Dado el largo historial de crímenes de guerra de Estados Unidos que siguen impunes, se puede decir que los derechos humanos son asuntos de otros.
Los innumerables casos de crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos en sus casi 250 años de historia no le han supuesto ninguna responsabilidad penal a este país que alardea siempre de abanderar la defensa de los derechos humanos en el mundo.
Los crímenes de guerra, un asunto que ha sido objeto de mucho debate desde el final de la Segunda Guerra Mundial con el propósito de asentar las bases de leyes que penalicen cualquier tipo de atrocidad que una mente criminal pueda poner en práctica, condujo al establecimiento del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg en 1945, pero, al parecer excluyó a la primera superpotencia mundial, es decir EE.UU., que nunca ha sido ajusticiado por estos crímenes ni otros hasta el día de hoy.
La intervención de EE.UU. con sus tropas que forman el ejército más grande y poderoso del mundo es una práctica generalizada y extendida que ha dado lugar a muchas violaciones de los derechos humanos. Los militares estadounidenses, haciendo uso de diversos pretextos, han entrado sin permiso en otros países; de hecho, se cuentan unas 100 operaciones militares en todo el mundo desde 1945. [1]
Estas intervenciones implican que el mayor presupuesto militar del mundo pertenezca al Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), de tal forma que el gasto militar de la nación de las barras y las estrellas representó el 38 por ciento del cómputo mundial en 2019, tal y como recoge un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés). [2]
A tenor de lo expuesto, se desprende que Estados Unidos con sus interminables intervenciones militares está detrás y delante de un sinfín de crímenes de guerra en un amplio territorio de la geografía global, donde diversas naciones han sido testigos y sufrido en carne propia una serie de episodios trágicos y antihumanos sin que haya la más mínima consecuencia para los autores. En este artículo, en varias entregas, se abordan los casos criminales más notorios sacados de una extensa lista de vergüenza donde están los más horrendos crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos.
El fin de la Segunda Guerra Mundial llevó al frente ganador, es decir, el bando de los "países aliados", conformado por el Reino Unido, Francia, Rusia y EE.UU., entre otros países, a definir las bases para llevar ante los tribunales los graves abusos contra los derechos humanos durante las batallas, así pues, se determinó en el Estatuto de Tribunal Militar Internacional de Nuremberg los tres principios fundamentales de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, poniendo énfasis en la responsabilidad de los autores de este tipo de crímenes, que condujo al enjuiciamiento de más de 100 acusados entre 1945 y 1949.
Sin embargo, eso no significó el fin de la injusticia y de los crímenes de guerra en el mundo, ya que el país más poderoso que surgió de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, empezó a poner en marcha un enfoque beligerante en pro de sus intereses y en contra de las demás naciones, cometiendo desde entonces un sinfín de crímenes de guerra que han quedado impunes y libres de todo castigo.
Esto plantea preguntarse: ¿no constituyen una flagrante violación de los derechos humanos y crímenes de guerra, los actos de naturaleza destructiva y bélica de Estados Unidos, como los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, la guerra de Vietnam, la guerra impuesta por el régimen del dictador iraquí Sadam Husein a Irán y, más recientemente, las invasiones en Afganistán, Irak, así como las intervenciones militares en Siria o Yemen?
O ¿acaso Harry S. Truman, Lyndon Baines Johnson y Ronald Reagan, los entonces presidentes de EE.UU., y Donald Rumsfeld y Dick Cheney, los entonces secretario de Defensa y vicepresidente de EE.UU., respectivamente, durante el mandato presidencial de George W.Bush, ser tan culpables como Hermann Goering, el sucesor de Adolf Hitler, y Alfred Jodl, el jefe de operaciones del ejército nazi?
Es por ello que, al observar la pauta que sigue la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en los últimos años respecto a los derechos humanos, vemos que esta entidad internacional solo refleja las aspiraciones de un grupo o clase en particular de la comunidad global. Dado que los programas de esta organización no hacen referencia a la situación cultural, económica y social de los diversos estratos, se puede considerar que es una herramienta para el dominio de las potencias mundiales; En otras palabras, los derechos humanos son un arma política para la supervivencia de los poderosos; de hecho, son los conquistadores y dominadores quienes redactan las normas sobre derechos humanos y las promueven, por lo tanto, puede definirse que la declaración de derechos pertenece a la clase dominante.
