompañadas de miles de marines que multiplican de modo exponencial la crisis sanitaria y el hambre: Somalia, Libia, Iraq, Haití, en fin. Contraindicadas las medicinas y contraproducentes los alimentos; la exposición peligrosa e innecesaria por una limosna (Misión Verdad, 2019).
A los veinte millones se le sumarían los cien mil dólares del Venezuela Aid Live. Pero nadie da razón del producido en el grotesco concierto: ¿Fue a dar a los bolsillos de unos avispados en Cúcuta? No creo. ¿A las faltriqueras de Bosé y su recua de faranduleros? No sé. ¿O se disipó en bombones para la aeronave VSS Unity de Virgin Galatic? ¡Vaya uno a saberlo! (Europa Press, 2019).
El Banco de Inglaterra, de otra parte, se niega a devolverle a Venezuela las reservas de oro valoradas en más de 1500 millones de dólares. Los estadounidenses presionan para que los activos se desvíen hacia el control de Guaidó y le sirvan de sustento para su actividad golpista, y para que la esposa merodee por Washington y se haga la consabida foto junto a Pence y a Trump (NBC News, 2019). Una Tintori añadida (la esposa del jefe preso de Guaidó) (Washington Post, 2019), o una María Corina en épocas de George W. Bush (Getty Images, 2005), antes del desuso al que la relegarían sus colegas de mala causa.
Los Estados Unidos aducen que asfixian el comercio del oro venezolano y bloquean el acceso del país a sus reservas con el pretexto de evitar su malversación por parte de las autoridades legales en acciones de corrupción y mala gestión, y antes de que estas dañen la infraestructura y afecten la ecología del país.
También, porque con tal oro el gobierno legítimo podría agravar la situación de los Derechos Humanos, agrandar la crisis de los refugiados, y, lo que es peor, mejorar la situación humanitaria a la que el país ha sido conducido por los Estados Unidos y sus cómplices, lo que no se menciona, y hacer aún más inútil de lo que ya fue el ingreso de la ayuda envenenada.
Pero eso no es todo. El gobierno estadounidense intensifica las medidas económicas contra Venezuela en todos los ámbitos. Se toma la refinería CITGO y secuestra sus cuentas, para usar sus fondos en el pago de bonos de deuda privilegiados al antojo (RT).
No cesan las sanciones contra PDVSA, que se volverán un búmeran contra el propio mercado estadounidense, contra las refinerías de Texas y Luisiana, y que pondrán a toda la costa del Golfo a escupir el azufre de los petróleos canadienses de malas calidades. Pero providencias que, con el orgullo herido, la soberbia maltrecha y la invasión sin pudores en los espíritus de John, Mike, Elliott y Marco, se adoptan porque se adoptan.
Se congelan las cuentas del Gobierno de Venezuela y del Banco Central de Venezuela abiertas en bancos en los Estados Unidos, y se procede a amenazar a las instituciones financieras de todos el mundo que efectúen operaciones con el gobierno (The Washington Post, 2019).
Según las estimaciones reveladas a mediados de febrero por Ricardo Menéndez, ministro del Poder Popular de Planificación de Venezuela, las pérdidas directas en producción de bienes y servicios y en actividad petrolera, producto de los embargos financieros impuestos por Estados Unidos, ascienden a 38 000 millones de dólares (Hispantv, 2019).
El presidente Maduro, al inicio del año, en entrevista con el periodista Ignacio Ramonet, señaló que las pérdidas del país, sólo en 2018, fueron cercanas a los veinte mil millones de dólares (VTV, 2019) debido a la persecución criminal de los Estados Unidos.
Así que las cantidades que los Estados Unidos anunciaron una vez como aporte son migajas minúsculas. Veinte millones que, en definitiva, serían para el bolsillo de Guaidó, o de Vecchio (VOA, 2019), o de los dummies, y no para el país. Una cuantía que no cubre lo perdido por Venezuela en las comisiones de una sola operación cambiara, por ejemplo, la de compra de medicamentos, de paso congelada por los estadounidenses. Monedas ofrecidas con bombos y platillos y en momentos cruciales que, por adición, jamás llegan, tal cual es la costumbre con las dádivas oportunistas.
