martes, 15 de julio de 2025

Trump: Zelenski no debe atacar Moscú

Anteriormente, desde la Casa Blanca refutaron la información divulgada por algunos medios de que el presidente estadounidense instó a atacar Moscú y San Petersburgo.

Kostiantyn Liberov / Gettyimages.ru

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó este martes que Ucrania no debe atacar la capital rusa, Moscú.

Así, el mandatario estadounidense reaccionó a la información publicada por Financial Times y The Washington Post de que supuestamente, en su conversación con el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, lo había alentado a atacar el interior del territorio ruso, incluidas las ciudades de Moscú y San Petersburgo, para presionar al presidente del país, Vladímir Putin.

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Trump: Zelenski no debe atacar Moscú 

Anteriormente, desde la Casa Blanca refutaron la información divulgada por algunos medios de que el presidente estadounidense instó a atacar Moscú y San Petersburgo.

VIDEO:  https://x.com/i/status/1945181552477950036

Así, WP, citando a su informante, transmitió que el líder estadounidense le habría preguntado al líder de Kiev por qué todavía no había atacado Moscú. Ante ello, Zelenski respondió que lo haría si Washington le suministra más armas a Kiev. "Podemos si nos dan las armas", cita WP su respuesta.

A su vez, el líder del país norteamericano habría aseverado que Ucrania necesita ejercer más presión sobre Rusia y no solamente sobre Moscú, sino también sobre San Petersburgo, la segunda ciudad más importante del país euroasiático.

Mientras, desde FT informaron que Trump le habría preguntado a Zelenski si las fuerzas ucranianas son capaces de atacar tanto Moscú como San Petersburgo, a lo que el líder de Kiev dio una respuesta afirmativa, pero con una condición, que ya mencionó WP: el suministro de más armas. De acuerdo con el medio, Trump expresó su respaldo a la idea, describiendo la estrategia como destinada a "hacerles sentir el dolor" y forzar al Kremlin a sentarse a la mesa de negociaciones.


'Ultimátum' de 50 días
En sus declaraciones ante la prensa, Trump no solamente sentenció que Zelenski no debe atacar la capital rusa, sino también recordó que está "del lado de la humanidad", por lo que quiere que "cese la matanza" en el conflicto ucraniano.

Por otro lado, advirtió que si Rusia y Ucrania no logran concertar un acuerdo de paz en 50 días —el ultimátum que dio a Moscú el lunes— "será muy malo". "Los aranceles van a continuar y otras sanciones también", aseguró el mandatario, refiriéndose a su amenaza de imponer aranceles secundarios de hasta el 100 % a los socios comerciales de Rusia.

"No creo que 50 días sean mucho tiempo y podría ser antes. Ustedes deberían haberle hecho esas preguntas a [el expresidente Joe] Biden. ¿Por qué nos metió en esta guerra? [...] ¿Saben por qué nos metió? Porque es un tonto, por eso", arremetió Trump.

En paralelo, sostuvo que Washington no planea suministrar misiles de largo alcance a Kiev. "No, no planeamos hacerlo", respondió a una pregunta al respecto.

Previamente, comentando dichos reportes mediáticos, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, los desmintió e indicó que se trata de periódicos que a menudo sacan palabras fuera de contexto. "Financial Times es conocido por sacar palabras fuera de contexto para conseguir 'clics' porque su periódico se está muriendo", aseveró. "El presidente Trump solo hizo una pregunta, no alentaba más matanzas. Está trabajando incansablemente para detener las matanzas y poner fin a esta guerra", aseguró la vocera.

Cabe recordar que la capital rusa ha sido blanco de varios ataques ucranianos con vehículos aéreos no tripulados. Así, en marzo, las fuerzas de defensa antiaérea derribaron 91 drones lanzados por las Fuerzas Armadas de Ucrania sobre la provincia de Moscú. Recientemente, del 10 al 11 de julio, las fuerzas rusas interceptaron 155 drones, 11 de ellos sobre la provincia de Oriol y la de Moscú.



EE.UU. y sus aliados europeos fijarían un plazo límite para llegar a un acuerdo nuclear con Irán

Tres jefes de la diplomacia europea acuerdan amenazar a Teherán con la reanudación de las sanciones internacionales previas al plan integral de 2015.

Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio.Mandel Ngan / Pool Photo / AP

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, y los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y el Reino Unido, Jean-Noël Barrot, Johann Wadephul y David Lammy, respectivamente, se pusieron de acuerdo este lunes en una llamada telefónica en establecer que finales de agosto es el plazo límite para llegar a un nuevo pacto nuclear con Irán, según reportó el medio digital Axios.

Si no se alcanza lo deseado antes de esa fecha, las tres potencias europeas recurrirían a un "reinicio rápido" de todas las sanciones que el Consejo de Seguridad de la ONU impuso antes del Plan de Acción Integral Conjunto de 2015 entre Teherán y el sexteto de mediadores internacionales.


