La situación actual torna más probable una confrontación directa de Turquía con Siria, y por ende, con las tropas rusas emplazadas en este país, según el análisis publicado en Lenta.ru por el experto ruso en temas militares, Iliá Krámnik.
"Los rumores sobre una posible incursión de Turquía en Siria, las maniobras británicas de traslado de tropas comentando la preparación de un conflicto con Rusia y la inspección sorpresa de dos Distritos Militares de las Fuerzas Armadas de Rusia nos permiten preguntarnos hasta qué punto es real la amenaza de un conflicto militar", señaló el experto este miércoles.
Según Krámnik, las relaciones entre Moscú y Ankara vienen deteriorándose desde mucho antes del 30 de septiembre de 2015, cuando las Fuerzas Aeroespaciales Rusastomaron cartas en el conflicto sirio a petición del presidente de la nación árabe, Bashar Asad.
Uno de los primeros conflictos surgió a raíz de la negativa turca de permitir el traslado de cargas rusas a Siria a través de sus aguas territoriales o espacio aéreo, cerrando el paso al transporte aéreo civil, por lo que Rusia se vio obligada a iniciar en 2012 la operación que dio a llamar Expreso Sirio, en referencia al Expreso de Tokio de la Segunda Guerra Mundial.
"El Expreso Sirio resultó más exitoso que el de Tokio, gracias al apoyo de Rusia, Damasco logró resistir en el momento más complejo de la guerra civil, manteniendo el control sobre la ciudades más importantes y repeliendo a los islamistas de las zonas más cercanas a la capital", rememora el experto en su análisis.
Krámnik destaca que entonces los sirios valoraban de modo unívoco la posición de Turquía en el conflicto.
"En aquel período de la guerra el papel de Turquía en el conflicto no despertaba duda alguna a los sirios, que consideraban a este país como un agresor que se entrometió en un conflicto civil con el objetivo de fortalecer sus posiciones y sacar provecho al controlar las rutas de transporte directo de petróleo, cuando no para conquistar parte de sus tierras", afirma el experto
Las operaciones de las fuerzas armadas turcas, que realizaban periódicamente operaciones en las zonas fronterizas con Siria y el norte de Irak, continúa el especialista, tenían también como objetivo debilitar a las autodefensas kurdas, cuyas actividades se incrementaron tras el inicio de la contienda en la nación árabe.
"La operación rusa incrementó bruscamente la probabilidad de la entrada militar de Turquía en el conflicto, ya que las acciones de la Fuerza Aeroespacial rusa, emplazada en Hmeymim, trocaron todas las cartas; Ankara se negó a sumarse al acuerdo para evitar conflictos en el aire firmado entre Rusia y EEUU, o crear una comisión coordinadora conjunta, como entre Rusia e Israel", argumenta.
Según Krámnik, el derribo del bombardero ruso de pasado 24 de noviembre, y las bajas militares rusas a consecuencia de este hecho, más que producir una retirada rusa condujeron a un incremento de las fuerzas de esta nación en Siria, lo que sumado a las negativas a ofrecer disculpas por parte de Ankara y las consecuentes sanciones, tensaron como desde casi un siglo atrás las tensiones entre ambas naciones.
La postura de Turquía tomó carices cada vez más bélicos, acompañados con hechos como los bombardeos de territorios sirios que costaron la vida de un asesor militar ruso, recuerda el experto, quien señaló que el Ministerio de Defensa de Rusia comenzó a considerar como una posibilidad real una operación terrestre turca en territorio de Siria.
Ankara intenta hacer creer que Rusia no responde a los llamados al diálogo
"Como observaron los militares, Turquía, junto a la concentración de fuerzas junto a la frontera se dedica a ampliar activamente las capacidades de las redes viales locales de un modo injustificado, partiendo de los niveles de trasportes civiles y comerciales que se redujeron bruscamente debido a la guerra", aserta Krámnik.
No obstante, para el experto "el ataque de Turquía a Siria, al igual que la imposibilidad de evitar un choque militar directo con Rusia no están para nada predeterminados, esta situación depende de muchos factores de diversas índoles, dentro de los cuales la posición de Washington no queda en último lugar".
"En su lucha contra Daesh (autoproclamado Estado Islámico y prohibido en Rusia y otros países) en Irak y Siria, EEUU apuesta por los kurdos, luego de que sus intentos de fabricar algo consistente en base a la 'oposición moderada' fracasasen", observó el especialista militar ruso.
Para Krámnik, una hipotética contienda militar de Turquía en Siria convierte automáticamente a la inmensa mayoría de los kurdos locales en enemigos de Ankará, tras lo cual "Washington resultaría inmerso en una 'guerra híbrida' con uno de los miembros clave de la OTAN y jugador fundamental del Medio Oriente".
