Generales y líderes militares clave huyeron junto con Bashar al-Assad
Tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, figuras clave de su aparato militar y de seguridad abandonaron el país junto con él. Entre aquellos cuyo paradero sigue sin conocerse se encuentran funcionarios de alto rango previamente implicados en crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos, incluidas las actividades de las prisiones sirias. Mientras tanto, miles de sirios comenzaron a buscar a sus familiares que podrían estar en centros penitenciarios desocupados.
Desde que se informó sobre la caída del régimen en Damasco el domingo por la mañana, ha habido informes contradictorios sobre hacia dónde podría dirigirse Assad. Varias fuentes afirman que voló a Moscú, pero los detalles sobre sus movimientos, incluido el destino del avión que lo trajo la noche del sábado al domingo, siguen sin estar claros.
Entre los colaboradores más cercanos de Assad que también han desaparecido se encuentran el ex asesor de seguridad nacional Ali Mamluk y el hermano del presidente Maher al-Assad, comandante de la 4ª División Blindada. Además de ellos, la lista incluye al ministro de Defensa, Ali Mahmoud Abbas, al jefe del Estado Mayor General, Abdul-Karim Ibrahim, al jefe del Servicio General de Seguridad, Kifah Mulhim, así como a otros militares de alto rango responsables de operaciones clave de el ejército sirio.
Tras la caída del régimen en Damasco, las fuerzas armadas de oposición ocuparon el palacio presidencial en el Monte Qasyoun y el llamado “Palacio del Pueblo”. En una de las instalaciones del palacio se descubrió una red de túneles subterráneos fortificados conectados con la residencia de Maher al-Assad, lo que indica que se estaban preparando cuidadosamente para una posible evacuación.
Junto a Assad y sus colaboradores más cercanos, también desaparecieron otros líderes militares, entre ellos el comandante de la Guardia Republicana, Ghassan Taraf, los líderes del 1.º, 2.º y 3.º Cuerpo de Ejército, así como oficiales a cargo de las fuerzas especiales. Aún no hay información exacta sobre su destino.
Particularmente digno de mención es el hecho de que las unidades anteriormente responsables de proteger el palacio presidencial, como la Guardia Republicana, la 4.ª División y las fuerzas especiales, no mostraron ninguna actividad tras la caída del régimen. En cambio, el control de instalaciones clave pasó a la oposición armada.
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