viernes, 25 de febrero de 2022

Occidente le da un tiro de gracia a sus propias industrias con sanciones contra Rusia

 © REUTERS / Yves Herman



Eduardo Bautista
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Los líderes occidentales planean aislar a Rusia comercial y financieramente a través de distintas estrategias, ¿pero en realidad la economía mundial está preparada para soportar semejante golpe?

Como quien no sabe usar un arma y se dispara a sí mismo, Occidente podría sufrir más que Rusia con las sanciones que ha anunciado contra el país gobernado por Vladímir Putin.
Economistas consultados por Sputnik no auguran un buen escenario para la economía global, que de por sí ya está lastimada por más de dos años de pandemia, una aguda crisis en la cadena de suministros y una presión inflacionaria que afecta los bolsillos de la gente.
"Yo ni siquiera diría que se han dado un balazo en el pie... ¡se lo han dado en el muslo!", asegura Óscar Rojas, doctor en economía política de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Los golpes económicos contra Rusia que planean Estados Unidos y la Unión Europea (UE) tienen la intención de aislar al Gobierno de Putin de los mercados europeos. Además, se prevé también un embargo comercial en varios sectores clave, como el energético y el automotriz, por citar algunos ejemplos.


Uno de los castigos a Moscú consiste en bloquear las operaciones de dos de sus instituciones financieras estatales más importantes: el Banco de Desarrollo Ruso (Vnesheconombank o VEB) y el Banco Militar (Promsvyazbank).

Washington también anunció que bloqueará las vías de financiación de la deuda soberana rusa, lo cual significa que "hemos aislado al Gobierno de Rusia de las finanzas occidentales", según dijo el presidente Joe Biden el 22 de febrero.

Efecto búmeran
Con estos castigos, el castigado podría no ser Rusia, sino las potencias occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido, Italia, Francia o Alemania, cuyas economías intentan salir de una debilidad con la que llevan lidiando incluso desde antes de la pandemia de COVID-19.

"Estados Unidos está en una crisis económica que no puede resolver desde 2008 y a la cual también fue arrastrada Europa. [Los occidentales] están en una situación frágil como para resistir problemas serios que, seguramente, surgirán a causa del alza en los precios de los energéticos", considera Rojas.

De acuerdo con los datos más recientes, del 24 de febrero, el precio del barril de petróleo ya rebasó la frontera de los 100 dólares. Antes de que estallara el conflicto en Ucrania, el precio rondaba en los 60 dólares.

En materia energética, la Unión Europea (UE) depende mucho de Rusia. Casi el 40% del gas que consumen las naciones de la zona euro proviene del territorio ruso, según han reconocido los líderes europeos. En el petróleo la dependencia es menor, el 26%.
Hasta ahora, la Unión Europea no cree que el Gobierno ruso corte el suministro de energéticos, lo cual podría derivar en una situación complicada, aunque no catastróficaб según dijo el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, a la cadena France 24.
Sin embargo, las decisiones de Rusia penden de un hilo. Desde Moscú han dejado claro su desacuerdo con que Alemania haya "congelado" el proyecto de operación del gasoducto Nord Stream 2, que va desde la costa rusa hasta Alemania y pasa el mar Báltico, y tiene una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos al año.


Todos pierden con la inflación
El efecto de la escalada de los precios del crudo afectará directamente a toda la cadena de mercancías. Una situación que podría verse reflejada en la economía familiar no sólo de Rusia, sino de otros países que, naturalmente, resentirán la crisis energética que se suscite en Europa del Este.

"[Esa situación] derivará en problemas inflacionarios que nos ha costado superar en todo el mundo. Definitivamente habrá efectos negativos directos en el sector servicios y el sector consumo. El encarecimiento de la gasolina y del gas conducirá a una presión inflacionaria", advierte Mario Sandoval, banquero con más de 30 años de experiencia en el sector financiero y expresidente de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas (AMFE).

