del cubano Alberto Korda a Ernesto Che Guevara. Foto: Internet
Por Yurien Portelles
Quito, 9 oct (Andes) Una foto a Ernesto Che Guevara, hecha por el cubano Alberto Korda, es la más replicada entre todas, y, quizás, ello tiene que ver con su mirada eterna, como si estuviera viendo desde entonces el futuro que le fuera negado, hace 47 años este jueves.
El Che trasciende en Latinoamérica y el mundo más allá de la boina negra y la estrella solitaria de esa imagen; muchos jóvenes llevan su efigie impresa en camisetas, y quienes le conocieron o estudian su obra corroboran su legado para la humanidad.
Había nacido en Rosario, Argentina, un 14 de junio de 1928, y dejó de existir este día de octubre pero de 1967, en Bolivia, donde comandaba una guerrilla que buscaba hacer la revolución en la Patria Grande, cual libertador contemporáneo que, sin embargo, no alcanzó a ver realizados todos sus sueños.
Fue en su viaje en motocicletas, en 1952, con su amigo Alberto Granados, el que marcó un punto de giro en el Che al constatar con sus ojos la realidad de los “vilipendiados” de América Latina, un hecho que luego ayudó a sustentar sus ideales de cambiar el mundo tal cual lo percibía.
Por eso organiza la guerrilla de Salta, en Argentina, de la cual se habla poco o nada, y envía al frente del grupo a su compatriota el periodista Jorge Ricardo Masetti, desaparecido desde 1964, suceso que lo conmociona, pero no lo amilana, y en 1965 marcha al Congo, luego en 1967 va a Bolivia, de donde no regresa con vida.
Un "hombre nuevo"
A su condición de médico, el argentino-cubano sumaba en su persona las cualidades de alguien íntegra, que traspasan las del guerrillero, como se le recuerda más, y que son las del “hombre nuevo” al que él aspiraba.
Así fue que llegó a convertirse en uno de los hombres de confianza de Fidel Castro, desde su encuentro en México hacia 1955. Fue Raúl Castro quien se lo presentó a su hermano, y este lo incluyó en la expedición del yate Granma (desde México a Cuba), en 1956; la amistad perduró todo el tiempo, y cuando aparecieron sus restos, en 1997, a Fidel Castro se le vio emocionado junto a su hija Aleida Guevara, al pie de la escalerilla del avión, para recibir sus restos.
La confianza forjada desde la primera conversación durante 10 largas horas en tierras mexicanas creció a tal punto que, además de ser el primero en ser nombrado Comandante del Ejército Rebelde en plena Sierra Maestra, pese a ser extranjero, llegó a ocupar en la Revolución otros altos cargos, como el Jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Presidente del Banco Central de Cuba y ministro de Industrias.
Además de representar a la isla ante la Asamblea General de Naciones Unidas y en varios foros internacionales, en 1959, unos meses después del triunfo de la Revolución, el Che fue creador junto a Fidel Castro de la agencia informativa latinoamericana Prensa Latina, en La Habana, la que quizás ha sido el primer medio público de su tipo, al menos en la región.
Sus compañeros en esa agencia cubana cuentan que iba muchas veces iba con sus botas altas de Comandante y su traje color aceituna preocupado por el impacto de esas transmisiones para enfrentar a los grandes emporios comunicacionales de la época en sus intentos por hacer fracasar a la Revolución cubana.
Una causa, mil ideas
Pero de cómo pensaba realmente Ernesto Guevara no se conoce mucho más allá que las anécdotas de su participación en el proceso revolucionario cubano y de sus escritos en el diario de la guerra en Bolivia.
A los 17 años comenzó a elaborar un Diccionario filosófico, hecho que recoge por primera vez en un filme el argentino Tristán Bauer en su obra documental “Che, un hombre nuevo”.
El texto en cuestión, publicado en La Habana por las editoriales Ocean Press y Ocean Sur, contiene comentarios profundos que, según los críticos, devuelven en su pluma a pensadores como Karl Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin.
Sus interpretaciones combinan juicios sobre las virtudes y los defectos de las obras con las implicaciones que tuvieron y su lugar en la historia del marxismo, pero también las comenta desde el presente, anotando ausencias, errores y predicciones acertadas, dice una nota previa a la presentación.
Estas consideraciones filosóficas serían incluidas en un compendio que incluye sus anotaciones de la adolescencia y primera juventud, reflexiones escritas entre Tanzania, Praga y Cuba; y los estudios de obras teóricas que emprende a partir de su llegada a Bolivia.
Pero su obra no es menor y en el listado se encuentra un Índice literario (1946–1957), La angustia (1951), cuento publicado por Página/12, en 1992; Machu Picchu: enigma de piedra en América, 1953. Notas de viaje (Diarios de motocicleta) redactadas sobre su cuaderno de notas durante el viaje por Latinoamérica.
Además, “Aquí va un soldado de las Américas”, que son cartas a su familia recopiladas por el padre, La guerra de guerrillas, 1960; Recuerdos de la guerra revolucionaria cubana, 1963. Los Apuntes críticos a la economía política, publicado en La Habana, 2006, y El año en que estuvimos en ninguna parte, 1965, escrita durante la guerrilla del Congo.
A ello se suma La duda, un cuento corto escrito en el Congo; La piedra, cuento corto, escrito posiblemente en la época que murió su madre; y el Diario del Che en Bolivia, publicado en 1968.
La enciclopedia cubana Ecured señala que existe una gran cantidad de escritos, poesías y materiales inéditos de su autoría, la mayoría de ellos a cargo de su viuda, quien preside el Centro de Estudios Che Guevara, en la capital de la isla antillana.
A casi cinco décadas de su asesinato, tras ser emboscado en La Higuera, Bolivia, su ejemplo guerrillero perdura, pero sus ideas deberían ser más estudiadas para conocer mejor su pensamiento, comprender su acción, la trascendencia para la humanidad y en particular para América Latina, en el proceso de integración.
yp/ar
ERNESTO CHE GUEVARA ANIVERSARIO
Fuente: Andes.info.ec
1 comentario:
Che Guevara, la máquina de matar
UNA VISIÓN CRUDA Y DESMITIFICADORA DE LA TRAYECTORIA DEL REVOLUCIONARIO ARGENTINO COLABORADOR DE FIDEL CASTRO
http://elpais.com/diario/2005/07/31/domingo/1122781958_850215.html
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