Los valores nulos que no son cero
Están lejos los tiempos en los que Guaidó pregonaba su disposición para “ofrecer amnistía a Maduro” (Semana, 2019). Terminó este ofreciéndole impunidad a Guaidó, por la elemental razón de que en la cárcel la baraúnda mediática haría de él un preso político, un inmolado en aras de supuesta libertad.
En tanto que afuera de las rejas el autoproclamado no es sino otro cero a la izquierda en la vasta fila de ceros a la izquierda de la derecha venezolana. La tozudez ideológica que no ceja en el empeño de ser una cifra dividida y un valor vacío en la vida política del país.
Guaidó no sumó una presidencia, pero restó un parlamento. Le hicieron creer que tenía un poder ejecutivo entre las manos y él terminó dejando al descubierto el carácter inservible de la Asamblea Nacional tolerada en el desacato, quizás el único espejismo que habría podido ayudarle a pasar el trago amargo de los seis años por venir de Maduro.
No tenía nada y quedó con menos, porque la desvergüenza quita. Eso sí, se las agenció para que ciertos personajes ignominiosos de la región lo fueran aún más y en un apretón de manos.
Sobre sus costillas queda que el gobierno colombiano sobrepasara los límites más extremos del ridículo en los asuntos de política internacional: el presidente Duque y su canciller Holmes Trujillo no superarán con facilidad los niveles de sandez a los que se condujeron “por enguandiosos y atarantados”, diría en antioqueño simple el verdadero presidente colombiano, Álvaro Uribe.
Pero no lo dijo porque en realidad él fue el artífice del yerro garrafal. Fue Uribe quien le originó a Duque y a Trujillo la picazón de hablar por hablar con la misma caradura que él lo hacía en sus tiempos (de pocas semanas atrás) las cosas gratuitas que el paso del tiempo reveló que eran meras tonterías.
Al haber de Guaidó fue a dar el hecho de que al locuaz excapitán Bolsonaro se le entumeciera el discurso militar. Y que a los europeos, ay, a los europeos, tan cerca del Brexit duro y tan lejos del Reino Unido, no les quedara otra que regurgitar con disparates la bobada que habían engullido. 
El imprudente Macron se arriesgó un día a leer los acontecimientos venezolanos con las cenizas de tabaco en que había convertido las calles de París. El injerencista embajador de Alemania, declarado persona non grata, hizo maletas y se esfumó con el apagón. Claro, aun en medio de los gestos de guerra sucia en marcha dio el adiós al entrañable autoproclamado.
A Guaidó le quedará de por vida el excepcional lucimiento de haber engañado a los mismos personajes que lo engañaron. Fue un corpóreo presidente ante los presidentes que sabían que no era nadie. Y volverá pronto a lo que sus dotes a máxima potencia le permiten ser: el faro vaporoso de los saboteadores que lo saben de sus filas y se lo tragan como de en carne y hueso.
No será fácil la corrección de tanta estupidez gubernamental y diplomática para los cincuenta y tantos países que en una vez remota lo reconocieron como presidente interino. Lo mejor que les puede suceder es que borren pronto con los codos el pintarrajo que hicieron con las manos.
Empezando por Estados Unidos, que deshaga ese imposible pronto, junto a la turbulenta boludez de Bolton, la pomposidad esperpéntica de Pompeo (RT, 2019). Y ¡ábrase el lesivo Abrams!
Es difícil, claro está, moverse de la fantasía exultante a la desesperanza, sin hacer escalas en los acontecimientos ciertos. Medio verídicos, siquiera. Todos se mintieron entre todos, unos a otros se trampearon y manipulan a las huestes desinformadas por los medios embusteros. Es lo que hicieron y siguen haciendo.
El gobierno estadounidense burla al Congreso. Los partidos se pelean por las cosas que tienen en común para aparentar disimilitudes y se avienen en las diferencias porque los afiliados son políticos por negocio y no por política.