"Existen precedentes de combinaciones extrañas de este tipo, durante los últimos cinco años EEUU en la práctica fungió como aliado de los islamistas en Túnez y Libia, pero un enfrentamiento como este con Turquía resultaría demasiado extravagante para Washington incluso en las presentes circunstancias", afirmó el experto, que no obstante, no descartó la posibilidad de una invasión, sobre todo tras las recientes declaraciones de Erdogan sobre las relaciones de los estadounidenses y los kurdos.
En ese contexto, avanza el experto, poco importa el plan de la operación terrestre turca o las fuerzas que utilice, ya que es obvio que el Ejército turco es superior al sirio, pero no se puede olvidar el punto clave de que esto conduciría a un enfrentamiento militar entre Turquía y Rusia, puesto que "ninguna de las partes piensa retirarse".
Turquía no podrá, señala el experto, ignorar la presencia rusa, los ataques aéreos estarían condenados desde un principio tanto gracias a las fuerzas rusas emplazadas en Hmeymim como a la presencia de los sistemas de misiles antiaéreos S-400, que causarían graves problemas a la fuerza aérea turca.
Por ello, "se torna muy probable un ataque del Ejército turco directo contra Hmeiymim, con el evidente cálculo político de que Rusia no se atrevería a contraatacar las bases en territorio de Turquía, para no entrar en conflicto con toda la OTAN".
"Sin embargo, en primera instancia, no se puede dar por sentado que Rusia se atenga a esa lógica y en segunda instancia, la sorpresiva puesta en alerta de las Tropas de Desembarco Aéreo ruso realizada en la mañana del 8 de febrero de 2016 insinúa que en Latakia podrían aparecer fuerzas rusas no previstas en el plan inicial", observa Krámnik.
Entre los peligros para las fuerzas rusas, el experto señala el uso de sistemas de lanzaderas múltiples de misiles del tipo T-300 por parte de Turquía, con un alcance de entre 80 y 100 kilómetros, lo que dejaría desprotegido el aeropuerto y dificultaría la legada de refuerzos, pero en ese caso "un contraataque a territorio de Turquía con una escalada del conflicto sería inevitable".
Según Krámnik, la presencia de la escuadra naval rusa en el este del Mediterráneo también es un punto a considerar por los partidarios de una solución militar de Ankara, puesto que impediría un ataque sorpresivo a Hmeymim que, por demás, contaría con una contraofensiva militar, ante la cual sería complejo clamar por el cumplimiento del artículo 5 de la OTAN, ya que pocos miembros de la Alianza estarían interesados en meterse en una guerra para apoyar un desplante dudoso de Erdogan.
En el propio contexto de la OTAN, afirma el experto, no todos estarían dispuestos a enfrentarse a Rusia.
"Incluso si admitimos que los líderes de la OTAN, EEUU y Gran Bretaña, deciden que un conflicto con Rusia, junto a todas las consecuencias inevitables, tiene fundamentos prácticos, ellos tendrían que convencer a sus aliados al respecto; la OTAN se enfrentaría a la imposibilidad de combatir en el Mediterráneo sin participación de Grecia, Italia, Francia y España, y no queda claro si esos países querrán inmiscuirse en una guerra nuclear para satisfacer las ambiciones políticas de Recep Tayyip Erdogan", reflexionó el especialista ruso.
Por otro lado, el experto consideró que Arabia Saudí podría sumarse al conflicto, puesto que dispone de tropas en Jordania, aunque los dudosos éxitos del ejército más poderoso de las monarquías del Golfo Pérsico en Yemen permiten sospechar que un "conflicto con Rusia en territorio sirio solo conduciría a graves problemas, sin considerar la lógica en ese caso respuesta contra el reino, que por cierto, no pertenece a la OTAN".
El experto resume su análisis señalando que las circunstancias descritas pocos años atrás "podrían parecer el fruto de una imaginación enferma, pero hoy la probabilidad de que tengan lugar, generadas por la reducción del campo de diálogo y las ambiciones políticas de los principales jugadores, asciende a decenas de por cientos, y la realidad política cambia mucho más rápido que nuestras concepciones en torno a ella".
"El hecho de que algunos jugadores hayan seguido presupuestos ideológicos dogmáticos totalmente alejados de la realidad ha tornado real la unión de los líderes del mundo democrático con las teocracias islamistas fundamentalistas en una guerra contra gobiernos militares autoritarios, quizás no democráticos, pero sí laicos", reflexiona Krámnik.
Según el especialista, se torna contraproducente apelar a la defensa de los derechos humanos, ya que "a Asad lo declararon ilegítimo y condenaron en 2011 por aquello que le perdonan a Arabia Saudí".
"Este dogmatismo cuesta muy caro, hoy en la práctica Turquía está explotando su condición de socio de la UE y miembro de la OTAN, obligando a Washington y a los países de Occidente a apoyarla, aun en detrimento de sus propios intereses", afirmó el experto ruso.
Krámnik concluyó su artículo afirmando que "el problema de los refugiados, que ha adquirido semejante nivel no sin la intervención de Ankara, podría resultar de pronto una nimiedad en comparación con los nuevos sucesos terribles que se avecinan".
Mundo.sputniknews.com
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