miércoles, 12 de noviembre de 2025

Los seis puntos que convierten a este país en el 'hub' favorito del narco global

Además de su posición geográfica y la dolarización, hay otros aspectos que han llevado a esta nación a convertirse en el "corazón de la cadena global del suministro de narcóticos".
Trabajadores cargan drogas incautadas para ser quemadas en Cayambe, Ecuador, 21 de abril de 2022Dolores Ochoa / AP

Ecuador, hace apenas unos pocos años era considerado como uno de los países más seguros de América Latina, pero actualmente atraviesa una de sus peores crisis de violencia, con cifras récord de homicidios, crímenes que además se vinculan a una intensa actividad de las mafias del narcotráfico.

En 2017, el último año de Rafael Correa como presidente, la nación andina tenía una tasa de 6 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con una base de datos del Banco Mundial (BM). Ese año, según información del Ministerio del Interior, se registraron 970 de estos crímenes.

Pero las cifras se han disparado y 2023 se convirtió en el año más violento, con 8.248 homicidios intencionales, según los datos de la misma entidad; y aunque en 2024 el número disminuyó a 7.063, 2025 no es alentador, pues hasta ahora se contabilizan 6.797 casos.

Según el International Crisis Group (ICG), el país suramericano se convirtió en el "corazón de la cadena global del suministro de narcóticos". En su informe: '¿Un paraíso perdido? La lucha de Ecuador contra el crimen organizado', publicado este miércoles, señalan que el enfoque de mano dura del presidente, Daniel Noboa, redujo las tasas de homicidios al principio, pero la violencia se ha disparado nuevamente y el crimen continúa sin cesar.

Militares ecuatorianos patrullan y requisan en Guayaquil, 6 de febrero de 2024John Moore / Gettyimages.ru

En el documento enumeran al menos seis puntos que favorecieron la transformación del país en una plataforma de exportación de drogas, principalmente a los mercados de EE.UU. y Europa.

1. Posición geográfica y puertos

Ecuador está ubicado entre Colombia y Perú, dos de los mayores productores mundiales de coca, la materia prima para la producción de cocaína, detalla el informe. Además, el país cuenta con concurridos puertos marítimos, una extensa red de carreteras y "débiles controles fronterizos" que facilitan el transporte de drogas.

Entre otros, el país tiene el puerto de Guayaquil, el sexto más grande de la región por volumen de carga, que "es una importante puerta de salida para las exportaciones de cocaína".

"Los traficantes ocultan cocaína en contenedores utilizando diversos métodos: en el punto de origen, a través de empresas fachada que se hacen pasar por exportadoras; en plantaciones bananeras donde la fruta se empaca directamente en contenedores; en los puertos con ayuda de empleados corruptos; e incluso en altamar", se agrega en el documento.

2. Dolarización

Aunque la intervención de estos grupos narcotraficantes en Ecuador se ha intensificado en los últimos años, el ICG considera que tras la dolarización de la economía ecuatoriana en 2000, "el país ya se había convertido en un imán para los grupos criminales que buscaban blanquear sus ganancias ilícitas y realizar grandes transacciones en efectivo".

Imagen ilustrativaGettyimages.ru

3. Cambios en el narcotráfico

El ICG habla de "un mercado de las drogas en transformación". En ese sentido, señala que, en las últimas décadas, el narcotráfico en América Latina ha dejado de estar en manos de un conjunto de carteles jerárquicos y todopoderosos que "controlaban la totalidad de la cadena de suministro" a una "red descentralizada" de grupos que operan de forma independiente. Entonces, ahora se tienen "financieros, traficantes internacionales, operadores nacionales y bandas locales" que conforman la estructura.

En esa cadena, Ecuador emergió como un nodo crucial, donde los grupos criminales locales "se vieron rápidamente absorbidos por una red transnacional". Actuando como subcontratistas de narcotraficantes internacionales, "gestionan la logística, protegen los cargamentos de droga y ejercen control territorial".

4. Alianzas internacionales

Lo anterior lleva al siguiente punto, las alianzas de organizaciones criminales locales con otros grupos del narcotráfico transnacional para llevar a cabo las operaciones. En ese sentido, se señala que los grupos más destacados de Ecuador, que son Los Choneros y Los Lobos, "han forjado lazos directos con narcotraficantes mexicanos", como con el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Policías junto a un alijo de cocaína en Madrid, España, 12 de diciembre de 2023Paul White / AP

Además, las mafias balcánicas, en particular los grupos de Albania, "también son contratistas destacados". Según el ICG, estas han estado activas en el país suramericano desde la década de 1990, aunque con "un perfil más bajo que sus contrapartes mexicanas", y "han establecido vínculos directos con proveedores colombianos de cocaína y supervisan el transporte de la droga desde Colombia hasta Ecuador, donde utilizan su influencia en el puerto de Guayaquil para gestionar las exportaciones a Europa".

5. Desmovilización de las FARC

Otro de los aspectos que aborda el ICG es la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), acción que se llevó a cabo tras el histórico Acuerdo de Paz alcanzado entre el gobierno colombiano y esa agrupación en 2016.

Después de ese acontecimiento, "se interrumpieron las rutas tradicionales de narcotráfico desde Colombia, el principal productor mundial de cocaína. Esta reconfiguración puso a Ecuador en el centro de la cadena de suministro de narcóticos", dice el informe.

Imagen ilustrativaFuerzas Armadas del Ecuador

En este aspecto, también se menciona que Comandos de la Frontera, un grupo criminal nacido de la fusión entre disidentes de las antiguas FARC y paramilitares de extrema derecha, que es originario del departamento de Putumayo (al sur de Colombia), tiene una presencia creciente en ambos lados de la frontera y trabaja principal mente con Los Lobos.

6. Corrupción institucional

"El crimen organizado se ha infiltrado en las instituciones del Estado ecuatoriano con el fin de obtener protección, impunidad y beneficios económicos", dice el ICG.


