jueves, 27 de octubre de 2016

¿Amenazas de un cómplice o advertencias de un culpable?

Hace unos días el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., advirtió a Rusia de la amenaza terrorista a la que se podría enfrentar por su intervención en Siria.
John Kirby declaró, según la agencia de noticias rusa RT (Russia Today), en una rueda de prensa: “Grupos extremistas continuarán explotando los vacíos [de poder] que hay allí en Siria para expandir sus operaciones, que pueden incluir ataques contra intereses rusos, quizás inclusive ciudades rusas. Rusia continuará enviando tropas a casa en bolsas para cadáveres, y continuará perdiendo recursos, quizás incluso aviones”. Kirby añadió que “más vidas rusas se perderán, más aviones rusos serán derribados” de no ponerse fin a la guerra.

Estas advertencias podrían interpretarse simplemente como avisos provenientes de una parte negociadora por la paz, EE.UU., hacia la otra parte involucrada en negociaciones diplomáticas, Rusia, de los peligros para el Estado Ruso provenientes de la amenaza terrorista de continuar la Guerra de Siria. Empero, esto sería así de no estar EE.UU. involucrado y comprometido como lo está en patrocinar y brindar apoyo a los grupos terroristas que combaten al Estado sirio y a sus aliados rusos en territorio sirio. Se puede sin temor a errar el interpretar las palabras del portavoz del Departamento de Estado estadounidense como una velada amenaza envuelta en advertencia diplomática a Rusia, que de persistir en su apoyo al Estado sirio sufrirá en su territorio ataques por grupos terroristas que Washington y sus aliados apoyan en Siria.

¿Y quiénes son dichos aliados de EE.UU. que junto con éste apoyan al terrorismo radical sunita en Siria? Liderados por EE.UU., los siguientes países apoyan a grupos terroristas integristas suníes en Siria que incluyen a Al-Qaeda y EIIL (Daesh, en árabe): el Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, Alemania, Israel, Turquía, Arabia Saudí, Jordania, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y la Libia post-Gadafi. Países europeos que se han reportado proporcionan armas a los grupos terroristas radicales suníes que operan en Siria – e Irak, a través de servicios de inteligencia occidentales, que incluirían a la CIA (Agencia Central de Inteligencia) de EE.UU., el MI6 (Inteligencia Militar, Sección 6) británico, al BND (Servicio Federal de Inteligencia) alemán y a la DGSE (Dirección General de Seguridad Exterior) francesa, son los siguientes: Rumanía, Bulgaria, Ucrania, Croacia, República Checa, Eslovaquia, Montenegro, Serbia y Bosnia-Herzegovina. Los gobiernos de estos países europeos probablemente tienen conocimiento del tráfico clandestino de armas de diseño soviético del antiguo Pacto de Varsovia y de la ex-Yugoslavia, a través de los servicios de inteligencia mencionados, que actúan como intermediarios y suplidores de los terroristas radicales sunitas de Siria e Irak.

A estos países hay que añadir aquellos que so-pretexto de combatir al grupo terrorista radical sunita Daesh – creado por EE.UU. con la colaboración de al menos Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Turquía y probablemente de Israel – utilizan la existencia del grupo como excusa para bombardear y destruir la infraestructura de Siria e Irak y sus intereses económicos bajo control de Daesh, incluyendo pozos de petróleo. Dichos países que participan directa e indirectamente en la destrucción de Siria e Irak bajo el pretexto de bombardear por aire a Daesh incluyen a: EE.UU., el líder de dicha coalición, el Reino Unido, Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Marruecos, Jordania, y a Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Bahréin, y Emiratos Árabes Unidos, estos últimos cinco países según se ha reportado solo participan en los bombardeos contra el grupo terrorista Daesh en Siria. Dichos bombardeos no han causado el colapso militar ni económico de Daesh pero sí han destruido miles de blancos que incluyen infraestructura y objetivos económicos. No hace falta que abiertamente los estados miembros de la proclamada coalición contra Daesh ataquen al Estado Sirio, ya que lo hacen bajo la excusa de atacar a dicha organización terrorista radical suní, destruyendo en el proceso a Siria bajo la mirada de la ONU y de su Consejo de Seguridad.

Hay que señalar que 15 países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) del total de 28 miembros – incluyendo a EE.UU., líder de la alianza militar euro-atlántica - participan en la gran coalición para tumbar al Gobierno de Siria y destruir al Estado Sirio. Esto lo llevan a cabo a base de apoyar directa e indirectamente a grupos terroristas radicales suníes como Al-Qaeda y Daesh, y/o a través de bombardeos aéreos que destruyen la infraestructura e intereses económicos y energéticos de Siria. Con todo este apoyo norteamericano al terrorismo integrista suní en Siria, la advertencia del portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. a Rusia de poder ésta padecer atentados terroristas en su territorio y ciudades, de seguir interviniendo militarmente en la Guerra de Siria a favor del Gobierno Sirio, suena más a una amenaza proveniente de un patrocinador del terrorismo en Siria e Irak, que a un consejo dado de buena fe. 

Un indicio que las advertencias de John Kirby no han sido un consejo sino una amenaza se puede deducir de la reportada reunión secreta en 2013 entre el jefe de la inteligencia saudí de aquel entonces, el Príncipe Bandar Bin Sultán – ex-embajador saudí en Washington y amigo de los dos presidentes Bush - y el Presidente de Rusia Vladimir Putin, reunión que se llevó a cabo en las afueras de Moscú. Según el informe noticioso de Al-Monitor, “el Príncipe Bandar, en coordinación con los americanos y algunos socios europeos [Nota: probablemente el Reino Unido y Francia y quizás también Alemania], propuso al Rey de Arabia Saudí, Abdalá Bin Abdelaziz que Bandar, visite Moscú” para obtener de Rusia, a través de incentivos y amenazas, concesiones con respecto a Siria e Irán. Tras una llamada telefónica del rey saudí el 30 de julio de 2013, el Presidente Putin accede a conceder la reunión secreta con Bandar Bin Sultán.

