Permítanme comenzar este artículo haciendo referencia a las letras de un tango, la expresión musical y de danza por excelencia de la región del Río de la Plata.
En este caso titulado “Cuesta Abajo” y con ello hacer referencia a la situación actual que vive, no sólo el ex presidente del régimen de Kiev, Volodimir Zelenski y que viene como anillo al dedo.
“Si arrastré por este mundo
La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser
Bajo el ala del sombrero, cuántas veces embozada
Una lágrima asomada yo no pude contener.
Ahora, triste, en la pendiente
Solitario y ya vencido yo me quiero confesar
Si aquella boca mentía el amor que me ofrecía
Por aquellos ojos brujos, yo habría dado siempre más.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada
Las ilusiones pasadas, yo no las puedo arrancar
Sueño con el pasado que añoro
El tiempo viejo que lloro y que nunca volverá”
Extracto del tango “Cuesta abajo en la rodada” Gardel y Le Pera.
Una realidad que, en la política llevada a cabo por Europa y el régimen ucraniano ha tratado concretar, en el plano tan ambicioso como estéril, derrotar a la federación rusa, ya sea con el proceso de política de máxima presión, generada desde el momento mismo de la disolución de la ex URSS. Y, en el marco más específico, usando como testaferro a la misma Ucrania con el proceso denominado Euromaidán, incrementar, a partir de febrero del año 2014 las pasiones y ambiciones de la casta política y militar filo nazista ucraniana de ser miembro de la OTAN y tratar de adherir a la Unión Europea. Hoy, sólo se constata que esta Ucrania en realidad ha sido más bien un cordero conducido al matadero en su enfrentamiento directo con Moscú.
Hoy ese sueño atizado por Europa y dineros de Estados Unidos, de ser miembro de la OTAN es irreal, cada día más lejos. Durante una reunión de gabinete celebrada el miércoles 26 de febrero, el mandatario estadounidense Donald Trump señaló “Ucrania de la OTAN, puede olvidarse. Creo que esa es probablemente la razón por la que empezó todo"1 reafirmando lo que ha sido el discurso permanente de Moscú respecto a que esa política de cercar la OTAN su frontera occidental, rodearla de bases militares e intentar atraer a esa organización desestabilizadora al espacio señalado por el gobierno ruso como imposible de franquear, es lo que generó la operación militar especial del año 2022 junto a la decidida defensa de la población ruso parlante del Donbás.
Un día negro para Kiev porque, además, Trump señaló tajantemente que su país no va a proporcionar garantías de seguridad significativas, ya que eso lo tendrán que hacer los países europeos. Palabras que causan, día a día, la desazón de una dirigencia política y militar europea que constata que su relación con Trump confirma la idea que ese continente europeo es simplemente el patio trasero actual de Washington y mercado para sus recursos energéticos, industria de armas y socio en cuanta desestabilización, agresión e invasiones se les ocurra llevar a cabo y necesito testaferros.
Es evidente que el blondo mandatario estadounidense no confía en un dirigente como Zelenski al cual ha definido como dictador, al que deja al descubierto como corrupto al exigirle que responda de los cientos de millones de dólares entregados por Washington en estos años. Una realidad rubricada, igualmente, por el ex presidente ucraniano y líder del partido opositor Solidaridad Europea, Piotr Poroshenko, en una entrevista con canales ucranianos al afirmar “si tuviera que describir en una sola palabra lo que está sucediendo ahora en nuestras relaciones con Estados Unidos, puedo decir que es una crisis de confianza"
Unamos a esas dos vías de desplome de cualquier atisbo de firmeza en el papel que cumple Zelenski el hecho que, durante la votación del Consejo de Seguridad de la ONU, por primera vez desde el inicio de la operación especial militar rusa, Moscú y Washington votaron juntos a favor de una resolución sobre Ucrania. Un documento apoyado por diez países, incluida China, mientras otros cinco, entre ellos Francia y Reino Unido, se abstuvieron.2
Ante esta realidad de virtual desplome del apoyo sostenido que Washington ha tenido con Ucrania, en el marco de la estrecha relación con Europa, tanto Zelenski como lo dirigentes de la UE buscan desesperadamente levantar el ánimo y mostrar cierta coordinación en lo que denominan “la necesidad de no abandonar a Ucrania”. Es así como el pasado lunes 24 de febrero en Kiev —en el marco de tercer año de la guerra que Washington, la OTAN y Ucrania llevan a cabo contra Rusia— se celebró una Cumbre especial, a la cual no acudió Trump, para volver a dinamizar el apoyo político, financiero y militar al régimen neonazi ucraniano.