En ese sentido, explican que los grupos criminales recurren a "la extorsión y la intimidación" para cooptar a funcionarios en todo el sector público, incluidos los sistemas judicial y penitenciario, los puertos, y las fuerzas de seguridad, así como muchos gobiernos locales.

Para el ICG, Ecuador "no estaba preparado para enfrentar la ola de violencia que se extendió por todo el país", señalando que bajo la presidencia de Lenín Moreno (2017-2021) se llevó a cabo el desmantelamiento de instituciones clave, incluidos el Ministerio de Coordinación de Seguridad y el Ministerio de Justicia. "Estos recortes debilitaron las instituciones de seguridad del Estado y la gestión del sistema penitenciario, dejando a los centros penitenciarios vulnerables al control criminal. En palabras de un exmilitar, 'Ahí comienza el desmadre de la seguridad'", se cita en el informe.
La actuación de Noboa

En su documento, el ICG menciona que Noboa, quien asumió el poder en 2023 y fue reelegido para un período completo en 2025, adoptó una estrategia de "mano dura" contra la delincuencia.

Aunque reconoce que después de que en enero de 2024 declaró oficialmente un conflicto armado interno en Ecuador, designando a 22 grupos criminales como organizaciones terroristas y desplegando a los militares para enfrentarlos, "la tasa de homicidios cayó un 17 %" durante el resto del año; sin embargo, "en la primera mitad de 2025 se produjo una ola de violencia sin precedentes en el país".



lunes, 10 de noviembre de 2025

Trump: "El mundo es EE.UU."

"Es fácil decir: 'No te preocupes por el mundo', pero el mundo está resultando ser nuestro mayor cliente", afirmó el presidente estadounidense.
El presidente de EE.UU., Donald TrumpAndrew Harnik / Gettyimages.ru

El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró que "el mundo es Estados Unidos".

El mandatario hizo esta declaración al comentar los aranceles que impuso contra varios países. "China está pagando aranceles a Estados Unidos, no Estados Unidos a China, que es como siempre ha sido. Nadie puede creer en estos acuerdos", dijo.

"Pero cuando alguien dice que 'está dedicando tiempo al mundo', bueno, el mundo es Estados Unidos. […] El mundo nos estaba estafando antes de que yo llegara aquí", afirmó el mandatario a continuación.

"El mundo estaba en llamas"


El inquilino de la Casa Blanca señaló que "Europa estaba recibiendo aranceles masivos" y le enviaba a EE.UU. entre 9 y 10 millones de coches al año, mientras que EE.UU. no le suministraba autos. Una situación similar se observaba en el ámbito de la agricultura. "Fue muy injusto. Ahora tenemos un acuerdo por el que 950.000 millones de dólares entran en Estados Unidos gracias a mí y a los aranceles", precisó.

De acuerdo con sus palabras, si no tomara tales acciones, EE.UU. pasaría por un mal momento.

"Es fácil decir: 'No te preocupes por el mundo', pero el mundo está resultando ser nuestro mayor cliente. El mundo está... el mundo estaba en llamas. Y podríamos haber acabado en ese fuego muy fácilmente si no hubiéramos tenido un presidente que sabía lo que hacía", subrayó.



La 'billetera' de Zelenski huye de Kiev: sospechas del FBI, corrupción y el rol de Timur Míndich en la cúpula política

El magnate, uno de los aliados más cercanos de Vladímir Zelenski, abandonó el país horas antes de que su domicilio fuera registrado por una agencia anticorrupción.
NABU

El empresario ucraniano Timur Míndich, apodado 'la billetera' de Vladímir Zelenski, ha huido de Ucrania en la madrugada de este lunes, horas antes de que la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) registrara su domicilio, según fuentes de Ukraínskaya Pravda.

La NABU informó también este lunes que, junto con la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAP), realizó "una operación a gran escala para exponer la corrupción en el campo de la energía". "15 meses de trabajo y 1.000 horas de grabaciones de audio. Se han documentado las actividades de una organización criminal de alto nivel", reza un comunicado del organismo, agregando que los participantes en el esquema delictivo trataron de "influir en las empresas estratégicas del sector público", incluida la compañía estatal de energía atómica Energoatom.

Así, medios locales reportaron que la NABU realizó este lunes registros en la casa del exministro de Energía; el actual ministro de Justicia, Guerman Galuschenko, y en la oficina de la compañía Energoatom.

Creada en 2015 a petición de los socios occidentales de Ucrania y del Fondo Monetario Internacional, la NABU se convirtió en un aparente estorbo para el líder del régimen de Kiev, quien en julio de este año intentó desmantelar junto a otra institución, la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAP).

La medida coincidió con el inicio de investigaciones contra aliados cercanos de Zelenski y provocó multitudinarias protestas en el país y preocupación en Occidente, lo que hizo que finalmente ambos organismos fueran restaurados.
¿Quién es Míndich?

Copropietario del estudio de comedia Kvartal 95, cofundado por Zelenski antes de entrar en la vida política, Míndich nunca llegó a ocupar ningún cargo en el Gobierno, pero sí logró consolidarse como una persona cercana al líder del régimen de Kiev, para quien incluso organizó una fiesta de cumpleaños en su propio apartamento en 2021.

Fuentes del citado periódico indican que el magnate se hizo presente en la esfera de la defensa, específicamente en la industria de producción de drones, y en el sector energético, dos de los pocos rubros en los que actualmente se gana mucho dinero en el país.


Así, se reportaron sus supuestos lazos con Fire Point, especializada en la fabricación de drones de largo alcance. En 2024, esta empresa ucraniana empezó a recibir contratos multimillonarios para proveer al régimen de Kiev de dichos aparatos.

Si bien no queda claro si Míndich ejercía control alguno en la compañía —desde la que aseguran que su influencia era "nula" y que no fue copropietario, pues su solicitud para entrar en la lista de accionistas fue rechazada—, los rumores aparentemente dieron lugar a una investigación.
Sospechas de corrupción

A finales de agosto de este año, la prensa local reportó que la Oficina Nacional Anticorrupción comenzó a investigar las transacciones financieras de Fire Point por sospechas de especulación de precios en los drones o sus componentes. Fuentes de Kyiv Independent señalaron que la NABU indagó si Míndich recibía ganancias de la empresa como posible propietario anónimo.

Tanto la NABU como la SAP se fijaron en Míndich ya en julio, preparándose para emprender acciones legales en su contra, comentaron fuentes de Ukraínskaya Pravda. De acuerdo con la información reportada —no confirmada ni refutada públicamente— la NABU estaba escuchando el domicilio de Míndich desde julio. El mismo mes, Zelenski emprendió la persecución contra la agencia.

También hubo reportes de que el empresario supervisaba compañías implicadas en multimillonarios desvíos de fondos destinados a la construcción de fortificaciones.


Medios locales recogen que, según la investigación, los contratistas de Energoatom se vieron obligados a pagar entre el 10 % y el 15 % de comisiones ilegales sobre el valor de los contratos bajo amenaza de bloqueo de pagos y pérdida de la condición de proveedor. Se sospecha que Míndich, entre otros individuos implicados, controló las decisiones en materia de personal, los procesos de adquisición y el movimiento de los flujos financieros.

Se reporta que una oficina ubicada en Kiev se ocupó del proceso de la legalización del dinero robado en el ámbito de la energía. La NABU estima que unos 100 millones de dólares fueron legalizados a través de esta oficina, donde también se llevaba a cabo la contabilidad de los fondos recibidos, se realizaba una contabilidad paralela y oculta y se organizaba el blanqueo de dinero a través de una red de empresas.

Además, hace varios meses, Ukraínskaya Pravda recibió la información de que Míndich podría convertirse en objeto de una investigación del FBI relacionada con el lavado de dinero. Las autoridades estadounidenses supuestamente están investigando una empresa 'offshore' de las Islas Vírgenes Británicas, una empresa registrada en Reino Unido y una persona apodada 'Sugarman'.

El diputado ucraniano Yaroslav Zhelezniak mencionó en sus propias investigaciones un apellido similar, indicando que el empresario Mijaíl Zukerman y empresas vinculadas con él figuraban en una planta química portuaria de Odesa que protagonizó un escándalo de corrupción. Según Zhelezniak, el control informal sobre dicha planta podría haber pasado a Míndich.

En abril de 2023, la NABU incluyó en su lista de busca y captura a los acusados de apropiarse de millones de dólares pertenecientes a la fábrica entre 2019 y 2021.
Consecuencias para Zelenski

Los reportes sobre la preparación de un caso penal en contra de Míndich por parte de los organismos anticorrupción ucranianos supusieron un golpe para Zelenski, siendo el magnate uno de sus socios y aliados más cercanos.

Las informaciones de que en el apartamento de Míndich había dispositivos de escucha y los encargados de las pesquisas disponen de grabaciones en las que también se escucha al líder del régimen de Kiev pintan un futuro inquietante para él, apuntan medios locales.


No en vano, Míndich se ganó el apodo de la 'billetera' de Zelenski, siendo acusado por opositores de haber sido el principal conducto por el que fluía el dinero en el marco de los esquemas de corrupción que se habrían originado en la cúpula política ucraniana.

El hecho de que Zelenski emprendió en verano toda una ofensiva contra las agencias anticorrupción ucranianas, intentando poner fin a la independencia de la Oficina Nacional Anticorrupción y la Fiscalía Especial Anticorrupción, no hizo más que suscitar sospechas de que el paso estuvo dirigido a encubrir a sus allegados investigados por dichos organismos.

Para saber más sobre la NABU, la agencia anticorrupción que se convirtió en blanco de Zelenski, lea nuestro artículo



Sudán: El campo de batalla oculto del Imperio por el oro, puertos, poder y dominación


Lo que sucede en Sudán no es una guerra civil, sino un campo de batalla global donde potencias extranjeras compiten por el control de recursos, puertos y poder.

Por: Zainab Zakariyah *

En 2007, el general Wesley Clark, excomandante supremo aliado de la OTAN, reveló que poco después de los atentados del 11 de septiembre, se le mostró un memorando secreto del Pentágono que detallaba un plan para “eliminar siete países en cinco años”: Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán.

Casi dos décadas después, esa estrategia en las sombras aún resuena. Y es a través de esta lente que debemos ver la tragedia de Sudán.

Lo que ocurre en Sudán no es una guerra civil. Es una lucha por el poder global disfrazada de conflicto interno, un campo de batalla de proxy donde imperios, viejos y nuevos, luchan por tierras, recursos y rutas.

Como siempre, son los africanos comunes quienes pagan el precio de la ambición imperial. Sudán no se desgarra por casualidad; ha sido elegido, una vez más, como un peón en la larga guerra por el control: control del oro, los puertos, las tierras agrícolas y los corredores comerciales que conectan África con el mundo.

Bajo el humo y la sangre yace un guion familiar: potencias extranjeras librando sus rivalidades en suelo africano, mientras Sudán sangra por el imperio de otro.

El plano colonial: ¿cómo el Reino Unido dividió una nación?
Para entender la crisis actual de Sudán, debemos retroceder a su plano colonial.

Cuando el Reino Unido gobernaba Sudán, dividió al país en dos partes. El norte se gobernaba indirectamente a través de Egipto, promoviendo el árabe como lengua y el islam como religión dominante, mientras que el sur era gobernado directamente por oficiales británicos que prohibían el árabe, promovían el cristianismo y la educación occidental, y restringían fuertemente el movimiento entre ambas regiones.

Esta clásica política británica de “divide y vencerás” creó dos naciones dentro de una. Un norte árabe y musulmán y un sur cristiano y africano, divididos por la cultura, la fe e incluso el tono de piel.

El legado fue devastador y duradero. La gente aprendió a verse no como sudaneses, sino como tribus, sectas o grupos étnicos. Tu acento, la textura de tu cabello o tu nombre se convirtieron en factores divisivos, no en un signo de una nación multiétnica.