Los aliados europeos de EE.UU. se reservan 30 días para activar las medidas de presión y las pondrían en marcha si la diplomacia fracasa antes de que Rusia asuma la presidencia del Consejo de Seguridad en octubre, indicaron fuentes anónimas del medio.

Los diplomáticos europeos planean ahora dialogar con Irán asegurándole que evitaría la reimposición rápida de sanciones si toma medidas para tranquilizar al mundo sobre su programa nuclear. Con este fin, ante todo, los iraníes deberían readmitir al personal del Organismo Internacional de Energía Atómica a sus instalaciones de energía nuclear. Otra medida sería la retirada al exterior de aproximadamente 400 kilogramos de uranio enriquecido de las mismas.

Previamente, el canciller francés, Jean-Noël Barrot, advirtió este 15 de julio a Teherán que estos mismos tres países europeos, que formaban parte del sexteto, restablecerán las sanciones de la ONU si no se alcanza un acuerdo nuclear "tangible y verificable".



¿Por qué la expulsión de las fuerzas de EEUU de Asia Occidental es clave para una paz duradera?

La expulsión de las fuerzas de ocupación estadounidenses de Asia Occidental es clave para una paz y estabilidad duraderas.

Por: Alireza Salehi *

Desde que entró en la política, el ex magnate inmobiliario y estrella de la televisión Donald Trump ha hecho un esfuerzo consciente por cultivar la imagen de sí mismo como un pacificador.

A menudo se jacta de haber evitado grandes guerras, se atribuye el crédito por desescalar las tensiones globales e incluso ha afirmado de manera audaz que merece el Premio Nobel de la Paz.

Su lema de campaña para 2024, “poner fin a las guerras interminables”, resonó con un público estadounidense cansado de los enredos en Asia Occidental. Sin embargo, esta imagen cuidadosamente elaborada resultó ser un espejismo.

Lejos de extinguir las llamas, Trump echó gasolina sobre los conflictos latentes. Su presidencia, como las de sus predecesores, ha revelado una brutal continuidad: Estados Unidos no está interesado en traer la paz a Asia Occidental, sino en seguir avivando las llamas de los conflictos para servir a sus intereses imperiales.

La postura de Estados Unidos como una fuerza estabilizadora en Asia Occidental es un peligroso mito. Durante décadas, las intervenciones de Washington han producido sistemáticamente la misma inestabilidad que afirma querer resolver.

La invasión de Afganistán en 2001, lanzada bajo falsos pretextos de lucha contra el terrorismo, dejó un rastro de cadáveres civiles, infraestructura destruida y pobreza profundizada en el país del sur de Asia.

La guerra de Irak en 2003, vendida bajo la premisa de armas de destrucción masiva fabricadas, mató a más de un millón de personas, dio origen a Daesh e incendió la violencia sectaria. En Libia, el bombardeo “humanitario” de la OTAN en 2011 redujo a escombros un estado funcional, desatando una crisis de refugiados que desestabilizó Europa.

En Siria, los envíos de armas de Estados Unidos avivaron una militancia respaldada por extranjeros que desplazó a la mitad de la población. En Yemen, las bombas estadounidenses y el apoyo logístico facilitaron la campaña de muerte de Arabia Saudí, creando la peor crisis humanitaria provocada por el hombre en ese momento.

En el Golfo Pérsico, las patrullas navales de Estados Unidos cerca del estrecho de Ormuz y las sanciones draconianas contra Irán intensificaron las tensiones hasta niveles cercanos a la guerra. Esto no es incompetencia; es política. Washington se beneficia de la guerra: sus vendedores de armas abastecen a los déspotas, sus sanciones estrangulan economías y su complejo industrial-militar se alimenta de la carnicería.

La hipocresía es asombrosa. Mientras predica la democracia, Estados Unidos arma a dictaduras regionales que aplastan la disidencia con armas estadounidenses. Mientras condena las violaciones de soberanía, lanza ataques ilegales con drones sobre Pakistán y Siria. Mientras se presenta como campeón de los derechos humanos, impone sanciones sobre Irán y Yemen que hacen morir de hambre a los niños y les niegan medicamentos. Esto no es mantenimiento de la paz, es incendiario.
 
Fotos opuestas a la paz
Los supuestos avances de Trump se desploman al ser examinados. Sus cumbres con el líder norcoreano Kim Jong-un fueron teatro político, grandes gestos que no produjeron desarme nuclear.

El Acuerdo de Doha de 2020 con los talibanes fue una rendición unilateral que aseguró el colapso del gobierno afgano y el regreso al poder de los talibanes.

Los Acuerdos de Abraham, presentados como un logro histórico de paz, fueron una normalización forzada entre Israel y los estados vasallos árabes, excluyendo deliberadamente a los palestinos y consolidando el apartheid.

