El Gobierno de Obama debe abrir los ojos y empezar a percibir a Turquía no como lo que fue, sino como lo que es: un país autoritario 'reinado' por el presidente Erdogan.
El estadounidense David L. Phillips, director del Programa de Consolidación de la Paz en el Instituto para el Estudio de los Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, declaró en un artículo publicado por 'Huffington Post' que la Casa Blanca tiene que construir relaciones con Turquía basándose en el estado real de la política de Ankara, que pueda ser caracterizada en los siguientes puntos:
Erdogan es un líder autoritario.
Recep Tayyip Erdogan, que se ha pronunciado a favor de implantar en su país un sistema presidencial manteniendo al mismo tiempo la estructura unitaria del Estado, puso como ejemplo la Alemania de Hitler para demostrar que su plan es factible.
Erdogan bloquea los medios de comunicación independientes.
Actualmente, 34 periodistas turcos están en la cárcel por cargos como "insultar al presidente". Según la organización internacional Periodistas sin Fronteras, Turquía ocupa el 149.º lugar en una lista de 180 países en materia de libertad de prensa.
Erdogan ataca a la libertad de expresión.
En 2013 una protesta pacífica contra la destrucción del parque Gezi en Estambul fue duramente reprimida por la Policía, que atacó a los manifestantes con porras, gases lacrimógenos y cañones de agua. La reacción de las fuerzas del orden hizo que la manifestación inicial se convirtiera en una serie de multitudinarias protestas contra la violencia policial que se extendieron a 60 ciudades, y que también fueron reprimidas con violencia.
Erdogan desencadena una guerra civil contra su población.
En octubre de 2015, Erdogan reinició una guerra civil contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) para ganarse el apoyo de los votantes nacionalistas turcos prometiendo "limpiar" Turquía de combatientes. Desde entonces al menos 260 civiles han muerto y en varios municipios del sudeste de Turquía ha sido declarado el toque de queda.
Erdogan socava el Estado de Derecho.
Enfrascado en su lucha contra el separatismo kurdo, Erdogan rechaza las llamadas para llevar a cabo una descentralización del Estado de acuerdo con las normas del Consejo de Europa, menoscabando así el Estado de Derecho y del equilibrio de poderes.
Erdogan apoya al Estado Islámico.
La Agencia Nacional de Inteligencia de Turquía proporcionó armas y apoyo financiero y logístico a yihadistas que se dirigían a Siria. Los combatientes heridos del Estado Islámico reciben atención médica gratuita en los hospitales turcos. Aunque oficialmente Turquía proclama su oposición al grupo terrorista, dispone de una infraestructura de apoyo a los yihadistas.
Erdogan está exportando el islamismo.
La política exterior de Turquía en los Balcanes promueve una agenda neo otomana destinada a ampliar su influencia en los antiguos territorios del Imperio otomano. Turquía exporta islamismo con el pretexto de promover la cooperación cultural, la construcción de mezquitas y la financiación de sindicatos e instituciones islámicas en los Balcanes occidentales.
Erdogan socava a la OTAN.
El presidente turco rechazó durante todo un año el acceso a la base aérea de Incirlik, una instalación de la OTAN, necesaria para llevar a cabo bombardeos al Estado Islámico en Siria e Irak. Cuando finalmente llegó a un acuerdo para permitir el uso de Incirlik, intensificó los ataques contra los kurdos, incluso los que viven en territorio turco, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo.
Erdogan ataca a los aliados de EE.UU. que luchan contra el Estado Islámico.
El líder turco ordenó bombardear a los kurdos sirios que establecieron una zona de protección en la frontera turco-siria. Los kurdos sirios han resultado ser mejores aliados de Estados Unidos que Turquía, y más eficaces en el frente antiterrorista en Siria.
La corrupción es generalizada.
En 2013 tres ministros turcos se enfrentaron a acusaciones de fraude y se vieron obligados a renunciar. Además, miembros de la familia de Erdogan están presuntamente involucrados en actos de corrupción, incluyendo negocios ligados a la venta de petróleo sirio robado por el Estado Islámico.
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