Los demócratas tienen predilección por las invasiones y los republicanos prefierenlas intervenciones, y porque quizás de veras lo creen y lo justifican con idearios disparatados que vienen del “Destino Manifiesto” al “Gran Garrote”, de la “Doctrina Monroe” a su “Corolario Roosevelt”, de la “Seguridad Nacional” a los bloqueos, tratan de convencernos de que no son las mismas guerras cruentas que propalan y a las que les dan continuidad desde la conquista del Oeste hasta las dos guerras del Golfo Pérsico (que fueron tres); de las guerras bananeras a Libia, de la ocupación y robo de la mitad del territorio de México a la guerra nunca declarada de Vietnam; de Cuba y Siria a Venezuela e Irán. Contra el comunismo, el terrorismo, las drogas, ¡qué importa el subterfugio!
Lo único que unos y otros, republicanos y demócratas, recuerdan de América Latina es su reputación de despensa atiborrada de riquezas para el usufructo. Un pormenor que no la hace distinta a un montón de esquinas en el resto del mundo, pero a la mano. Para completar el tinglado, desde los tiempos de Bolívar hasta los actuales, unos latinos taimados que se pasan de listillos por las ganas de poder, y que juegan con fuego.
Y todos, de Duque a James Story, el gringo disfrazado de encargado de negocios de la Embajada de los Estado Unidos en Venezuela hasta que lo echaron consu parranda de entrometidos, insisten en el cuento de estar del lado correcto de la historia (Caracol, 2019; US Embassy, 2019).
Como si en la historia hubiera orillas y no flujos, y como si en ella tuvieran cabida las valoraciones de correcto o incorrecto, cuando no es más que una sucesión de tergiversaciones según el ritmo y el rumbo al que navegue el que la cuenta. Como si la misma historia para unos no fuera las grandes cifras cuya multiplicación da cero y para otros la serie de naderías que al dividirlas son el todo. Pura minería de relatos y simples matemáticas elementales.

Escrito por: Juan Alberto Sánchez Marín


domingo, 21 de abril de 2019

Geopolítica del petróleo en la era Trump

ESTADOS UNIDOS, RUSIA, VENEZUELA, IRÁN Y SIRIA

por Thierry Meyssan

Estados Unidos se ha convertido en el primer productor mundial de hidrocarburos y ‎ahora utiliza su posición predominante con un solo fin: maximizar sus ganancias. ‎Para lograrlo no vacila en eliminar grandes productores rivales, sin importarle sumir ‎a sus pueblos en la miseria. En el pasado, el acceso al petróleo del Medio Oriente era ‎una necesidad vital para la economía estadounidense –bajo las administraciones Carter, ‎Reagan y Bush padre–, después fue un mercado bajo control yanqui –bajo la ‎administración Clinton– y más tarde, un recurso que iba a agotarse y que ‎Estados Unidos quería controlar –bajo las administraciones Bush hijo y Obama. ‎Ahora, bajo la administración Trump, los hidrocarburos se han convertido nuevamente ‎en el oro negro del capitalismo. Veamos la evolución de ese mercado sangriento. ‎

Toda economía depende, en primer lugar, de la energía a su disposición y ha sido esa una de las ‎principales causas de las guerras. Inicialmente se trataba de obtener esclavos para ponerlos a ‎trabajar en los campos. Más tarde, en el siglo XIX, el objetivo era apoderarse del carbón para ‎alimentar las maquinarias. Hoy se trata de los hidrocarburos (petróleo y gas). ‎
Para esconder esa lógica, los hombres siempre se han inventado otras razones como justificación ‎de lo que hacen. Por ejemplo, en nuestra época nos han llevado a creer:
que Irán está sancionado debido a su programa nuclear militar, al que Irán puso fin en 1988;
que las instalaciones y fondos de PDVSA en Estados Unidos fueron confiscados para quitárselos al “dictador” ‎Maduro y entregarlos al equipo del autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan ‎Guaido, a pesar de que Maduro es el presidente constitucionalmente electo de la República ‎Bolivariana;
y que Estados Unidos mantiene fuerzas militares en Siria para apoyar a sus aliados kurdos ‎contra el “dictador” Bachar al-Assad, aunque esos kurdos son mercenarios que ni siquiera ‎representan a su pueblo mientras que Assad es el presidente democráticamente electo de la ‎República Árabe Siria. ‎
