jueves, 30 de abril de 2020

Estados Unidos afirma que está listo para usar el arsenal nuclear a pesar del brote de COVID-19



El ejército estadounidense sigue listo para el combate y preparado para utilizar su arsenal nuclear si Estados Unidos termina en un gran conflicto armado, incluso a pesar de los desafíos planteados por el brote de coronavirus, dijo el comandante del ataque global de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Tim Ray, en un comunicado.

“Tenga la seguridad de que hemos tomado las medidas necesarias para asegurarnos de que nuestros bombarderos y las fuerzas de ICBM estén listos y puedan alcanzar cualquier objetivo en el planeta en cualquier momento. Estamos completamente listos para la misión y COVID-19 no cambiará eso. Nuestras fuerzas continúan manteniendo un nivel extremadamente alto de preparación y capacidad de respuesta ”, dijo Tim Ray.

La declaración de la Fuerza Aérea aclara que comenzó a desarrollar procedimientos para operar durante la pandemia y mantener a su personal saludable mientras el coronavirus todavía estaba confinado dentro de las fronteras de China en enero. Los planes de contención desarrollados permitieron a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos limitar la propagación del virus permitiendo que tanto su tripulación de aeronaves como de misiles permanecieran operativas.

Para lograrlo, la Fuerza Aérea tuvo que adoptar ciertas medidas que aseguraran "ciertos grados de aislamiento" para mantener a los equipos separados mientras preservaban la operabilidad de sus misiles intercontinentales y bombarderos con capacidad nuclear.

“Nos pagan para hacer esta misión en todas las condiciones. No solo algunas, sino todas las condiciones. Este es un conjunto terrible de circunstancias, pero tenemos que estar preparados para hacer este trabajo en circunstancias mucho peores ”, agregó el comandante de la AFGW de Estados Unidos.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos para contener la enfermedad, unos 6.754 militares han sido infectados en todo el ejército estadounidense, según datos del 29 de abril del Departamento de Defensa.

El brote ha afectado a varias bases extranjeras de EE. UU. Y a dos portaaviones desplegados. Los militares no siempre han podido detectar la fuente de la infección COVID-19 con su origen a bordo del USS Theodore Roosevelt, según los informes, aún es un misterio.

La estructuración del plan final para asfixiar Venezuela


El Gobierno estadounidense busca aprovechar la pandemia y la situación económica global para recrudecer el bloqueo sobre Venezuela y lograr una asfixia que desemboque finalmente en el punto de quiebre, es decir el derrocamiento de Nicolás Maduro.

Los meses de relativa estabilidad económica y política quedaron atrás en Venezuela. El inicio de la pandemia de COVID-19 fue visto como una oportunidad por parte de Estados Unidos para acelerar el intento de derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro.
El cálculo estadounidense fue doble: el Gobierno de Maduro no tendría cómo enfrentar la pandemia, y la caída de los precios petroleros representaría un golpe letal sobre la industria venezolana ya bloqueada.

Sin embargo, EEUU erró en el cálculo, como suele suceder en el caso de Venezuela. El manejo de la lucha contra el coronavirus en el país arrojó resultados positivos desde el primer momento. Pasado un mes y medio desde que se confirmaron los primeros casos —un viernes 13 de marzo— Venezuela ha registrado 331 contagios, 142 personas recuperadas y 10 fallecidas.

Al contrario de lo que se quisiera prever (y así lo había señalado un editorial del Washington Post, publicado el 20 de marzo), Venezuela no se transformó en el nuevo epicentro de la pandemia.

El buen manejo no detuvo el flanco principal de asedio contra el país, es decir la economía, como parte de la escalada integral. Los impactos se manifestaron tanto en los datos de la macroeconomía como en la cotidianidad. "Todo es parte de un plan, está entrelazado", explica Juan Carlos Valdez, abogado especialista en derecho financiero y experto en economía política.
Tres medidas
El primer paso de la nueva fase de la escalada fue la puesta de precio a las cabezas del presidente Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, el 26 de marzo. 15 millones y 10 millones de dólares respectivamente. La escena fue presidida por el Fiscal General norteamericano, William Barr.