Según el informe de Al-Monitor, Bin Sultán le dijo a Putin: “cualquier entendimiento que lleguemos en esta reunión no solo será un entendimiento saudí-ruso, pero también será un entendimiento americano-ruso. He hablado con los americanos antes de la visita, y ellos han prometido comprometerse con cualesquier entendimientos [a los] que nosotros podamos llegar, especialmente si nosotros estamos de acuerdo sobre la aproximación al asunto sirio”.

Sobre la amenaza terrorista en Rusia patrocinada por Arabia Saudita, Bandar le dijo al presidente ruso: “Hay muchos valores y objetivos comunes que nos unen, más notablemente la lucha contra el terrorismo y el extremismo por todo el mundo. Rusia, los EE.UU., la UE [Unión Europea] y los saudíes están de acuerdo en promover y consolidar la paz y seguridad internacional. La amenaza terrorista está creciendo en vista de los fenómenos engendrados por la Primavera Árabe. Hemos perdido algunos regímenes. Y lo que hemos obtenido a cambio son experiencias terroristas, como se evidenció por la experiencia de la Hermandad Musulmana en Egipto y grupos extremistas en Libia.… Como un ejemplo, yo le puedo dar a usted una garantía para proteger las Olimpiadas de Invierno en la ciudad de Sochi en el Mar Negro el próximo año. Los grupos chechenos que amenazan la seguridad de los juegos están controlados por nosotros, y no se moverán en la dirección del territorio sirio sin coordinarlo con nosotros. Estos grupos no nos atemorizan. Nosotros los usamos ante el régimen sirio pero no tendrán ningún papel o influencia en el futuro político de Siria”. 

Ante esto, Putin le respondió al príncipe saudí: “Nosotros sabemos que ustedes han apoyado los grupos terroristas chechenos por una década. Y ese apoyo, sobre el que usted ha hablado francamente ahora, es completamente incompatible con los objetivos comunes de combatir al terrorismo global que usted mencionó. Estamos interesados en desarrollar relaciones amistosas de acuerdo a principios claros y sólidos”. 

Ante las ofertas de Bandar Bin Sultan de que Arabia Saudí coordinaría con Rusia el precio del petróleo y la cantidad de crudo a producir si Moscú abandonaba su apoyo a Siria e Irán, Putin respondió: “Nuestra postura con respecto a [el presidente sirio, Bashar Al] Asad nunca cambiará. Nosotros creemos que el régimen sirio es el mejor portavoz a favor del pueblo sirio, y no esos comedores de hígados”. El Presidente ruso se refería a un terrorista sirio que se hizo grabar en video comiendo el corazón o hígado de un soldado sirio muerto. El terrorista caníbal era miembro del grupo terrorista radical suní Ejército Libre de Siria (FSA), creado probablemente por la CIA y considerado por EE.UU. como “oposición moderada” siria.

Al-Monitor escribió que Putin le mencionó a Bin Sultán que “Irán es un vecino [de Rusia], que Rusia e Irán están atados por relaciones que se remontan a siglos, y de que hay intereses comunes y entrelazados entre ellos”. Rusia no se tornará en contra de su socio y aliado iraní.

Además, Arabia Saudí y otros aliados de EE.UU. árabes del Golfo Pérsico como Catar y Emiratos Árabes Unidos estarían ahora suministrándoles a los grupos terroristas radicales sunitas que operan en Siria misiles antitanque, incluyendo misiles de fabricación estadounidense, y misiles antiaéreos portátiles, para combatir inclusive con éstos últimos a los aviones militares rusos que apoyan al Ejército Árabe Sirio. El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. advirtió a Moscú de que sus aviones podrían ser derribados. Sin embargo, John Kirby no aclaró si serían aviones militares rusos en Siria o civiles. ¿Mera advertencia? Más una amenaza, en vista de la estrecha alianza de EE.UU. con los países árabes del Golfo Pérsico que patrocinan junto con Washington a los grupos terroristas integristas suníes que operan en Siria e Irak. El portavoz de la diplomacia americana realmente estaba con su advertencia y amenaza velada sirviendo de portavoz de Arabia Saudí y de sus socios árabes del Golfo Pérsico patrocinadores del terrorismo. 

Washington ha de tener cuidado que sus aliados saudíes – aliados también en el común patrocinio del terrorismo integrista sunita en Siria - no se atrevan a ordenar atentados terroristas contra ciudades en Rusia y contra aviones rusos, ya que Moscú los puede interpretar de perpetrarse como aprobados por EE.UU. para castigar a Rusia por su apoyo a Siria. Dichos atentados terroristas de materializarse – y que el Departamento de Estado de EE.UU. acaba de advertir pueden ocurrir – serían perpetrados por grupos controlados por Arabia Saudí con el pleno conocimiento – y probablemente aprobación - de Washington. La advertencia del portavoz Kirby es realmente una amenaza. Como mínimo la coartada de Washington sería que la mano derecha americana no sepa lo que la mano izquierda saudita está perpetrando. Y atentados terroristas contra ciudades rusas y aviones civiles así ordenados y aprobados son casus belli, razón y causa de una guerra, como lo fueron para EE.UU. los atentados del 11 de septiembre de 2001. Washington y sus amigos están jugando con fuego terrorista, lo que puede desencadenar un incendio nuclear.


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