Líderes europeos en Kiev, en conmemoración de los tres años de la guerra en Ucrania
Una cumbre a la cual estuvieron para la fotografía de rigor, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, el primer ministro canadiense, el Justin Trudeau, jefes de gobierno de países nórdicos y bálticos entre otros personajes, 13 jefes de Estado y Gobierno y otra veintena a distancia vía videoconferencia. Entre los asistentes también el presidente del gobierno español Pedro Sánchez – quien anunció un nuevo paquete de ayuda militar al régimen ucraniano por valor de 1000 millones de euros este año. Dinero que deberá explicar a una sociedad española que ve con desconfianza un a expectativa de crecimiento económico apenas del 1,5 %. Hubo también presentación de vídeos grabados, para elevar el ánimo de los asistentes como los del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba; el primer ministro británico, Keir Starmer; y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Un nombre se destaca en toda esta parafernalia mediática, me refiero a Recep Tayip Erdogan quien en plena crisis afirma que sólo la plena adhesión de Turquía a la Unión Europea puede salvar al bloque de un declive inevitable "Sólo Turquía puede salvar a la Unión Europea del punto muerto en el que ha caído, desde la economía a la defensa, desde la política a la reputación internacional. La plena adhesión de Turquía a la Unión puede salvarla [...], dará vida a Europa, cuya economía y estructura demográfica está envejeciendo rápidamente"3. En periodo de turbulencia, a rio revuelta ganancia de pescadores. Una Turquía sempiterna candidata para ser miembro de la UE, pero, año tras año humillada.
Kiev dio para todo y su Cumbre parcial resume los temores más profundos de una Europa que respira indignidad y falta de soberanía. Una Cumbre celebrada en momentos el diálogo entre Estados Unidos y Rusia ignora las súplicas europeas que denuncia que tal forma de conducir la solución a la guerra en ucrania desbarata la política transatlántica de la OTAN. Una Unión Europea —la de los 27— que suplica participar de este diálogo entre Washington y Moscú, sumando en ello a una Ucrania cuesta abajo en la rodada.
La Europa de los 27 ya se siente huérfana del apoyo incondicional dado por la anterior administración estadounidense, dirigida por Joe Biden. Hoy Trump aplica una línea política que enfrentará aún más a Washington a un continente cuyos líderes políticos y militares hace mucho tiempo arriaron la bandera de la dignidad. Trump los tiene por el suelo con una agenda propia de solución del tema ucraniano de la mano de su diálogo con Vladimir Putin, que hasta ahora no contempla a esta Unión Europea, tan carente de señorío y hasta decencia.
Europa y una falsa generosidad
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el pasado lunes 24 de febrero, durante esta llamada cumbre especial en Kiev un paquete de ayuda a corto plazo de 3.500 millones de euros. Lo llamativo es que este anuncio plagado de parafernalia es simplemente un anticipo de los 50 mil millones aprobados durante la agonía del gobierno de Biden y que Europa llamó en momentos de su asentimiento a inicios del año 2024 como “Mecanismo ucrania”. Propósito de esta nueva ayuda que de desinteresada no tiene nada está destinada a inyectar liquidez adicional en lo que se denomina “el tenso presupuesto de Ucrania” que debería denominarse con más exactitud como el saco roto ucraniano. Y al mismo tiempo facilitar la compra de material militar a su industria nacional.
Transmitido así, el apoyo europeo parece ser una obra de enorme apoyo desinteresado y pleno de sentimiento fraterno, con un socio europeo que necesita del sostén de los países más ricos. Pues, nada de eso ya que hablar de liquidez para Kiev es evitar el derrumbe pronto y definitivo de Ucrania y con ello el peligro cierto de tener a las puertas de la fortaleza europea a millones de inmigrantes de este país, en momentos que la propia Unión Europea sufre los embates de movimientos políticos de fuerte raigambre en sentimientos de rechazo a la inmigración.
Y, al mismo tiempo hablar de apoyo militar para la industria nacional ucraniana es de una falsedad rayana en la obscenidad pues ese dinero jamás llegará a Ucrania, se queda en los complejos militares, principalmente de países como Gran bretaña, Alemania, Francia y hasta la otrora autodeclarada pacífica Suecia. Armas, principalmente del campo misilístico, blindados, tanques, fusiles, municiones de variado calibre.
