De acuerdo con el medio 'The Hill', independientemente de cuál sea el desenlace de la escalada del conflicto palestino-israelí, el pueblo del Estado hebreo será el gran perdedor en esta historia.
Y es que, afirma el medio, luego del ataque del grupo radical Hamás perpetrado el 7 de octubre, Israel no solo ha tenido pérdidas humanas y económicas, sino que el pueblo judío ha perdido, por sobre todas las cosas, su seguridad.
"[El ataque] dañó su psique, su sentido de bienestar y colectivo. Puedes oírlo en sus voces, notarlo en su elección de palabras tentativas y verlo en sus rostros: la sensación de 'nos han engañado'. Antes del ataque de Hamás, los israelíes irradiaban confianza y valentía", apunta el texto.
Según el artículo, antes del 7 de octubre los israelíes daban por hecho que una guerra como la de Yom Kippur, en 1973, no podía volver a ocurrir y que, si se presentaba, su Ejército sería capaz de cortar cualquier amenaza de tajo.
"Luego vino el ataque de Hamás, casi exactamente 50 años después, que sumió a la nación en un profundo trauma, de la misma manera que el ataque sorpresa de Japón a los buques de guerra estadounidenses en Pearl Harbor cambió instantáneamente la mentalidad estadounidense", apunta.
Asimismo, The Hill opina que era casi impensable que Hamás, un grupo de unos 20.000 integrantes fuera capaz de vulnerar de tal manera a un país con más de 9 millones de habitantes y con uno de los Ejércitos más poderosos del mundo.
El 7 de octubre, Hamás lanzó miles de cohetes desde la Franja de Gaza contra territorio israelí, un ataque sin precedentes, y realizó una incursión armada en las zonas fronterizas del sur de Israel, por lo que el primer ministro del Estado judío, Benjamín Netanyahu, declaró que su país "está en guerra".
En respuesta al ataque sorpresa de Hamás, el Ejército israelí movilizó a 300.000 reservistas, lanzó varias oleadas de ataques aéreos contra Gaza y el 28 de octubre inició una incursión terrestre, luego de que las tropas atravesaran las puertas del enclave palestino, indicó el propio Netanyahu, con lo que procedieron a la que identifican como la segunda fase de la guerra para destruir la infraestructura de Hamás y recuperar a los rehenes, según su postura.
Desde el 9 de octubre, Israel mantiene el enclave palestino sin provisiones básicas, si bien el día 16 reinició el suministro de agua para el sur de Gaza, a donde se desplazan estos días cientos de miles de civiles bajo advertencia de que Tel Aviv concentraría sus fuerzas contra el norte de la Franja.
Numerosos países han llamado a Israel y Hamás a detener las hostilidades y negociar un alto al fuego. También se multiplican las voces a favor de una solución de dos Estados como única vía posible para lograr una paz duradera en la región.
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