Estas fracturas perduraron mucho después de la independencia en 1956, con el país sumido inmediatamente en varias décadas de guerra civil. Hasta que finalmente, en 2011, Sudán del Sur se convirtió en el quincuagésimo cuarto país africano.

Respaldado por intereses occidentales y estadounidenses, el joven país africano se llevó consigo el principal activo de Sudán: el petróleo. Demostrando una vez más que Occidente nunca apoya la liberación, sino que fomenta la partición. Un diseño imperial centenario había logrado mantener a Sudán débil, dividido y fácil de explotar.

Y una continuación del plan de EE.UU. de destruir 7 países de mayoría musulmana en defensa de Israel y su plan expansionista.



De la caída de Al-Bashir a la revolución secuestrada
Durante treinta años, Omar al-Bashir gobernó Sudán con represión y astucia. Jugó a todos los lados, cortejando a Occidente cuando necesitaba ayuda, recurriendo a China cuando era sancionado, y confiando en aliados del Golfo para financiar sus guerras.

Pero para 2019, su utilidad se agotó. La ira popular estalló y las protestas se extendieron por todo el país. El movimiento popular exigía justicia, empleo y un gobierno civil. Sin embargo, como suele ocurrir, la revolución fue secuestrada.

Cuando Al-Bashir cayó, el poder no pasó a los civiles. Pasó a los generales militares y a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar nacido de las notorias milicias Janjaweed que aterrorizaban Darfur.

La toma militar fue aclamada en el extranjero como “estabilidad”, pero no era más que un reajuste para preservar el acceso extranjero, los activos y la influencia. La revolución de Sudán, como tantas otras en África y Asia Occidental, fue coloreada, redirigida y diseñada para asegurarse de que ningún movimiento verdaderamente independiente y de base pudiera prosperar.

FAR: De la máquina de matar Janjaweed a mercenarios globales
El ascenso de la FAR es una de las historias más reveladoras en la historia moderna de Sudán. Originalmente una milicia tribal utilizada para sofocar la disidencia en Darfur, el grupo fue formalizado por Al-Bashir como parte de la maquinaria de seguridad del estado, aunque siempre se mantuvo separado del ejército regular.

Luego vino Yemen. Bajo el mando de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), la FAR fue desplegada para luchar en la guerra contra el movimiento de Resistencia Ansarolá y la nación yemení.

Allí, adquirieron experiencia en combate, armas, dinero e influencia, convirtiéndose en una fuerza mercenaria profesional. Cuando estalló la guerra entre la FAR y el ejército de Sudán en 2023, no fue sorprendente que la FAR apareciera inusualmente bien financiada y bien equipada.

Funcionarios sudaneses acusaron a los EAU de financiar y armar al grupo. El embajador de Sudán ante las Naciones Unidas declaró públicamente que “la agresión de la FAR es apoyada directamente con armas y fondos de los Emiratos”.

El Ministerio de Defensa de Sudán fue más allá, describiendo a los EAU como un “estado agresor” empeñado en desmantelar la soberanía de Sudán mediante la guerra por poder. Investigadores independientes de la ONU también han confirmado “indicaciones creíbles” de transferencias de armas que llegan a la FAR a través de redes vinculadas a los EAU.

Otra información de fuentes abiertas muestra un alto flujo de aviones de carga militares de los EAU aterrizando en Libia. Esta evidencia sugiere que la fuerza de la FAR no es autogenerada, sino importada, financiada y alimentada desde el extranjero.

Oro de sangre: la economía oculta de la guerra
Aunque Sudán perdió el acceso a sus ingresos generados por el petróleo cuando se creó Sudán del Sur, el país sigue siendo rico en otros recursos, uno de los cuales es el oro.

Y eso añade un factor extra al campo de batalla en que el país se ha convertido. Ese oro es tanto un tesoro como una maldición. Sudán posee algunos de los depósitos más ricos de África, otra rica nación africana con una población empobrecida.

La razón es sencilla: el oro se va, pero las ganancias nunca regresan. Según un informe reciente de Chatham House, casi el 97 por ciento de las exportaciones oficiales de oro de Sudán van a los EAU.

Otras investigaciones muestran que más del 80 por ciento de la producción total de oro de Sudán es contrabandeada desde minas ilegales, que cada vez más están bajo el control de la FAR a través de Chad, Sudán del Sur o Egipto antes de aterrizar en Dubái. Este oro financia a la FAR, enriquece a los intermediarios y respalda economías extranjeras.

Un informe de la ONU sobre el oro de conflicto confirmó que gran parte del oro extraído en Darfur termina en los mercados de Dubái, lavado de sus orígenes violentos. Los EAU, un país sin minas de oro propias, se ha convertido en uno de los mayores exportadores de oro del mundo.

La contradicción es asombrosa: Sudán sangra su riqueza mientras Dubái la banca. Por eso muchos sudaneses y observadores independientes afirman que el oro, no la ideología, alimenta esta guerra. Cada envío de metal no rastreable significa más armas, más poder para las milicias y más razones para que los patrocinadores extranjeros mantengan el conflicto vivo.



Puertos, rutas y el nuevo gran juego
Pero quizás más allá de sus minerales, la geografía de Sudán lo convierte en el corazón de una competencia global. Se encuentra en el punto de convergencia del Sahel, el mar Rojo y el Cuerno de África, un cruce vital para el comercio y la energía. Quien controla Sudán, controla el acceso al mar Rojo y las rutas que enlazan África con Asia y Europa.

Las potencias globales lo entienden. China ve la costa de Sudán como un nodo potencial en su Iniciativa de la Franja y la Ruta, una ruta que podría conectar África Oriental con el comercio global sin intermediarios occidentales. Rusia busca una base naval en Puerto Sudán para anclar su creciente influencia en África.

Mientras tanto, los EAU y sus socios occidentales compiten por asegurar el control de los mismos puertos e islas. Algunos de los puertos e islas bajo la red de puertos en expansión de Abu Dabi son Perim, Socotra y otros a lo largo del corredor del mar Rojo.

Los oficiales militares sudaneses han responsabilizado a los Emiratos por usar la FAR para desestabilizar el país y apoderarse de su costa.

A principios de este año, un portavoz sudanés advirtió: “La agresión apoyada por los Emiratos y sus milicias no decidirá nuestro futuro”. Tal vez tenga razón, pero ¿cuántas almas inocentes deben morir antes de entonces?

La batalla por los puertos de Sudán es la versión del siglo XXI de la “Carrera por África”, esta vez librada con contratos, mercenarios y drones en lugar de cañoneras.

La línea de falla multipolar
La ubicación geográfica de Sudán, en el punto donde las potencias globales chocan y se deciden los futuros, lo ha convertido en un objetivo.

Un Sudán estable podría convertirse en la bisagra de un mundo multipolar fuera del control occidental. Esa posibilidad aterroriza a las viejas potencias.

Un Sudán fuerte e independiente debilitaría los centros comerciales del Golfo Pérsico, como Jebel Ali y Yida, amenazaría la influencia occidental sobre los sistemas de deuda de África y ofrecería una alternativa a la red del petrodólar.

Destruir Sudán mata varios pájaros de un solo tiro, impidiendo que África escriba su propio destino. Omar al-Bashir intentó en su momento equilibrar esas presiones. Rompió relaciones con Irán y apoyó la guerra en Yemen para apaciguar a sus patrocinadores del Golfo Pérsico.

A cambio, le prometieron riqueza y estabilidad. En cambio, fue derrocado, se formó un gobierno de transición militar y Estados Unidos exigió la normalización con el régimen israelí a cambio de aliviar las sanciones. Su caída demostró que, a los ojos del imperio, el cumplimiento no garantiza nada, solo dependencia.

La guerra como negocio y distracción
Toda guerra es una economía. La guerra impuesta a Sudán no es diferente. Las armas, la logística, los minerales y la reconstrucción son fuentes de ganancias para aquellos que mantienen el fuego encendido.

Las redes que financian la FAR se superponen con aquellas que se benefician de las guerras en Libia, Yemen e incluso Gaza. Las mismas empresas que venden armas también compran oro. Los mismos bancos que congelan los activos sudaneses facilitan transferencias para acuerdos de armas extranjeras. Los mismos países que dicen que África no puede gobernarse a sí misma, desvían miles de millones del continente cada año.

Mientras las cámaras del mundo se enfocan en el genocidio israelí en Gaza o en la guerra en Ucrania, el sufrimiento de Sudán se convierte en un espectáculo secundario. El hecho de que los muertos sean africanos y musulmanes añade una capa adicional a la invisibilidad del genocidio en Sudán, al igual que el de la República Democrática del Congo o la República Centroafricana.

La destrucción de Sudán sirve tanto como beneficio como distracción. Drena el potencial africano mientras protege los intereses de aquellos que ganan con el caos. Un Sudán inestable asegura que no haya unidad regional, ni comercio independiente, ni desafío al orden global, y especialmente, garantiza protección para Israel. Asegura que África siga siendo un mercado, no un jugador.



El precio del Imperio
La crisis de Sudán no es un fracaso de su gente, sino el producto de un sistema global basado en la explotación.

Los británicos trazaron sus divisiones. La Guerra Fría las profundizó. El Imperio moderno, vestido con trajes de negocios y acuerdos comerciales, las mantiene. El genocidio llevado a cabo por la FAR, respaldado por los Emiratos Árabes Unidos, es el síntoma de una enfermedad en la que los recursos se extraen de los pobres para enriquecer a los poderosos.

El oro de Sudán llena los cofres extranjeros, sus puertos son subastados, sus granjas arrendadas a forasteros, y su gente dispersa por el hambre y la guerra.

Una reciente declaración de Unicef afirma que la crisis humanitaria en Sudán sigue escalando, con millones de personas en necesidad desesperada de ayuda. La guerra ha desplazado a más de 11 millones de personas, mientras empuja a millones más a una vulnerabilidad extrema.

Y así, el viejo proverbio africano cobra vida una vez más: Cuando dos elefantes pelean, es la hierba la que sufre. En Sudán, la hierba es una nación de millones que han sido arrancados de su tierra, hambrientos y silenciados, mientras los imperios, viejos y nuevos, pisan el suelo en busca de poder.

Esto no es una guerra civil. Es una guerra de imperios. Y Sudán es su campo de batalla.

* Zainab Zakariyah es una escritora y periodista radicada en Teherán, originaria de Nigeria.

Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.

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domingo, 9 de noviembre de 2025

Maduro a la cumbre Celac-UE sobre el despliegue de EE.UU. en el Caribe: "No caben medias tintas"

El presidente venezolano advirtió contra el "resurgimiento" de la Doctrina Monroe.

Ariana Cubillos / AP

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió este domingo contra el "resurgimiento" de la Doctrina Monroe, con la que Estados Unidos busca forzar "'cambios de regímenes'" en países de América Latina para hacerse con sus "inmensas riquezas y recursos naturales".

En un mensaje dirigido a los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con motivo de la IV Cumbre entre el organismo y la Unión Europea (UE), que se celebra en la ciudad colombiana de Santa Marta, el mandatario venezolano rechaza el despliegue militar estadounidense en el mar Caribe realizado bajo el pretexto de "'la seguridad'" y "'la lucha contra el crimen'" y que conlleva "ejecuciones", violando "el derecho internacional" y "atropellando la vida humana".

El amplio despliegue de EE.UU. incluye "portaaviones de última generación, destructores misilisticos y submarinos nucleares", enumeró.

"Frente a un despliegue de fuerza de tal magnitud no caben medias tintas", aseveró el presidente, alertando que "la soberanía de los Estados y la libre autodeterminación de los pueblos" están actualmente "en juego". En este sentido, subrayó que Caracas "no acepta ni aceptará tutelaje alguno".


"No aceptamos que bajo eufemismos como 'la seguridad' o 'la lucha contra el narcotráfico', se pretenda imponer la vieja Doctrina Monroe que busca convertir a nuestra América en escenario de invasiones y golpes de 'cambio de régimen' para robarse nuestras inmensas riquezas y recursos naturales", enfatizó.

Ante este escenario, el país latinoamericano se acoge a "la Doctrina Bolivariana en defensa de la independencia, la unión y la emancipación de nuestros pueblos", expresó.

En esta línea, el dirigente venezolano lanzó un llamado a los líderes de la región latinoamericana a "sumar nuestras fuerzas como países y en una sola voz exigir el cese inmediato de los ataques y amenazas militares contra nuestros pueblos".

"Proclamemos la defensa incondicional de nuestra América como zona de paz, rechacemos de manera categórica cualquier militarización en el Caribe, exijamos la investigación independiente de las ejecuciones denunciadas por los mecanismos de derechos humanos de la ONU y establezcamos mecanismos regionales de cooperación humanitaria y defensa colectiva que garanticen la protección de nuestras aguas, nuestras costas y nuestras comunidades", exhortó.

Llamado al "diálogo igualitario"

Asimismo, Maduro reiteró su "condena" al "criminal e inhumano bloqueo" impuesto por Washington a Cuba, que "viola flagrantemente el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas", al tiempo que expresó su "rechazo" a la inclusión de la isla caribeña en "una espuria lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo".


En este contexto, exigió el levantamiento "inmediato" de todas las medidas coercitivas "unilaterales" que pesan sobre "nuestros pueblos", incluidas aquellas impuestas por la UE, que, "bajo el disfraz de sanciones individuales, terminan lesionando los derechos fundamentales de nuestros pueblos y obstaculizando su desarrollo".

"La América Latina y el Caribe son pueblos libres que proponen relaciones de cooperación horizontales; exigimos coherencia y respeto en sus políticas hacia nuestra región. No aceptamos sanciones como método de castigo político que vulneran derechos, ni la lógica de bloqueos que castigan a los pueblos. Reclamamos diálogo igualitario, cooperación para la reconstrucción y respeto al derecho internacional", reiteró.

La Doctrina Monroe, enunciada por el presidente estadounidense James Monroe en 1823, fue un principio de la política exterior norteamericana que rechazaba la intervención de potencias europeas en países americanos. Sin embargo, Washington se acogió a ella posteriormente para justificar sus intervenciones en las naciones latinoamericana.

Agresiones por parte de EE.UU.

El pasado mes de agosto, Estados Unidos desplegó frente a las costas de Venezuela buques de guerra, un submarino, aviones de combate y tropas, con el alegato declarado de luchar contra el narcotráfico. Desde entonces, se llevaron a cabo varios bombardeos contra presuntas lanchas con drogas en el mar Caribe y el océano Pacífico, que han dejado decenas de muertos.

- Paralelamente, Washington acusó al presidente venezolano, Nicolás Maduro, sin pruebas ni sustento, de liderar un supuesto cártel del narcotráfico. En este contexto, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, duplicó la recompensa por información que condujera a su arresto.

- A mediados de octubre, Trump admitió haber autorizado a la CIA a realizar operaciones encubiertas en territorio venezolano. En respuesta, Maduro preguntó: "¿Alguien se puede creer que la CIA no está operando en Venezuela desde hace 60 años? ¿Alguien se puede creer que la CIA no ha conspirado desde hace 26 años contra el comandante [Hugo] Chávez y contra mí?".

- Las acciones y presiones de Washington han sido calificadas por Caracas como una agresión, cuestionando la verdadera razón de los operativos.

- Esa postura también ha sido esgrimida por el representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, quien en una reunión del Consejo de Seguridad afirmó que las acciones estadounidenses en el Caribe no son ejercicios militares ordinarios, sino una "campaña descarada de presión política, militar y psicológica contra el Gobierno de un Estado independiente".

- El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, condenó los bombardeos perpetrados por EE.UU. sobre pequeñas embarcaciones, que han dejado como saldo más de 60 personas asesinadas.

- Los bombardeos contra pequeñas embarcaciones también han sido criticados por los Gobiernos de Colombia, México y Brasil, así como por expertos de las Naciones Unidas, que han señalado que se trata de "ejecuciones sumarias" contrarias a lo que consagra el derecho internacional.



sábado, 8 de noviembre de 2025

EEUU resuena tambores de guerra ‘psicológica’ y Venezuela proyecta una calma desafiante


Mientras Estados Unidos resuena tambores de guerra ‘psicológica’, Venezuela proyecta una calma desafiante y unidad.

Por: Alejandro Kirk *

¿Alguien en Venezuela realmente cree que una invasión militar de los Estados Unidos contra el país es inminente?

Esta pregunta surge tan pronto como uno pisa las calles de Caracas en estos días. Los venezolanos parecen centrados en su vida cotidiana y ya disfrutan de la temporada navideña, que oficialmente comenzó en octubre en el país latinoamericano.

No hay compras frenéticas de comida y agua, ni multitudes apresurándose a salir de la ciudad en busca de lugares más seguros, ni salidas masivas del país.

Paseando por la popular y bulliciosa avenida Sabana Grande, casualmente pregunté a la gente: “¿Y la invasión?” “¿Qué invasión?” fue la respuesta común, o simplemente risas.

Algunos, sin embargo, responden con una sonrisa, susurrando en voz baja: “La próxima semana, Maduro se va”. Semana tras semana, la frase persiste, pero nunca llega.

Esta atmósfera de normalidad es evidente en el flujo constante de eventos públicos a través de la capital.

Por ejemplo, la liga de béisbol venezolana comenzó el 29 de octubre, atrayendo a unos 35 000 aficionados al partido inaugural entre los históricos rivales, los Leones del Caracas y los Magallanes.

En el acomodado distrito de Chacao, miles celebraron hasta altas horas del sábado en fiestas callejeras organizadas por la alcaldía de oposición. Mientras tanto, la Feria Internacional del Libro de Caracas está en marcha en un parque público, desde el 31 de octubre hasta el 10 de noviembre.

“La guerra psicológica fracasó. Mientras inventan crisis, el pueblo vive, trabaja y se divierte en paz. Ninguna cantidad de manipulación puede superar la realidad de un país en movimiento", dijo Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y ministro del Interior, en una reciente rueda de prensa. “Nada nos detendrá”, recalcó.

La calma pública en las calles contrasta agudamente con la intensa acumulación militar cerca de las costas venezolanas. Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado la fuerza más formidable vista en el Caribe desde la Crisis de los Misiles en Cuba de 1962.

Washington afirma que esta presencia está orientada a la lucha contra el narcotráfico, señalando los ataques con drones y misiles que han destruido 16 pequeñas embarcaciones y matado al menos a 64 personas, en su mayoría en el Caribe Sur, pero también a lo largo de la costa del Pacífico.

El secretario de Guerra de EE.UU., Peter Hegseth, afirmó que se trataba de narcotraficantes, aunque no presentó pruebas que respaldaran sus afirmaciones. Después de una larga vacilación, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos finalmente denunció esos asesinatos como ejecuciones extrajudiciales.

En los círculos privados y gubernamentales venezolanos, las especulaciones sobre las verdaderas intenciones de Estados Unidos son altas. La mayoría concluye que, tras tal muestra de fuerza, Donald Trump podría sentirse impulsado a tomar acciones aún más drásticas y potencialmente peores que simplemente asesinar a pescadores desarmados y pobres.

La pregunta entonces se vuelve: ¿qué puede lograr esta colosal fuerza de manera realista, y con qué fin práctico? Todos conocen el objetivo estratégico: las vastas reservas de petróleo de Venezuela y sus abundantes recursos naturales, incluidos el oro, los minerales raros y el agua.

“No hay elemento más claro en las relaciones internacionales que la captura del petróleo venezolano por parte de Estados Unidos”, dice Miguel Jaimes, experto mexicano en geopolítica del petróleo y el gas.



Para el exoficial militar de EE. UU. y analista geopolítico Scott Ritter, una invasión a gran escala es inevitable, debido a la necesidad de una "Fortaleza América" para defender el nuevo orden mundial que actualmente está en formación.

El gobierno bolivariano de orientación socialista de Nicolás Maduro es el principal obstáculo para ese objetivo. La revolución antimperialista lanzada por el fallecido Hugo Chávez, elegido presidente en 1999, ha enfrentado la hostilidad de Estados Unidos desde el primer día.

Las tensiones se agudizaron drásticamente en 2015 cuando el entonces presidente Barack Obama calificó a Venezuela como una “amenaza extraordinaria” para Estados Unidos, iniciando la primera ola de sanciones, que ahora suman cientos.

Al hacer gritar la economía, bloqueando las exportaciones de petróleo y los flujos financieros, además de saboteando importaciones esenciales como repuestos, medicamentos o alimentos, los estrategas de EE.UU. calcularon o calcularon mal que Maduro (el sucesor de Chávez) caería fácilmente debido al descontento popular.

Se canalizaron enormes recursos financieros para apoyar el descontento interno, fomentando el sabotaje, la desobediencia civil, los levantamientos armados, la intervención extranjera y los golpes militares.

Sin embargo, para decepción de las potencias imperiales, la Revolución Bolivariana sigue profundamente arraigada en el espíritu colectivo venezolano, especialmente entre los pobres, quienes soportan el peso de las sanciones y la agresión. Los esfuerzos organizativos y políticos continuos de la coalición socialista en el poder han mantenido movilizada y alerta a la mayor parte de la población.

Por otro lado, los estrategas políticos y económicos de Venezuela demostraron ser más astutos de lo que el enemigo había anticipado. Tras derrotar un golpe de Estado militar en 2002 (contra Chávez), un sabotaje devastador a la industria petrolera en 2003, un referéndum revocatorio en 2004, insurrecciones en 2014, 2017 y 2019 (incluyendo la autoproclamada “presidencia” alternativa de Juan Guaidó y un intento de invasión desde Colombia), la revolución logró estabilizar con éxito tanto la economía como el sistema político, integrando a la mayoría de la oposición en la estructura legal del país.

Al igual que en el caso de Irán, la agresión económica extranjera ayudó a los venezolanos a redefinir (y refinar) su modelo de desarrollo y las doctrinas de política militar y exterior del país.

Tradicionalmente, antes del bloqueo económico y financiero de EE.UU., Venezuela importaba al menos el 70 por ciento de su comida con los ingresos petroleros, descuidando la agricultura interna: comprar alimentos en el extranjero era más fácil y barato.

Para evitar el hambre, el gobierno centralizó las importaciones de alimentos y organizó el sistema CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), basado en los Consejos Comunales de autogobierno de orientación socialista.

La “bolsa CLAP” garantizó un nivel de subsistencia de alimentos básicos y proteínas a casi todas las familias, inicialmente con productos de otros países, mientras promovía simultáneamente la agricultura interna al asegurar compras estatales de productos a precios de mercado.

Gracias a estas políticas, junto con incentivos tecnológicos y financieros, la tendencia se ha revertido desde 2019, y Venezuela ahora es autosuficiente en aproximadamente el 90 por ciento de sus necesidades alimentarias. La autosuficiencia alimentaria es uno de los elementos clave en cualquier guerra.

Las políticas monetarias, controvertidas pero efectivas, que permitieron una parcial dolarización del comercio interno ayudaron a controlar la hiperinflación, al igual que una flexibilización de las barreras aduaneras.

Como resultado, los bienes importados llenaron las estanterías y florecieron nuevos comercios y supermercados. Aunque los precios se dispararon y las desigualdades resurgieron, la atmósfera cambió drásticamente, los capitales regresaron y el crecimiento se reanudó.