Entre los violadores de los derechos humanos, Estados Unidos, por su trato con otros países y su interacción con los demás poderes hegemónicos, sobresale en la historia, empezando por su agresión a los japoneses.
1. El bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki
El bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki se considera uno de los mayores crímenes históricos de EE.UU. que causó la muerte inmediata de 220 000 personas. Cientos de miles más se enfermaron en los años siguientes enfrentando durísimas secuelas debido a los efectos del envenenamiento por radiación. Desde entonces, han fallecido más personas por distintos casos de cánceres provocados por la exposición a la radiación liberada por las bombas.
Esto sucedió en 1945, luego de que el imperio japonés, que por entonces integraba la "potencia del eje" junto a la Alemania Nazi de Adolf Hitler y la Italia de Benito Mussolini, no se rindió a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Un superviviente nipón observa los restos de un edificio en el centro de Hiroshima, ciudad japonesa que fue objeto de un bombardeo atómico de EE.UU., 6 de agosto de 1945.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica de uranio, llamada Little Boy, sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, tres días después dejó caer otra de plutonio, llamada Fat Man, sobre Nagasaki, lo que causó la muerte de al menos 220 000 personas en ambas detonaciones; estas matanzas obligaron al emperador nipón Hirohito a anunciar la rendición de Japón el 15 de agosto.
El entonces ministro de Asuntos Exteriores japonés Mamoru Shigemitsu firma el Acta de Rendición de Japón a bordo del buque USS Missouri, mientras el general estadounidense Richard K. Sutherland lo observa, 2 de septiembre de 1945.
Pese a las altas bajas de civiles en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, que se consideran el único uso de armas nucleares en el mundo, ninguna autoridad estadounidense ha pedido disculpas por este atroz crimen de guerra, cometido hace setenta años.
Como mucho, algunos funcionarios de alto rango norteamericano se han fijado en el aspecto doloroso que han causado estos bombardeos a los civiles japoneses, pero, en todo momento, han dejado en claro que tales ataques atómicos fueron producto de una decisión acertada de la Administración de Harry S. Truman.
Por ejemplo, Wendy Sherman, la exsubsecretaria de Estado estadounidense bajo el mandato presidencial de Barack Obama, apuntó en un artículo publicado por la cadena CNN, que “los historiadores han debatido el uso de armas nucleares de Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki y continuarán haciéndolo. Y, aunque indudablemente se salvaron muchas, muchas vidas estadounidenses al poner fin a la guerra, no se puede negar el terrible impacto de una bomba atómica lanzada sobre miles de civiles”. [3]
Es más, el propio Obama, el primero y único mandatario norteamericano que ha visitado el Monumento de la Paz de Hiroshima el 27 de mayo de 2016, en lugar de disculparse con el pueblo japonés, se limitó a decir que Estados Unidos es el único país que ha usado armas nucleares y, por lo tanto, es responsable de apoyar el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) en todo el mundo, ya que, según él, es necesario desarrollar una revolución moral sobre los arsenales nucleares.
El presidente de EE.UU. Barack Obama saluda al primer ministro japonés, Shinzo Abe, en el acto conmemorativo a las víctimas de los bombardeos nucleares estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, celebrado en Memorial de la Paz en Hiroshima, 27 de mayo de 2016.
Obama, el 44.º presidente de EE.UU. entre 2009 y 2017, no ofreció disculpas por la decisión de Harry S. Truman quien, siendo el 33.º mandatario estadounidense, ordenó los devastadores bombardeos atómicos en 1945. “Encontremos, juntos, el coraje para esparcir la paz y buscar un mundo sin armas nucleares”, dijo Obama tras depositar una ofrenda floral en el Memorial de la Paz de Hiroshima en homenaje a las víctimas de los crímenes de guerra estadounidenses.
Es irónico imaginar un mundo sin armas nucleares y, en concreto, que los estadounidenses dejen de fabricar armas de destrucción masiva o que vayan destruyendo sus vastos arsenales, de unas 5110 ojivas nucleares, si atendemos los últimos movimientos de EE.UU. para reanudar sus ensayos nucleares, tal como denunció el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia a finales de junio.
La Cancillería rusa, con ocasión del 20.º aniversario de la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN) por Moscú, acusó al Gobierno de Trump de planear la ejecución de la primera prueba nuclear del país norteamericano en más de 20 años, partiendo de un informe revelador del diario estadounidense The Washington Post.
