Washington no cesa en sus intentos de cambiar radicalmente la situación en Venezuela a su favor, aunque hasta ahora no ha podido lograr su objetivo. El columnista de la versión rusa de Sputnik Iván Danílov reflexiona sobre las perspectivas de los planes ambiciosos de EEUU.
Danílov recuerda que recientemente algunos oficiales del Ejército venezolano se pasaron al lado de la oposición, aunque eran muy pocos y no lograron concretar el golpe de Estado.
"Sin duda, el mismo hecho de que algunos militares venezolanos (incluyendo figuras de muy alto rango) estén listas para una transición al lado de Washington es una especie de victoria psicológica para el Departamento de Estado y los golpistas", recalca el columnista.
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Pero, en general, el hecho de que haya muy pocos desertores de este tipo hasta ahora, a pesar de todos los esfuerzos del Departamento de Estado, la CIA y los líderes de la oposición venezolana, causa sorpresa y respeto. De momento, los resultados de la presión norteamericana parecen bastante modestos, y todas las declaraciones sobre una "etapa final", un "asalto final", una "manifestación final", etc., solo agotan a los partidarios de la oposición que están cansados de esperar a que Estados Unidos obtenga la victoria definitiva, continúa Danílov.
Desgraciadamente, las posibilidades de una victoria norteamericana siguen existiendo, opina, porque en cualquier momento la suma de dinero ofrecida y las garantías de seguridad que la acompañan pueden ser suficientes para llevar realmente a una traición masiva de las autoridades, como ya ha ocurrido muchas veces en diferentes países.
La idea de recuperar el control sobre Venezuela no sale de las cabezas del 'establishment' de Washington, mientras que la presencia de la influencia e intereses rusos en Caracas lleva a algunos políticos estadounidenses a un "malestar emocional", señala Danílov.
Por ejemplo, la cadena CNN publicó una entrevista con el influyente senador estadounidense Doug Jones en la que éste afirmaba explícitamente que Nicolás Maduro "debe irse, y los rusos deben abandonar Venezuela y dejar en paz nuestra parte del mundo".
"¿De qué democracia y derechos humanos se puede hablar si la retórica de los políticos estadounidenses ha vuelto a la terminología de 'esferas de influencia' que estaba muy de moda hace cien años?", se pregunta el columnista.
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No se descarta una solución militar a la crisis venezolana, pero hasta ahora El Pentágono se ha mostrado reacio a usar las armas. Aunque al Gobierno de Trump le gustaría recuperar el control sobre el petróleo venezolano y lograr una seria victoria geopolítica en Sudamérica, no le resulta deseable tener la culpa por las muertes de militares estadounidenses justo durante la campaña electoral presidencial.
Mientras tanto, las empresas estadounidenses ya han ofrecido al mandatario una solución 'elegante': Erik Prince —el fundador de la famosa empresa de servicios gubernamentales y de seguridad Blackwater USA— propuso la idea de llevar a cabo una intervención militar en Venezuela por parte de un ejército privado de 4.500-5.000 mercenarios por los que la Administración Trump no tendrá que responder ante el electorado.
"Sin embargo, incluso un gran ejército privado capaz de invadir Venezuela no es una garantía de la victoria norteamericana, sino solo una garantía de que la crisis venezolana entrará en una fase más activa y sangrienta", destaca Danílov.
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