jueves, 19 de junio de 2025

La firme respuesta de Irán a la agresión israelí demuestra la sabiduría y el carácter de su liderazgo.


Por Dina Y. Sulaeman y Otong Sulaeman

La noche del 13 de junio de 2025 marcó el surgimiento de un nuevo paradigma.

En geopolítica, hay momentos en que el silencio habla más fuerte que las explosiones. Esa noche, el líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyyed Ali Jamenei, se presentó ante su pueblo, no con ira ni retórica encendida, sino con calma y serenidad calculadas.

“Ellos [el régimen sionista] han cometido un grave error. Esto les traerá un destino miserable”, dijo con firmeza, y su tono silenció a la sala.

Apenas unas horas después, una andanada de misiles balísticos iraníes atravesó el cielo de los territorios palestinos ocupados, eludió los sistemas de defensa israelíes de tres niveles y alcanzó el corazón de Tel Aviv.

No se trató de un acto emocional de represalia, sino de una señal estratégica: una doctrina, una medida disuasoria y una reestructuración de la dinámica de poder en Asia occidental.

La respuesta de Irán siguió a la agresión israelí de la madrugada del 13 de junio, que condujo al asesinato de varios comandantes de alto rango del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), científicos nucleares y civiles, incluidos niños y mujeres.

Durante décadas, los medios occidentales han retratado al ayatolá Jamenei como un teócrata puritano, símbolo del conservadurismo ideológico iraní. Pero bajo su fachada estoica y clerical de la vieja escuela se esconde una mente política visionaria forjada durante décadas de sanciones, embargos y la guerra asimétrica que ha enfrentado la República Islámica.

Su liderazgo estuvo marcado no sólo por la Revolución Islámica de 1979, sino también por una profunda comprensión de la realpolitik y una paciencia estratégica.

El enfrentamiento con Israel se ha caracterizado durante mucho tiempo por una "guerra en la sombra": sabotajes, ciberataques y asesinatos. Pero la agresión israelí del 13 de junio marcó una nueva fase.

Al atacar zonas civiles y a figuras militares y científicas de alto rango, el régimen literalmente cruzó la khatte qermez (línea roja) doctrinal de Irán.

La declaración del Ayatolá Jamenei esa noche, pronunciada horas después de la agresión y los asesinatos, no fue sólo un consuelo nacional sino una señal calculada.

Declaró: «Israel es un régimen terrorista que perpetró el ataque. Irán ejercerá su derecho a tomar represalias. Cualquier país que lo ayude también estará atacando a Irán, y ellos también pagarán las consecuencias».

Esta declaración legitimó las represalias de Irán, de conformidad con el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. En tono bajo pero tajante, el Líder de la Revolución Islámica lanzó una advertencia estratégica, no solo a Israel, sino a cualquier actor cómplice de una agresión contra Irán.

Lo que distingue la respuesta de Irán no es solo su potencia misilística, sino también el carácter de su liderazgo. El ayatolá Jamenei, ahora octogenario, mantiene la calma en medio de la tormenta. Habla rara vez, pero cuando lo hace, sus palabras cargan con el peso de décadas de enfrentamiento a la dominación imperialista.

Su enfoque de liderazgo puede entenderse como una forma de lo que podría llamarse estoicismo estratégico : la capacidad de abstenerse de reacciones impulsivas manteniendo al mismo tiempo una firmeza de principios y la disposición a responder con precisión y sabiduría infinita.

Por supuesto, el término "estoicismo" no implica que el ayatolá Jamenei se adhiera a la filosofía estoica griega. En el ámbito del pensamiento, se le conoce como neosadriano, seguidor de Mulá Sadra, el gran filósofo islámico que enfatizó la integración de la razón, la revelación y la intuición espiritual.

Sin embargo, en el contexto geopolítico, su liderazgo refleja una disciplina similar al ethos estoico: paciente, firme, con moderación emocional y control ante la provocación. Un liderazgo que no se basa en el teatro militar para proyectar fuerza.

La acción militar de represalia de Irán, la Operación Promesa Verdadera III, contra Israel no fue una mera maniobra técnica o militar. Conmocionó las premisas estratégicas de la región.

Durante décadas, Israel operó bajo una percepción de invulnerabilidad, respaldada por tecnología avanzada y la inquebrantable protección estadounidense. Esa percepción ahora se está desmoronando.

Las monarquías árabes que han normalizado sus relaciones con Israel se enfrentan a un dilema estratégico: ¿seguir apostando por las garantías de seguridad occidentales o empezar a afrontar las consecuencias de una confrontación abierta? Turquía y Qatar también podrían necesitar reevaluar su posición en el equilibrio de poder regional.

Mientras tanto, Rusia y China, las dos potencias globales que están expandiendo su presencia en la región de Asia Occidental, interpretarán este evento como una clara señal de que Irán ya no juega un papel meramente simbólico en la resistencia contra el sionismo.

Irán se está consolidando como un actor de poder duro capaz de remodelar la arquitectura regional.

En resumidas cuentas, el 13 de junio de 2025 será recordado no sólo por los misiles que impactaron Tel Aviv, sino por la serenidad del líder en Teherán que transformó el tablero de ajedrez mundial.

En un mundo lleno de amenazas vacías y diplomacia teatral, el Ayatolá Jamenei demostró que la verdadera fuerza no proviene de la voz más fuerte, sino de la acción más precisa en el momento más crítico.

Y en la doctrina filosófica que heredó de Mulla Sadra, lo que en última instancia es real no es la fuerza bruta, sino la profundidad del ser y la sabiduría de la acción.

Dina Y. Sulaeman es profesora asistente en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universitas Padjadjaran, Indonesia.

Otong Sulaeman es profesor de filosofía en STAI Sadra, Indonesia.

(Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Press TV.)


Irán  
 
 
 

No hay comentarios: