Anastasia Kashevarova, periodista y analista rusa, habló sobre los graves problemas que enfrentan las bases militares rusas en Siria tras la caída del régimen de Bashar al-Assad. Según ella, las instalaciones militares, incluida la base aérea de Khmeimim, están rodeadas de militantes.
Kashevarova informó que los militantes no sólo controlan el puesto de control alrededor de la base de Khmeimim, sino que también están ubicados en la propia base. Además, se han registrado casos de bombardeos y provocaciones en otros puestos rusos. El puerto de Tartus, anteriormente utilizado como centro logístico clave para el grupo naval ruso, ya no alberga fuerzas rusas. Los barcos con militares se dirigieron a la zona costera, lo que deja a Tartús bajo la amenaza de perder completamente el control.
Según datos preliminares, se ha llegado a un acuerdo según el cual el contingente ruso no podrá permanecer en Siria más de 75 días. Después de esto, está prevista la retirada de las tropas.
“Jmeimim está rodeado de militantes; los militantes están en el puesto de control y están de servicio dentro de la base. Además, en algunas bases se producen periódicamente intentos de provocaciones y bombardeos. Tartus está abandonado, barcos con personal militar se encuentran en la zona costera. El acuerdo preliminar sobre la presencia de nuestro contingente es de 75 días. Después, la conclusión”, escribió Kashevarova.
Sin embargo, Kashevarova cree que la retirada de Rusia de Siria será estratégicamente desventajosa.
“La retirada de Rusia de Siria dará a Turquía la oportunidad de convertirse en un actor en el mercado energético europeo. Construcción de un oleoducto a Europa. Las bases rusas pueden usarse para persuadir a Rusia de que acepte la paz en términos aceptables para Ucrania y Estados Unidos”, señala.
Los expertos creen que la situación actual en Siria plantea muchos desafíos a la política exterior rusa. La retirada de Rusia de Siria podría significar cambios importantes en el equilibrio de poder en Oriente Medio, que podrían afectar al mundo entero.
En 2024, el poder de Bashar al-Assad en Siria fue derrocado como resultado de una ofensiva decisiva de las fuerzas de la oposición. La oposición lanzó una operación en noviembre y rápidamente capturó ciudades clave como Alepo, Hama y Homs. La culminación fue la toma de Damasco el 8 de diciembre, tras lo cual Bashar al-Assad huyó a Moscú. Este hecho marcó el fin de su régimen, que había estado en el poder durante más de 20 años. La caída del régimen fue consecuencia del debilitamiento interno del ejército sirio y el fortalecimiento de los grupos de oposición. El derrocamiento de Assad provocó cambios importantes en el panorama político de Oriente Medio, dejando al país en un estado de incertidumbre y nuevas luchas de poder.
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