El “alcance” de Trump hacia Irán fue igualmente cínico. A puertas cerradas, abandonó el histórico acuerdo nuclear de 2015 y desató una campaña de “máxima presión” mediante sanciones y asesinatos, culminando con el asesinato en 2020 del principal comandante anti-terrorista, el general Qasem Soleimani.

Su retórica pública fue aún más incendiaria. En 2019, amenazó a Irán con “aniquilarlo”, una provocación genocida que no recibió condena de la comunidad internacional.

Trump escaló la situación al reconocer a Al-Quds ocupada como la capital de Israel y los altos del Golán como territorio ocupado, autorizando el bloqueo de Yemen por Arabia Saudí mientras aceleraba las ventas de armas y apoyaba el expansionismo israelí y las masacres en Gaza, políticas que Joe Biden más tarde intensificó.

Trump no es una anomalía, sino un síntoma. El problema central es el diseño del Imperio de Estados Unidos: su presencia en Asia Occidental existe para controlar los recursos petroleros, proteger a los regímenes clientelistas y mantener bases militares ilegales.

 

Necesidad de autodeterminación regional
Los presidentes cambian; la lógica imperial no. Obama expandió las guerras con drones mientras aceptaba el Premio Nobel de la Paz. Biden financió la guerra genocida de Israel en Gaza. Trump simplemente operó esta máquina de manera más grosera, abandonando la diplomacia multilateral, abrazando a autócratas y tratando las relaciones internacionales como un enfrentamiento de televisión de realidad.

La verdadera estabilidad nunca llegará desde Washington. La solución es la autodeterminación regional.

Asia Occidental no necesita un “policía”. Cuando se libera de la interferencia extranjera, sus naciones han demostrado ser capaces de resolver conflictos sin la intervención externa. La reconciliación entre Arabia Saudí e Irán demuestra que la seguridad emerge del diálogo, no de la intimidación y hostilidad estadounidense.

Las fantasías del Premio Nobel de Trump son delirantes y grotescas. Sus políticas destructivas, sanciones, acuerdos de armas y respaldos al “limpieza étnica” lo desenmascaran no como un pacificador, sino como un beneficiario de la guerra.

Sin embargo, el problema trasciende a Trump. Ningún presidente estadounidense puede ser un pacificador en Asia Occidental porque la presencia de Estados Unidos es la raíz del caos y la desestabilización. Sus bases son puestos de ocupación. Sus ventas de armas alimentan el genocidio. Sus sanciones son armas de sufrimiento masivo.

La verdad está escrita en la pared: Estados Unidos debe ser destituido de su autoproclamado rol de pacificador. La paz duradera requiere desmantelar el imperialismo y restaurar la soberanía de Asia Occidental.

Para empezar, las fuerzas estadounidenses deben retirarse de la región y poner fin a su ocupación. Deben desocupar las bases militares, desde Catar y Baréin hasta Arabia Saudí y Turquía, y permitir que las condiciones para una paz genuina echen raíces.

* Alireza Salehi es escritor y comentarista político radicado en Teherán.

Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.

¿Cómo se desplomó en 12 días un proyecto estadounidense-israelí de 46 años de ‘cambio de régimen’ en Irán?

¿Cómo se desplomó en 12 días un proyecto estadounidense-israelí de 46 años de ‘cambio de régimen’ en Irán?

Un proyecto de 46 años de cambio de régimen en Irán se desploma en 12 días, revelando el fracaso estratégico de EE.UU. y el régimen de Israel.

Por: Ivan Kesic

La carta del exministro de asuntos militares israelí, Yoav Gallant, dirigida al Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, parece menos una celebración de la victoria y más una súplica de perdón.

Bajo el título “Tu sueño nuclear ha fracasado. Ahora debes elegir”, la carta fue publicada en su cuenta de Substack y rápidamente amplificada por medios israelíes y agencias de noticias occidentales.

Gallant, quien fue ministro de asuntos militares del régimen desde 2022 hasta su destitución en noviembre de 2024, había tenido desacuerdos con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu sobre cuestiones políticas, particularmente en relación al retorno de los cautivos israelíes en Gaza.

Durante su mandato, Gallant supervisó 14 meses de devastadora guerra genocida en Gaza, lo que llevó a la Corte Penal Internacional (CPI), en 2024, a emitir órdenes de arresto tanto para él como para Netanyahu, bajo cargos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Ahora bajo escrutinio legal y exiliado políticamente, Gallant intenta reformular su legado vilipendiado.

Sin embargo, su carta está plagada de afirmaciones exageradas recicladas del manual de propaganda del régimen de Tel Aviv, durante su fallida agresión militar contra Irán, una campaña que no solo no logró sus objetivos, sino que resultó devastadoramente contraproducente para el régimen.

