viernes, 2 de julio de 2021

Hacia un Líbano neutral, bajo tutela ‎ruso-estadounidense y administración ‎siria



Una delegación rusa está en Líbano desde hace una semana y propuso resolver los problemas del ‎país en materia de alimentación, de distribución de agua potable y generación eléctrica. ‎

Rusia tiene intenciones de construir en Líbano silos para el almacenamiento de granos, en reemplazo de los que fueron destruidos por la enorme explosión que arrasó el puerto de Beirut, ‎así como estaciones potabilizadoras y purificadoras de agua e instalaciones apropiadas para la generación de la electricidad que el país necesita. ‎

Inicialmente, las instalaciones creadas en Líbano gracias a la inversión rusa serían propiedad de ‎compañías estatales rusas. Cuando estén amortizadas, al cabo de unos 30 años, pasarían ‎a manos del Estado libanés. ‎

Hace menos de 3 semanas, el Hezbollah anunció su intención de solicitar la ayuda de Irán si ‎el Estado libanés no era capaz de resolver la grave escasez de alimentos y de restablecer la ‎distribución de agua potable y la generación de electricidad [1]. ‎

A raíz de las decisiones tomadas durante la reunión del 16 de junio de 2021, en Ginebra, entre ‎el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Joe Biden, el líder druso del ‎Partido Socialista Progresista, Walid Joumblatt (proestadounidense), tuvo una reunión de ‎reconciliación con el príncipe Talal Arslan (líder druso pro-ruso), el 26 de junio, y los miembros de ‎sus milicias respectivas que habían matado a miembros del bando opuesto fueron puestos ‎de inmediato a la disposición de la justicia. ‎

Francia, que aún abriga la esperanza de obtener nuevamente un “mandato” sobre el Líbano, ‎rechazó los resultados del encuentro Putin-Biden de Ginebra –que podría ser considerado una ‎especie de Yalta II– específicamente en cuanto al Líbano. ‎

El 25 de junio, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken estuvo en París para ‎reunirse con el ministro francés de Exteriores Jean-Yves Le Drian, y salió del encuentro afirmando ‎que en lo adelante puede hablar sobre Líbano en nombre de Francia y de Arabia Saudita. ‎

El secretario de Estado Blinken viajó después al Vaticano para preparar una reunión extraordinaria ‎para el 1º de julio. En ese encuentro, el papa Francisco recibirá a todos los líderes religiosos ‎cristianos del Líbano –las iglesias ortodoxas libanesas también estarán representadas– y podría ‎anunciar que Líbano pasa a ser un país neutral, con lo cual quedaría bajo una tutela conjunta ruso-‎estadounidense. ‎

Desde la época del mandato francés, el Líbano es un país dividido constitucionalmente entre ‎‎17 comunidades religiosas cristianas y musulmanas sunnitas y chiitas. ‎

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