Luego de acusar legalmente de narcoterrorismo al Gobierno, EEUU anunció la militarización del mar Caribe en el marco de una operación antinarcóticos conducida por el Comando Sur. Nuevamente el anuncio fue con todas las cámaras, en medio ya de la crisis interna norteamericana desatada por su mal manejo ante la pandemia.
"EEUU quiere incrementar la presión, se inventa lo del narco-Estado, lanzan una operación naval en el Caribe, la gasolina es una consecuencia de ese ataque", explica Valdez.

El avance presentado como indetenible en un primer momento comenzó sin embargo dejar ver desacuerdos internos con el presidente Donald Trump, en particular desde el Departamento de Defensa, afectado en primera persona por casos de COVID-19 y contrario al despliegue en el contexto de la pandemia.

También se sucedieron artículos contrarios a la política de Trump en varios periódicos, como el New York Times o, más recientemente en el Post Gazzete, donde fue titulado de manera clara: "EEUU no necesita una guerra con Venezuela".
La narrativa bélica del Gobierno estadounidense tuvo un repliegue y agudizó las maniobras en los terrenos centrales: las operaciones de fuerza encubiertas, psicológicas, los intentos de generar quiebres internos, y la asfixia económica.

Los intentos de lograr el quiebre tuvieron como discurso público el denominado "marco de transición", donde EEUU reactualizó su propuesta que se centró en un casi único punto: la salida de Maduro del poder político para iniciar el proceso de transición. En ese discurso el acento fue puesto una y otra vez en la permanencia del mando militar en sus cargos.

En cuanto a la asfixia económica el plan se tradujo en apretar aún más el bloqueo para lograr un colapso que se traduzca en un quiebre por abajo, en la sociedad, y por arriba, en la dirección cívico-militar.
La búsqueda del colapso

El bloqueo norteamericano lleva años en Venezuela. Ha sido sostenido, escalonado, y en los últimos meses ha centrado uno de sus ataques en profundizar el cerco a PDVSA, la empresa petrolera venezolana. El objetivo es afectar su capacidad de producción de crudo, de exportación, de importación de insumos para la refinación, y de gasolina.
Tenemos una dependencia grande, y sin el apoyo de quiénes nos están atacando era imposible producir aquí, lo estamos viendo con el tema de la gasolina, tenemos petróleo, refinerías, pero nos hacen falta una serie de insumos que no producimos y necesitamos importar", explica Valdez.

Estados Unidos, según informó la agencia internacional Reuters, articuló una política para que Venezuela no pueda importar gasolina: "desde el tercer trimestre de 2019, funcionarios estadounidenses han instado a la mayoría de los proveedores de combustible de Venezuela a evitar enviarle gasolina".

Esa política se acrecentó para agudizar una escasez de gasolina que hasta el mes de marzo no había afectado a la capital venezolana. Valdez analiza como EEUU, desde su conocimiento de los mecanismos económicos venezolanos, despliega el bloqueo.
"Sabiendo todo eso estructuran este bloqueo, como la distribución de bienes y casi todo se maneja por carreteras, porque no tenemos sistema de red ferroviaria, entonces al no haber gasolina es una forma de asfixiarnos".

La última decisión anunciada por el gobierno norteamericano ocurrió el 21 de abril, con la prohibición de que las últimas grandes empresas norteamericanas en Venezuela, en particular Chevron, puedan extraer y comerciar petróleo en el país.

El objetivo es así afectar hasta los niveles más bajos los ingresos petroleros del país ya afectados por años de bloqueo y baja producción, en un contexto de desplome de los precios que lleva más de un mes y medio. Y, junto con eso, agudizar el desabastecimiento de gasolina para cortar los circuitos internos y presionar sobre la situación material de la población de cara a desatar protestas y saqueos.
Estrangular abajo

En las últimas semanas los precios aumentaron hasta más de 100 % en determinados rubros. Ante eso el gobierno anunció tres medidas centrales: un intento de regular 27 precios, la venta supervisada de productos de tres grandes empresas, en particular Empresas Polar, y la intervención por 180 días de un complejo oleaginoso.
"Venezuela es una economía oligopolizada y monopolizada, son muy poquitos los grandes importadores, porque no podemos hablar de verdaderos productores, que dominan toda la cadena de comercialización aguas abajo", explica Valdez.