 

Alardes, amenazas y un ultimátum velado
En su carta abierta, Gallant pintó una imagen exagerada (y a veces fantástica) de la supuesta supremacía militar e inteligencia de Israel sobre Irán.

“Vemos todo. Oímos todo. Estamos en todas partes”, escribió, afirmando que el régimen israelí tiene un conocimiento profundo de los entresijos de Irán, incluyendo el horario del Líder, sitios seguros, comunicaciones e incluso los llamados “puntos ciegos”.

Llegó a afirmar: “Sabemos más de ustedes de lo que ustedes saben de ustedes mismos”.

Gallant alegó que la llamada estrategia del “Anillo de Fuego” de Irán, construida en torno a aliados del Eje de Resistencia como Hezbolá, HAMAS y otros socios regionales, había colapsado debido a una trama militar israelí-estadounidense coordinada.

También vinculó la operación histórica de HAAMS del 7 de octubre de 2023, alegando que las armas, el entrenamiento y la financiación iraníes jugaron un papel central en la operación que cambió la dinámica regional.

El exministro de asuntos militares también afirmó que Israel había destruido las defensas aéreas de Irán, realizado vuelos sobre Teherán como si fuera Tel Aviv, asesinado a comandantes y científicos nucleares iraníes, y retrasado el programa nuclear de Irán por varios años.

Al final de la carta, Gallant presentó lo que describió como tres opciones claras: intentar reconstruir el Eje de Resistencia, lo que él dijo sería desmantelado rápidamente; acelerar el desarrollo nuclear, lo que advirtió provocaría represalias aún mayores; o negociar, una vía que Gallant dudaba que Irán estuviera dispuesto a tomar.
 
Delirios Likudniks
La carta abierta de Gallant ofrece una visión de los delirios que sostiene el régimen israelí, particularmente entre su liderazgo del Likud, sobre las realidades en el terreno a lo largo de la región.

Estos delirios, repetidos regularmente por Netanyahu, pintan una narrativa triunfalista que contrasta radicalmente con los hechos aceptados incluso por analistas israelíes y políticos de la oposición.

La primera y más flagrante ilusión es la afirmación de una “victoria” israelí sobre el Eje de Resistencia. No solo es prematura estratégicamente, sino que está ampliamente disputada por observadores militares y políticos.

El Líder de la Revolución Islámica ha descartado en varias ocasiones la idea de que la Resistencia haya terminado como una “impresión completamente errónea”. En discursos a finales del año pasado, recordó a las audiencias que “el espíritu de Seyed Hasan Nasralá y Yahya al-Sinwar está vivo, y su martirio no los sacó del escenario”, señalando que “sus almas, pensamientos y camino continuarán”.

“Gaza enfrenta ataques diarios y ofrece mártires, pero sigue siendo resistente y resistiendo, y también Líbano está resistiendo”, dijo el ayatolá Jamenei en uno de sus discursos.

“Hezbolá está vivo, prosperando y cumpliendo con su papel histórico. Como siempre, la República Islámica continuará apoyando a los combatientes de Al-Quds y a aquellos que resisten la ocupación de Palestina por parte de la banda criminal usurpadora, si Dios quiere”, agregó.

 

Y los hechos sobre el terreno hoy en día, desde Gaza hasta Teherán, corroboran sus palabras.

A pesar de los años de retórica de Netanyahu, quien declaró repetidamente “HAMAS está muerto”, la Resistencia en Gaza sigue siendo feroz. Incidentes recientes en Gaza han causado pérdidas sustanciales a las fuerzas del régimen israelí, y la determinación entre los palestinos solo se ha profundizado bajo el asedio.

De manera similar, después de que los ataques aéreos israelíes asesinaran a altos líderes de Hezbolá en 2024, el régimen de Tel Aviv esperaba que el grupo colapsara o se retirara. En cambio, las capacidades de Hezbolá permanecen en gran parte intactas. Su arsenal está resguardado de manera segura en una vasta red de bunkers subterráneos, hábilmente dispersos para evitar la destrucción concentrada y garantizar su supervivencia.

La afirmación de Gallant de que Hezbolá no es más que “una reserva estratégica iraní” para ser desplegada a capricho de Teherán forma parte de un mito de larga data que presenta a todos los movimientos de Resistencia regionales como meros apéndices iraníes.

Hezbolá es, ante todo, un movimiento de Resistencia libanés, nacido de la invasión israelí de Líbano en 1982, y su misión es principalmente nacional: defender Líbano de la agresión israelí repetida, como se ha observado a lo largo de los años.

Durante la reciente guerra impuesta a Irán, no necesitó la intervención de sus aliados regionales, incluido Hezbolá. Teherán se defendió directamente usando sus propias avanzadas capacidades de misiles y drones, enviando un mensaje claro de que puede responder de manera independiente y decisiva.