Como acabamos de verlo, esas “justificaciones” no tienen nada que ver con la realidad y están ‎en total contradicción con los hechos. Pero si estamos dispuestos a aceptarlas es porque ‎creemos que nos benefician. ‎
El mercado mundial
El mercado de los hidrocarburos es el más importante del mundo, antes que los mercados de la ‎alimentación, de las armas, de los medicamentos y de las drogas. Ese mercado estaba ‎inicialmente en manos de las empresas privadas, pero en los años 1960 se convirtió en terreno ‎exclusivo de los Estados. Con el desarrollo económico fueron apareciendo nuevos actores y ‎ese mercado se hizo más imprevisible. Además, durante el periodo transcurrido entre el fin de ‎la URSS y el regreso de Rusia, se convirtió en un mercado altamente especulativo, con ‎fluctuaciones de los precios de venta que iban de 1 a 4. ‎
Por otra parte, todos saben que numerosos yacimientos se agotan al cabo de mucho tiempo de ‎explotación. A finales de los años 1960, el clan Rockefeller y el Club de Roma popularizaron la ‎idea de que los hidrocarburos, por ser energías fósiles, eran fuentes limitadas. Pero el hecho es ‎que aún se desconoce el origen de los hidrocarburos. Su origen fósil es sólo una hipótesis ‎no demostrada. En todo caso, aunque los hidrocarburos fuesen renovables, la sobreexplotación ‎de los yacimientos podría acabar agotándolos, como señala la teoría de Hubbert sobre el pico ‎petrolero. Pero lo más importante es que el Club de Roma estudió la cuestión partiendo de un ‎postulado maltusiano, estimando que su misión consistía en demostrar que es necesario limitar la ‎población mundial porque los recursos del planeta Tierra son limitados. La teoría sobre el fin del ‎petróleo es sólo un argumento para justificar la voluntad del clan Rockefeller de limitar el ‎crecimiento demográfico de las poblaciones pobres. En sólo medio siglo, nos han hecho creer ‎‎5 veces seguidas que el petróleo se agotaría en los próximos años. La realidad es que hoy ‎existen reservas comprobadas suficientes para garantizar el consumo de la humanidad durante ‎otro siglo. ‎
Los costos muy variables de la explotación de los yacimientos (van de 1 en Arabia Saudita a 15 en ‎Estados Unidos), los progresos técnicos, las constantes fluctuaciones de los precios y el debate ‎ideológico han puesto en peligro varias veces la recuperación de las sumas invertidas. Y, teniendo ‎en cuenta los plazos operacionales, toda interrupción de la inversión en la investigación, la ‎explotación y el transporte, provoca una escasez de los productos disponibles durante los 5 años ‎siguientes. El mercado del petróleo es, por consiguiente, particularmente caótico. ‎
La política mundial en materia de energía
La creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por el venezolano ‎Juan Pablo Pérez Alfonzo, en 1960, provocó un desplazamiento progresivo del poder de fijar los ‎precios. Ese poder pasó de las compañías petroleras a los Estados exportadores. El cambio ‎se manifestó claramente en el momento de la guerra egipto-siria contra Israel, en octubre ‎de 1973, y la crisis petrolera mundial provocada por aquel conflicto, conocido en Occidente ‎como la «guerra de Yom Kipur». ‎
Como primera potencia mundial, Estados Unidos ha aplicado diferentes políticas en materia de ‎hidrocarburos:
El presidente James Carter consideró que, dado el hecho que Estados Unidos necesitaba esa ‎fuente de energía, el acceso estadounidense al petróleo del Medio Oriente era una cuestión de ‎‎«seguridad nacional». Los árabes y los persas no tenían derecho a negarse a venderle petróleo ‎ni a elevar sus precios.‎
El presidente Ronald Reagan creó el CentCom –el mando militar de Estados Unidos para el ‎Medio Oriente, definido por cierto en función del conocimiento de los campos petrolíferos que ‎se tenía en aquella época. Para aplicar la política de su predecesor demócrata, el republicano ‎Ronald Reagan negoció la instalación de bases militares permanentes en la región y comenzó a ‎desplegar en ellas tropas estadounidenses.