"Esos poquitos cuando se han empeñado en asfixiarnos internamente en momentos que pudieron hacerlo lo han hecho, y este es un momento en el creo van a intentarlo". Por eso, uno de los temores que fue instalado por la oposición es que regrese el desabastecimiento, un trauma colectivo por el que pasó la sociedad entre el 2014 y el 2016/2017.

La respuesta de Polar consistió justamente en negar tener acuerdo con el Gobierno acerca de los precios y anunciar que la medida afectaría la distribución de la producción. Esa sola empresa "domina casi el 50 % del mercado de víveres venezolanos".

Ese temor social al desabastecimiento y la inflación es acompañado por operaciones psicológicas en redes sociales, con el objetivo, analiza Valdez, de "generar angustia, y que la angustia genere violencia, sobre todo en los jóvenes, de manera a buscar un estallido social en el país".

La combinación de aumento de precios y escasez de gasolina agudiza las dificultades sobre de los sectores populares, golpeados además por la parálisis de gran parte de la economía informal debido a la cuarentena, la disminución de las remesas, y salarios regulados en bolívares devaluados.
La estrategia norteamericana es así presionar por abajo para generar situaciones de crisis, asfixiar la macroeconomía, desplegar operaciones de fuerza encubiertas, convencer a dirigentes claves de la imposibilidad de una solución mientras esté Maduro, y ofrecer condiciones de negociación en la cual —prometen— no haya persecución generalizada en la dirigencia civil y militar.

Valdez señala que dentro de este cuadro adverso una fortaleza reside en "la relación con las economías emergentes, el bloque China-Rusia, incluyendo, por ejemplo, a Irán, a otros países que son asediados por EEUU y tienen nivel de desarrollo tecnológico y científico importante que pueden ayudarnos a fortalecernos".

Venezuela enfrenta así una nueva arremetida frontal norteamericana, luego de los repetidos errores de cálculo que no lograron dar por tierra al gobierno de Maduro. Esta vez los tiempos son complejos también para EEUU, marcados por la crisis de la pandemia, la economía y las próximas elecciones presidenciales.

jueves, 23 de abril de 2020

Desde el cerebro hasta los dedos de los pies: así puede extenderse y matar el coronavirus

Los científicos advierten que el covid-19 "puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo, con consecuencias devastadoras".

El covid-19 en una imagen tomada por un microscopio electrónico.NIAID-RML / www.globallookpress.com

Numerosos médicos y científicos coinciden en que el nuevo coronavirus no solo puede dañar los pulmones, sino también extenderse a varios otros órganos, incluso el corazón y los vasos sanguíneos, los riñones, el intestino y el cerebro, según un nuevo artículo publicado el pasado viernes en la revista Science, el cual describe cómo el covid-19 ataca las células del cuerpo humano.

"[La enfermedad] puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo, con consecuencias devastadoras", advirtió Harlan Krumholz, cardiólogo de la Universidad de Yale (EE.UU.), quien agrega que "su ferocidad es impresionante y humillante".
¿Cómo comienza la infección?
La infección se inicia cuando el SARS-CoV-2 ingresa a la nariz y la garganta de una persona que ha inhalado gotas expulsadas en el aire por otra persona contagiada del virus. 


Las células del revestimiento de la nariz son ricas en un receptor llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), al cual se une el covid-19 para ingresar a la célula. Una vez dentro, el virus secuestra la maquinaria de la célula, haciendo innumerables copias de sí mismo e invadiendo nuevas células.

A medida que el virus se multiplica, una persona infectada puede no presentar síntomas o por el contrario desarrollar fiebre, tos seca, dolor de garganta, pérdida de olfato y sabor, o dolores de cabeza y cuerpo. Si el sistema inmunitario no contrarresta el SARS-CoV-2 durante esta fase inicial, el virus baja por la tráquea para atacar los pulmones, donde puede volverse mortal. 

La batalla del cuerpo contra el virus interrumpe la saludable transferencia de oxígeno. Así, las células blancas de la sangre de primera línea liberan moléculas inflamatorias, llamadas quimiocinas, que a su vez convocan más células inmunes que atacan y matan a las células infectadas por virus, dejando por detrás líquido y células muertas.

