viernes, 6 de octubre de 2017

Imam Husein (P) acabó con la conspiración de privatizar el Islam

Por Manuel Arismendi Poblete


Para entender las enseñanzas del Imam Husein (P) respecto a la actual resistencia contra el imperialismo y el sionismo, debemos estudiar lo que significó su movimiento.
Para referirnos a las enseñanzas del Imam Husein (P), el tercer guía espiritual y político de los musulmanes, respecto a la actual resistencia y lucha contra el imperialismo norteamericano y contra el sionismo, debemos hacer una retrospectiva de lo que significó el movimiento del Imam (P) en su época.

Recordar, por ejemplo, que esta actitud no era un capricho de rebeldía, ya que el concepto de rebeldía es una reacción que pervive durante un lapso muy reducido en el tiempo, algo efímero. La actitud de Imam Husein (P) se basó en advertir y prevenir del peligro a la comunidad islámica (Ummah) al cual se exponía el Islam si era manipulado por los enemigos de esta creencia, fe, sistema y modo de vida, el cual pretendía ser extirpado de la faz de la tierra si se hubiera dejado en manos de quienes se abrogaban la potestad de esta comunidad, es decir, una suerte de privatización del Islam en pro de una minoría para que se corporativizara el Islam, y a la postre, haya significado una excentricidad, lo que habría tirado a la basura todos los esfuerzos de los profetas y enviados de Dios (P). Sin embargo, el poder del Islam era y es mucho más magnánimo al entendimiento de una mirada positivista.

Recordar también, que de no haber existido este valioso movimiento de salvaguarda islámica en la responsabilidad del Imam Husein (P), un pervertido y degenerado como Yazid, maldito sea, habría sido el ostentor de la responsabilidad espiritual de la comunidad islámica en sus manos, y esto, sin duda, le habría incomodado en su rol de tirano, cuyo modelo de vida era la perversión sexual, la borrachera, la ludopatía y un sinfin de asquerosidades de las cuales no trataremos aquí, porque no se lo merece ni se pretende ensuciar lo expuesto aquí. Tan solo decir que, bajo la figura de Yazid, y previamente a él, su padre, el tirano Muawiya, querían terminar el trabajo de todos los hipócritas que lucharon contra el bendito Profeta Mohamad (P), labor que finalmente fue impedida, gracias al movimiento revolucionario del Imam Husein (P).

Con estos pocos antecedentes, en la brevedad de este texto, podemos colegir que, el 10 de Muharram se pone a salvo el Islam, gracias a la remisión en sus fuentes originales y se entrega este regalo de la Misericordia de Dios a la humanidad, en pleno corazón del actual Irak, en la zona de Karbala. Sin este sacrificio, hoy veríamos que el Islam no sería difundido y muy poco conocido, y tal vez visto como algo exótico y sin valor.

Gracias al movimiento del Imam Husein (P) y su revolución mundial se rescataron los genuinos elementos de las enseñanzas proféticas, logrando masificarlo y revivificarlo al día de hoy, a tal grado que revoluciones contemporáneas, como la Revolución Islámica de Irán, recibió los reflejos del mismo para el crecimiento tanto de musulmanes chiítas como sunnitas en ese país, así como en otras latitudes, de manera activa o pasiva, y en sociedades islámicas como no islámicas, de las cuales se obtienen valiosas enseñanzas en las que cada musulmán pueda hacer su revolución particular en sus corazones, haciéndose eco de las enseñanzas coránicas, y en las que la lucha contra las injusticias propias de sistemas capitalistas, y de su variantes neoliberales, funcionan gracias al modelo huseiní. Por ejemplo, la enseñanza coránica de que, “Dios no cambia la situación de un pueblo si ése pueblo no se cambia a sí mismo” es una de ellas, encontrándose presentes los elementos para juzgar hechos y situaciones que parten de las indicaciones imperialistas a regímenes que le son fieles y que llevan a sus pueblos hacia el régimen corporativo, los cuales de igual modo operan como la tiranía de Yazid, quien pretendía privatizar el Islam para luego destruirlo, y así someter a los pueblos a su caprichos.

