Rusia desmintió hoy las versiones de la prensa occidental sobre el supuesto empleo, bajo supervisión de especialistas de este país, de gas paralizante por parte del ejército sirio en choques en la convulsa provincia de Homs.
Un comunicado oficial de la referida dependencia considera infundadas tales informaciones, las cuales, advirtió, confirman la guerra mediática lanzada contra Damasco, cuyos inspiradores ya también comienzan a levantar calumnias contra Rusia.
A algunos parece que les cuesta trabajo sobreponerse a la tentación de responder con sucias mentiras a la posición de principio de Moscú en el asunto sirio, comentó el Ministerio del Exterior.
En ese sentido, estimó que a Occidente le preocupa la posición firme de Rusia sobre la necesidad de superar la crisis con métodos político-democráticos y mediante un diálogo nacional entre los sirios, sin intromisión foránea, destaca la Cancillería.
La propalación de informaciones malintencionadas sobre Rusia torpedea los esfuerzos internacionales para alcanzar los mencionados objetivos y entorpece la estabilización de la situación en torno al conflicto interno sirio, subrayói el documento.
Por otro lado, recordó que Rusia, uno de los países impulsores de la Convención para prohibir las armas químicas, cumple a cabalidad.
Exhortamos a todas ls naciones del mundo a ratificar la citada convención, para cuya aplicación aquí se aprobaron las respectivas leyes internas, incluida la prohibición para producir, almacenar o emplear tales armas, añadió.
Rusia y China vetaron un proyecto marroquí de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que contenía exigencias políticas a Damasco y lanzaba una crítica unilateral a las acciones del ejército sirio, sin mencionar los actos violentos de grupos armados.
Siria de nuevo al debate de la Asamblea General
Potencias occidentales y sus aliados árabes volverán a presionar mañana en Naciones Unidas por un pronunciamiento de la organización para sacar del poder al presidente de Siria, Bashar al-Assad.
Esta vez será a través de la Asamblea General y el debate de una resolución que achaca a las autoridades sirias toda la culpa por la crisis y la violencia en su país, sin tener en cuenta la actividad de los grupos armados opositores que buscan el derrocamiento del Gobierno.
Un intento similar fracasó hace 10 días en el Consejo de Seguridad cuando Rusia y China vetaron un proyecto que hubiera abierto las puertas a un cambio de régimen en Siria al estilo del registrado en Libia con la intervención militar de la OTAN.
Las decisiones de ese órgano de 15 miembros son de obligatorio cumplimiento para los Estados que integran la ONU, pero las de la Asamblea General, integrada por los 193 países de la organización, no tienen ese carácter vinculante.
El texto que se debatirá mañana en el plenario del máximo órgano acusa al gobierno de Al-Assad de extendidas y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y libertades fundamentales.
La lista de actos achacados a las autoridades incluye el uso de la fuerza contra los civiles, ejecuciones arbitrarias, asesinato y persecución de manifestantes, desapariciones forzosas, torturas y violencia sexual, entre otros.
El documento respalda las exigencias de la Liga Árabe que reclaman a Damasco por el cese de la violencia, la liberación de “detenidos de manera arbitraria”, el retiro de los militares de las ciudades y su acuartelamiento y garantías de libertad de manifestación.
Además pide el acceso libre a “todas las instituciones de la Liga Árabe” y a los medios de comunicación árabes e internacionales “a todas las partes de Siria para determinar la verdad sobre la situación en el terreno y monitorear los incidentes”.
El proyecto que discutirá la Asamblea General respalda el acuerdo de la Liga Árabe del 22 de enero que llama a una transición en Siria hacia un sistema político democrático y plural.
Sin embargo, el borrador no incluye la sugerencia de esa agrupación regional de crear una fuerza de paz conjunta Naciones Unidas-Liga Árabe para enviar a territorio sirio.
Como antesala del debate de mañana, la misma Asamblea General celebró el pasado lunes una sesión sobre Siria que solo sirvió de plataforma para lanzar una lluvia de acusaciones contra Damasco por violaciones de los derechos humanos.
En ese foro, la Alta Comisionada de la ONU en esa materia, Navi Pillay, señaló a las autoridades sirias como posibles responsables de crímenes contra la humanidad, lo cual fue rechazado de inmediato por Damasco.
Por su parte, el embajador de Siria en la ONU, Bashar Jaafari, criticó la convocatoria de la reunión y denunció al presidente de la Asamblea General, el catarí Nassir Abdulaziz Al-Nasser, por citarla en violación de los procedimientos para buscar objetivos políticos.
El debate de mañana acontecerá tras el anuncio hecho este miércoles por el presidente Al-Assad para la celebración el próximo día 26 de un referéndum para una nueva Constitución, como parte de las reformas integrales que impulsa su gobierno.
La propuesta que será sometida a consulta limita el período presidencial a un máximo de dos mandatos de siete años cada uno.
También establece que ningún partido tenga predominio sobre los designios de la política, la sociedad y la economía, y que el Estado siga siendo laico para asegurar la armonía religiosa en un país donde se practican varios cultos.
(Con información de Prensa Latina)
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