El presidente George Bush padre encabezó una coalición casi universal y la lanzó contra Irak, ‎país que había tenido la audacia de querer actuar por sí mismo y se había atrevido a tratar de ‎recuperar los pozos de petróleo de Kuwait que los británicos le habían arrebatado.
El presidente Bill Clinton y su vicepresidente Al Gore heredaron un monopolio unipolar, ‎sin la URSS. Establecieron un mapa de los corredores que habría que crear a través del mundo ‎‎(oleoductos, gasoductos, líneas de ferrocarril y líneas de internet) y de las operaciones militares ‎necesarias para construirlos y para garantizar la seguridad de esos corredores –por ejemplo, la ‎guerra desatada contra Yugoslavia para establecer el 8º corredor.
El presidente Bush hijo y su vicepresidente Dick Cheney, convencidos de que la escasez de ‎hidrocarburos estaba a punto de empezar, iniciaron una guerra cuyo objetivo ya no era ‎apoderarse del oro negro sino controlar la producción y el mercado. Volviendo a la teoría ‎maltusiana del fin inminente de esas fuentes de energía, lo que querían era estar en posición de ‎determinar qué países tendrían derecho a comprar hidrocarburos para garantizar la vida de su ‎población.
El presidente Barack Obama aprovechó la oportunidad que le ofrecían el gas y petróleo de ‎esquistos en suelo estadounidense y decidió favorecer su extracción, esperando sacar así su país ‎de la maldición maltusiana.
El presidente Donald Trump llega al poder en momentos en que Estados Unidos se ha convertido ‎en primer productor mundial de hidrocarburos y decide modificar la estrategia estadounidense. ‎
La política de Donald Trump
Cuando el presidente Trump designó como director de la CIA al representante de Kansas Mike ‎Pompeo, creímos que aquella nominación inesperada se debía a las pocas posibilidades que tenía ‎el nuevo presidente de encontrar aliados en el Partido Republicano, que él acababa de tomar ‎por asalto. Olvidábamos entonces que, desde 2006 hasta 2010, Pompeo había dirigido la ‎empresa Sentry International, fabricante de equipamiento para la extracción de petróleo. Pompeo ‎es, por ende, un conocedor del funcionamiento del mundo del petróleo y uno de sus actores a ‎escala mundial. Simultáneamente, el presidente Trump nombraba secretario de Estado a Rex ‎Tillerson, patrón de ExxonMobil. Teníamos que haber vislumbrado entonces que la política ‎energética estaba llamada a ser primordial en la acción de la nueva administración. ‎
Por supuesto, hoy es imposible hacer un balance del trabajo de Mike Pompeo a la cabeza de ‎la CIA. Pero sí es posible pensar que sus objetivos de entonces no están lejos de los que persigue ‎ahora. En todo caso, Pompeo acaba de revelar estos últimos. ‎
Daniel Yergin, reconocido especialista en el mercado de los hidrocarburos, creó una empresa de ‎consejería que organiza anualmente un encuentro internacional sobre la evolución de la situación ‎en ese mercado. El encuentro de 2019 –CERAweek, realizado en Houston del 9 al 13 de marzo– ‎fue la reunión internacional sobre los hidrocarburos más importante realizada en toda la historia ‎ya que participaron los dirigentes ejecutivos de las principales compañías de 78 países que ‎se dedican a esa actividad. El momento principal del encuentro fue la intervención de Mike ‎Pompeo. A todos se les había advertido que su discurso tendría gran importancia y fue el único ‎momento en que la inmensa sala desbordó de público. ‎
Después de saludar a sus colegas, Mike Pompeo expresó satisfacción por los increíbles resultados ‎de la industria petrolera estadounidense que, en 6 años, se ha convertido en la primera ‎productora del mundo gracias a las nuevas técnicas de extracción de petróleo y gas de esquistos. ‎Anunció después que ha creado en el Departamento de Estado un buró especial para la gestión de ‎los recursos energéticos. En lo adelante, es con Mike Pompeo con quien tendrán que tratar los ‎patrones de las empresas estadounidenses especializadas en hidrocarburos y la misión de Pompeo ‎consiste en ayudarlos a conquistar mercados en el extranjero. A cambio de esa ayuda, ‎esas empresas tendrán que ayudar a que Estados Unidos pueda concretar su política energética. ‎