La afirmación de que Seyed Hasan Nasralá “buscó permiso” para entrar en la guerra también falla al ser contraria al objetivo claramente declarado de Hezbolá: brindar apoyo calibrado a la Resistencia palestina mientras se evita una escalada más amplia, a menos que sea absolutamente necesario.

La representación del llamado “Anillo de Fuego” por parte de Gallant —que se extiende a Irak, Yemen y Siria— igualmente distorsiona la realidad. Las facciones de Resistencia en Irak y Yemen siguen activas y comprometidas.

Su referencia a la “reorientación” de Siria es igualmente errónea, ya que Damasco ni siquiera ha jugado un papel operativo en la situación actual. Ha estado completamente fuera de la imagen.
 
Fantasía de ‘victoria’ sobre Irán
La interpretación de Gallant de la reciente guerra impuesta a Irán parece una repetición de un comunicado de prensa de la fallida campaña de guerra psicológica israelí, un mosaico de propaganda gastada, desinformación y pensamientos ilusos.

Una de las afirmaciones más extrañas es la de que Israel logró la “superioridad aérea” sobre Teherán. Irán fue objetivo de misiles aire-tierra de largo alcance lanzados desde bases estadounidenses en Irak, misiles de crucero, drones de sabotaje y explosiones encubiertas, no de aviones tripulados penetrando el espacio aéreo iraní, como revelan las pruebas.

En uno de los engaños más teatrales, se reportó que agentes israelíes prendieron fuego a neumáticos cerca de Teherán para simular las secuelas de los ataques aéreos, fabricando la ilusión de ataques de bombarderos furtivos.

Pero la evidencia sobre el terreno cuenta una historia diferente: daños estructurales limitados consistentes con pequeñas ojivas de drones, no el tipo de devastación causada por bombas de penetración lanzadas desde aviones de combate.

Los aviones furtivos pueden evadir el radar, pero no evaden el oído humano. Sus motores son ruidosos, y sin embargo, sobre las ciudades densamente pobladas de Irán, no hubo informes del rugido asociado con tales aeronaves, solo el extraño zumbido de misiles de crucero o drones entrantes.

La contrainteligencia iraní desmanteló rápidamente la infraestructura de sabotaje que Israel había pasado años construyendo. Talleres improvisados de drones, operativos clandestinos y redes de informantes fueron expuestos y neutralizados en cuestión de días.

Este desmoronamiento rápido no solo detuvo la ofensiva, sino que reveló la naturaleza exagerada de las capacidades de inteligencia israelíes. La narrativa de Gallant infló estas operaciones hasta convertirlas en una jugada maestra, cuando en realidad fueron efímeras y en gran parte ineficaces.

Aún más descarado es el abierto elogio de Gallant al asesinato de científicos iraníes, muchos de los cuales no eran figuras encubiertas involucradas en proyectos militares secretos, sino académicos respetados, conferenciantes públicos y colaboradores de la investigación científica abierta.

Sus domicilios no eran secretos de estado. Sus muertes fueron actos de terrorismo, no victorias tácticas.

El alarde de Gallant refleja de cerca las afirmaciones desacreditadas realizadas durante la campaña de octubre de 2024, cuando los funcionarios israelíes anunciaron que habían sido incapaces de detener las defensas aéreas de Irán, las instalaciones de producción de misiles y la infraestructura nuclear.

Estas afirmaciones fueron rápidamente refutadas por las exitosas operaciones de represalia de Irán, las cuales demostraron tanto capacidad como profundidad estratégica.

La agresión israelí de junio de 2025 fracasó en todos los aspectos estratégicos. No detuvo los programas nucleares ni de misiles de Irán. No propinó un golpe a la dirección militar de Irán. No erosionó el apoyo popular al gobierno iraní y, lo más crítico, no alcanzó su objetivo final: el llamado “cambio de régimen”.
 
 
 
Fin de la fantasía de 47 años de “cambio de régimen”
El intento reciente del régimen israelí de desestabilizar Irán mediante la agresión militar nunca fue realmente sobre la victoria militar. Se trataba del proyecto de 46 años de “cambio de régimen”.

Los ataques a la infraestructura científica y militar de Irán fueron, en el mejor de los casos, mediocres, lo que señala que incluso los planificadores israelíes eran muy conscientes de sus propios límites operativos.

Lo que realmente buscaban era una conquista psicológica: un colapso desde dentro.

Desde el principio, esta fue una guerra de percepción. La avalancha de desinformación sobre la llamada “superioridad aérea” israelí y las reclamaciones fabricadas sobre la eliminación de la dirigencia iraní fueron elementos clásicos de la guerra psicológica. El objetivo no era dominar el campo de batalla, sino sembrar la duda y el miedo entre el pueblo iraní, haciéndoles creer que su gobierno los había fallado.

La guerra de agresión fue reflejada por una campaña mediática cuidadosamente coreografiada en Occidente, donde analistas y comentaristas hablaban del inminente colapso de Irán. La glorificación de la monarquía Pahlavi comenzó a resurgir en los medios principales, pintándola como una “edad de oro”.

