miércoles, 5 de enero de 2022

«EL ARTE DE LA GUERRA»‎ Narrativa y realidad de la crisis libia

por Manlio Dinucci

Cuando se analiza la operación de la OTAN contra Libia, lo más impresionante es la ‎diferencia entre lo que creyó la opinión pública en el mundo occidental y lo que ‎los libios vivieron. Para Occidente, lo sucedido en Libia fue la liberación de un ‎pueblo oprimido por el peso de una dictadura. Pero lo que vivieron los libios fue una ‎invasión extranjera que arrasó todo lo que encontró por delante y devolvió su país ‎prácticamente a la edad de piedra.
RED VOLTAIRE | ROMA (ITALIA) | 5 DE ENERO DE 2022

FRANÇAIS ITALIANO


La OTAN dice sentir gran preocupación ante la crisis en Libia y afirma que esta «tiene ‎implicaciones directas para la seguridad y la estabilidad de todos» los miembros de la alianza ‎atlántica. Agrega que, por consiguiente, se mantiene «comprometida con proporcionar a Libia sus consejos para la defensa y la seguridad». ‎

Los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido declaran que ‎‎«elecciones libres permitirán al pueblo libio fortalecer su propia soberanía» y que están ‎‎«dispuestos a pedir cuentas a quienes amenazan la estabilidad de Libia». Reafirman ‎seguidamente «el pleno respeto y compromiso por la soberanía y la independencia de Libia». ‎

Esas solemnes palabras vienen de las mismas potencias que luego de haber destruido Yugoslavia ‎en los años 1990 –saboteándola desde adentro y atacándola desde el exterior– recurrieron a la ‎misma maniobra en 2011 para destruir el Estado libio. ‎

Primero financiaron y armaron dentro de Libia facciones tribales y grupos islamistas hostiles al ‎gobierno de la Yamahiriya e infiltraron fuerzas especiales –principalmente de Qatar– para ‎propagar los enfrentamientos armados. Y seguidamente atacaron desde el exterior –en 7 meses ‎la aviación de Estados Unidos y la OTAN realizó unas 30 000 misiones contra Libia, incluyendo ‎‎10 000 misiones de ataque, con el uso de más de 40 000 bombas y misiles.

Italia participó ‎poniendo a disposición de los atacantes 7 bases aéreas así como cazabombarderos y un ‎portaviones. La agresión contra Libia se realizó bajo la dirección de Estados Unidos, ‎inicialmente a través del US AfriCom y después por intermedio de la OTAN. ‎

Así fue destruido aquel Estado africano, el cual –como se mostraba en la documentación del ‎Banco Mundial en 2012– registraba «altos índices de crecimiento económico y de desarrollo ‎humano» y donde encontraban trabajo alrededor de 2 millones de migrantes, en su mayoría ‎africanos. ‎

Gracias a la exportación de sus recursos energéticos, la Yamahiriya había invertido en el extranjero ‎unos 150 000 millones de dólares. Las inversiones de Libia en África eran determinantes para el ‎proyecto de la Unión Africana de crear sus propios organismos financieros, un mercado común ‎africano y moneda única para toda África. Los correos electrónicos de la secretaria de Estado de ‎la administración Obama, Hillary Clinton –revelados por WikiLeaks a la opinión pública–, ‎demuestran que Estados Unidos y Francia querían eliminar al líder libio Muammar el-Kadhafi ‎antes de que utilizara las reservas libias de oro para crear una moneda panafricana como ‎alternativa al dólar estadounidense y al franco CFA (la moneda que Francia impuso a 14 de sus ‎ex colonias africanas). De hecho, los bancos entraron en acción antes de que lo hiciesen los ‎bombarderos y secuestraron los 150 000 millones de dólares que la Yamahiriya tenía depositados ‎en el exterior, acción que bloqueó todo el proyecto africano –además de que la mayor parte de ‎todo ese dinero “desapareció”. ‎

Pero la narrativa político-mediática sobre la crisis libia no dice nada de eso, de manera que los ‎principales responsables de la catástrofe social provocada por la guerra contra Libia se presentan ‎como salvadores de ese país. ‎

Hoy en día, las transnacionales extranjeras y las milicias de las diferentes facciones que ‎se disputan el poder en Libia acaparan los ingresos provenientes de la exportación de los ‎recursos energéticos libios. Grandes volúmenes de petróleo libio se venden a países miembros de ‎la Unión Europea a través de firmas maltesas que esconden el origen de ese recurso. El nivel de ‎vida de la población libia se ha derrumbado y su país se ha convertido en la principal vía de ‎tránsito de un caótico flujo migratorio que ya registra más víctimas que la guerra de 2011. ‎

Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), alrededor de ‎‎1 500 migrantes se ahogaron en el Mediterráneo en 2021, pero la cifra real es seguramente muy ‎superior ya que son muchos los que perecen sin que llegue a saberse.‎

También en 2021, unos 30 000 migrantes fueron interceptados en el mar y devueltos a Libia por ‎los guardacostas “libios” –creados, entrenados y financiados por Italia a un costo de 33 millones ‎de euros. Muchos de esos migrantes interceptados acabaron en centros de detención del ‎‎“gobierno” de Trípoli o de las milicias que le disputan el poder. Más de 600 000 migrantes de ‎‎45 nacionalidades se encuentran hoy atrapados en una especie de trampa en Libia, ‎prácticamente en situación de esclavos, siendo obligados a trabajar sin paga y víctimas de ‎violencias físicas. Y son cada vez más numerosos los que ya ni siquiera piden ser enviados a ‎Europa sino al menos poder regresar a sus países de origen para escapar a esa situación. ‎Particularmente dramática es la situación de las mujeres jóvenes, vendidas al mejor postor, ‎violentadas y obligadas a prostituirse. ‎

Y todo eso sucede “gracias” a la operación «Protector Unificado» realizada por la OTAN ‎en 2011 para garantizar, según el ministerio de Defensa de Italia, «la protección de los civiles ‎en Libia». ‎
Recordatorio sobre el papel de Francia en la guerra contra Libia:‎

‎«En 5 meses de operación, Francia aportó hasta 4 200 militares, 4 decenas de aviones, una ‎veintena de helicópteros y unos 30 buques que realizaron contra Libia más 5 500 misiones ‎aéreas, unos 40 ataques con helicópteros y neutralizaron más de 1 600 objetivos.»

‎«Los británicos y sobre todo los franceses hacen un trabajo bellísimo. No sólo al ataque sino ‎también en las mentes. Los helicópteros operan de noche, subrepticiamente, y lo único que ve ‎el adversario es el misil que le cae encima sin previo aviso. El efecto es único, el miedo acaba ‎con lo que queda de la voluntad de combatir entre los partidarios de Kadhafi. Eso es tan eficaz ‎que ahora utilizamos la imagen de los helicópteros en las esquelas de propaganda que lanzamos ‎sobre Libia. “¡Ved lo que os espera! ¡Cesad la violencia!”»‎
Fuente: Declaraciones del general francés Charles Bouchard publicadas el 16 de junio de 2011 ‎en «L’Otan ira au bout de sa mission en Libye», Le Figaro.



Manlio Dinucci


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