Una delegación rusa está en Líbano desde hace una semana y propuso resolver los problemas del país en materia de alimentación, de distribución de agua potable y generación eléctrica.
Rusia tiene intenciones de construir en Líbano silos para el almacenamiento de granos, en reemplazo de los que fueron destruidos por la enorme explosión que arrasó el puerto de Beirut, así como estaciones potabilizadoras y purificadoras de agua e instalaciones apropiadas para la generación de la electricidad que el país necesita.
Inicialmente, las instalaciones creadas en Líbano gracias a la inversión rusa serían propiedad de compañías estatales rusas. Cuando estén amortizadas, al cabo de unos 30 años, pasarían a manos del Estado libanés.
Hace menos de 3 semanas, el Hezbollah anunció su intención de solicitar la ayuda de Irán si el Estado libanés no era capaz de resolver la grave escasez de alimentos y de restablecer la distribución de agua potable y la generación de electricidad [1].
A raíz de las decisiones tomadas durante la reunión del 16 de junio de 2021, en Ginebra, entre el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Joe Biden, el líder druso del Partido Socialista Progresista, Walid Joumblatt (proestadounidense), tuvo una reunión de reconciliación con el príncipe Talal Arslan (líder druso pro-ruso), el 26 de junio, y los miembros de sus milicias respectivas que habían matado a miembros del bando opuesto fueron puestos de inmediato a la disposición de la justicia.
Francia, que aún abriga la esperanza de obtener nuevamente un “mandato” sobre el Líbano, rechazó los resultados del encuentro Putin-Biden de Ginebra –que podría ser considerado una especie de Yalta II– específicamente en cuanto al Líbano.
El 25 de junio, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken estuvo en París para reunirse con el ministro francés de Exteriores Jean-Yves Le Drian, y salió del encuentro afirmando que en lo adelante puede hablar sobre Líbano en nombre de Francia y de Arabia Saudita.
El secretario de Estado Blinken viajó después al Vaticano para preparar una reunión extraordinaria para el 1º de julio. En ese encuentro, el papa Francisco recibirá a todos los líderes religiosos cristianos del Líbano –las iglesias ortodoxas libanesas también estarán representadas– y podría anunciar que Líbano pasa a ser un país neutral, con lo cual quedaría bajo una tutela conjunta ruso-estadounidense.
Desde la época del mandato francés, el Líbano es un país dividido constitucionalmente entre 17 comunidades religiosas cristianas y musulmanas sunnitas y chiitas.
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