Pero las calles de Irán permanecieron silenciosas y resilientes. No hubo levantamientos. No hubo colapso. No hubo desintegración. En cambio, la agresión israelí tuvo el efecto contrario.

La agresión israelí galvanizó al público iraní. Al igual que a principios de la década de 1980 durante la guerra impuesta por el exrégimen de Irak, la nación se unió bajo la guerra y el asedio. La furia del pueblo no se volvió contra sus líderes, sino hacia fuera, contra el régimen que lanzaba bombas sobre sus ciudades.

Esto no fue solo un fracaso táctico. Fue el desmoronamiento dramático de una ambición estratégica de 46 años en proceso. La trama ideada en Tel Aviv y Washington se había desmoronado.

Desde la Revolución Islámica de 1979, el eje estadounidense-israelí ha perseguido agresivamente el cambio de régimen en Irán mediante sabotajes, sanciones, operaciones encubiertas, guerras por medio de terceros y guerra mediática.
 
 

El objetivo siempre ha sido claro: instalar un régimen títere que desmantelara la soberanía militar, científica y económica de Irán, y plegara al país a la arquitectura de la hegemonía occidental, tal y como lo era antes de 1979.

Tal transformación le otorgaría a Estados Unidos e Israel el control indiscutido sobre los corredores de energía regionales, los balances militares y los puntos estratégicos, sin un rival serio.

Eliminaría a la República Islámica como modelo político, polo cultural y obstáculo geopolítico, y permitiría al régimen israelí llevar a cabo su expansionismo sin barreras.

Desde Menachem Begin y Ariel Sharon hasta Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant, la antorcha de esta fantasía de “cambio de régimen” ha sido transmitida a lo largo de décadas de liderazgo israelí.

Figuras como Yossi Cohen y Giora Eiland le dieron forma a través de inteligencia y diplomacia. Pero la fantasía siempre se ha estrellado contra la misma pared: la resiliencia iraní.

La República Islámica ha sobrevivido gracias a una voluntad nacional perdurable que ha desconcertado incluso las operaciones más sofisticadas, como se volvió a demostrar durante esta guerra.

La llamada “oposición” sigue fragmentada, financiada desde el extranjero y ampliamente desacreditada. Las opciones militares e inteligencia han fracasado repetidamente, y las campañas de propaganda caen en el vacío.

La agresión de 2025, con Gallant como su rostro público, puede ser la iteración más abierta y desesperada de la estrategia de cambio de régimen hasta la fecha. Sin embargo, terminó con Gallant escribiendo una carta abierta al Líder de Irán, repitiendo un llamado a la negociación.

La carta es una silenciosa admisión de derrota y sumisión. Su llamado a las conversaciones, envuelto en un lenguaje de amenazas, revela la amarga verdad: el cambio de régimen ha fracasado una vez más. Y esta vez, la fantasía de 46 años ha sido abortada de raíz.

Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.
 
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Lavrov: Trump está bajo la "obscena presión" de la UE y la OTAN

El canciller ruso manifestó que Moscú nunca determina las líneas de su política en detrimento de los intereses nacionales ni de la seguridad del país.

Jakub Porzycki / NurPhoto / Gettyimages.ru

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, comentó este martes las recientes amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, que amaga con imponer aranceles secundarios del 100 % a los países que comercien con Moscú si en un futuro próximo no se consensua un acuerdo de paz para el conflicto ucraniano, y declaró que el inquilino de la Casa Blanca se encuentra bajo "una enorme presión" por parte de la Unión Europea (UE) y la OTAN.

Al término de una reunión de ministros de Exteriores de la Organización de Cooperación de Shanghái, Lavrov dijo en rueda de prensa que Moscú quiere entender qué hay detrás del ultimátum de Trump sobre los 50 días para resolver la crisis ucraniana.

A una pregunta sobre si Rusia está dispuesta a continuar el diálogo con Estados Unidos, el canciller sostuvo que su país nunca determina las líneas de política "en detrimento de los intereses nacionales ni en detrimento de la seguridad del país".

En este sentido, recordó que los objetivos de la operación especial van dirigidos, precisamente, a eliminar de raíz las amenazas que la Alianza Atlántica ha estado creando "no por un día, sino durante décadas" cerca de las fronteras de Rusia.

En su reacción a las amenazas de Trump sobre la imposición de aranceles secundarios a los socios comerciales de Rusia, Lavrov subrayó que "está claro" que Trump se encuentra bajo "una enorme", si no "obscena", presión por parte de la UE y de los actuales dirigentes de la OTAN, que "apoyan sin ceremonias las demandas de [el líder del régimen de Kiev, Vladímir] Zelenski de seguir suministrándole armas modernas, incluidas armas ofensivas".