Esa política consistirá simultáneamente en producir el máximo posible en Estados Unidos y agotar ‎una parte de la oferta mundial para equilibrar el mercado. Sólo así podrá Estados Unidos vender ‎su gas y su petróleo de esquistos, cuya producción resulta particularmente onerosa. ‎
Según la doctrina Pompeo, no es conveniente reducir la producción mundial al nivel de la ‎demanda instaurando cuotas de producción, como hace la OPEP+ desde hace 2 años, sino ‎cerrando las puertas del mercado a varios grandes exportadores –Irán, Venezuela y Siria– cuyas ‎gigantescas reservas han sido descubiertas recientemente y todavía no han entrado en fase de ‎explotación. ‎
Así que Estados Unidos sacará de la gaveta el proyecto de ley NOPEC (No Oil Producing and ‎Exporting Cartels Act). Ese proyecto de ley, con gran cantidad de variantes presentadas ‎al Congreso desde hace 2 décadas, apunta a la supresión de la inmunidad soberana que los países ‎de la OPEP invocan para agruparse como cártel, a pesar de las leyes anti-trust estadounidenses. ‎La adopción de una ley NOPEC permitiría llevar ante los tribunales estadounidenses a las ‎compañías petroleras de todos los países agrupados en la OPEP+, aunque hayan sido ‎nacionalizadas, por haber utilizado su posición dominante en el mercado para favorecer el alza de ‎los precios. ‎
Hay otro elemento fundamental a tener en cuenta. Desde finales de 2017, Rusia se asoció a ‎la OPEP para obtener un alza de precios y aceptó disminuir su producción para alcanzar ese ‎objetivo. Algo indispensable para Rusia, sobre todo porque su economía está sufriendo las ‎consecuencias de las sanciones occidentales y porque sus exportaciones de hidrocarburos son –‎junto a las ventas de armas– su principal fuente de ingresos. Por consiguiente, en la actual ‎situación, los intereses de Moscú coinciden con los de Washington: no inundar el mercado. ‎Es por eso que Rusia no hace nada por ayudar a que Irán exporte su petróleo, como ‎tampoco ha iniciado aún la explotación de las zonas cuyo monopolio está en manos de compañías estatales rusas en Siria. Por esa misma razón, Rusia tampoco ayudará a Venezuela a ‎exportar su petróleo. ‎
Rusia salvó a Siria de los mercenarios yihadistas de la OTAN, sin comprometerse a ir más lejos. ‎Ahora es testigo pasivo del lento derrumbe de ese país, otrora próspero, cuya situación, ‎sin llegar a la hambruna que ya asola Yemen, ha tomado inexorablemente ese camino. ‎
La diferencia entre Rusia y Estados Unidos es que Washington no sólo quiere estabilizar la oferta ‎mundial de hidrocarburos sino también determinar hacia dónde fluyen. De ahí las presiones que ‎Washington ejerce simultáneamente sobre la Unión Europea y, por separado, sobre cada uno de sus países ‎miembros para detener la construcción del gasoducto Nord Stream 2. ‎Su objetivo es impedir que la Unión Europea utilice los hidrocarburos rusos. Si Estados Unidos ‎lograse alcanzar ese objetivo, Rusia desviaría el flujo de sus hidrocarburos hacia China, que ‎no podría pagar los mismos precios. ‎
Para responder a las demanda de la Unión Europea, Estados Unidos está construyendo en varios ‎de sus países grandes puertos capaces de recibir el gas de esquistos estadounidense. Mientras ‎tanto, Rusia acelera la construcción de otro gasoducto, el Turkish Stream que sería otra vía más ‎para hacer llegar su gas a la Unión Europea. ‎