Esta es la patología subyacente de la neumonía, con sus síntomas correspondientes: tos, fiebre y respiración rápida y superficial. Mientras que algunos pacientes consiguen recuperarse de ello con el apoyo del oxígeno inhalado a través de los orificios nasales, otros desarrollan el síndrome de dificultad respiratoria aguda y terminan requiriendo ventiladores pulmonares.

Algunos científicos sospechan que la gravedad de ciertos casos se debe a una reacción del sistema inmunitario, conocida como 'tormenta de citoquinas', que se produce cuando las células inmunes comienzan a atacar tejidos sanos. El caso es que el covid-19 parece poder atacar también otros órganos del cuerpo humano.


Ataque al corazón
Docenas de estudios señalan que el virus también ataca el corazón y los vasos sanguíneos, aunque todavía no está claro cómo lo hace. Una investigación mostró daños cardíacos en casi el 20 % de 416 pacientes con covid-19 en la ciudad china de Wuhan. Otra afirma que el 44 % de 36 pacientes ingresados en cuidados intensivos en Wuhan tenía arritmias.

Científicos descubren cómo el coronavirus se une a las células humanas para 'secuestrarlas' y producir más virus

Además, el virus parece extenderse también a la sangre. Entre 184 pacientes ingresados con covid-19 a cuidados intensivos en Países Bajos, el 38 % tenía sangre que coagulaba anormalmente, mientras que casi un tercio ya tenía coágulos, los cuales pueden separarse y llegar a los pulmones para bloquear arterias vitales, una condición conocida como embolia pulmonar. Los coágulos de las arterias también pueden alojarse en el cerebro y causar un derrame cerebral.

La infección también puede conducir a la constricción de los vasos sanguíneos. Hay informes sobre isquemia en los dedos de manos y pies, una reducción en el flujo sanguíneo que puede provocar hinchazón, dolor en los dedos y muerte de los tejidos.

Asimismo, es posible que en algunas etapas de la enfermedad el virus altere el equilibrio de las hormonas que ayudan a regular la presión arterial y constriña los vasos sanguíneos que van a los pulmones.
Ataque a los riñones
Según otro estudio, 27 % de entre 85 pacientes hospitalizados en Wuhan exprimentaron insuficiencia renal. Otra investigación encontró que el 59 % de casi 200 pacientes hospitalizados por covid-19 en las provincias chinas de Hubei y Sichuan tenían proteínas en la orina, y el 44 %, sangre en la orina. Ello sugiere daño renal. Las personas con lesión renal aguda tenían más de cinco veces más probabilidades de morir que aquellos diagnosticadon con el covid-19 que no sufrían de los riñones, concluyó esa misma investigación.

No obstante, la lesión renal también puede ser resultado de un daño colateral. El caso es que los ventiladores aumentan el riesgo de daño renal, al igual que los compuestos antivirales, incluido el remdesivir, que se está utilizando para tratar el covid-19. Las tormentas de citoquinas también pueden reducir drásticamente el flujo sanguíneo al riñón, causando daños a menudo fatales.



RT

Sanciones de EEUU contra Irán tumban su industria petrolífera


El casco de un operario estadounidense colocado sobre una tubería de traslado del crudo en las inmediaciones de un campo petrolífero en Texas.

Las ansias de EE.UU. por el control del mercado de crudo, usando una política de sanciones contra Irán, encaminan a sus empresas petrolíferas hacia la bancarrota.

​El fuerte desplome del precio del barril de crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI) para su entrega en mayo, que se situó el lunes por debajo de 37,63 dólares en los mercados de valores norteamericanos, produjo un estupor generalizado a nivel mundial, ya que esta caída sobrepasa el 305 % de su valor de cotización, lo que evidencia un contravalor insólito en toda su serie histórica.

Esta virulenta caída del precio del WIT a futuros significa que los vendedores de petróleo en EE.UU. estaban dispuestos a pagar a los compradores para que se hicieran cargo de los barriles producidos, ya que es posible que no cuenten con el espacio para almacenar los barriles de crudo.

