miércoles, 14 de noviembre de 2012

«TENDENCIAS DEL ORIENTE»



Sucesivas derrotas y gran número de bajas para los Contras en Siria


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El jeque Ahmad Maaz Al-Khatib ha sido designado presidente de la Coalición Nacional, la nueva organización encargada de reagrupar a los partidos de la oposición siria respaldados por la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo.

La realidad del terreno: sucesivas derrotas y gran cantidad de bajas para los Contras

Por Ghaleb Kandil
La guerra mundial desatada contra Siria se caracterizó, la semana pasada, por una escalada –en el terreno y en los medios de prensa– tendiente a hacer creer que la oposición armada estaba lanzando un ataque general contra Damasco.
En los días anteriores, los Contras y los grupos takfiristas habían montado, con gran despliegue mediático, todo un espectáculo sobre su supuesto control de la provincia de Idlib, con la batalla de Maaret al-Noomane (en la carretera Damasco-Alepo), y dijeron haber ocupado importantes bases del Ejército Árabe Sirio.
Pero se produjo un viraje en la batalla de Maaret al-Noomane. La televisión siria ha transmitido imágenes de la calle principal de esa ciudad, donde puede verse que los soldados sirios controlan la mayoría de los barrios. Reportajes similares se han transmitido desde numerosas regiones de Idlib, provincia que los grupos terroristas decían haber ocupado, incluyendo la base aérea. En las imágenes pueden verse decenas de helicópteros así como fuerzas terrestres, hace sólo 2 días.
Así que el plan destinado a controlar la provincia de Idlib ha fracasado y los Contras han sufrido gran cantidad de bajas. Y es para esconder esta grave derrota que los centros de operaciones instalados en Turquía decidieron emprender una campaña mediática sobre supuestos «asaltos decisivos». Las bandas armadas ignoraron su derrota en Idlib y ya no hablan de Maaret al-Noomane ni tampoco de la base militar de Wadi Deif, que supuestamente estaba rodeada y a punto de caer en sus manos.
Y para desviar las miradas de la catástrofe que acaban de sufrir han recurrido a tres tipos de operaciones en Damasco y sus alrededores: en primer lugar, la multiplicación de atentados con coches-bomba, organizados por grupos infiltrados en varios barrios de la capital. Esos ataques no han sorprendido a la dirección del ejército sirio, que sabe perfectamente que será largo el enfrentamiento con lo que queda de las bandas armadas después de la destrucción de sus fuerzas principales. El objetivo de los atentados con coches-bomba es sembrar la confusión en las filas de los servicios de seguridad, obtener cierta repercusión mediática y crear un ambiente de miedo en la población siria.
También han intensificado la campaña de asesinatos en Damasco, donde han sido abatidos el hermano del presidente del parlamento sirio y varios funcionarios de la administración pública y del Banco Central. Esto tampoco es nuevo. Hace meses que los Contras vienen cometiendo ese tipo de crímenes y los servicios de seguridad persiguen a las células de infiltrados que los perpetran.
Y, finalmente, grupos armados móviles de varias decenas de terroristas se posicionaron a campo abierto lo más cerca posible de la ciudad para realizar varios disparos de mortero contra barrios de Damasco, para dar la impresión de un ataque en pleno corazón de la capital. En la mayoría de los casos el Ejército sirio reaccionó rápidamente, atacando a esos grupos armados con la fuerza aérea o con tropas terrestres para liquidarlos. Pero se trata en realidad de grupos insignificantes de sólo unas cuantas decenas de terroristas.
Al mismo tiempo, las bandas armadas activaron también grupos creados dentro de los campamentos palestinos para atacar a las organizaciones palestinas y el ejército sirio. Ese nuevo frente fue contenido rápidamente a través de los comités populares creados por los habitantes de los campamentos y las organizaciones palestinas y los grupos armados fueron expulsados o destruidos.
Los acontecimientos de los últimos días demuestran en todo caso que los Contras, teledirigidos por la alianza atlántica y financiados por los petrodólares, no han logrado modificar la correlación de fuerzas, a pesar de los miles de combatientes que han enviado al campo de batalla y que han sido muertos en gran número o capturados. Varios jefes citados por las agencias de noticias Reuters y AFP han reconocido que les resultaba imposible conservar el control de toda la región que ocupaban.
Además, el clima popular ha cambiado a favor del Estado sirio. La AFP reportó una manifestación de habitantes de varios barrios de Alepo reclamando que las bandas armadas salgan de la ciudad. Y a los terroristas «demócratas» respaldados por Occidente no se les ocurrió otra cosa que abrir fuego sobre aquellos civiles desarmados y pacíficos, dejando un saldo de numerosas víctimas. El mismo ambiente existe en Homs, Daraa, Deir Ezzor y en otras ciudades.
Y no será por cierto la nueva alianza, llamada a servir de nueva fachada a la oposición, fabricada en Doha bajo la supervisión de Estados Unidos y de las petromonarquías y bajo el mando de un religioso, el jeque Ahmad Maaz al-Khatib, lo que logre modificar la correlación de fuerzas.
Los sirios han dicho su última palabra: la independencia y la soberanía son líneas rojas y ellos están dispuestos a hacer cualquier sacrificio con tal de defenderlas.

Declaraciones y posiciones

Bachar al-Assad, presidente de la República Árabe Siria
«La invasión extranjera contra Siria, en caso de producirse, sería tan grave que el mundo entero sería incapaz de tolerarla. Porque si hay problemas en Siria, cuando somos nosotros el último bastión del laicismo, de la estabilidad y de la convivencia, se produciría un efecto de dominó que afectará el mundo, desde el Océano Atlántico hasta el Pacífico. Occidente no avanzará en esa dirección. Pero si lo hace, nadie podrá predecir las consecuencias. (…) Yo no soy un títere y no fui fabricado por Occidente para irme a Occidente ni a cualquier otro lado. Yo soy sirio. Viviría y moriría en Siria. (…) [El primer ministro turco Erdogan] se comporta como un sultán del Imperio otomano y se cree que es un califa. Con el problema sirio ha pasado de la política de cero problemas a cero amigos. (…) La salida o no del presidente sirio sólo puede decidirse a través de las urnas […] Siria no está viviendo una guerra civil. Es un asunto de terrorismo y tiene que ver con el apoyo exterior del que gozan los terroristas para desestabilizar Siria. (…) tenemos que pensar que va a ser una guerra dura y difícil. No se puede esperar que un pequeño país como Siria pueda vencer en cuestión de días o de semanas a todos los países que están luchando contra nosotros a través de intermediarios, lo están haciendo Estados Unidos, Occidente y varios países árabes. (…) si cesara el respaldo a los rebeldes desde extranjero, puedo decir que todo terminaría en cuestión de semanas. Pero mientras haya un aprovisionamiento ininterrumpido de armas a los terroristas, de logística y todo lo demás, será una guerra de larga duración.»

Tomado de:
http://www.voltairenet.org/article176564.html

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