Siria es una nueva Libia en el sentido de los vínculos repugnantes entre los “rebeldes” y los yihadistas-salafistas de la línea dura.
Hasta hace poco en Irak un Kalashnikov se vendía por 100 dólares. Ahora cuesta por lo menos 1.000 dólares y más probablemente 1.500 (¡qué tiempos aquellos en los que los suníes que se sumaban a la resistencia en 2003 podían comprar por 20 dólares un Kalashnikov falso fabricado en Rumania!).
El destino preferido del Kalashnikov a 1.500 dólares en 2012 es: Siria. Red: al Qaida en el País de los Dos Ríos, también conocida como AQI. Receptores: yihadistas infiltrados que operan codo a codo con el Ejército Libre Sirio (ELS).
También van y vienen entre Siria e Irak los atentados con coches y suicidas, como en los recientes atentados en los suburbios de Damasco y el atentado suicida del viernes 10 de febrero en Alepo.
¿Quién podía pensar que lo que la Casa de Saud desea en Siria –un régimen islamista– es exactamente lo mismo que desea al Qaida?
Ayman “El Cirujano” al-Zawahiri, número uno de al Qaida, en un video de ocho minutos titulado “Adelante, leones de Siria”, acaba de reclamar el apoyo de los musulmanes de Iraq, Jordania, el Líbano y Turquía para derrocar el “régimen pernicioso, canceroso”, de Bashar al-Asad. Habían estado reaccionando, concretamente, incluso antes de que apareciera El Cirujano. No solo ellos, sino también los “combatientes por la libertad” libios especialmente trasplantados, conocidos previamente como “rebeldes”.
¿Quién podía pensar que lo que OTANCCG (OTAN-Consejo de Cooperación del Golfo) quiere para Siria es exactamente lo mismo que quiere al Qaida?
De modo que cuando Asad dice que combate contra “terroristas”, no está falseando la verdad. Incluso esa omnipresente entidad proverbial, el “funcionario estadounidense” anónimo, culpa a AQI de los recientes atentados. Lo mismo vale para el Ministro del Interior adjunto de Irak, Adnan al-Asadi: “Tenemos información de inteligencia de que una cantidad de yihadistas iraquíes fueron a Siria”.
Por lo tanto si Siria no ha podido ser la nueva Libia en el sentido de una resolución de la ONU para autorizar bombardeos humanitarios de la OTAN –vetada por los miembros del BRICS Rusia y China– Siria es una nueva Libia en el sentido de los vínculos repugnantes entre los “rebeldes” y los yihadistas-salafistas de la línea dura.
Y como a Occidente le encanta una situación en la que no puede perder, no importa que sea prefabricada, eso también podría convertirse en el casus belli perfecto para una intervención del Pentágono –para liberar Siria de una “al Qaida” que nunca estuvo allí, para empezar-. Recordad, a pesar de todo el alboroto sobre el “pivoteo” del Pentágono y el gobierno de Obama desde Medio Oriente al Este de Asia, la guerra global contra el terror (GWOT, por sus siglas en inglés), rebautizada por Obama como “operaciones de contingencia en el exterior” (COT), sigue vivita y coleando.
Libérame para poder matar a gusto
El año pasado, Asia Times Online informó ampliamente de que Libia “liberada” –“liberada” por los denominados rebeldes de la OTAN– caería en un infierno de milicias. Es exactamente lo que está sucediendo: por lo menos 250 milicias diferentes solo en Misrata, según Human Rights Watch, actúan como policías de turno, jueces y exterminadores, todo en uno. No existe un Ministerio de Justicia del que se pueda hablar en la Libia “liberada”. Si vas a la cárcel, terminas muerto; y si eres un africano subsahariano, te dan una bonificación de amplia tortura en un resort liberado antes de sufrir la misma suerte.
En Siria, como en Libia, asunto estratégico para el eje de la Casa de Saud/Catar, se ha frustrado toda posibilidad de un diálogo real entre la “insurrección” (armada) y el Gobierno de Asad. Después de todo el objetivo clave es el cambio de régimen. Por lo tanto lo que domina es la burda propaganda en medios árabes controlados en gran parte por saudíes o cataríes.
Por ejemplo, el elogiado Observatorio Sirio de Derechos Humanos basado en Gran Bretaña, que vomita interminables estadísticas sin confirmar sobre las “masacres” gubernamentales –e incluso “genocidio– obtiene sus fondos de una entidad de Dubai financiada por siniestros donantes occidentales y del CCG.
Como un extra, el interminable discurso non-stop de la “oposición” guía como un puntero láser la cobertura de los medios corporativos occidentales. CNN atribuyó el atentado de Alepo a “terroristas”, entre comillas; imaginad la histeria si se tratara de la Zona Verde de EE.UU. en Irak atacada por la resistencia suní a mediados de los años 2000. La BBC realmente creyó el sesgo de los Hermanos Musulmanes sirios según el cual el gobierno sirio atentó contra sí mismo; sería cómo si el Pentágono se atacara en la Zona Verde. En cuanto a los medios árabes –controlados en gran parte por saudíes y cataríes– han ignorado totalmente la conexión AQI.
La Liga CCG –conocida previamente como Liga Árabe– después de atentar contra su propio informe sobre Siria porque no se ajustaba a la narrativa prefabricada de un régimen “maligno” que bombardea unilateralmente a su pueblo, pregona ahora un plan B supuestamente humanitario: una misión conjunta árabe/Naciones Unidas de mantenimiento de la paz para “supervisar la ejecución de un alto el fuego”. Pero que nadie se equivoque: la agenda sigue siendo el cambio de régimen.
La Liga CCG –conocida previamente como Liga Árabe– después de atentar contra su propio informe sobre Siria porque no se ajustaba a la narrativa prefabricada de un régimen “maligno” que bombardea unilateralmente a su pueblo, pregona ahora un plan B supuestamente humanitario: una misión conjunta árabe/Naciones Unidas de mantenimiento de la paz para “supervisar la ejecución de un alto el fuego”. Pero que nadie se equivoque: la agenda sigue siendo el cambio de régimen.
El príncipe Saud al-Faisal, ministro de Exteriores de Arabia Saudí, ha estado diciendo lo que tenía que decir, excluyendo una intervención humanitaria. Al mismo tiempo, es refrescante oír cómo la tan progresista Casa de Saud censura la “falta de compromiso del gobierno sirio” y pontifica que “lo que se presencia en Siria no es una guerra racista, ni sectaria, ni de guerrillas, sino una purga masiva sin ninguna consideración humanitaria”.
Imaginad las “consideraciones humanitarias” de la Casa de Saud si surgiera un movimiento pro democracia en la provincia oriental de mayoría chií (lo hizo, y fue implacablemente reprimido). Mejor todavía: mirad lo “humanitarios” que fueron en su invasión de Bahréin.
La agenda OTAN-CCG sigue siendo la misma: cambio de régimen por cualquier medio. Incluso el guerrero en jefe, el propio presidente estadounidense Barack Obama, lo dijo. Los acólitos del CCG reaccionarán de la mejor manera posible. De modo que hay que esperar el espectáculo de una inflación de Kalashnikovs atravesando fronteras, más atentados con bombas, más atentados suicidas, y la lenta e inmensamente trágica fragmentación de Siria.
Por: Pepe Escobar
Tomado de Asia Times On Line / Boletín Entorno. Extractado por La Haine
Tomado de Asia Times On Line / Boletín Entorno. Extractado por La Haine
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