Esto, junto con estrategias policiales drásticas, trajo calma a una ciudad que comenzaba a ser conocida por sus altos índices de criminalidad. Los números de emigración también disminuyeron y aumentó la tendencia de los retornados.

Esta resiliencia económica es solo una parte de la preparación del país latinoamericano para la eventualidad. La otra es una doctrina militar profundamente reformada.

Ante la amenaza directa de agresión, Hugo Chávez, él mismo oficial militar, cambió profundamente tanto la doctrina militar del país como su base de armamento, a través de contratos con Rusia, China e Irán. Las academias militares reemplazaron el viejo esquema de seguridad nacional y contrainsurgencia moldeado por EE.UU. con una doctrina de “guerra del pueblo” contra los enemigos extranjeros.



Un general del ejército en la zona fronteriza me dijo con orgullo en 2019: "Antes de Chávez, éramos un vertedero de equipo militar obsoleto de EE. UU., nuestras armas apuntando a nuestro propio pueblo. Ahora somos un ejército moderno, equipado con la mejor armamentística disponible y dependemos del pueblo para defender nuestro país".

Millones se han inscrito desde 2008-2009 en las Milicias Bolivarianas del Pueblo, entrenadas por el ejército regular. Un funcionario del gobierno explicó que los “milicianos” están siendo entrenados como francotiradores, en guerra de guerrillas e inteligencia, lo que aparentemente ha dado resultados en la captura por parte de civiles de varios mercenarios infiltrados tanto en mar como en tierra durante la última década.

El principal líder militar de Venezuela, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, ha advertido que una incursión extranjera se encontrará con una defensa escalonada, bien entrenada y bien equipada a lo largo de todo el territorio de casi un millón de kilómetros cuadrados, abundante en selvas, montañas y “pelotas” entre su población de unos 30 millones, como proclamó alguna vez el comandante Chávez.

Desde agosto, se han hecho públicos ejercicios militares y de defensa aérea, además de operaciones para dispersar municiones y tropas hacia lugares desconocidos.

Asimismo, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, ha advertido que aquellos que apoyen una invasión extranjera serán tratados como traidores a la patria, apuntando principalmente a María Machado, la líder de extrema derecha que, a lo largo de los años, ha llamado repetidamente al derrocamiento de Maduro mediante una intervención militar, un golpe de estado o una guerra civil.

Machado, una feroz defensora del régimen israelí y galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, recientemente renovó sus llamados a una invasión de EE.UU., que ella calificó como una “liberación” de los narcotraficantes y de los agentes de Rusia, China, Irán, HAMAS y Hezbolá. También ha prometido dar carta blanca a las empresas estadounidenses para apoderarse de los recursos naturales de Venezuela en caso de que sea instalada como gobernante.

Se cree que Machado se encuentra escondida en las ahora vacías instalaciones de la embajada de EE.UU. en Caracas, siendo la única figura opositora respaldada por Occidente dentro de Venezuela que apoya la agresión.

El liderazgo bolivariano se ha mantenido sereno y unido frente a la amenaza, que hasta ahora se considera una operación psicológica destinada a generar pánico público y fracturas, con el fin de desestabilizar el país y facilitar el posible asesinato o captura de Maduro y su círculo cercano.

Saben bien que las divisiones y la desestabilización social han sido factores clave en las intervenciones exitosas previas de EE.UU., como las de Granada en 1983 y Panamá en 1989.

A nivel internacional, muchos países latinoamericanos han adoptado una postura blanda sobre este asunto tan sensible, dada la trágica historia de golpes e intervenciones dirigidos por la CIA, bajo presión y temerosos de enfurecer a Trump. Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, fue rápidamente incluido en una lista negra y etiquetado como narcotraficante después de denunciar el asesinato de pescadores en el Caribe en la ONU.

La historia es diferente en el Caribe, donde toda la comunidad de estados insulares, excepto Trinidad y Tobago, ha rechazado la repetición de la invasión de Granada de 1983, cuando seis de ellos apoyaron la intervención.

El escenario también es distinto debido a las alianzas estratégicas que Venezuela ha estado forjando con Rusia, China e Irán.

En 2019, Irán organizó una audaz operación de convoy marítimo para traer gasolina y repuestos para una refinería venezolana en un momento extremadamente crítico.

La semana pasada, el presidente ruso Vladímir Putin puso solemnemente en vigor un pacto estratégico bilateral, que incluye una cláusula de asistencia militar mutua, y medios rusos han afirmado que fueron los asesores rusos quienes descubrieron una operación falsa bandera de la CIA desde Trinidad la semana pasada. China, por su parte, ha rechazado públicamente el acoso de EE.UU. en la región.

Un conflicto prolongado entre Venezuela y EE.UU., coinciden los analistas, podría convertirse en un atolladero y generar inestabilidad y caos en toda la subregión, especialmente en las fronteras con Colombia, que tiene un historial de guerrillas y actividades paramilitares de derecha, y Brasil, donde las autoridades venezolanas han logrado controlar bandas de buscadores ilegales de oro que anteriormente dominaban la frontera.

Para ocupar un país vasto y complejo, deben existir una serie de factores además del poder aéreo abrumador, y la mayoría de ellos no están presentes, de ahí la aparente vacilación.

Un exdiplomático venezolano me dijo una vez que ya es hora de que el presidente Maduro cuide bien de sí mismo. A pesar de esto, Maduro no ha ralentizado su agenda, asistiendo frecuentemente a eventos públicos y manteniendo un contacto cercano con el pueblo. Él entiende que su presencia física infunde un sentido de calma y confianza entre la población.

El ejército, por si acaso, ha advertido públicamente que, pase lo que pase, no permitirán que “un grupo de oligarcas fascistas” gobierne un país bajo ocupación extranjera.

Esta historia, por tanto, tiene un final abierto.

* Alejandro Kirk es un periodista venezolano-chileno y corresponsal senior de Hispan TV.

Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.


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