Es decir, la política del auto retorno: te paso dinero y tú lo ocupas en dinamizar nuestras economías a través del generoso caudal de tus muertos, tus heridos y la destrucción de tu país. Como ha sido siempre cuando se trata de las intervenciones occidentales: Libia, Siria, Irak, Afganistán, entre otros. Te destruyo y reconstruyo con mis empresas multinacionales. Apoyo la desestabilización del país con la hipoteca futura de tus tierras y riquezas energéticas. Te proporciono apoyo financiero y luego eres mi rehén en materia de deudas por siempre.
Ucrania en materia de funcionamiento de su gigantesca burocracia civil y militar es un país que depende enteramente de este tipo de mecanismos de apoyo financiero y del flujo incesante de armas de todo tipo para mantener en activo la política de máxima presión contra la federación rusa. El ex presidente Volodimir Zelenski, cuya permanencia en el poder pende de un hilo, pues Trump lo presiona en todos los planos y todos los días, cantándole las claras en varios puntos:
1.- No es presidente y por tanto debería llamar a elecciones.
2.- Debe responder del dinero, en especial 200 mil millones de dólares, del cual se tienen pocas noticias pero que no es difícil consignar que debe estar en paraísos fiscales, en manos de traficantes de armas, la oligarquía ucraniana, los altos mandos políticos y militares de ese país.
3.- Si quiere seguir recibiendo ayuda, afirma Trump, entonces se debe firmar, a la brevedad un acuerdo de suministro de metales raros en una suma aproximada a los 500 mil millones de dóalres. Cifra que es rechazada por Zelenski quien sostiene que las subvenciones no se devuelven a pesar de que su propio y estrafalario “plan de la victoria presentado a sus aliados el año 2024 contemplaba el pago de la ayuda con minerales, y tierras tal como está sucediendo con la empresa BlackRock4 dueña de la menos el 30% de las tierras agrícolas ucranianas.
Puntos que se enmarcan en las llamadas de atención que el gobierno estadounidense formula a Zelenski. Efectivamente, el consejero de seguridad nacional de Estados Unidos, Michael Waltz instó al ahora denominado Dictador por Donald Trump, a firmar un acuerdo para la cesión de minerales de tierras raras a Estados Unidos, como forma de pago por el apoyo financiero estadounidense. Igualmente, Waltz, como quien le llama la atención a un pequeño rabioso y desordenado le solicitó a Zelenski “bajar el tono” con sus declaraciones criticando el encuentro entre Trump y Putin y sobre todo cuando el expresidente ucraniano sostuvo que Trump “vivía un espacio de desinformación creado por Rusia.
Las presiones de Trump, para beneficio del gigante norteamericano dan resultado. Muestra efectiva de la inexistencia de cualquier atisbo de independencia de Ucrania. Se señaló este martes 25 de febrero que Zelenski y Trump habrían llegado a un amplio acuerdo económico que incluye la explotación de los minerales de tierras raras de Ucrania. Según informa la prensa oficialista europea El acuerdo podría firmarse esta semana y se estaría coordinado el viaje de Zelenski a Washington para un encuentro con Trump, reunión que según las esperanzas ucranianas permitiría avanzar también en mantener la asistencia militar de Estados Unidos.
Lo consignado es una nueva muestra de la rendición ignominiosa de Zelenski que, sólo tres días antes de esta decisión de entrega de los recursos ucranianos afirmó ante la decisión de Washington de beneficiarse del 50 % de los recursos naturales ucranianos, sin incluir garantías de seguridad claras para Ucrania que no firmaría no firmará nada que vaya en desmedro del pueblo ucraniano “No firmaré nada que tenga que ser pagado por generaciones y generaciones de ucranianos”5 pero, ahí está, a punto de hipotecar el futuro de millones de sus compatriotas que seguramente lo recordarán como el político que los vendió y no al mejor postor.
Según lo poco que se conoce del borrador de acuerdo Estados Unidos obtendría el 50% de todos los beneficios de las nuevas explotaciones minerales de Ucrania. Recursos fundamentales, no sólo para Washington y sus grupos de presión, sino también para las sociedades europeas, que tendrán que pagar por ellos tanto como lo que paga hoy por el petróleo y gas estadounidense. Hablo de minerales relevantes porque permitirían llevar adelante el llamado Pacto Verde Europeo6 facilitando la fabricación de vehículos “verdes” híbridos y eléctricos. Minerales como el titanio, litio entre otros que son componentes esenciales para industrias como la energética, militar, tecnológica y la mencionada automovilística.
