viernes, 5 de febrero de 2016

Según la Europol, al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido en Europa

Yolanda Rodríguez
Uno de los cientos de miles de niños refugiados que existen en Europa (EP)











La Oficina Europea de Policía (Europol) estima, según sus previsiones más conservadoras, que al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido nada más llegar a Europa. Algunos de ellos han acabado con familiares sin conocimiento de las autoridades, pero otros se encuentran en manos de organizaciones de tráfico de personas.
El tráfico ilegal de personas, especialmente de los niños, es uno de los aspectos que más preocupa a las organizaciones nacionales e internacionales que actualmente trabajan para aliviar la situación que sufren miles de refugiados.
Solo el año pasado llegaron a Europa cerca de 26.000 menores sin acompañamiento, según datos de Save the Children, para un total aproximado de 270.000 niños refugiados; un 27 por ciento del millón de personas que en 2015 atravesaron las fronteras huyendo de la guerra en Siria y otras zonas de conflicto. En medio del enorme descontrol sobre el flujo migratorio, la Europol no ha podido evaluar hasta ahora las terribles consecuencias de este desplazamiento en los niños.
Exite un “infraestructura criminal paneuropea” que ha fijado su objetivo en los refugiados
De acuerdo con las investigaciones de la Europol — recogidas por los diarios británicos ‘The Guardian’ y ‘The Observer’ — la pista de la mitad del total de niños desaparecidos se pierde en Italia, donde al menos 5.000 menores no acompañados han escapado de la supervisión de las autoridades y quedan a merced de una “infraestructura criminal paneuropea“, relativamente nueva y enormemente sofisticada que ha fijado su objetivo en los refugiados.
Según las investigaciones policiales, esta organización criminal habría aparecido hace 18 meses y tendría sus epicentros en Alemania y Hungría, país este último que sirve como centro de tránsito desde el cual las redes de trata humana reciben a los menores procedentes de Italia — o de Suecia, donde oficiales del puerto de Trelleborg dan por desaparecidos a otro millar de niños — y los distribuyen por el resto del continente, según el jefe de Personal de la Europol, Brian Donald.
“Hay cárceles de Alemania y Hungría cuya población está casi exclusivamente compuesta por individuos relacionados con el tráfico de personas derivado de la última crisis migratoria“, confirma Donald. La Europol, además, ha descubierto una perturbadora asociación entre las bandas criminales que secuestran a los niños refugiados con organizaciones de explotación sexual y esclavismo que la Europol lleva investigando desde hace años.
Con esta información, la Europol tiene previsto iniciar una ronda de conversaciones con las agencias de Policía en los países balcánicos, quienes han pedido una acción europea coordinada ante la imposibilidad de atajar esta ola de secuestros de manera unilateral. “Están absolutamente desbordados, están lidiando con esta situación todos los días y nos han pedido ayuda porque consideran que están ante un problema muy grave”, explica Donald.
A pesar de este nuevo esfuerzo, los expertos temen que futuras decisiones políticas puedan agravar aún más la situación, en especial si los Gobiernos europeos se dejan llevar por el pánico que comporta esta caótica situación; miedo que se percibe en las numerosas peticiones para eliminar a Grecia (uno de los principales centros de llegada de refugiados) de la zona de tránsito europeo Schengen. De suceder, según Naciones Unidas, las consecuencias serían simplemente catastróficas.
ABUSOS CONTRA MUJERES Y NIÑAS
Por su parte, Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR),el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Comisión de Mujeres Refugiadas (WRC), expresan preocupación por los graves riesgos que enfrentan las mujeres y niñas refugiadas y migrantes que están en continuo movimiento en Europa.
Desde el 15 de enero de 2016, poco más del 55% de los que llegan son mujeres y niños, en comparación con solo 27% en junio de 2015. La respuesta humanitaria a lo largo de las rutas del este del Mediterráneo y del oeste de los Balcanes es priorizar la transversalización y prevención de la violencia sexual y de género (SGBV, por sus siglas en inglés) en todas las actividades humanitarias. Aun así, la capacidad para prevenir, identificar y responder adecuadamente, depende en gran medida de que los mismos Estados y las agencias de la Unión Europea asuman responsabilidades y tomen las acciones apropiadas.
ACNUR, UNFPA y WRC llevaron a cabo una evaluación conjunta en el terreno de los riesgos enfrentados por las mujeres y niñas refugiadas y migrantes en Grecia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia en noviembre de 2015. Como señaló el subsecuente informe: “las mujeres que viajan solas o las que viajan con niños, las mujeres embarazadas y lactantes, las niñas adolescentes, los niños no acompañados, las niñas y niños casados prematuramente -algunas veces con bebes recién nacidos- las personas con discapacidad y los adultos mayores son los que están particularmente en riesgo y requieren de una respuesta de protección coordinada y efectiva”.
Esta operación conjunta fue la primera entre varias misiones en el terreno y ejercicios de evaluación de perfiles que agencias de ayuda y protección están llevando a cabo para evaluar con exactitud los problemas sobre el terreno y recomendar acciones clave para abordar estas cuestiones.
Muchas mujeres y niñas refugiadas y migrantes han sido expuestas a varias formas de violencia sexual y de género
Muchas mujeres y niñas refugiadas y migrantes ya han sido expuestas a varias formas de violencia sexual y de género, ya sea en sus países de origen, de primer asilo, o a lo largo de la travesía hacia y en Europa. Algunas de las mujeres entrevistadas por la misión describieron haber sido forzadas a tener sexo transaccional para “pagar” por documentos de viaje o por su trayecto. Algunas mujeres y niñas están tan reticentes a retrasar su travesía y la de sus familias que se rehúsan a denunciar los crímenes de violencia sexual y de género o a buscar atención médica.
“Muchas mujeres y niñas viajando solas están completamente expuestas, sin el apoyo de sus familias o comunidades que las protejan”, dijo Vincent Cochetel, Director del ACNUR para Europa. “E incluso aquellos viajando con su familia son frecuentemente vulnerables al abuso. Con frecuencia no se reportan los crímenes y en consecuencia no reciben el apoyo que necesitan. Incluso algunas mujeres nos han dicho que se han casado por desesperación”.