Por otro lado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos está bloqueando todas las ‎posibilidades de transporte de petróleo iraní o venezolano hacia Siria. Los datos que maneja el Departamento del Tesoro demuestran que la CIA comenzó a observar ese comercio desde la ‎elección misma de Donald Trump, incluso durante el periodo de transición entre la administración ‎Obama y la suya, lo cual confirma que la política de la administración actual gira alrededor de la ‎cuestión energética. En la medida en que Siria no está en condiciones de explotar por sí misma ‎sus reservas y en que Rusia deja pasar el tiempo, la actitud de la Casa Blanca hacia Siria es ‎diferente. Allí se trata de impedir la reconstrucción y de hacerle la vida imposible al pueblo sirio. ‎Así que la CIA está empeñada en una intensa labor de sabotaje contra todo aprovisionamiento ‎energético destinado a Siria. Por ejemplo, ya en este momento la mayoría de la población siria ‎no tiene gas para la calefacción ni para cocinar y, en febrero, un tanquero turco cargado con ‎combustible iraní para Siria estalló frente al litoral sirio, cerca de Latakia. El incidente, ‎probablemente un sabotaje, provocó la muerte de toda la tripulación y una marea negra que ‎no se ha mencionado en ningún medio de la prensa occidental.‎
Estimando que el Hezbollah participa en el gobierno libanés para servir los intereses iraníes, ‎la administración estadounidense ha incluido el Líbano en su prohibición de exportar ‎hidrocarburos. Durante su reciente estancia en ese país, Pompeo trató de imponer una ‎delimitación de las aguas territoriales que pondría las reservas libanesas de hidrocarburos bajo control de Israel. ‎
En Latinoamérica, donde Venezuela envía petróleo a Cuba a cambio de la participación de los ‎médicos cubanos en la atención a la población, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ‎ha anunciado la adopción de sanciones contra toda empresa que participe en las entregas de ‎petróleo venezolano a Cuba, medida que Washington justifica atribuyendo a los militares cubanos ‎el respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana al presidente constitucional Nicolás ‎Maduro. ‎
Las evoluciones previsibles
Por el momento, la única posibilidad de éxito de la política de Donald Trump depende de que ‎su administración logre reducir la demanda de hidrocarburos en su propio país. Hasta ahora, ‎Estados Unidos destinaba los hidrocarburos principalmente a alimentar los automóviles, lo cual ‎explica el desarrollo de una serie de proyectos para la concepción de automóviles eléctricos. Para ‎Estados Unidos consumir petróleo para producir electricidad es mucho más rentable que utilizar el ‎combustible directamente en los automóviles. Además, la electricidad puede obtenerse de ‎diversas fuentes, en territorio estadounidense, a bajo costo y a precios estables. ‎
Es importante precisar que el desarrollo de automóviles eléctricos no tiene nada que ver con los ‎ideales sobre la necesidad de reducir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) para evitar el ‎calentamiento global. En primer lugar, la fabricación de baterías puede ocasionar importantes ‎emisiones de CO2, además de que la generación de electricidad puede ser una fuente de ‎emisiones de CO2 mucho más significativa que el petróleo si la electricidad se obtiene a partir del ‎carbón, como en Alemania y China. ‎
En todo caso, el consumo de petróleo también evoluciona. A escala mundial, el destino del ‎petróleo ya no es principalmente el sector del transporte sino la fabricación de plástico. ‎
Estados Unidos no permitirá que Irán, Venezuela y Siria exporten sus hidrocarburos hasta el año ‎‎2023 o el 2024, cuando su propia producción de hidrocarburos de esquistos comenzará a disminuir ‎rápidamente, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Cuando llegue ese momento, ‎volverá a cambiar todo el tablero geopolítico. ‎