viernes, 7 de marzo de 2025

Siria: intensificación de protestas alauitas contra régimen de Al-Golani


El resurgimiento de los enfrentamientos armados en Siria, especialmente en las regiones alauitas de la costa occidental, en las provincias de Latakia y Tartús, era un desenlace previsible y refleja una realidad inmutable: el gobierno surgido de la guerra civil sigue siendo frágil.

Por Xavier Villar

La inestabilidad, como señalan varios analistas internacionales, continuará marcando el futuro del país.

La televisión estatal siria ha informado que al menos 70 personas han muerto en los enfrentamientos en la provincia de Latakia, uno de los ataques más violentos contra las fuerzas vinculadas al grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) desde la caída de Bashar al-Asad en diciembre. Este episodio se enmarca dentro de una serie de conflictos que arrastran a Siria desde 2011, cuando el país se convirtió en un tablero de juego para diversas potencias regionales y globales. Irán y sus aliados intentaron evitar la caída del régimen de Al-Asad, mientras que Turquía y Catar, junto a Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, apoyaban distintas facciones para reconfigurar el control del territorio.

A medida que estos actores siguen luchando por la supremacía, la perspectiva de una Siria unificada se desvanece. Cada uno de ellos busca consolidar su presencia en el país, con Turquía desplegando tropas para respaldar al gobierno interino sirio, y Catar y varios países árabes intentando formar un gobierno central alineado con sus intereses. Israel, por su parte, no solo persigue sus objetivos territoriales, sino que ha ocupado vastas zonas de Siria, mientras Rusia y Estados Unidos mantienen bases militares clave en el terreno. Irán, por su parte, continúa buscando recuperar influencia para asegurar el apoyo logístico a los movimientos de resistencia.

En este contexto, la agencia de noticias Fars reportó que los grupos de resistencia sirios han formado el “Consejo Militar de Liberación de Siria”, cuyo objetivo es liberar el territorio sirio de los grupos ocupantes y terroristas, derrocar al régimen y establecer un gobierno soberano. Este consejo subraya la creciente lucha por el control y el cambio en la estructura de poder. Según Al Mayadeen, la resistencia siria ha solicitado apoyo urgente al gobierno de Irán, buscando fortalecer su capacidad para avanzar en la lucha contra los ocupantes y el régimen.

Uno de los comandantes de la resistencia, Ghiyath Suleiman Dala, conocido por su rol en el ejército sirio durante el mandato de Bashar al-Asad, es una figura clave en la rebelión contra Al-Golani, el actual líder de la región. Dala, apodado “El León de las Dos Ghoutas” debido a su legado en las fuerzas especiales Al-Ghayth, mantiene estrechos lazos con Irán y Hezbolá, lo que fortalece su posición dentro de la resistencia contra el nuevo orden en Siria.

El Consejo Supremo Islámico de los Alauitas en Siria, por su parte, ha emitido un comunicado en redes sociales, llamando a “protestas pacíficas” en respuesta a los ataques aéreos que, según afirman, han dirigido sus impactos a “las casas de los civiles”. Este llamado subraya la creciente preocupación por la violencia y los daños sufridos por la población civil en medio del conflicto.

Activistas alauíes han denunciado que su comunidad ha sido blanco de violencia desde la caída de Bashar al-Asad, con especial énfasis en las zonas rurales de Homs y Latakia. A pesar de las promesas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) de gobernar de manera inclusiva, hasta el momento no se ha llevado a cabo ninguna reunión significativa con líderes alauíes. En contraste, Al-Golani, líder de HTS, ha mantenido encuentros con otros grupos minoritarios, como los kurdos, cristianos y drusos. Este desajuste refleja las profundas tensiones y divisiones internas en Siria, que siguen dificultando los esfuerzos por alcanzar una estabilidad duradera.

Los alauíes, también conocidos como nusairíes o alansaríes, son una minoría religiosa de origen en el Medio Oriente (Asia Occidental), con presencia significativa en Siria, Líbano y Turquía. Aunque comparten algunas creencias con los chiíes duodecimanos, su doctrina se distingue por una visión única de la divinidad y el liderazgo. Para los alauíes, el Imam Ali no es solo un líder político o religioso, sino una manifestación divina en la Tierra. A lo largo de los años, esta cosmovisión ha configurado una identidad comunitaria profundamente marcada por sus creencias.

En Siria, los alauíes han jugado un papel central en la estructura política y militar. Su influencia es notable, con figuras como Bashar al-Asad a la cabeza, lo que ha fortalecido su posición dentro del poder estatal. Se estima que entre el 10 y el 15 por ciento de la población siria es alauí, concentrándose principalmente en el oeste del país, en zonas estratégicas a lo largo de la costa mediterránea, como Latakia y Tartús. Además, existen comunidades alauíes importantes en Homs, Hama y Damasco, regiones que continúan desempeñando un papel clave en el equilibrio político de Siria.

A pesar de su peso en la política, expertos como Mostafa Nafajid advierten que una revuelta de los alauíes contra el gobierno de Hayat Tahrir al-Sham es poco probable que tenga éxito en sus primeras etapas. Sin embargo, este levantamiento podría marcar el inicio de un movimiento que forzaría a los actores dominantes, incluida Turquía, a reconocer la importancia de las demandas alauíes y las de otros actores, tanto internos como externos. Aunque es improbable que el levantamiento tenga un impacto inmediato en el terreno de combate, sus repercusiones podrían alterar las dinámicas políticas del país, reconfigurando las relaciones de poder entre las distintas facciones.

El nuevo gobierno sirio, por su parte, enfrenta varios desafíos en su intento por consolidar su control. Entre estos obstáculos se incluyen la falta de reconocimiento internacional, la dependencia de actores extranjeros como Turquía y la destrucción de gran parte de su infraestructura militar por parte de Israel. A esto se suma la ocupación de vastas áreas del país por fuerzas israelíes. La combinación de estos factores complica la capacidad del gobierno para sofocar la oposición, lo que augura un aumento de los enfrentamientos entre las fuerzas leales al régimen y las diversas facciones que operan en el terreno.


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