El exsecretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger, en una rueda de prensa en Washington, 5 de noviembre de 2019. (Foto: AFP)
El exsecretario de Estado de EE.UU. asegura que si la disputa comercial entre EE.UU. y China continúa, el resultado puede ser peor que la Primera Guerra Mundial.
“Si se permite que el conflicto comercial entre los dos países se desarrolle sin restricciones, el resultado podría ser aún peor de lo que fue en Europa. La Primera Guerra Mundial estalló porque no se pudo dominar una crisis relativamente menor”, aseguró el jueves Henry Kissinger, durante el Foro de la Nueva Economía de Bloomberg.
Kissinger enfatizó que Pekín y Washington se encuentran al borde de una guerra fría, y advirtió que la actual contienda comercial entre las dos naciones podría intensificarse hasta llegar a un conflicto armado con consecuencias peor que la Primera Guerra Mundial si se deja sin resolver.
“China es un país económico importante, y nosotros también”, dijo el exsecretario, argumentando que, por esta misma razón, están obligados a pisarse los pies en todo el mundo.
El exfuncionario de la Diplomacia norteamericana subrayó que todos saben que las negociaciones comerciales solo pueden ser un pequeño comienzo para una discusión política. “Es de gran importancia comprender cuáles son las causas políticas para poder superarlos”, manifestó.
Si se permite que el conflicto comercial entre los dos países se desarrolle sin restricciones, el resultado podría ser aún peor de lo que fue en Europa. La Primera Guerra Mundial estalló porque no se pudo dominar una crisis relativamente menor”, aseguró el exsecretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger.
Actualmente Kissinger, podría ser el hombre que más sepa sobre las relaciones entre EE.UU. y China, dado que fue él quien proporcionó durante su cargo el acercamiento entre ambas potencias y llevó adelante las conversaciones con el entonces primer ministro chino Zhou Enlai y reanudó las relaciones con la China comunista.
Washington y Pekín libran una guerra comercial desde junio de 2018, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la aplicación de tarifas a 50 000 millones de dólares en productos chinos con el objetivo de equilibrar una balanza comercial negativa para el país norteamericano.
Tras unas sesiones de negociación, el pasado 7 de octubre, China anunció que como resultado de las negociaciones entre los dos países, las partes “acordaron retirar los aranceles adicionales por etapas, a medida que se hagan progresos para llegar a un acuerdo” final sobre el conflicto comercial, aunque Trump lo negó al asegurar que su Gobierno no ha acordado con el gigante asiático eliminar los aranceles de forma progresiva y mutua.
El ímpetu arancelario de Trump ha repercutido prácticamente en la economía de todo el mundo, haciendo caer las acciones de varias empresas y ralentizando las economías de los países.
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