En esta línea, señaló que el peso del continuo apoyo militar a Ucrania lo sentirán los propios contribuyentes de los países europeos. "Tenemos un proverbio que dice: 'No caves una fosa para otro'", dijo, dando a entender que las restricciones económicas introducidas por Occidente a Rusia ya han causado "un daño muy serio" a la economía de los países europeos.

Por otra parte, se mostró convencido de que, a pesar de que Rusia ya se encuentra bajo una cantidad de sanciones "sin precedentes", sigue resistiendo y desarrollándose. "Estamos resistiendo y no tengo ninguna duda de que seguiremos haciéndolo", enfatizó.

Más información, en breve.




Medvédev: "A Rusia no le importó el ultimátum teatral de Trump al Kremlin"

Trump prometió imponer aranceles secundarios del 100 % a los países que comercien con Rusia si en los próximos 50 días no se logra ningún acuerdo con Moscú que allane el camino de la paz en el conflicto ruso-ucraniano.

Ilya Pitalev / Sputnik

El vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, ha restado importancia al "ultimátum teatral" de Donald Trump sobre la imposición de aranceles secundarios del 100 % a los países que comercien con Moscú si en los próximos 50 días no se logra ningún acuerdo que ponga fin a las hostilidades entre Rusia y Ucrania.

"Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin. El mundo se estremeció, esperando las consecuencias. La beligerante Europa se sintió decepcionada. A Rusia no le importó", resumió Medvédev el impacto del anuncio del mandatario estadounidense de este lunes.

En relación al conflicto ruso-ucraniano, Trump expresó su decepción con Moscú y lamentó no haber podido poner fin a las hostilidades y no haber conseguido un acuerdo con su par ruso, Vladímir Putin, hace dos meses.


"Estamos muy descontentos con Rusia", declaró Trump. "Y estoy decepcionado con el presidente [Vladímir] Putin porque pensé que tendríamos un acuerdo hace dos meses. Pero esto no parece llegar hasta allí", lamentó.

"Así que, sobre la base de esto, vamos a imponer aranceles secundarios si no tenemos un pacto en 50 días", resumió el presidente estadounidense, expresando al mismo tiempo la esperanza de que no llegue a recurrir a esta medida. Al reiterar que hay que poner fin a esta "guerra horrible", el mandatario concluyó que si eso "no se hace" Washington responderá con aranceles del 100 %.




Reacción de China a las amenazas de Trump a Rusia y sus socios comerciales

El presidente estadounidense prometió la imposición de aranceles secundarios "más severos" a los países que comercien con Moscú.
Imagen creada por inteligencia artificial

En las guerras arancelarias nunca hay ganadores y la presión y las sanciones unilaterales no resolverán las discrepancias y conflictos, afirmó este martes el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian.

Durante una rueda de prensa, se le preguntó al vocero si Pekín está preocupado por las recientes amenazas del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles secundarios del 100 % a los países que comercien con Moscú si en un futuro próximo no se logra ningún avance hacia la paz en el conflicto ucraniano.


El portavoz chino respondió que tal medida no conseguirá poner fin al conflicto entre Kiev y Moscú, ya que, según Pekín, la única salida viable para resolverla son el diálogo y la negociación.

"China se opone firmemente a cualquier sanción unilateral ilegal y a la jurisdicción de brazo largo", remarcó, agregando que en las guerras comerciales no hay ganadores y que "la coerción y la presión" no resolverán el problema.

En este contexto, Lin expresó la esperanza de que todas las partes sigan creando un ambiente y unas condiciones "propicias" para una solución política de la crisis ucraniana y hagan más para promover la paz y el diálogo.

Este lunes, el presidente de EE.UU. declaró que impondrá aranceles secundarios "más severos" a los países que comercien con Rusia si no se concierta un acuerdo de paz en el conflicto ucraniano en 50 días.

"Estamos muy, muy descontentos con ellos [con los rusos]. Y vamos a imponer aranceles muy severos si no tenemos un acuerdo en 50 días. Aranceles de alrededor del 100 %, que llamaríamos aranceles secundarios", manifestó Trump.

Por su parte, el vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, resaltó que a Moscú no le importa ese "ultimátum teatral".

"Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin. El mundo se estremeció, esperando las consecuencias. La beligerante Europa se sintió decepcionada. A Rusia no le importó", resumió Medvédev el impacto del anuncio del mandatario estadounidense.

 

Respuesta contundente del Kremlin ante las amenazas de Trump a Rusia

De acuerdo con Dmitri Peskov, "si lo considera necesario", el presidente ruso seguro hará comentarios.
Natalia Seliverstova / Sputnik

 Las nuevas amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles secundarios del 100 % a los países que comercien con Moscú son "bastante serias", declaró este martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

"Las declaraciones del presidente de EE.UU. son bastante serias, algo en ellas está dirigido personalmente al presidente [Vladímir] Putin. Sin duda, necesitamos tiempo para analizar lo que se ha dicho en Washington", afirmó. "Y si —y cuando— el presidente Putin lo considera necesario, seguro ofrecerá comentarios", agregó, indicando que ahora hay que esperar la decisión del líder ruso de "si él mismo lo comentará".