Confilegal.com


Trabajo infantil y abuso sexual: la nueva tragedia de los niños sirios refugiados en Turquía


Un informe internacional denunció que unos 30 proveedores de ropa de marcas británicas empleaban a menores en sus talleres. Solo dos resolvieron el problema.
Reuters / Muhammad Hamed
La búsqueda de un refugio frente a las dificultades que atravesaban en Siria llevó a miles de personas, incluyendo niños, a aceptar condiciones de vida deplorables. En consecuencia, el Centro de Recursos de Negocios y Derechos Humanos (BHRCC, por sus siglas en inglés) denunció a decenas de marcas europeas de ropa por someter a chicos a trabajo infantil en los talleres de sus proveedores de Turquía. Además, el informe advirtió que los trabajadores también podrían ser víctimas de abusos sexuales, producto de la vulnerabilidad y de la nula inserción social en la que viven.
Tras la presentación, solamente dos fueron las firmas que descubrieron que había niños refugiados que trabajaban en la producción. Se trata de las británicas H&M y Next, que tomaron medidas para proteger a los menores, a quienes hicieron regresar a la escuela, además de apoyar a sus familias.
Mientras, las otras 26 denunciadas hicieron caso omiso al tema o solo mencionaron que hallaron a algunos adultos indocumentados.
"Solo unas pocas marcas -cuestiona BHRCC- parecen haberse comprometido con la complejidad de estas cuestiones con sus proveedores turcos y menos aún tomaron acciones para proteger a estos trabajadores vulnerables".
Según se estima, entre 250.000 y 400.000 refugiados sirios trabajan de manera ilegal en Turquía, de los 2,5 millones que recibió. Muchos de ellos lo hacen en los talleres textiles, que convirtieron a este país en el tercer mayor proveedor de ropa de Europa, detrás de China y Bangladés. Frente a esta realidad, el Gobierno turco anunció que les otorgará el derecho a trabajar y, así, también intentará disminuir la cantidad de personas que siguen su viaje hacia otros países europeos.

Refugiados, entre la espada y la pared
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