El pasado 12 de febrero, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, se reunió con Zelenski y le presentó el acuerdo de extracción de los minerales ucranianos por parte de empresas norteamericanas. Un convenio del tipo wi-win que es demostración más que suficiente para denominar al corrupto Pex presidente ucraniano como el dirigente político que ha hipotecado el futuro de todas las próximas generaciones de ucranianos. El asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, aumentó la presión con unas declaraciones: “Hemos presentado a los ucranianos una oportunidad realmente increíble e histórica” y una sugerencia, según señaló la cadena CNN, de que cedan el control de una mina de uranio7.
Ucrania cada día que pasa pierde no sólo pierde la guerra a la cual fue conducida como borrego al matadero. No sólo sufre el expolio de tierras agrícolas a manos de transnacionales estadounidenses. No sólo pierde recursos minerales, todo ello en una merma de país independiente. Ucrania ha extraviado su futuro, su soberanía, ve hipotecada su autodeterminación. El régimen de Kiev no sólo es un régimen genuflexo, sino que tendrá que ceder sus provincias occidentales cuando su vecino polaco así lo exija. Ucrania dejó de ser un país independiente, es hoy una subsidiaria de la Unión Europea y la OTAN y sobre todo un cervatillo, un país bajo la condición de servilismo ante Estados Unidos.
Volodimir Zelenski vive una etapa de absoluta desesperación, al igual que los líderes de la Unión Europea que buscan mecanismo destinados a tratar de influir sobre el tren desbocado que es Donald Trump. Un presidente dotado, no sólo de una megalomanía distinguible simple vista, sino que también de un profundo desprecio a la debilidad europea en materia de su política exterior. Prueba de ello es el hecho que la administración estadounidense afirma que Europa tiene una enorme responsabilidad en la guerra en Ucrania, por haber sido incapaz de generar las condiciones políticas para evitarla. Una referencia implícita al tema de garantías de seguridad que la federación rusa venía exigiendo desde el año 1991 tras la disolución de la ex URSS.
Hoy, en una réplica que apela a la ignorancia histórica Zelenski reclama ante líderes europeos que: “Las garantías de seguridad son clave para la paz” visualizando de ese modo que cualquier acuerdo que se firme debe garantizar la seguridad del país europeo oriental. Y eso implica la adhesión de Ucrania a la OTAN como la forma “más simple, más barata y fiable de garantizar la paz y la seguridad en Europa". Es decir, la garantía de seguridad para Ucrania es al mismo tiempo intensificar las presiones contra Rusia y seguir cercando su frontera occidental. Imposible de negociar y aceptar bajo este marco de ciencia ficción.
La Sra. von der Leyen advirtió en Kiev que “La seguridad mundial está en juego en las negociaciones sobre el fin de la guerra. Los autócratas de todo el mundo están observando con mucha atención si hay alguna impunidad si se violan las fronteras internacionales o se invade a un país vecino, o si hay una verdadera disuasión" expresó la jefa del ejecutivo europeo criticando claramente a Trump, pero, al mismo tiempo dando muestra de lo vergonzoso del doble rasero europeo.
Sostengo lo anterior pues los autócratas de ese continente son los que apoyan a gobiernos y monarquías corruptas, organizan y usan a grupos terroristas para sus fines, invaden países, violan las fronteras internacionales y son sostén de procesos agresión en unos, desestabilización en otros y procesos genocidas de ocupación y colonización como los que viven el pueblo saharaui, Palestina, Siria, Irak, Yemen. Todos ellos con centenares de miles de asesinados y donde Europa tiene las manos machadas de sangre en su complicidad con Washington y regímenes genocidas como el de Marruecos, el sionista y el apoyo a grupos salafistas que hoy son presentados como gobierno en el caso de Siria.
La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbok, el líder de facto sirio, Abu Mohammad al-Golani, y el canciller francés, Noel Barrot, reunidos en Damasco, en enero de 2025.
En momentos que algunos líderes de la Unión Europea se reunían con Zelenski para aliviar los síntomas de una clara enfermedad terminal, en Washington, el principito y actual presidente de Francia Emmanuel Macron se reunía con Trump, para tratar de convencerlo de sumar a los países europeos en las negociaciones tendientes a lograr la paz en Ucrania. Según medios británicos el mandatario galo regresó a su país “derrotado y humillado”. Es evidente que Europa como nuevo patio trasero deberá aceptar lo que Trump defina, la baraja es nueva y deberán acomodarse al nuevo juego donde su participación será secundaria.
Por Pablo Jofré Leal
Artículo para HispanTV, permitida su reproducción citando la fuente.
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