En la misma línea, aseveró que por ahora se puede decir "con toda certeza" que tales decisiones que se toman tanto en Washington como en los países de la OTAN y en Bruselas son percibidas por la parte ucraniana no como una señal de paz, sino como una señal para continuar el conflicto.

"Aquí me gustaría repetir que hemos declarado en reiteradas ocasiones, a varios niveles, incluso al más alto, que esperamos las propuestas de la parte ucraniana sobre los plazos de la celebración de la tercera ronda de negociaciones directas ruso-ucranianas", enfatizó Peskov.

Asimismo, resaltó que Moscú mantiene su disposición a seguir construyendo un diálogo con Kiev, mientras este todavía no ha hecho ninguna propuesta al respecto.
"Muy descontentos"

Este lunes Trump expresó su decepción con Moscú y lamentó no haber podido poner fin a las hostilidades y no haber conseguido un acuerdo con su par ruso hace dos meses.

"Estamos muy descontentos con Rusia", declaró Trump. "Y estoy decepcionado con el presidente [Vladímir] Putin porque pensé que tendríamos un acuerdo hace dos meses. Pero esto no parece llegar hasta allí", lamentó.

"Así que, sobre la base de esto, vamos a imponer aranceles secundarios si no tenemos un pacto en 50 días", resumió el presidente estadounidense, expresando al mismo tiempo la esperanza de que no llegue a recurrir a esta medida. Al reiterar que hay que poner fin a esta "guerra horrible", el mandatario concluyó que si eso "no se hace", Washington responderá con aranceles del 100 %.

Por su parte, el vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, resaltó que a Moscú no le importa ese "ultimátum teatral". "Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin. El mundo se estremeció, esperando las consecuencias. La beligerante Europa se sintió decepcionada. A Rusia no le importó", resumió Medvédev el impacto del anuncio del mandatario estadounidense.
 
 

lunes, 14 de julio de 2025

Canciller iraní: ¿Qué está fumando exactamente Netanyahu?

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

El canciller iraní ha destacado que Israel ha fracasado ante HAMAS en Gaza y fue humillado en la guerra de 12 días contra Irán, pero sigue diciendo tonterías.

Mediante una publicación en su cuenta de X emitida este lunes, el canciller iraní, Seyed Abás Araqchi, ha repudiado las alegaciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) e Irán durante una entrevista con Fox News.

Al recordar las alegaciones de Netanyahu sobre victoria en Gaza tras estallar la guerra genocida contra palestinos en Gaza en 2023, Araqchi ha destacado que tras casi dos años Netanyahu está enfrentado con “un atolladero militar, una orden de arresto por crímenes de guerra y 200 000 nuevos reclutas de HAMAS”.

Según el jefe de la Diplomacia iraní, Netanyahu soñó con borrar más de 40 años de logros nucleares pacíficos de Irán. “El resultado final: cada uno de la docena de académicos iraníes martirizados por sus mercenarios había formado a más de 100 discípulos capaces. Le mostrarán a Netanyahu de lo que son capaces”, ha recalcado.




Al hacer alusión al fracaso estrepitoso de Israel en alcanzar cualquiera de sus objetivos bélicos en la guerra impuesta de 12 días contra Irán, ha indicado que Netanyahu se vio obligado “a correr hacia su papá cuando nuestros poderosos misiles arrasaron sitios secretos del régimen israelí, los cuales Netanyahu aún está censurando”.


De igual manera, ha puesto de manifiesto que ahora el régimen de Israel dicta abiertamente lo que Estados Unidos debe o no debe decir o hacer en las conversaciones con Irán.

“Aparte de la farsa de que Irán aceptará cualquier cosa que diga un criminal de guerra buscado, surge la pregunta inevitable: ¿qué está fumando exactamente Netanyahu? Y si no, ¿qué tiene exactamente el Mossad [servicio de espionaje israelí] sobre la Casa Blanca?”, ha concluido.

El 13 de junio, Israel inició una agresión contra Irán y atacó instalaciones nucleares y centros militares iraníes, así como zonas residenciales, so pretexto de destruir por completo el programa nuclear pacífico iraní. Más de una semana después, Estados Unidos también se unió a Israel y bombardeó tres instalaciones nucleares iraníes en una grave violación de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear.

Tras 12 días de agresión israelí, con el apoyo de EE.UU., la aplastante respuesta de las Fuerzas Armadas iraníes con el lanzamiento de cientos de misiles y drones obligó al régimen de Tel Aviv a detener su agresión y declarar un alto el fuego.



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