Este derrumbe se ha producido en un mercado devastado por una demanda en caída libre y reservas estadounidenses casi saturadas por la crisis pandémica global, causada por el nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV-2, que está provocando graves estragos entre la población estadounidense.
Szaszdi: Impacto mundial de COVID-19 afecta al mercado del crudo
Para entender mejor las razones que han provocado el descalabro del precio del crudo en los mercados estadounidenses es necesario retroceder en el tiempo para detenerse y analizar los hitos marcados por Estados Unidos en su economía interna y las nuevas coordenadas que ha creado en los mercados mundiales de petróleo.

Uno de los factores que ha tumbado el precio del crudo estadounidense se puede observar en la persistente “guerra económica” de larga data de Washington contra Irán a través de una serie de asfixiantes y draconianas sanciones ilegales.


El crudo estadounidense WTI pierde más del 192 % y registra su menor nivel histórico debido al desplome de la demanda global provocado por la crisis de la COVID-19.


Pero yendo más allá, para empezar y de modo retrospectivo, vamos a analizar los acontecimientos en el mercado petrolero de las últimas siete décadas a nivel mundial, los que se pueden resumir en los siguientes períodos:

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1970, se pensó que los yacimientos petrolíferos contenían abundante crudo y su crecimiento podría producir la cantidad suficiente en proporción al crecimiento económico y los gigantes petroleros.

Desde 1970 hasta aproximadamente 2009, cambió la percepción y se creía que el petróleo era limitado y en declive, lo que podría provocar su escasez. Desde 2009, los expertos aseguran que el petróleo es abundante.

La venta de acciones de la compañía saudí Aramco, el mayor productor mundial de petróleo; las dos etapas de la disminución de los niveles de producción de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los ataques de las fuerzas yemeníes a las instalaciones de Aramco o los numerosos incidentes que tuvieron lugar en 2019, cada uno de ellos por sí solo podría haber provocado que el precio del petróleo se disparara espectacularmente en las últimas décadas, empero, esto no sucedió, según señalan los estudios estadísticos realizados en su momento.

Hasta ahora, el comportamiento del mercado energético ha demostrado a todos los analistas que es susceptible de sufrir algún altibajo sin menor importancia a causa de cualquier shock derivado de las crisis originadas a nivel regional o mundial.

Empero, estas variaciones se han ido intensificando desde 2009 a medida que Estados Unidos se ha esforzado por tomar el control del mercado global de petróleo, con miras a llevar a un buen puerto sus planes imperiales e hegemónicos previstos para muchas regiones del mundo.

En la consecución de sus planes y a sabiendas de que la industria petrolífera es la principal fuente de ingresos públicos en Irán, los estadounidenses han estado tramando un mecanismo durante años, para sacar al país persa del mercado de crudo global, que acompañase sus medidas punitivas extraterritoriales impuestas en diferentes épocas contra todos los sectores económicos e industriales iraníes, incluidos los compradores de crudo, en busca de presionar y estrangular la economía de Irán.


Irán no negociará con un criminal terrorista, como lo es Trump, su programa nuclear, por mucho que este venga a rogarle o imponer sanciones ilegales.

Para suplir esa eventual falta del petróleo iraní en los mercados, Washington pensaba remplazarlo gradualmente con su petróleo extraído por fracturación hidráulica, una producción que resulta muy costosa y solo rentable si el precio del crudo es alto.

Esta jugada estratégica de la Casa Blanca ni siquiera gustó a Arabia Saudí, aliado regional de EE.UU. en Asia Occidental, ya que la entrada de Estados Unidos en el mercado indujo una fase de abundancia en los mercados globales, provocando la caída de los precios del oro negro.
Informe: Arabia Saudí pagará el coste político de guerra petrolera
Con el objetivo de compensar la abrupta baja del precio del crudo, la OPEP creo su filial OPEP Plus a fin de reducir la producción, pero resultó que los estadounidenses, cuya codicia no tiene límites, querían tener una mayor participación en el mercado, por lo que Arabia Saudí y Rusia vieron que, independientemente de la reducción en la producción, su cuota en el mercado se estaba mermando a favor de la estadounidense.
OPEP plus pacta bajar producción de crudo para fortalecer precios
Esta coyuntura siguió su curso con sus correspondientes desavenencias y salidas de tono de las tres partes (Washington, Riad y Moscú), hasta que el presidente de EE.UU., Donald Trump, dio un paso más allá para satisfacer su deseo de tomar el control total de la industria petrolera global.
Continúa la guerra de petróleo entre Arabia Saudí y Rusia
Para ello, Trump eliminó muchos obstáculos en la producción del petróleo de esquisto en su país, incluso autorizó que las compañías que realizan esta forma de extracción de crudo vertieran sus residuos en pozos profundos. En aquel entonces, el petróleo de esquisto bituminoso todavía oscilaba entre 20 a 30 dólares por barril.

