EL SECRETARIO DE DEFENSA NORTEAMERICANO, LEON PANETTA, ENCABEZÓ LA CEREMONIA
Las tropas estadounidenses concluyeron oficialmente su invasión de casi nueve años en el país árabe con la arriada del símbolo patrio. Los últimos 4.000 soldados presentes en la nación asiática se disponen a salir a lo largo de este mes
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta (2i), asiste a la arriada de la bandera norteamericana en una base militar al oeste de Bagdad (Irak). Foto: AFP
Estados Unidos oficializó ayer el fin de casi nueve años de ocupación en Irak con una ceremonia de arriado de su bandera, dejando tras sí un país devastado con más de 100.000 civiles muertos y 4.800 soldados de la coalición fallecidos (de ellos, alrededor de 4.500 norteamericanos).
ç“Este es un país independiente, libre y soberano”, afirmó el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, en la ceremonia celebrada ayer en Bagdad, dos semanas antes de la retirada completa de los 4.000 militares aún presentes en el país, prevista para el 31 de diciembre.
El estandarte estadounidense fue descendido del mástil de una base militar, emblemática por ser el primer lugar ocupado por el Ejército estadounidense en su marcha hacia Bagdad en marzo de 2003, durante un acto solemne y cargado de alabanzas a lo que el presidente estadounidense, Barack Obama, calificó el miércoles en Fort Bragg de “extraordinarios logros” en la nación árabe.
Leon Panetta felicitó a oficiales y soldados por el “gran sacrificio” que hicieron unos 1,5 millones de efectivos del Ejército desde que se invadió Irak para derrocar a Saddam Hussein.
Esta ceremonia marca el fin de un episodio histórico, agitado y sangriento, durante el cual Estados Unidos creyó que eliminando al dictador Saddam Hussein ganaría automáticamente la confianza de los iraquíes.
Pero este guión fracasó rápidamente debido a sus errores -en particular el desmantelamiento del Ejército y de los servicios secretos o la depuración despiadada de los ex miembros del Baas, el ex partido en el poder.
Hasta ahora han salido rumbo a Kuwait más de 5.500 uniformados después de traspasar la seguridad a fuerzas iraquíes, y un reducido grupo se quedará como parte del personal de seguridad de la Embajada estadounidense en Bagdad, que tiene aproximadamente 16.000 personas.
Después del 31 de diciembre, solo quedarán unos 150 soldados norteamericanos, y contratistas civiles se encargarán de enseñar a las fuerzas iraquíes a utilizar el armamento pesado estadounidense.
Por su lado, el presidente del Parlamento, Osama Al Nujaifi, consideró “ilógica” la abultada cifra de alrededor de 16.000 empleados en la legación norteamericana después de la retirada formal, y urgió al gobierno a responder a ese hecho de manera contundente.
Al Nujaifi anunció que el hemiciclo convocará al primer ministro Nouri Al-Maliki para que informe del resultado de su reciente visita a Washington, luego del pronunciamiento del pasado 11 de diciembre del Consejo Supremo Islámico, encabezado por Ammar Al-Hakim.
Según esa instancia, la cantidad de empleados norteamericanos es una cifra colosal y una excusa para mantener un gran número de militares en el país. Los norteamericanos están usando ahora otros medios para quedarse en Irak”, acotó Al-Hakim.
Los soldados que están aún en Irak saldrán antes de concluir 2011, en base a un acuerdo de seguridad suscrito en diciembre de 2008 por el entonces presidente George W. Bush, durante una visita inolvidable por los zapatos que le lanzó un periodista iraquí en una rueda de prensa.
El Pentágono llegó a desplegar ahí hasta aproximadamente 170.000 hombres en más de 500 bases militares. La invasión y ocupación, que dejó también más de 30.000 estadounidenses lesionados, provocó 1,75 millones de desplazados iraquíes y exacerbó una violencia sectaria de la cual todavía no se recupera el p
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