Teniendo en cuenta que los sucesivos gobiernos estadounidenses siempre han defendido que los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagazaki fueron fundamentales para lograr la rendición de Japón y precipitar así el término de la Segunda Guerra Mundial, no es de extrañar que las declaraciones de Obama en Hiroshima eran simples palabrerías y mera demagogia, ya que la maquinaria de guerra norteamericana nunca se va a desprender de sus artefactos nucleares ni destruyéndolos ni dejándolos de fabricar, porque, desafortunadamente, de ello depende su poder de intimidación cuando quieren doblegar la voluntad de las demás naciones y someterlas a sus designios imperiales; entonces, se concluye que Washington usa sus arsenales de ojiva nucleares para obtener réditos imperiales.
2. Crímenes de EE.UU. en la Guerra de Vietnam
La Guerra de Vietnam es una de las contiendas militares más letales que el mundo ha atestiguado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Según algunas estimaciones, hasta dos millones de civiles y alrededor de un millón de soldados norvietnamitas y vietnamitas murieron en estas cruentas batallas. [4]
Las fuerzas estadounidenses masacraron a un gran número de soldados y civiles. La mayoría de las víctimas civiles fueron mujeres y niños menores. El Ejército norteamericano violó y torturó a algunas de sus víctimas cortándoles sus extremidades antes de ultimarlas. [5]
Un grupo de cadáveres de vietnamitas apilados en un campo tras ser objeto de un ataque del Ejército de EE.UU. en My Lai, 16 de marzo de 1968.
Los documentales de la escalada de tensiones registradas entre 1961 y 1975 y más allá muestran una amplia violación de mujeres vietnamitas por parte de las tropas estadounidenses antes de que fueran ejecutadas y desmembradas.
Los crímenes cometidos por EE.UU. en Vietnam no se limitan a lo descrito en los párrafos anteriores; entre otras prácticas criminales de las fuerzas norteamericanas se puede citar el uso del agente naranja, un herbicidas y defoliante incluido en el programa de guerra química de EE.UU. que fue usado en la operación ‘Ranch Hand’ desarrollada entre 1962 y 1971.
El Ejército de EE.UU. vertió 20 millones de galones de productos químicos sobre Vietnam durante este periodo de nueve años; incluido el muy tóxico agente naranja. Las fuerzas estadounidenses rociaban con esta sustancia los bosques y las tierras de cultivo del país surasiático y de otros vecinos, como el este de Laos y partes de Camboya, destruyendo deliberadamente los suministros de alimentos, la ecología y la vida de cientos de miles de personas inocentes.
“EEUU bombardeó Vietnam para devolverlo a la Edad de Piedra”
El fotógrafo Nick Ut capta a unos niños vietnamitas quemados luego de que un avión estadounidense lanzara una bomba de napalm (gasolina gelatinosa que produce una combustión más duradera que la de la gasolina simple) en la zona de Trang Bang en Vietnam del Sur, 8 de junio de 1972.
Las tropas estadounidenses incurrieron en esta práctica de naturaleza inhumana solo para evitar que los frondosos bosques fueran utilizados por las fuerzas del Frente Nacional de Liberación de Vietnam, más conocidos como VietCong, como un refugio para preparar sus imparables avances, exitosas de paso, contra las fuerzas invasoras de Estados Unidos.
Las autoridades vietnamitas estiman que, como resultado del ataque químico estadounidense que duró una década, 400 000 personas fueron asesinadas o mutiladas, 500 000 niños han nacido con malformaciones congénitas y 2 millones han sufrido cáncer u otras enfermedades. [6]
Fotos que sacuden al mundo: Niños vietnamitas con defectos debido al Agente NaranjaContinuará...
Referencias:
[1]. History of U.S. Military Interventions since 1890, by Dr. Zoltan Grossman
[2]. Global military expenditure sees largest annual increase in a decade reaching $1917 billion in 2019, by SIPRI.
[3]. Why President Obama needs to go to Hiroshima, by Wendy Sherman
[4]. www.britannica.com/event/Vietnam-War
[5]. 'Last ghost' of the Vietnam War, by Geoffrey York and Hayley Mick; The Globe and Mail, 12 July 2008.
[6]. Resisting Global Toxics: Transnational Movements for Environmental Justice, by David Naguib Pellow, 2007, pag.159
hispantv.com
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