Hasta hace dos años, en las cumbres del G20 se hablaba de la transición energética como una revolución que ya había comenzado. Líderes de todo el mundo aseguraron que el petróleo era obsoleto e innecesario por los daños que provocaba en el medio ambiente. Sin embargo, las tensiones actuales entre Ucrania y Rusia ponen de manifiesto que la humanidad quizá todavía no esté preparada para depender enteramente de las energías verdes, reflexionan los especialistas.

"Lo que actualmente sucede nos ubica en la realidad. Y la realidad es que esto [una escalada de precios en los energéticos y sus derivados] puede tener un efecto de riesgo alto para la economía mundial", observa Sandoval.
Al incrementar el precio del crudo, también aumentarán los precios de sus derivados, como el plástico, una materia prima que es fundamental para industrias como la automotriz, las telecomunicaciones y la textil, advierte Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"Por su ubicación geográfica, Ucrania juega un papel muy importante en el suministro, y ahora que tenemos una crisis severa en toda la cadena de suministros a nivel global, ésta se profundizará todavía más debido al conflicto", dice el académico.

¿En realidad necesitamos a Rusia?
El diario estadounidense The New York Times analizó las consecuencias globales de la operación rusa en Ucrania y su conclusión fue clara: Europa del Este es fundamental para el engranaje económico.
"Los países que dependen de la vasta oferta de energía, trigo, níquel y otras materias primas de la región podrían experimentar escasez y un aumento en los precios, lo que podría impulsar el descontento social", asegura el medio.
De hecho, Rusia es el mayor proveedor de trigo en el mundo. Junto con Ucrania, acapara el 25% del total de las exportaciones a nivel global. Países como Turquía o Egipto dependen en más del 70% del grano proveniente de esta zona.
De acuerdo con datos de CME Group, el 24 de febrero los futuros del maíz, el trigo y la soya alcanzaron precios límite a consecuencia de las operaciones militares rusas en la región del Donbás, en Ucrania. Los futuros del trigo rojo, por ejemplo, subieron 5,7% hasta los 9,34 dólares por bushel.



Sin embargo, hay quien cree que Rusia sólo es importante en materia energética. El economista de Harvard y exasesor del Gobierno de Barack Obama, Jason Furman, describió al país gobernado por Putin como "una gasolinera muy grande".
"Rusia tiene una mínima importancia en la economía global, excepto por el gas y el petróleo", señaló Furman a The New York Times.
Los rusos también son uno de los principales proveedores de metales en todo el orbe. De hecho, la empresa rusa Nornickel es la mayor productora de níquel refinado en el mundo. En 2021 produjo 193.000 toneladas, según información de Forbes. El níquel sirve, entre otras cosas, para fabricar baterías y catalizadores.
Además, Nornickel también produce paladio —del cual también es líder exportador Rusia— y platino. Eso sin cintar que Rusia es el tercer mayor productor de oro, sólo por detrás de Australia y China, de acuerdo con el Consejo Mundial del Oro.

"Si siguen las sanciones, habrá una ruptura de un mercado que, inevitablemente, se irá hacia el área de influencia que controla China, y eso no conviene a Estados Unidos. Occidente le está dando un tiro de gracia a sus propias industrias", advierte Óscar Rojas, quien también es director del Centro de Estudios del Capitalismo Contemporáneo.

"Europa está en una enfermedad crónica en materia económica. Aunque en estos momentos China no ha hecho nada y ha jugado sin balón, la situación en Ucrania podría motivarlos a a dominar Taiwán, que es donde se encuentra todo el proceso de los chips, cuya escasez le ha pegado a las cadenas de suministro de todo el mundo. Recordemos que China ya logró la autonomía económica: las sanciones ya no funcionan contra los chinos. Por eso China ya puede estar trabajando con Rusia las líneas de otra 'ruta de la seda'", concluye.

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