La extracción de la materia orgánica contenida dentro de la roca de esquisto para refinarla con objetivo de transformarla en petróleo sintético es una tarea muy costosa que, como ya se ha dicho antes, es un proceso rentable si el barril de este tipo de petróleo se puede introducir en los mercados con un valor no inferior a los 20 dólares.

Esta condición, de hecho, es el talón de Aquiles de la industria petrolífera de Estados Unidos, puesto que si la cotización del crudo experimenta una caída por debajo del precio mencionado, las compañías de esquisto —que en su mayoría son pequeñas y medianas, por tanto, muy frágiles— enfrentarían, en el mejor de los casos, graves pérdidas económicas y, en el peor, llegarían a declararse en bancarrota ante las instituciones financieras y gubernamentales.


El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, ve “en bancarrota” todas las políticas de Estados Unidos para presionar al pueblo persa y hacerse con sus recursos.

Entre estos conglomerados financieros se encuentran GP Morgan Chase & Co., Wells Fargo & Co., Bank of America Corp. y Citigroup Bank, los cuales están trabajando para establecer compañías independientes que tomen el control de los activos de las empresas de petróleo y gas arruinadas e insolventes.

Las compañías estadounidenses de petróleo de esquisto que dependen en gran medida de los préstamos, ahora que la demanda del crudo se ha desplomado y los precios están por los suelos también, ven muy reducidas sus posibilidades de supervivencia en un mercado tan competitivo.

La situación pinta muy negra para estas empresas estadounidenses que ni siquiera el reciente acuerdo entre los productores la OPEP Plus, para reducir significativamente la producción del crudo, las podrá salvar de caer en insolvencia y la consecuente entrada en el proceso de licitación de los acreedores.

Los bancos estadounidenses fueron cautelosos al otorgar préstamos a la industria del petróleo de esquisto unos meses antes de que la situación empeorara. El reembolso de más de 200 mil millones de dólares en deuda que las compañías petroleras de esquisto han asegurado con sus activos ahora está más allá de sus posibilidades y ya muchas de estas empresas están al borde de la bancarrota.

Ahora bien, la razón principal de la cifra negativa en la cotización del precio del petróleo de EE.UU. se enfoca en que todas las reservas del crudo, incluso las que recorrían las tuberías de transporte, alcanzaron su capacidad máxima y no había ya suficiente espacio para el almacenamiento, mientras que detener la extracción de petróleo no era una tarea fácil, además de implicar más costos a esta manera de obtener crudo que de por sí ya es cara.

El hecho es que, de alrededor de 770 grandes buques petroleros en el mundo, 170 están siendo utilizados como tanques de reservas en alta mar, por los corredores del mercado petrolero, para ser vendidos en el momento adecuado, mientras que otros petroleros se encuentran en su capacidad máxima. Sin embargo, China es el único país que parece tener reservas vacías.

Por su parte, Arabia Saudí ha enviado 20 grandes petroleros con capacidad de 40 millones de barriles a Estados Unidos durante este mes de abril, superando en siete veces la cifra mensual en condiciones normales, y se prevé que la carga saudí llegará al Golfo de México el próximo mes mayo para descargar y rellenar al resto de las reservas de petróleo de EE.UU., provocando así el cierre inmediato los pozos petroleros de Texas y Dakota del Norte.

Ante este panorama, parece que la industria petrolera de Estados Unidos estaría en las postrimerías de sus actividades, de continuar esta tendencia y teniendo en cuenta que el poderío de Washington ya no es el mismo que antes, puesto que ni siquiera puede crear alianzas, como el intento de los productores de petróleo norteamericanos para hacer lobby con los saudíes a fin de salvarse.