martes, 12 de mayo de 2020

Un choque bélico de EEUU contra Irán minaría su dominio global

Cinco buques de combate de la Armada de EE.UU. surcan las aguas del Golfo Pérsico.


Un enfrentamiento militar de EE.UU. con Irán pondría en peligro los intereses geoestratégicos globales de los próximos presidentes estadounidenses.

En los últimos días, varias fuentes, incluidas las estadounidenses The Wall Street Journal (WSJ) y The Associated Press (AP), informaron que Estados Unidos estaba retirando cuatro baterías de sistemas antimisiles Patriot, algunos aviones de combate y decenas de efectivos desplegados en Arabia Saudí.

Según estos medios, Washington está reduciendo su presencia militar en el reino saudí mientras que, hasta hace poco tiempo, se había dedicado a ampliarla so pretexto de contrarrestar las supuestas “amenazas iraníes”. En concreto, esta medida se adopta luego de que el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) haya desplegado dos sistemas antimisiles Patriot para proteger a las fuerzas estadounidenses de posibles ataques de represalia del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, como los lanzados a principios de este año contra dos bases militares norteamericanas en Irak.

La División Aeroespacial del CGRI lanzó un ataque de represalia con misiles tierra-tierra de corto alcance contra dos bases estadounidenses —Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental de Al-Anbar, y otra en la ciudad de Erbil, situada en el norte de Irak— cinco días después del asesinato de uno de sus comandantes pertenecientes a la Fuerza Quds, el teniente general Qasem Soleimani, en un ataque aéreo de EE.UU. cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad, la capital iraquí, en la madrugada del 3 de enero, que también acabó con la vida del subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y varios otros compañeros.

Esta respuesta supuso una dura humillación para EE.UU. ante la opinión pública, ya que, en los primeros días tras la ofensiva persa, las autoridades militares y políticas norteamericanas trataban de negar que sus bases habían sido blanco de disparos iraníes, pero con el paso de tiempo, no solo tuvieron que reconocer el ataque, sino que tuvieron que tragarse la vergüenza de admitir la existencia de heridos entre sus militares.


La interrogante que surge ahora es averiguar los motivos que han llevado a EE.UU. a retirar su presencia militar de Arabia Saudí; una medida intempestiva que no llegan a comprender los Al Saud ni otros de sus aliados regionales.

La agencia de noticias iraní Mehr News para esclarecer este hecho publicó una entrevista con el profesor de la Universidad de Cambridge John Montfort Dunn, quien ha considerado “un gran error sobreestimar la transparencia o la estabilidad de la política actual de Estados Unidos en el Golfo Pérsico o en cualquier otro lugar”.

El politólogo sostiene que la actual Administración de EE.UU., presidida por Donald Trump, ha priorizado los intereses personales del magnate mobiliario en detrimento de los intereses nacionales de los ciudadanos estadounidenses.


El profesor Dunn dice que el enfoque de Trump sobre cualquier tema es puramente comercial y está muy influenciado por su carácter personal, que suele ser arrogante y presuntuoso, entre otros de esa índole.

Si no fuera por su temperamento —continúa aclarando Dunn— el líder republicano habría informado sobre su decisión de la retirada de armamentos y efectivos estadounidenses al príncipe heredero de Arabia Saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, ya que es este quien realmente gobierna el reino árabe.

Es más, el entrevistado cree que el dirigente estadounidense le habría anticipado a su joven discípulo saudí de su determinación de aminorar su apoyo personal como una reprimenda por su osadía de no considerar a tiempo su petición imperativa de rebajar la producción del petróleo saudí en la disputa petrolera que Riad sostuvo con Moscú a mediados del mes de marzo.

Trump, en su afán de convencer a Bin Salman de que accediera a cerrar un poco el grifo de crudo saudí, con el objetivo de contener el derrumbe de los precios del hidrocarburo en los mercados internacionales, recurrió al chantaje: Le dijo que, si no aceptaba su petición, se enfrentaría a una drástica reducción de su apoyo militar, lo que podría conducir a la defenestración de la familia reinante en menos de dos semanas.

La determinación de Trump para que el príncipe heredero saudí reconsidere su postura en el tira y afloja de Riad y Moscú en torno a la reducción de la cuota de la producción de cada Estado miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que derivó en un desplome de hasta un 30 por ciento del precio del crudo, respondía al simple hecho de salvaguardar los pingües beneficios económicos que provienen de la industria petrolera de Estados Unidos.

El impacto que supuso las amenazas de Riad de querer inundar los mercados con sus reservas del petróleo en este mes de mayo, si Moscú no atendía a sus reclamos de disminuir su cuota, hizo que Trump interviniera por temor a que la excedencia de crudo en el mercado mundial incidiera en el valor del oro negro y provocara su desplome, lo que, a su vez, afectaría directamente a los productores del petróleo de esquisto estadounidense, cuya extracción de las rocas es muy costosa y es solo rentable si el precio del crudo es alto.

Ante el peligro de la bancarrota de estas corporaciones petrolíferas que habían convertido a EE.UU. en exportador del petróleo después de que durante décadas era solo consumidor, Trump vio las orejas al lobo al percatarse de que si Bin Salman no atendía sus demandas, la maquinaria de guerra de Washington se vería mermada en su capacidad económica para poder imponer los antojos imperiales y hegemónicos de Estados Unidos allá donde quisiera.


El politólogo británico apunta que, por mucho que las autoridades estadounidenses pretendan apuntalar la industria petrolífera de su nación para preservar sus réditos geopolíticos, no pueden dejar de lado sus ansias de dominación sobre los campos petrolíferos del Golfo Pérsico.

En este sentido, recuerda que el Golfo Pérsico seguirá siendo estratégicamente importante para el suministro de energía a Europa y el sur y el este de Asia y, por ende, los próximos inquilinos de la Casa Balaca, al ser bien conscientes de esa realidad, seguirán tramando estrategias geopolíticas con el objetivo de imponer sus designios hegemónicos sobre los gobernantes de los reinos árabes de la región de Asia Occidental.

Sin embargo, Dunn matiza que Washington elegirá mantener a sus aliados y adversarios en la región a medida que le aporten un mayor beneficio comercial; una coyuntura que es extrapolable tanto para la recién finalizada disputa arancelaria entre EE.UU. y China o la escalada de tensión con Irán.

El profesor universitario resalta que la mayoría de los futuros presidentes de Estados Unidos estaría dispuesto a reducir los conflictos militares en todo el mundo debido a que no servirá a sus intereses geopolíticos.

De hecho, remacha diciendo que la mayor amenaza para los intereses estadounidenses a día de hoy sería aventurarse en un serio conflicto militar con China o Irán.
‘Guerra con Irán será la más grande y costosa para EEUU’


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