Esta es la lucha en el plano antiimperialista al que llama el movimiento huseiní, el de levantarse contra la tiranía y su opresión, el que hemos visto en la Revolución Islámica de Irán en 1979, como modelo válido contra los tiranos (taguts), los cuales terminaron en un fracaso absoluto dentro de sus intentos de sometimiento, tal como se ha profetizado en el sagrado Corán respecto de la trayectoria nefasta en todos los lugares y tiempos.

Así también, vemos que ha sido exitosa la guía de referencia para los musulmanes en los tiempos actuales, como la lucha por la soberanía, autodeterminación, gobierno justo y de justicia social de los musulmanes en otras latitudes, como por ejemplo con el Partido de Dios (Hezbolá) de El Líbano y de los movimientos antiextremismo wahabí en Siria, Irak, Baréin y Yemen, entre otros, donde la mano de impulso del Imam Husein (P) se encuentra presente día a día, y que no falla, porque es un movimiento basado en la fe inquebrantable en Dios Todopoderoso, cosechando éxitos al liberarse de los elementos entreguistas preparados por el imperialismo norteamericano, cuya ideología extremista ha sido diseñada desde el ámbito del sionismo internacional para someter los territorios y a los pueblos musulmanes, tal como lo fue en su momento la tiranía omeya y su engendro de Yazid, al que siguen los wahabíes hoy en día, del cual no han perdido pisada.

La historia nos demuestra que también hay ciclos repetitivos, porque la lucha contra el mal se va a presentar cuando las bondades de las que gozan los pueblos son vistas como un trofeo del que se pueden sacar dividendos en beneficio de una minoría y no de la mayoría, como en estos casos. Es por eso que el levantamiento constante de los pueblos contra la opresión debe ser un deber para llegar a la Justicia Divina. Se vio durante los eventos de Ashura en Karbala, se ha visto durante gran parte de la historia en la conformación de las monarquías absolutistas que buscaban un régimen corporativo, se ha visto en el levantamiento iraní que derivó en la victoria de la Revolución Islámica de Irán, y se observa hoy en la lucha del pueblo palestino para expulsar a los invasores sionistas de los territorios santos. Así también, lo pudimos observar en la Defensa Sagrada durante la guerra impuesta de Irak del tirano Saddam Husein contra la República Islámica de Irán, y al día de hoy, en la resistencia de los pueblos musulmanes de Afganistán contra los invasores norteamericanos, así como en Libia, Irak, Siria, Yemen y Bahréin, donde los pueblos luchan por su autodeterminación cultural y soberanía de la mano con el elemento antiimperialista, diseñado a partir de la filosofía de Ashura.

Por eso es que son tan importantes las ceremonias de Tasua y Ashura, las que rememoran esta lucha del Imam Husein (P) contra los tiranos. Podríamos decir que cada lucha de los musulmanes por la liberación antiimperialista se encuentra comandando en la primera línea de la defensa sagrada el espíritu del Imam Husein (P); batallas que surgen desde el cambio por un mejor ser humano hasta devolver a los pueblos musulmanes sus derechos y reivindicaciones como parte de la Justicia de Dios a la humanidad y entregar así los derechos a las mayorías, derechos y garantías que son conculcados por los tiranos para privatizarlos en pro de elites, que sólo buscan gloria terrenal y jamás llegarán a trasceder en la vida, porque aunque se lleven todo el oro del mundo a sus bolsillos, nada les hará salvarse en su lecho mortuorio ni nada les permitirá llevarse al otro mundo más que la ignominia y su lamento eterno por haber actuado de manera injusta y brutal con los desvalidos y oprimidos.

Las lágrimas de impotencia de millones de musulmanes por no haber estado en el momento para sumarse a las filas y ayudar al Imam Husein (P) y a sus 72 compañeros afloran, nuevamente, rescatando todos los elementos para hacer suya la lucha antiimperialista y el legado de este movimiento en pos de un mundo mejor, donde viva cada creyente en Dios, en los mensajeros y enviados (P) del Creador, y en los imames (P) de la Buena Guía, así como quienes crean en Dios y en el Juicio Final, no dejando de lado a quienes se arrepientan de corazón sin que hayan recibido la merced de conocer el Islam o a Dios Único, Alabado y Exaltado sea.


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